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Termina el verano con un mes de agosto marcado por eventos de gran magnitud, en el que la pandemia a pesar de avanzar ha retrocedido en los grandes noticieros, que han sido ocupados por fuertes protestas, un aumento de las tensiones en las aguas del Mediterráneo y eventos tan significativos como un golpe de Estado o un gran acuerdo diplomático.
Año 2020
Enero – Febrero – Marzo – Abril – Mayo – Junio – Julio – Agosto – Septiembre – Octubre – Noviembre – Diciembre
Pandemia
Durante el mes de agosto la situación epidemiológica ha empeorado en los países de Europa con el levantamiento de las medidas de confinamiento. América sigue siendo una de las regiones más golpeadas, con Estados Unidos como país con mayor número de casos confirmados. Mientras otros países del continente continúan con medidas estrictas de confinamiento. La discutida segunda ola de casos de coronavirus ya esta teniendo en países como Sudáfrica, que vuelven a aplicar restricciones a la movilidad. Pero será a partir de septiembre, con la llegada de la gripe a muchos países del norte global, y el inicio del curso escolar cuando se volverá a hablar de la pandemia. Los problemas logísticos, los efectos sobre la economía, la falta de recursos al igual que el fin de la temporada de vacaciones y turismo pondrán de nuevo encima de la mesa esta cuestión.
El desarrollo de la vacuna en este contexto adquiere dimensiones de la mayor importancia, la más avanzada parece ser la rusa “Sputnik V”, mientras que por detrás van las investigaciones de la Unión Europea, Estados Unidos, China y Cuba. El contexto global de competición y las tensiones geopolíticas hacen a este también un campo de lucha, donde el acceso a investigaciones, revistas científicas de acuerdo al mercado y la cooperación tanto sino-rusa como anglo-europea definirán alianzas.
Protestas
Las protestas en Bulgaria contra la corrupción están haciendo tambalear al actual gobierno, a finales de agosto llevaban 54 días continuados con campamentos instalados en Sofia, la capital. El gobierno conservador de Boiko Borissov ha gozado del buen trato de la prensa europea así como de la complaciencia de las instituciones comunitarias, que miran hacia otro lado ante el peso e importancia de estas manifestaciones. Esto se debe a que son un aliado clave de Angela Merkel dentro de Partido Popular Europeo, que tampoco se ha pronunciado. A diferencia de Hungría, con Orban, el gobierno de Borissov sustenta buenos lazos con la alianza atlántica, pone freno a las aspiraciones rusófilas de la oposición socialdemócrata y del Presidente Rumen Radev y no crea problemas en las instituciones europeas.
Pero a pesar de no tener presión del exterior el gobierno se ha visto obligado a tomar medidas para tratar de calmar las protestas. Por esta razón a propuesto enmiendas a la Constitución y la convocatoria de una Gran Asamblea Nacional a cambio de su renuncia. Sin embargo necesitará de más apoyos en el parlamento para poder sacar adelante esta medida, con la que trata de ganar tiempo hasta las elecciones de 2021. La propuesta de esta Gran Asamblea Nacional tiene mucho peso, pues desde 1879 ha habido 7, siendo las dos últimas la 1949, declarando al República Popular de Bulgaria, y la de 1991, al caer la Unión Soviética.
Belarús por su parte ha alcanzado mucha más atención. Tras elecciones presidenciales del 9 de agosto se han producido una serie de protestas contra los resultados, cuyas autoridades dieron la victoria al presidente Alexandr Lukashenko con el 80,1% del voto frente a la opositora Svetlana Tikhanovskaya con el 10,12%. Lo relevante ha sido el cambio de la narrativa, así como la entrada de nuevos actores al contencioso. En primer lugar la atención sobre Rusia dada por Lukashenko, con acusaciones de interferencia electoral, ha desaparecido. En segundo lugar se ha espoleado el discurso de un Maidan en Minsk patrocinado por occidente. Esto junto a la entrada de los Bálticos, liderados por Lituania, ha creado un ambiente propicio en el que el gobierno bielorruso se acercado a Rusia de nuevo. Si el gobierno se mantiene en pie esto tendrá consecuencias a largo plazo, con un nuevo impulso para el Estado de la Unión.
Por su parte la relevancia de las protestas reside en que una parte de la base política que sostiene a Lukashenko y su clase política se ha movilizado, parte de los trabajadores de empresas estatales. Este hecho se vio claro en el discurso del presidente a la empresa estatal MZKT, vinculada a la industria militar, donde recibió gritos de “fuera”. Al hablar con los trabajadores declaró estar dispuesto a repetir las elecciones presidenciales y parlamentarias después de la aprobación de una nueva Constitución en un referéndum. La oposición se ha organizado alrededor de Consejo de Coordinación Nacional que parece dividido entre el apoyo lituano y buscar una transición pactada con Rusia.
Para expandir: El grito de Bielorrusia
Las movilizaciones en Bolivia por el conflicto sobre la fecha electoral ha supuesto enormes bloqueos por todo el país por parte de la Central Obrera Boliviana y el resto de organizaciones de base sociales, sindicales e indígenas. El contencioso se ha desarrollado en tres vértices, la disputa entre el gobierno y los movilizados, las disensiones internas entre el MAS de Evo Morales y las bases sociales, y la posición maximalista de los cruceños encabezados por Luis Fernando Camacho. La primera disputa se ha saldado con la victoria del gobierno interino y la Comisión Electoral, el MAS ha optado por la conciliación y el pacto, aceptando la fecha del 18 de octubre a cambio de sellar este día como fecha electoral mediante ley, como hiciera anteriormente con la fecha del 6 de septiembre. Esta postura ha sido encabezada por Evo Morales que ha utilizado su capital político para empujar por esta posiciones en los parlamentarios del MAS, el binomio presidencial por su parte se ha mantenido más apartado.
Esta situación es lo que ha provocado el conflicto interno y ha ensanchado la brecha entre la dirigencia política, que busca atraer al electoral urbano de clase media, y las bases sindicales movilizadas. En un primer momento tanto la Central Obrera Boliviana (COB) como el resto de organizaciones tildaron de traidor al MAS y se negaron a paralizar las movilizaciones, pero después poco a poco fueron levantando los bloqueos al declarar el “cuarto intermedio”, ordenando mantener la vigilancia hasta las elecciones, por lo que el mes de septiembre puede haber conflictos aún. Dentro de las organizaciones de base las de El Alto fueron las que mantuvieron una postura más firme, manteniendo los bloqueos después de la COB, a quienes calificaron de traidores, ordenará suspenderlos.
Aunque finalmente se suspendieran todos los bloqueos las bases sociales del MAS se han visto fuertemente afectadas, revelándose profundas brechas en la táctica a seguir. Tanto entre la clase política del MAS y la vanguardia práctica que dirige el movimiento sindical, como entre las bases y ambas dirigencias, política y práctica. Esto tendrá gran relevancia en las elecciones, en las encuestas ya se hace notar, y la propia elección de Luis Arce por encima del líder sindical Andrónico Rodriguez es una muestra de la disparidad de intereses. Por último la posición del Comité Cívico Pro-Santa Cruz ha sido atacar al gobierno por falta de “mano dura” con los bloqueos y optar por el pacto, y crítica por la celebración de elecciones. Camacho ha movilizado a sus bases para levantar los bloqueos sindicales a la vez que pedía la persecución física de los líderes sindicales, el Estado de sitio y el cierre de la Asamblea Legislativa Nacional, que cuenta con mayoría del MAS.
Las elecciones de noviembre se acercan en medio de un escenario de protestas, polarización, milicias, la pandemia y la crisis económica. Estados Unidos vive un escenario convulso, y en agosto se han cruzado ciertos límites que indican un cambio. Las protestas continúan de la misma forma que continúa la violencia policial, con el asesinato de personas afroamericanas, siendo los epicentros en este momento Portland y Kenosha. La cuestión clave ha sido la entrada en escena, y su potencial político, de las milicias con la glorificación de Kyle Rittenhouse, la cooperación entre estas milicias y la policía también es algo a tener en cuenta.
Todos estos hechos están definiendo la misma campaña electoral. Los demócratas ya han definido su estrategia, con la elección de Kamala Harris a la vicepresidencia para acompañar a Joe Biden buscan acercar al electorado femenino así como el voto de las minorías clave, especialmente el voto negro, en Estados como Carolina del Norte, Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Florida o Georgia. A su vez buscan mantener una línea moderada, acercando a sus filas al establishment tradicional republicano. Mientras Donald Trump ha optado por una estrategia de alentar a estos grupos milicianos y delinear un discurso que vincula las protestas a los gobiernos demócratas de estas ciudades.
Para expandir: La tensión escala en Estados Unidos: las elecciones presidenciales se acercan
Conflictos y otros eventos de relevancia
La mediación alemana para rebajar las tensiones en el Mediterráneo Oriental entre Turquía y Grecia ha durado poco. La firma del acuerdo bilateral greco-egipcio para delimitar la Zona Económica Exclusiva en disputa buscaba anular el memorándum turco-libio (GNA) y reforzar las reclamaciones alrededor de la isla de Kasterollizo. Estos hechos han hecho a Turquía reanudara sus exploraciones en la zona con el Oruç Reis. Lo relevante del desarrollo de la crisis en esta ocasiones es que adquiriendo un carácter multilateras, y ya no bilateral entre Grecia y Turquía. Alrededor de la disputa del Mediterráneo Oriental se se está construyendo una alianza anti-turca que incluye a Francia, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Chipre y Grecia. Aún hay muchos posibilidades abiertas para su resolución, pero la posibilidad de una mayor escalada también esta en la mesa, entrelanzándose cada vez más con el conflicto libio.
Para expandir: Crisis en el Mediterráneo Oriental
Por su parte en Libia pareciera que podría haber algún tipo de acuerdo que rebaje las tensiones y habrá una ruta para resolver el actual estado del conflicto. La posición turca apoyando al GNA ya está muy asentada, sin embargo la posición de Egipto en apoyo al LNA ha estancado la situación en la línea de Sirte-Jufrah. Una conflagración de estas potencias sobre suelo libio cambiaría el carácter del conflicto, pero por el momento hay acuerdo para levantar el embargo petrolero, en un momento en que las protestas están volviendo a la calle ante fuerte el descontento social por las malas condiciones de vida. El acuerdo político para celebrar elecciones por su parte parece muy débil, el tiempo dirá si se llega a implementar y existe la posibilidad de un gobierno conjunto.
Para expandir: Embargo petrolero en Libia
Acuerdo de Abraham entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, auspiciado por Estados Unidos, supone un desarrollo de gran importancia para la configuración de los bloques geopolíticos de Oriente Medio. La normalización de relaciones no solo abre la puerta a que en un futuro otros Estado árabes sigan esos pasos, como Omán o Baréin, sino que también refuerza el eje que trata de construir Estados Unidos frente a Irán. Las esperanzas de que EAU se distanciara de Arabia Saudí y buscara la reincorporación de Siria a la Liga Árabe así como mantener una posición más neutral con Irán quedan ahora empañadas. Este hecho podría acercar la cooperación turca-iraní, ambas potencias podrían erigirse como defensoras de la lucha palestina. En la última escalada bélica de Gaza con Israel ha sido la mediación qatarí, aliado clave turco, quien ha conseguido frenarla como viene siendo habitual. Emiratos por su parte busca el apoyo israelí en el Mediterráneo Oriental, donde parecen más cercanos a la cooperación anti-turca. Por último Israel reclama una victoria diplomática de gran calado abandonando una anexión de Cisjordania que realmente no pretendía llevar a cabo por el momento. Emiratos puede así reclamar esta “victoria”, a pesar de que Israel haya dejado claro que la política de anexión no ha sido descartada.
Para expandir: El verdadero “Acuerdo del Siglo”
La explosión que sacudió el 4 de agosto Beirut ha levantado una nueva oleada de protestas ante la rampante corrupción y negligencia de las autoridades del Estado libanés. El resultado ha sido la caída del gobierno de Hassan Diab apoyado por las sectas chiíes (Hezbollah y Amal) y las facciones cristianas de la Alianza del 8 de marzo. La intervención francesa en el país ha puesto una ruta sobre la mesa para la clase política libanesa (“esta es vuestra última oportunidad”). Macron ha obligado a todas las fuerzas políticas a sentarse a su alrededor para que hagan profundas reformas económicas y acepten el préstamo del Fondo Monetario Internacional, el nuevo gobierno de Mustafá Adib ha contado con el apoyo tanto de las fuerzas chiíes, cristianas como sunnís, con el exPrimer Ministro Saad Hariri. La situación del país sigue siendo de hiperinflación, pobreza, creciente hambruna y enfrentamientos sectarios.
Para expandir: Líbano: Ira y luto
El golpe de Estado en Malí pone al Sahel en alerta. La nueva junta militar, el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo, saca al país de una fuerte crisis política en la que el impopular Presidente Ibrahim Keita se mantenía en el poder gracias al apoyo francés. Ahora Bamako se dirige a una transición delicada en la que lo militares tratan de mantener el control, la oposición que inicio las protestas, el Movimiento 5 de Junio-Agrupación de Fuerzas Patrióticas, reclama un papel y las fuerzas extranjeras, lideradas por Francia, buscan la manera de volver al terreno de los acuerdos económicas y el combate contra los grupos islamistas del norte. Mientras la política regional es un reflejo de la delicada situación, tanto Costa de Marfil como Guinea afrontan procesos electorales con presidentes impopulares que se presentan a reelecciones cuestionadas, como hiciera el presidente de Malí. El espectro de las movilización de protesta y el golpe de Estado de las fuerzas armadas sin duda sobrevolara a estos países. El organismo regional, la CEDEAO, ha sujeto el levantamiento de las sanciones a Malí a que cumplan con una rápida transición civil. Sin embargo la junta se ha refirmado nombrando al presidente del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo como jefe de Estado. Ahora se teme un efecto contagio en que el agravio por el control francés, la corrupción política y las insurgencias islamistas provoquen nuevos cambios de gobierno.
Para expandir: Golpe de Estado en Malí, el final de una larga caída
La dimisión de Shinzo Abe como Primer Ministro de Japón, debido a problemas de salud, supone el fin de una era política para el país, definida por su liderazgo. Se teme que en la batalla por su sucesión Tokio se vea de nuevo envuelto en una crisis política en que falte un liderazgo fuerte y duradero. Con tan solo un año de vida la era imperial “Reiwa” podría verse definida por los eventos de los próximos meses, las distintas facciones del dominante Partido Liberal Democrático trataran de tomar la posición de poder, pero evitarán una nueva descomposición como la ocurrida en los años 1990 y que la oposición llegue al poder por tercera vez desde las elecciones de 1955.
Para expandir: Japón, democracia de partido único
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