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2020: Nuevo año viejas crisis
Enero ha sido un inicio de año turbulento, abrupto, que ha puesto sobre las mesa ya algunos de los temas que marcarán la agenda de este año y que sin duda muestra la agudización de la actual crisis, la redefinición de áreas de poder y la necesidad de reforma o ruptura del actual orden internacional.
Año 2020
Enero – Febrero – Marzo – Abril – Mayo – Junio
Julio – Agosto – Septiembre – Octubre – Noviembre – Diciembre
Así el año daba comienzo con la crisis Irán – Estados Unidos, en una escalada que seguía los pasos trazados desde el giro dado por la Administración Trump respecto al Acuerdo Nuclear iraní. En un paso calculado pero que suponía un aumento de la escalada el 3 de enero Estados Unidos tomó la decisión de asesinar a Qasem Soleimani, Comandante de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica. El asesinato de Soleimani fue además explícito y reivindicado por las fuerzas estadounidenses, aunque no supone un punto de inflexión si que es un salto cualitativo que muestra hasta donde están dispuestos a llegar; la respuesta iraní, tras 5 días de espera, puede interpretarse de distintos modos. Sin duda acota el campo de operaciones y constriñe lo militar a lo político. En este sentido el objetivo de Irán es claro y así lo han anunciado, conseguir que Estados Unidos abandone Oriente Medio, debemos entender por esto principalmente Iraq y Siria, campos de operaciones principales de las fuerzas que lideraba Soleimani y sobre las que era una pieza clave. En resumen ambas fuerzas estiraron la frontera de posibilidades dentro del marco de la escalada, USA asesinando a un activo de gran valor e Irán atacando a las fuerzas estadounidenses en Iraq.
Para expandir: Qassem Soleimani, el general iraní // ¿Fuego y Furia? Detrás del relato de crisis en Iraq
Estos hechos en Iraq, terreno sobre el que se desarrollo la escalada, tienen su propio relato interno sobre en el que desenvuelven las pulsiones de ambas fuerzas. Por un lado aquí si vemos un punto de inflexión desde unas protestas anti-gubernamentales, conducidas tanto contra el sistema político imperante como contra aquellos actores externos que intervenían sobre el para imponer sus deseos, como es el caso de Irán; a una reafirmación de la soberanía iraquí debido al ataque de Estados Unidos en el aeropuerto internacional de Bagdad que se saldó con la muerte de Qasem Soleimani y Abu Mahdi al-Muhandis, comandante iraquí de las Fuerzas de Movilización Popular. Este hecho cambio por completo el escenario político que se presentaba en Iraq y permitió redirigir el sentido de las protestas hacía la agresión estadounidense a la soberanía, concluyendo con el que es ahora el principal leit motiv: la salida de las tropas estadounidenses de Iraq. La votación sin duda reflejó bien el ambiente político, las fuerzas a favor de la retirada estadounidense tuvieron el impulso, dada la situación, para conseguir la aprobación de esta moción, mientras las fuerzas contrarias, principalmente kurdos y sunníes, no pudieron oponerse más allá de su ausencia a modo de protesta silenciosa. Aunque las protestas anti-gubernamentales han continuado, estas se han entrelazado, e instrumentalizado, con la línea política de ciertos sectores. Las fuerzas estadounidenses por su parte se han negado ha abandonar el país, combinando la ocupación militar de facto con presiones económicas sobre el gobierno que ha cedido en negociar. Esta combinación deja a Iraq con una posición interna convulsa y en tensión con las fuerzas extranjeras, lo cual se ve reflejado en la calle con las protestas.
La Administración Trump a su vez ha continuado durante este mes desarrollando su política para Oriente Medio con la publicación del “Acuerdo del Siglo” para “resolver el conflicto palestino-israelí”. Ante la situación de que Israel acude por tercera vez consecutiva a las urnas en marzo Estados Unidos ha dejado de esperar y desplegado su “plan de paz”. Su cumplimiento depende de la parte preponderante como bien se mostró en quienes han participado en su elaboración y quienes estuvieron en su presentación, por lo que dependerá de que Israel resuelva su crisis política. Se entiende de ello que Palestina no era tanto una parte necesaria para sus artífices sino un “chivo expiatorio”. El rechazo al acuerdo por parte de Palestina y la ruptura de relaciones con Estados Unidos e Israel fueron por lo tanto decisiones que debieran entrar en los cálculos del acuerdo.
Para expandir: El “Acuerdo del Siglo” que esperaba Israel
El conflicto en Libia entra en una fase en que la intervención extranjera se hace más patente. Turquía aprobó el despliegue de tropas lo que fue continuado por una ofensiva del LNA con la toma de la ciudad de Sirte y duras declaraciones por parte de los gobiernos de Grecia, Francia o Egipto. El intento de Rusia y Turquía de abortar la crisis mediante un alto al fuego y negociaciones en Moscú no fueron suficientes, pues el equilibrio de fuerzas sobre el terreno no correspondía con la propuesta, que era, sin duda, un golpe sobre la mesa que habría erigido a estos como mediadores. No solo el equilibrio de fuerzas era asimétrico, los apoyos con los que cuenta Haftar le permitieron, y le presionaron, para no firmar. Así la Conferencia de Berlín trató de salvar esta problemática a la vez que daba a Alemania la oportunidad de liderar el proceso. De nuevo no fue suficiente, y los acuerdos de alto al fuego no tardaron en ser papel mojado, de la misma manera que el embargo de armas. Así toda la diplomacia sirvió más para el propósito de delimitar campos y reconfigurar alianzas que para dar una solución. Muestra de ello son las posteriores giras diplomáticas a los países vecinos (Argelia y Túnez) de los Ministros de Exteriores de Turquía y Emiratos Árabes Unidos, al igual que la cumbre celebrada en Argel (capital de Argelia). Así la situación Turquía comenzó a finales de mes a desplegar material pesado en apoyo al GNA para afrontar la ofensiva del LNA sobre Trípoli y Misrata.
Para expandir: Operación “Inundación de la Dignidad”
En Venezuela el bloqueo político tras la fallida ofensiva de la oposición por tomar el poder se ha traducido en una contraofensiva del gobierno en cuanto ha tenido oportunidad. Y esta se presentó en la forma de la elección del Presidente de la Asamblea Nacional. Las fisuras entre los distintos sectores de la oposición pronto pasaron a un primer plano convirtiéndose aquellas en un abismo insalvable ante que estrategia se debía seguir para con el gobierno de Maduro; pacto, presión social o intervención extranjera. El realineamiento de fuerzas en que acabo esta contienda por el control de la Asamblea Nacional posiciono a parte de la oposición por el pacto con el oficialismo, de manera muy subordinada a este y dándose una escisión con el resto de fuerzas opositoras. Mientras Juan Guaidó se vio empujado a acercarse a los sectores más favorable a una intervención como es la Fracción 16 de Julio, la cual le había rechazado hasta entonces su apoyo tras el fracaso de la intentona golpista. Por último, para reavivar su imagen, tras la definitiva bicefalia de las instituciones venezolanas entre oficialidad y oposición, Guaidó dio comienzo a una gira internacional centrándose especialmente en Europa para recabar apoyos.
Turbulencias de una nueva década
A cuatro años de que Vladimir Putin abandone la presidencia Rusia se enmarca en la reforma política más ambiciosa desde el establecimiento de la Federación Rusa. Con la mirada puesto en establecer su legado Putin busca institucionalizar y despersonalizar el actual poder estatal ruso. Entre las reformas a la constitución se encuentran limitar a dos mandatos la presidencia, dotar de poderes adicionales a la Duma sobre el gobierno y dar estatuto de órgano constitucional al Consejo de Estado. El primer paso de este proceso fue la dimisión en pleno del gobierno del Primer Ministro Dmitri Medvédev durante el anuncio de las reformas durante el discurso anual del Estado de la Nación de Vladimir Putin. Este paso, junto el anuncio de un referéndum para validar las reformas, dan a entender un intento de ganar a la opinión pública. El nuevo gobierno, nombrado poco después ha tenido cambios sustanciales en carteras como economía, educación o los relativos a la asistencia social, todos lo ministros han cambiado a excepción del núcleo duro de seguridad nacional (defensa, exteriores, interior y energía) que se ha mantenido intacto. Esto nos dice una cosa clara, la política interna se encuentra en un periodo de importantes cambios y restructuración, pero la seguridad nacional, la relaciones internacionales, van a seguir conducidas de la misma manera y por el Presidente Vladimir Putin.
El 30 de enero la Organización Mundial de la Salud declaraba el estado de emergencia internacional por el coronavirus de Wuhan tras varias semanas de tensas deliberaciones. Para entonces China, como foco de la infección, ya había tomado duras medidas para tratar de atajar la propagación de la epidemia en medio de las celebraciones del Año Nuevo Lunar. Con este objetivo se suspendieron las festividades, momento anual en que más gente transita, se impuso la cuarentena sobre diversas ciudades de la provincia de Hubei, con más de 40 millones de personas, se ordenó la construcción de dos hospitales en 10 y 14 días y se restringió la movilidad interna. El coronavirus de Wuhan ha supuesto una falla sanitaria para China que con el precedente de la epidemia del SARS preocupa de gravedad a la opinión pública. El mejor ejemplo es Hong Kong, la ciudad más afectada por el SARS en 2003, donde las disputas políticas se han unido a los miedos a una situación similar. Como consiga China afrontar esta situación marcará no solo los siguientes pasos de la ambiciosa reforma sanitaria puesta en marcha desde 2003, sino también a su crecimiento económico y a su sistema político.
El 31 de enero Reino Unido, con una estruendosa ovación y al son del Big Ben, abandonaba tras 47 años la Unión Europea. Se abre ahora un periodo transición, hasta el 31 de diciembre de 2020, en el que Reino Unido y la Unión Europea negociarán su futura relación. Estas negociaciones se presentan complicadas por los deseos de Reino Unido de evitar las regulaciones comerciales de la Unión y el problema político que supone Irlanda del Norte. Por último las consecuencias para el club comunitario también se harán ver inmediatamente debido al vacío de poder dejado por los británicos. El debilitado eje franco-alemán no podrá encontrar en Polonia, Italia o España el sustituto del Reino Unido.
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