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Febrero no pone freno al ritmo que marca el año 2020. Las tensiones en Oriente Medio y Norte de África continúan, ya sea a un lado del tablero o en otro. A la vez que intentan cerrarse viejas etapas de una década pasada en el cementerio de los imperios, y las previsiones de crecimiento tanto para el globo como para la mayoría de economías se resiente.
Año 2020
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De Guerras y Paces
En Idlib vuelven a medirse las fuerzas. Durante el mes de febrero la aplazada crisis de Idlib, mediante acuerdos en 2017 y 2018 (en Sochi), se ha desencadenado con la muerte de más de 30 soldados turcos y ante el avance del Ejército Árabe Sirio con la operación “Amanecer de Iblib”. Ambas partes dentro del marco de juego establecido tratan de renegociar posiciones en el único terreno en que es posible, el campo de batalla, pues: salvo el poder, todo es ilusión. De esta forma dependerá de donde estén las banderas una vez la tierra se asiente el como se delimitará la influencia de Rusia y Turquía. Pero la crisis tiene efectos prácticos sobre el terreno más allá de delimitar campos, principalmente sobre los refugiados sirios.
En Idlib se agrupan según distintos cálculos hasta un millón de civiles agolpados en los campos de refugiados y presionados ahora por el conflicto, Turquía intentando aliviar la presión económica y política internamente que pueda suponer que estos refugiados entren a su país ha abierto las puertas hacia la Unión Europea, facilitando mediante transporte la llegada de estos a Grecia. Bulgaria no se ve afectada por los lazos de amistad fruto de la minoría turca en el país, siendo un intento de Turquía también de tener un aliado que presione para un mejor acuerdo migratorio con la UE respecto al de 2016. La Unión Europea responde a esta segunda crisis de refugiados, tras 2015, de manera claramente distinta. Los mensajes tanto de las instituciones europeas como de los Estados miembros es de que los refugiados están siendo usados por Turquía como un arma, y como tal son tratados, el discurso es el de una amenaza externa ante la que defenderse.
La situación en febrero por tanto fue la del fin del ultimátum de Turquía a Siria para que frenará su ofensiva sobre Idlib, respondiendo con múltiples ataques y la operación “Escudo de Primavera“. Mientras a su vez tuvo los efectos colaterales de una nueva crisis de refugiados. Ambas situaciones deberán asentarse con las renegociaciones de los tratados en una próxima cumbre tanto respecto a Idlib (Sochi 2018) como los refugiados (Acuerdo UE-Turquía 2016).
Para expandir: La crisis de Idlib
La posición de Turquía como potencia pujante se ve también reflejada en Libia, donde ha desplegado tropas y enviado combatientes sirios. Pero continuando con el desfile de potencias y la intervención extranjera esta vez es la Unión Europea quien hace acto de presencia con el anuncio de una nueva misión aeronaval en Libia para hacer cumplir el embargo de armas. Los efectos de esta iniciativa, abanderaba por Italia, Francia, Alemania y Grecia, sobre el terreno aún están por comprobarse, pero supone el primer intento y muestra de lo que Von der Leyen llamó “Comisión geopolítica”. En el terreno de las armas lo que puede vislumbrarse es una creciente tensión al interior del gobierno de Trípoli (GNA) debido al peso de Turquía, que favorece a las facciones de Misrata frente a las milicias de Trípoli, que podrían buscar un acuerdo con el gobierno de Tobruk (LNA). Turquía se encuentra en un terreno pantanoso en el que también esta sufriendo bajas debido a la campaña aérea de Haftar sobre los cargamentos de armas turcos, habiendo muerto al menos 10 soldados. Si Turquía no encuentra aliados en la región de Libia pronto, ya sea Argelia o Túnez, puede verse en una situación muy complicada, pues los cese al fuego acordados no perduran ante el desequilibrio de poder.
Para expandir: La opción europea ante la guerra de Trípoli
A poco de las terceras elecciones consecutivas en Israel y con el “Acuerdo del Siglo” sobre la mesa las crecientes tensiones con las facciones palestinas desencadenaron el 23 de febrero en una serie de enfrentamientos con Jihad Islámica Palestina. El desencadenante fue un enfrentamiento fronterizo en el que varios miembros de Jihad Islámica Palestina murieron, a continuación las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) no permitieron al grupo recuperar los cuerpos de sus combatientes; lo que vino seguido por una sucesión de enfrentamientos en las que tanto Israel como Jihad Islámica Palestina intercambiaron repetidas salvas de cohetes y ataques aéreos entre la Franja de Gaza y zonas de Israel como Sderot. El Primer Ministro y el Ministro de Defensa israelí dijeron estar preparados para lanzar una nueva operación sobre la Franja de Gaza. Como es habitual, tras una serie de tiras y afloja entre ambas partes y varios anuncios de un inicio unilateral de alto al fuego el enfrentamiento fue desescalando. Sin embargo hay que tomar este enfrentamiento como antesala de lo que pueda ocurrir tras las elecciones en Israel.
Estados Unidos y los Talibán firman la paz. La paz no la firman las partes en el conflicto afgano sino aquellos que detentan el poder, y sobre la mesa de Doha queda clarividente quienes son. Por supuesto el acuerdo es “vinculante” y esta relacionado a como se lleven a cabo las negociaciones intra-afganas a partir del 10 de marzo. Pero las Fuerzas de Seguridad Afganas y el Gobierno de Kabul quedan en un segundo plano, tanto que los Talibán no han tenido ningún reparo en comenzar a marcar terreno y presionar inmediatamente después del periodo de “reducción de la violencia” de 7 días establecido. Que haya alto al fuego queda en manos de los afganos. El Acuerdo de Paz además establece una serie de clausulas secretas según ha informado el Secretario de Estado, seguramente para proteger el acuerdo de las posibles turbulencias políticas, pues no solo es imprescindible para Trump y su reelección, sino también por la propia estrategia estadounidense de retirarse de la región.
¿Cuáles son las turbulencias políticas? Las elecciones presidenciales afganas dejaron de nuevo un escenario análogo al de 2014, victoria disputada del Presidente Ashraf Ghani seguido de Abdullah Abdullah (Primer Ministro). La última vez Estados Unidos pudo negociar un acuerdo entre las partes para que Ghani nombrará a Abdullah Primer Ministro, pero esta vez con mucho más en juego ante la retirada de la Coalición del país Abdullah no ha cedido; rechazó el resultado anunciado por la Comisión Electoral y formó su propio gobierno, queda por ver adonde lleva esto. Los distintos caudillos políticos y militares se preparan para el reparto del poder, y el debilitado poder de Kabul languidece con este acuerdo. La cuestión de fondo que debe entenderse es que Afganistán ya no gira en torno a Al Qaeda, aunque estén presentes, y puede que haya otra guerra civil, pero no será problema de Estados Unidos.
Para expandir: Acuerdo de ¿paz? en Afganistán
En Guinea Bissau históricamente las elecciones han sido momentos en los que se han producido golpes de estado, debido al importante peso del ejército en la política. Este año el Presidente Mário Vaz, removido de su puesto de Primer Ministro en el golpe de estado de 2012, salía derrotado en las urnas ante Umaro Sissoco Embal. Sissoco se disputó en diciembre de 2019 la segunda vuelta contra Simões Pereira, quien fue Primer Ministro de Vaz. Sin embargo la victoria de Sissoco sería llevada al Tribunal Supremo por acusaciones de fraude. A finales del mes de febrero, y a la espera de que el Tribunal Supremo decidiera sobre el supuesto fraude, Sissoco se proclamaba presidente con el apoyo del ejército con quienes tiene lazos, nombrando Primer Ministro a Nuno Gomes Nabiam, el candidato de los militares y tercero en las elecciones presidenciales. La Asamblea Nacional intentaba frenar el golpe nombrado al portavoz del parlamento Cipriano Cassama Presidente Interino, pero los militares tomaron las principales instituciones de gobierno y ante el riesgo de un conflicto y las amenazas Cassama terminaba por retirarse y ceder el poder. Después de un día con dos presidentes Sissoco aún debe enfrentarse a un parlamento contrario a su figura.
En El Salvador el Presidente Nayib Bukele tomaba la Asamblea Legislativa con los militares ante las negativas de los partidos políticos de aprobar los nuevos paquetes económicos destinados a su campaña de lucha contra las pandillas y el crimen organizado. Aunque el autogolpe no se consagró Bukele dejo clara una cosa: “Ahora creo que está muy claro quién tiene el control de la situación”. Fue un hecho insólito desde la firma de los acuerdos de paz en El Salvador, la primera vez que el Ejército tomaba el parlamento y sienta un precedente muy importante. Bukele es un presidente sin partido como tal, y quiere trasladar su popularidad a apoyo político real en el parlamento en las elecciones de 2021, para ello son claves sus políticas de seguridad, pactadas con ayuda financiera de Estados Unidos.
Problemas globales y elecciones decisivas
El virus del COVID19, o coronavirus como es llamado comúnmente, ha pasado de ser una crisis focalizada que afectaba a China esencialmente a ser una crisis de dimensiones globales durante el mes de febrero. El COVID19 ha dañado duramente a las bolsas internacionales y obligado a revisar el crecimiento esperado para el año 2020, también ha obligado a revisar o suspender importantes eventos internacionales: los Juegos Olímpicos de Tokyo están por decidirse, la cumbre de la ASEAN en Estados Unidos se ha cancelado, así como el Mobile World Congress de Barcelona o el Carnaval de Venecia. Mientras China ha ido recuperándose eliminando paulatinamente las restricciones de cuarentena impuestas. En este momento los principales países afectados son Corea del Sur, Italia e Irán.
Corea del Sur se ha convertido en uno de los principales focos de infección después de que una secta cristiana, la Iglesia de Shincheonji, propagará el virus al negarse a cancelar sus reuniones. Se calcula que la mitad de los más de 4000 infectados se deben a este hecho. Italia ha declarado la cuarentena en localidades del norte del país y se ha convertido en la principal preocupación de la Unión Europea con múltiples casos relaciones con otros países como España, Suiza, Croacia o Austria.
Irán por último ha sido muy ineficiente al colisionar los intereses políticos con las necesidades de seguridad sanitaria. Los primeros casos se reportaron el día antes de las elecciones parlamentarias, y seguramente porque los pacientes estaban muertos. La llamada a un voto masivo para apoyar las medidas tomadas durante la crisis de enero con Estado Unidos aunque resultaron en la participación más baja (42%) bastó para propagar el virus y alcanzar incluso a importantes figuras de Estado ante la falta de medidas. Entre los afectados la Vicepresidenta de Asuntos de Mujer y Familia, Viceministro de Salud, 23 parlamentarios y un miembro la Asamblea de Discernimiento de Conveniencia del Sistema, que ha muerto. Las elecciones por otra parte han reforzado enormemente a los Principalistas que cuentan ahora con mayoría absoluta en la Asamblea Consultiva Islámica.
Para expandir: Irán: las elecciones refuerzan a la cúpula ayatolá
Por último febrero ha sido el mes en que la política estadounidense se movía a un nuevo escenario. Por un lado el Presidente Donald J. Trump era absuelto por el Senado en el juicio político por los cargos de abuso de poder y obstrucción a la justicia que presentaron los demócratas en su contra. Por otro se iniciaban las primarias demócratas para elegir quien será el que se mida contra Trump en las elecciones de noviembre. Las consecuencias del primer hecho son claras, un reforzado Trump aparecía ante la prensa decidido a tomarse su venganza; así daba comienzo a su propia “caza de brujas” contra aquellos en la administración que no le habían sido fieles. La segunda consecuencia es que los Republicanos han dicho “hasta aquí”; el partido ha dejado claro, de manera soterrada, que su apoyo al Presidente era un apoyo a ellos mismos que no quieren perder ni sus escaños, en años electoral, ni el poder que aporta un Presidente de su misma bancada. De esta manera los Republicanos han comenzado a votar medidas que limitan el poder de la presidencia con una resolución sobre los poderes de guerra frente a Irán, aunque Trump la vetará. También veremos una batalla por el control del partido si Trump sale reelegido.
Las primarias demócratas, que comenzaban como una disputa a varias bandas y con un voto moderado dividido de cara al Super Martes han dado un giro tras Carolina del Sur, un debilitado Joe Biden conseguía recuperar la carrera gracias al voto afroamericano. Parece que ahora volvemos a la casilla de salida y las cosas se van reduciendo a una disputa entre Bernie Sanders contra Joe Biden, de nuevo el establishment demócrata contra el Senador “radical”. Queda por ver si las sumas millonarias de Mike Bloomberg hacen cambiar las tornas o si la Senadora Elizabeth Warren consigue mantenerse en la carrera.
Para expandir: 2020: Año electoral
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