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Cobertura: Guerra de Nagorno Karabakh

Breve introducción

Tras 30 años de negociaciones infructuosas, el conflicto de Nagorno Karabakh se ha resuelto de la manera esperada: mediante el uso de la fuerza. El 19 de septiembre, Azerbaiyán lanzó una operación militar relámpago que provocó la caída de la autoproclamada República de Arstaj en 24 horas. Sin socios y abandonados por sus aliados tradicionales –Armenia– y las grandes potencias –Rusia y Estados Unidos–, los armenios de Nagorno Karabakh decidieron rendirse ante el poder de Bakú. El panorama de la región cambia con este hecho, con el éxodo masivo de armenios étnicos hacia Armenia, con Rusia perdiendo influencia en la región y con un reforzamiento de la alianza entre Azerbaiyán y Turquía. Asimismo, se abren nuevos escenarios, como la posibilidad de que el gobierno azerí continúe con sus aspiraciones territoriales con el objetivo de unificar su parte oriental con el enclave de Najicheván y la frontera con Turquía mediante el corredor de Zangezur.

El origen inmediato de esta disputa lo podemos trazar hasta febrero de 1988, cuando la región autónoma de Karabakh, ubicada en la República Socialista Soviética de Azerbaiyán –pero de mayoría armenia– solicitó su incorporación a Armenia. Estos sucesos vendrían seguidos de una oleada regional de violencia interétnica que, sumada al progresivo colapso de la Unión Soviética, llevaría a ambos países a la guerra abierta en 1992. Las hostilidades continuarían hasta 1994 cuando, tras la victoria de las fuerzas armenias, se alcanzaría un acuerdo de alto el fuego auspiciado por Rusia. El alto el fuego nunca llegó a convertirse en un acuerdo de paz por lo que Nagorno Karabakh se ha mantenido como un país no reconocido, ya que ni siquiera Ereván lo hace oficialmente, y una región que ha estado en disputa durante más de tres décadas.

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