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El ejército ruso regresa a Nagorno Karabakh

Por Jorge González Márquez

Tras 29 de años de ausencia, el ejército ruso ha regresado a Nagorno Karabakh. El acuerdo trilateral de alto el fuego, firmado en la noche del 9 de noviembre de 2020, autoriza a Rusia al despliegue de un contingente de fuerzas de paz en la región compuesto por 1960 soldados, 90 vehículos blindados y otros 380 vehículos.

Ilustración 1. Primer mapa del despliegue de las fuerzas de paz rusas en la región. El despliegue ha sufrido varias modificaciones posteriores. Vía: Ministerio de Defensa de Rusia

Este despliegue supone un más que notable incremento de la influencia rusa en el Cáucaso sur, algo particularmente importante ya que esta se había visto erosionada en los últimos años, y posiciona al Kremlin como uno de los principales vencedores de la Segunda Guerra de Nagorno Karabakh. Pero ¿qué papel tiene Rusia exactamente en todo esto?

Rusia en el Cáucaso Sur

Rusia ha tenido un papel clave en el conflicto de Nagorno Karabakh desde las fases más tempranas del mismo. El origen de esta centralidad resulta evidente cuando echamos un breve vistazo a la historia de la región ya que, recordemos, todo el Cáucaso Sur estuvo bajo control, directo o indirecto, del gobierno de Moscú durante la mayor parte del siglo XX.

En la actualidad, y aunque evidentemente ha perdido influencia en la región tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, Rusia continúa siendo un actor central gracias a sus importantes lazos económico-comerciales con la región, a su participación en el proceso diplomático para la resolución del conflicto y a su estrecha relación con los gobiernos de Ereván y Bakú, especialmente relevante en el caso del primero.

La relación entre los gobiernos de Rusia y Armenia es especialmente interesante ya que esta última está completamente integrada en la esfera de influencia rusa y forma parte de las principales instituciones transnacionales que articulan la misma como la Unión Económica Euroasiática (UEE) o la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (CSTO). Esta última estructura es particularmente importante para el gobierno armenio ya que es un tratado de defensa multilateral, no muy diferente de la OTAN, y su participación en el mismo ha servido como un elemento disuasorio de gran relevancia durante las últimas décadas. Una vez esta cuestión ha sido aclarada volvamos a Karabakh.

El más claro ejemplo de la gran influencia rusa en el desarrollo del conflicto es que los tres acuerdos de alto el fuego firmados hasta la fecha (en 1994, 2016 y 2020) han sido alcanzados gracias a la mediación del Kremlin. En este sentido Rusia eclipsa por completo a sus socios del Grupo de Minsk, el mecanismo de la OSCE establecido en los años 90 para la resolución del conflicto de Nagorno Karabakh, quienes no han logrado conseguir un papel tan relevante de cara a la gestión del conflicto.

Para expandir: El fracaso de la diplomacia en Nagorno Karabakh (I): el proceso histórico

  • Venta de armas a Armenia

Pero no todo es mediación diplomática, ni mucho menos. Rusia es el principal proveedor de armas de Armenia, y uno de los más importantes de Azerbaiyán, y sus sistemas de armamento han tenido un papel importante, aunque no se podría afirmar que protagonista, durante todo el conflicto. Afirmamos que no tienen un papel protagonista ya que ese “honor” lo tienen los drones turcos e israelíes utilizados por las fuerzas azeríes durante el conflicto.

Irónicamente podríamos afirmar que el momento en el que mayor protagonismo han tenido los sistemas de armamento rusos ha sido una vez la guerra ya había finalizado, ya que una serie de polémicas declaraciones en torno al sistema de misiles balísticos Iskander 9K730, cuyo uso en el conflicto ha sido negado por las autoridades rusas, ha provocado un enfrentamiento entre el Primer Ministro, Nikol Pashinyan, y el Jefe del Estado Mayor, Onik Gasparyan siendo el detonante del episodio más reciente de la crisis política que atraviesa Armenia desde la firma del acuerdo de alto el fuego.

Otra cuestión destacable, en lo que al armamento ruso y el conflicto se refiere, es que, si bien Rusia ha sido oficialmente neutral en el desarrollo del conflicto de Nagorno Karabakh, y desde luego no parece haber intervenido directamente sobre el terreno durante el desarrollo de este, existen indicios para cuestionar hasta qué punto ha sido cierta esta supuesta neutralidad.

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Ilustración 2. Gráfico mostrando el incremento en el número de vuelos entre Rusia y Armenia. Vía: @Gerjon_

Uno de estos indicios lo encontramos al observar el repentino incremento, justo después del estallido del conflicto, en los vuelos de Atlantis European Airways, una aerolínea armenia, entre diversos aeropuertos de Rusia y Erevan, la capital de Armenia. Estos vuelos podrían, por supuesto, ser atribuibles a cuestiones que nada tuvieran que ver con el conflicto, pero resultan particularmente llamativos especialmente cuando tenemos en cuenta que el gobierno armenio había retirado los permisos de vuelo a la compañía en agosto de 2020 y que esta no había realizado ningún vuelo a Rusia desde entonces.

  • Infraestructura propagandística

Tampoco debemos subestimar el papel que han tenido los medios rusos, grandes y pequeños, a la hora de gestionar la información sobre este conflicto, y en este sentido no debemos solo señalar a los medios tradicionales, como Sputnik, RIA Novosti o TASS, sino también a los canales “alternativos” como @wargonzo cuyo equipo desplegado sobre el terreno ha tenido un papel de suma importancia en la realización de una cobertura y seguimiento de esta guerra desde una perspectiva “pro-armenia”, algo que posteriormente ha dañado 7su imagen tras la victoria azerí en el conflicto.

Ilustración 3. Equipo de @wargonzo en Hadrut. Este canal ruso utilizó esta y otras imágenes para negar la información azerí sobre la captura de la localidad durante varios días.
  • Mediación, diplomacia y mantenimiento de la paz

Y, por último, también debemos hablar del importantísimo papel que ha tenido Rusia en las negociaciones diplomáticas que han permitido detener el conflicto. Moscú mantuvo desde un primer momento un contacto continuado con ambas partes siendo habituales las llamadas de alto nivel entre los mandatarios y ministros de los tres países. Esto llevaría, entre otras cosas, a que el 10 de octubre se celebrara una cumbre trilateral en la cual participaron los ministros de exteriores de Rusia, Armenia y Azerbaiyán. En esta reunión se alcanzaría un primer acuerdo de alto el fuego que, aunque colapsaría pocas horas después, sentaría las bases para el documento firmado en noviembre.

Ilustración 4. Los ministros de exteriores de Azerbaiyán, Rusia y Armenia reunidos en Moscú el 9 de octubre de 2020

Un acuerdo difícil, una paz remota

Armenia lleva sumida en una grave crisis política desde el momento en el que se anunció la firma del acuerdo de alto el fuego y no es para menos ya que, tal y como expresó el Primer Ministro armenio en sus primeras declaraciones al respecto, este es un acuerdo “doloroso” para Armenia en el que se consagraba la perdida de la mayor parte del territorio de Artsakh sin obtener apenas concesiones, como pudiera haber sido un compromiso sobre el futuro del enclave.

Para expandir: Acuerdo de alto el fuego en Nagorno Karabakh – Preguntas y respuestas

Sin embargo, el análisis sobre el acuerdo es muy diferente cuando se realiza desde la perspectiva del Kremlin que puede verlo claramente como una importantísima victoria. Con su firma Rusia consigue:

  • Desplegar un contingente militar en territorio azerí, regresando al mismo por primera vez desde la caída de la Unión Soviética hace casi tres décadas.
  • Consolidar su posición como mayor potencia de la región al ser el único actor externo presente en el proceso de resolución del conflicto.
  • Denegar a Turquía el despliegue de botas sobre el terreno al limitar su presencia en la zona a un centro de monitorización conjunto del alto el fuego.
  • Afianzar su alianza con Armenia. Este es un punto que, comprensiblemente, puede resultar polémico y discutible ya que, si esto es así o no y en qué medida, es algo que dependerá de como evolucione la crisis política de Armenia en los próximos meses. Sin embargo, la incapacidad/desinterés de las potencias occidentales para intervenir en y/o afectar el desarrollo del conflicto hace pensar que las opciones de Armenia son considerablemente limitadas.

La suma de estos elementos, fundamentales todos y cada uno de ellos, nos sirve para afirmar que Rusia sale de este conflicto en el Cáucaso sur más fuerte de lo que entro, pero ¿hasta cuándo puede durar esto?

Ilustración 5. Tropas rusas en las cercanías del monasterio de Davidank en Nagorno Karabakh. Vía: RIA Novosti

Conclusiones: 5 años de tropas rusas ¿y después qué?

5 años. Ese es el periodo que estipula el acuerdo de alto el fuego para la duración del despliegue de las fuerzas de paz rusas en Nagorno Karabakh. 5 años, renovables, en los cuales, si lo visto hasta ahora sirve de precedente, la ventaja militar de Azerbaiyán sobre Armenia continuará incrementándose haciendo que sea más difícil resolver este conflicto de manera decisiva de forma que no suponga una victoria absoluta de Baku sobre Erevan. Esto hace que los éxitos cosechados por Rusia con la resolución de esta Segunda Guerra de Nagorno Karabakh puedan tener una fecha de caducidad en el corto plazo algo que, si bien podría ser más que suficiente para un Kremlin con una periferia profundamente desestabilizada, podría traer enormes quebraderos de cabeza para Moscú en el futuro.

Para expandir: La Segunda Guerra de Nagorno Karabakh

Pero lo cierto es que resulta difícil hacer cálculos específicos de cara al futuro teniendo en cuenta los actores que participan en el conflicto y las condiciones sobre el terreno. Armenia se encuentra en una enorme crisis política que deja al país con un futuro incierto marcado por turbulencias que, como mínimo, se prolongaran a lo largo de todo 2021. Turquía ha sido, al menos hasta ahora, un rival con el que Moscú puede negociar tal y como ha quedado demostrado en Idlib (Siria) o Trípoli (Libia) pero eso podría cambiar en el futuro dependiendo de si Erdogan mantiene o no las riendas de la política en Ankara. Azerbaiyán es, seguramente, el único de los tres países centrales en la disputa cuyo futuro parece asegurado ya que la victoria en este conflicto probablemente sea capaz de perpetuar en el poder a Ilham Aliyev otros cinco años (¡o más!) pero esto no debe suponer ningún consuelo ya que esto tan solo implica lo señalado anteriormente: en 5 años la brecha entre Azerbaiyán y Armenia será, con casi total seguridad, aún más grande. Y por último, pero no por ello menos importante, la propia Rusia también tiene un complejo futuro por delante ya que se encuentra ante una nueva administración estadounidense abiertamente hostil y unas elecciones presidenciales en 2024 que resultaran clave para el futuro del gigante euroasiático.

Para expandir: Un nuevo acuerdo para Idlib

Esta combinación de factores hace que, puesto todo en perspectiva, ganar aunque solo haya sido media década para buscar un nuevo enfoque para la región sea el más importante de los logros obtenidos por Rusia con la firma de este acuerdo de alto el fuego.

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