La Segunda Guerra de Nagorno Karabakh dura ya más de un mes. Las hostilidades, iniciadas el pasado 27 de septiembre, han continuado de manera ininterrumpida a pesar de los intentos de alcanzar una tregua o alto el fuego de carácter humanitario.
Para expandir: El fracaso de la diplomacia en Nagorno Karabakh (I) y (II)
En este artículo trataremos de exponer los elementos fundamentales del desarrollo de las hostilidades a lo largo de este mes y en el proceso trataremos de resolver algunas preguntas más concretas sobre aspectos específicos del conflicto. Los orígenes del conflicto ya han sido tratados más ampliamente en otros artículos de nuestra cobertura extendida como Escaramuza en el Cáucaso: ¿se abre un nuevo frente? o La frontera imposible: Artsaj por lo que en este nos limitaremos al análisis de las hostilidades.
Una nueva guerra…
Algo que debemos aclarar desde el primer momento es que no estamos ante una nueva “guerra salami”, un término utilizado para designar un conflicto limitado en el cual el objetivo de Azerbaiyán es conseguir una pequeña “rodaja” del terreno para después firmar un alto el fuego y más adelante repetir el proceso, sino ante una Segunda Guerra de Nagorno Karabakh entendiendo esta como una enmienda a la totalidad en la que Azerbaiyán busca revertir por completo el resultado de la guerra de los años 90. Esta es una diferencia fundamental y que resulta clave para entender por qué Azerbaiyán actúa como lo hace.
Para expandir: La Segunda Guerra de Nagorno Karabakh
…de gran intensidad
Estamos indudablemente ante un enfrentamiento que se está cobrando un importante coste en vidas humanas, pero hablar con precisión de las cifras de bajas militares en un conflicto bélico, tanto en términos materiales como de personal, siempre es algo considerablemente difícil y en esta ocasión resulta aún más complicado de lo habitual debido a tres cuestiones fundamentales:
1) Ambos contendientes han exagerado notablemente, por motivos propagandísticos articulados en torno al fervor nacionalista de ambos bandos, las cifras de bajas del enemigo desde el comienzo del conflicto por lo que estas cifras no resultan de utilidad alguna para evaluar la evolución del mismo.
2) Las cifras oficiales de bajas propias tampoco son una herramienta excesivamente útil en esta ocasión ya que, para empezar, Azerbaiyán ha anunciado que no las hará públicas hasta que termine el conflicto. Armenia, por el contrario, si las hace públicas, a través del gobierno de Artsakh, pero las declaraciones realizadas por terceras partes parecen indicar que estas estarían siendo considerablemente suavizadas.
3) Esto normalmente nos dejaría con una tercera herramienta, especialmente útil para el seguimiento de los daños materiales: la confirmación visual. Pero aquí también existe un problema y es que el material militar utilizado por las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán permite la obtención de un número mucho mayor de imágenes sobre los combates lo que provca un considerable sesgo en el conteo de bajas a favor de Bakú.
Sin embargo, y a pesar de todas estas dificultades, hay algunas cuestiones que podemos asegurar sin temor a equivocarnos como que el número de combatientes fallecidos se cuenta por millares. La última cifra oficial de bajas militares de Armenia eleva su número de muertos por encima del millar, hasta los 1009 fallecidos, lo que teniendo en cuenta las condiciones del terreno, la velocidad a la que se producen cambios territoriales y el material utilizado por ambas partes nos hace intuir que Azerbaiyán ha sufrido al menos un número parecido de bajas. Pero, como ya hemos indicado antes, estas cifras parecen estar suavizadas por lo que en este sentido resulta aún más interesante tener en cuenta las afirmaciones del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, quien el pasado día 22 de octubre afirmo que, según la información de la que él disponía, el número total de fallecidos a causa de los combates en la región de Nagorno Karabakh se encontraba cerca de los 5000 y que ambos bandos habían sufrido más de 2000 bajas durante las primeras tres semanas del conflicto.
A la hora de hablar del desarrollo del conflicto también debemos tener en cuenta las pérdidas de material militar y, aunque ya hemos adelantado que este dato no es representativo debido al sesgo a favor de Azerbaiyán, la mejor manera de hacerlo es realizar un seguimiento de aquel material militar del cual existen pruebas visuales de su destrucción o captura. Esto nos lleva a afirmar que, al menos, se han destruido o capturado cerca de 200 tanques de batalla, más de 100 vehículos blindados, más de 150 piezas de artillería o antiaéreos y al menos 400 camiones, jeeps u otros vehículos de transporte o logística.
Para obtener una perspectiva más amplia de estos datos podemos añadir que durante la primera guerra de Nagorno Karabakh fallecieron entre 20.000 y 40.000 personas a lo largo de algo más de 6 años de conflicto, si contamos desde el referéndum del 20 de febrero de 1988, o de 2 años y medio de conflicto, si contáramos desde la disolución de la Unión Soviética.
Teniendo esto último en cuenta y si tomáramos la cifra de fallecidos declarada por Vladimir Putin como representativa e hiciéramos una extrapolación de la misma, algo interesante puesto que nos aporta perspectiva pero también irreal ya que las bajas no se reparten de manera equitativa, podríamos afirmar que, con fecha de 27 de octubre de 2020, se han producido entre un 15% y un 30% de las bajas totales sufridas por ambos bandos durante el transcurso de la Primera Guerra de Nagorno Karabakh en entre un 1’36% y un 3’47% del tiempo lo que nos permite hablar de un conflicto de gran intensidad para los estándares previos.
…en la que, por el momento, se está imponiendo Azerbaiyán
Las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán controlan, a fecha del 27 de octubre de 2020, aproximadamente unos 2600km2 del territorio de la irreconocida República de Artsakh lo que supone, de nuevo aproximadamente, cerca un 20% del territorio total de la misma.
Si hacemos un breve análisis de los movimientos azeríes y los cambios en el control territorial desde el estallido del conflicto podríamos señalar la hipotética existencia de hasta cuatro etapas diferenciadas:
1ª etapa (27/9 – 30/9) “Blitzkrieg azerí”: Asalto blindado a través de múltiples puntos de la Línea de Control. Hay tres elementos identificativos en esta primera etapa de los enfrentamientos: múltiples bajas en las unidades mecanizadas/acorazadas de Azerbaiyán, múltiples ataques con drones contra la red de sistemas antiaéreos de Armenia/Artsakh y un frente poco definido. La solidez de la línea defensiva armenia en las regiones central y norte, sumadas a la consolidación de unos primeros avances en el noreste (Talish) y el sureste (Mehdili), llevarán a Azerbaiyán a concentrar sus esfuerzos en estos dos ejes.
2ª etapa (1/10 – 17/10) “Pinza norte-sur”: Expansión del territorio capturado en el sureste, más exitoso y continuado debido al terreno favorable, y el noreste, que acaba deteniéndose por completo en torno a Madaghis. Los ataques azeríes parecen tener como objetivo cortar la mayoría de las carreteras hacia Stepanakert, ubicadas al sur y al norte de la ciudad, dejando solo la M-11 como vía de entrada y salida de la misma. En esta fase se producen varios acontecimientos de gran importancia incluyendo las primeras batallas por el control de localidades habitadas (Magadhis, Cabrayil y Hadrut), la “retirada táctica” del sureste por parte de Armenia y el primer ataque azerí oficialmente reconocido contra territorio nacional armenio. Los principales elementos que caracterizan a esta etapa son un uso ampliado de la artillería y el bombardeo contra ciudades de Artsakh alejadas del frente, principalmente Stepanakert, y ciudades azeríes más allá de Nagorno Karabakh, entre las que destaca Ganja.
3ª etapa (18/10 – 22/10) “La frontera iraní”: Avance masivo de las tropas azeríes en paralelo a la frontera iraní hasta alcanzar la frontera internacional con Armenia. La escasez de imágenes de enfrentamientos o ataques aéreos en la zona hace pensar que las tropas armenias evacuaron la mayor parte de la llanura sur al considerarla indefendible.
4ª etapa (23/10 en adelante) “Asalto al corredor de Laçin”: Consolidación de las posiciones capturadas por las tropas azeríes y avance en dirección hacia Laçin con el objetivo de cortar la carretera M-11 lo que supondría un duro golpe a las líneas de suministros armenias.
Y que afecta fuera de Nagorno Karabakh, pero sin desbordarse
El ataque con misiles contra Ganja, ocurrido en la noche del 16 de octubre, provocó la muerte de 15 civiles azeríes y que otros 52 resultaran heridos en el que, al menos hasta la fecha, ha sido el ataque más letal contra la población civil en el marco del conflicto. Armenia y Azerbaiyán se acusan mutuamente de realizar ataques fuera de la zona de conflicto, pero, por el momento, el grueso de los mismos ha sido contra territorio azerí.
La más notable de las excepciones a esta afirmación fue un ataque azerí realizado en la madrugada del 14 de octubre. Este ataque tuvo como objetivo la destrucción de varios sistemas de lanzamiento de misiles de Armenia que estaban ubicados en las cercanías de la ciudad de Vardenis, localizada no muy lejos de la frontera internacional. Este ataque resultó tan anómalo que el Ministerio de Defensa azerí dio una rueda de prensa en la cual se explicó con todo lujo de detalles la realización del ataque y las motivaciones tras el mismo. ¿Cuál es la razón tras esto? Realmente es algo bastante sencillo de adivinar.
La realización de ataques contra territorio armenio por parte de las fuerzas azeríes tiene que estar muy medida y ser claramente justificable a nivel internacional puesto que si no fuera así Azerbaiyán estaría corriendo el riesgo de que Armenia activara el Artículo 4 del tratado de la CSTO, la alianza internacional encabezada por Rusia y a la que pertenece el gobierno de Ereván, lo que podría provocar una intervención directa de la misma en el conflicto algo que resultaría muy perjudicial para los planes de Bakú. Armenia, por el contrario, no tiene una preocupación semejante y por lo tanto puede buscar alcanzar objetivos militares azeríes más allá de la zona de conflicto o dar una dura represalia a los bombardeos azeríes contra localidades armenias ubicadas en la zona de conflicto. Esta diferencia se ve reflejada en la cifra de civiles fallecidos que, en el momento de la publicación de este artículo, alcanza un total de 105 de los cuales 65 son azeríes y 40 armenios de Artsakh. Esta última aclaración es necesaria puesto que, por el momento, no ha fallecido ningún civil por ataques azeríes contra territorio nacional de Armenia.
Teniendo todo lo anterior en cuenta debemos aclarar que, pese a la innegable importancia de los incidentes ya mencionados, la inmensa mayoría de las acciones militares se concentran en el interior de la zona de conflicto de Nagorno Karabakh y que, por lo tanto, se puede afirmar con tranquilidad que el conflicto se mantiene contenido dentro de los límites de la región.
Reflexiones finales
Turquía como actor externo central: La actividad política internacional en torno al conflicto parece, irónicamente, no centrarse tan solo en el conflicto en sí mismo sino estar dividida entre la resolución del mismo y las reacciones ante la participación de Turquía en este. Uno de los ejemplos más evidentes en este sentido son los titulares que han arrojado las entrevistas realizadas la semana pasada por este mismo portal a los embajadores de Armenia, “Quiero pedir a España que no venda armamento a Turquía”, y Azerbaiyán, “Esperamos que España intente frenar las sanciones contra Turquía”, en España.
Azerbaiyán tiene la iniciativa y no aceptará un alto el fuego: Salvo que se produzca algún gran cambio en los próximos días y semanas, algo que tampoco podemos descartar, todo parece indicar que Azerbaiyán logrará su objetivo de alcanzar Laçin y cortar la M-11 algo que complicará considerablemente la guerra al bando armenio. Sin embargo, esto no significa que la guerra esté acabada ni mucho menos y por ahora todo parece indicar que habrá un conflicto largo.
Armenia, tocada pero no hundida: El desarrollo de los acontecimientos durante el primer mes de guerra indica que Azerbaiyán tiene la iniciativa, pero lo cierto es que el terreno más difícil de atacar está aún en manos armenias, con la notable excepción de Hadrut, y además se aproxima el invierno lo que hará que cualquier ofensiva sea mucho más dura. Esto podría permitir que las tropas armenias ralenticen los ataques azeríes o que incluso lleguen a detenerlos por completo al menos de manera temporal.
Nota final: El gran ausente de este artículo son los fracasos a la hora de tratar de alcanzar un alto el fuego humanitario en la región, pero es que este fenómeno es tan notable que merece la pena ser estudiado y explicado en un artículo propio que será publicado en el futuro próximo.
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