La situación del Cáucaso pende de un hilo. La tensión entre Armenia y Azerbaiyán, dos enemigos históricos, no deja de crecer con una alta posibilidad de que se inicie una guerra incluso más destructiva que la de 2020. Debido a su clara superioridad militar y económica, Bakú es consciente de que puede conseguir sus objetivos geopolíticos en la región mediante la fuerza. La situación internacional también es beneficiosa para los intereses azeríes debido a la guerra de Ucrania, que está distrayendo la atención y los recursos de Rusia, al escaso interés de Estados Unidos en la región y a la necesidad de la Unión Europea de hidrocarburos. Azerbaiyán tiene todos los incentivos para terminar lo que empezó en 2020.
Han pasado ya más de dos años desde que se iniciase la Segunda Guerra de Nagorno Karabaj, que acabó con una victoria clara azerí. Sin embargo, las tensiones y las escaramuzas no han cesado. De hecho, han
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