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#DescifraMensual Junio de 2021

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Junio ha sido un mes valle, la mayor del tiempo no hemos tenido grandes acontecimientos de relevancia internacional, lo que contrasta con un mes de mayo que ha sido mucho más ajetreado y turbulento. La mayor parte de la tendencias han continuado y sobre todo han habido muchas elecciones. Sin embargo, no ha sido hasta la última semana del mes que se han desencadenado una serie de eventos remarcables que han abierto nuevas crisis o suponen un cambio de gran relevancia.

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Sahel – Malí

El anuncio de Francia de suspender todas las operaciones conjuntas con el gobierno de Mali y, subsecuentemente, poner fin a la Operación Barkhane marca un profundo giro a la presencia militar gala en el Sahel. La primera decisión esta vinculada directamente con el segundo golpe de Estado de Malí ocurrido en mayo. El gobierno de transición tenía el apoyo francés, y hasta cierto punto es posible que fuera el Elíseo quien diera el visto bueno al cambio de gabinete durante la visita del presidente de la transición de Malí a París. Esta decisión fue la que provocó el segundo golpe de Assimi Goita que ha removido por completo del poder a las tradicionales élites que apoyaba Francia en el país. Ante esta situación la decisión del presidente Macron de congelar las operaciones militares en Malí encaja. Sin embargo, si miramos la imagen completa veremos que, si bien este último hecho es de gran importancia, se enmarca en un desarrollo más amplio y en un cambio de estrategia general del país galo en el Sahel, lo cual nos lleva a la segunda decisión.

Francia lleva desde 2012 sufriendo las consecuencias, internas y externas, de una guerra impopular para proteger sus intereses en la región. El creciente distanciamiento entre la metrópoli y los gobiernos locales por la presencia militar francesa sólo ha complicado la sostenibilidad de estas operaciones. El resentimiento colonial de la población local a las imposiciones francesas en materia económica y a las acciones militares de su ejército han empujado a París a repensar su estrategia en el Sahel. Éste fue el gran anuncio de Emmanuel Macron, con el fin de la Operación Barkhane. Con ello parecía dar a entender que trataría de incentivar una iniciativa europeizadora para aliviar el peso de la carga involucrando a otros socios que acotaran la brecha de confianza actual entre los gobiernos locales y Francia, la Unión Europea ya no sería un socio de Francia en la región, sino el principal jugador. Esto aún está por verse, pero claramente la presencia francesa en el Sahel ha dado un giro.

Para expandir: El fin de Barkhane y el futuro de la intervención francesa en el Sahel

Los soldados franceses de la fuerza Barkhane que terminaron un período de servicio de cuatro meses en el Sahel suben a bordo de un avión de transporte C130 de la Fuerza Aérea de EE. UU. | Jerome Delay / Associated Press

Mozambique

Tras meses de deliberaciones la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) ha resuelto aprobar el envió de un contingente de la Fuerza de Reserva para apoyar a Mozambique a combatir la insurgencia islamista en Cabo Delgado. Sin embargo, el comunicado de la organización no especificó cuántas tropas estarían involucradas, cuándo se desplegarían o cuál sería su función. Esto es importante principalmente porque la SADC no cuenta con una fuerza permanente, sino que la tienen que formar entre los 16 países miembros. En segundo lugar, es Maputo quien tiene que de alguna manera autorizar ese despliegue, más allá de que haya aprobado la idea en el marco de la SADC. Esto quiero decir que el gobierno, el cual se ha visto muy receloso a permitir una intervención extranjera, aún puede que retrase bastante tiempo el despliegue. Paralelamente Ruanda, que no forma parte de la SADC, también podría enviar un contingente militar. Éste otro sería un acuerdo bilateral que Maputo esta negociando, los detalles aquí de nuevo se desconocen, pero ha habido visitas y declaraciones por parte de militares ruandeses de que efectivamente están preparándose para involucrarse en combatir la insurgencia. Lo que, por otro lado, da a entender la idea de una solución militar que podría reforzar terminar reforzando a estos grupos islamistas.

Para expandir: La Comunidad de Desarrollo de África Austral aprueba el despliegue de tropas en Mozambique

Etiopía – Tigray

El 18 de junio las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF) lanzaban la Operación Alula Aba Nega, con un control amplio sobre el campo y el apoyo de una mayoría de la población local trigriña las fuerzas rebeldes consiguieron dar en pocas semanas un golpe decisivo sobre las Fuerzas de Defensa Nacional Etíopes (ENDF). El 28 de junio las TDF entraban victoriosas en Mekelle, la capital regional, vitoreados por la población local tan sólo 7 meses después de que el gobierno federal la capturase e impusiese un gobierno títere. Se evidenciaba así el colapse del Gobierno de Transición de Tigray ante una retirada generalizada de las ENDF. El gobierno de Abiy Ahmed hablaba de una “retirada estratégica”, declarando que era necesaria para afrontar otras amenazas a la seguridad nacional, insistiendo en que los objetivos principales en Tigray habían sido cumplidos: desarmar al Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y evitar que tomarán posesión del arsenal militar del comando norte. Sin embargo, la evidencia de que ni siquiera han conseguido evitar de que el TPLF se haga con material como defensas antiaéreas y las consecutivas derrotas militares dejan claro que esos objetivos no se han cumplido realmente. La realidad parece más cercana a una salida precipitada en que el gobierno federal confía en que Eritrea y las fuerzas regionales Amhara, que ocupan la parte noroccidental de la región, puedan contener el avance Tigray. Addis Abeba ha optado por una estrategia de bloqueo y estrangulamiento al pueblo tigriño mediante la hambruna impidiendo la entrada de ayuda humanitaria. Abiy dice que pueden volver a Mekelle en 3 semanas si quisieran, todo indica a una vaga retórica en que intenta mantener el control, y la petición de alto al fuego es la mejor muestra de ello. Por último el gobierno consiguió celebrar elecciones, a la espera de los resultados definitivos, todo indica a una clara victoria del Partido de la Prosperidad de Abiy.

Para expandir: Elecciones en Etiopía: sin cambios a la vista

Las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF) entran en Mekelle vitoreados por la población con miles de prisioneros de guerra de las Fuerzas de Defensa Nacional Etíopes (ENDF) | Finbarr O’Reilly / The New York Times

Iraq – Estados Unidos

El 26 de junio las milicias chiíes realizaban un nuevo ataque contra infraestructuras estadounidenses en Iraq, esta vez contra el nuevo consulado en construcción en Erbil. Como viene siendo habitual durante el último año utilizaron vehículos aéreos no tripulados, probablemente drones. Por primera vez desde febrero Washington respondía con varios ataques contra posiciones de estas milicias en Iraq y Siria. Se desconoce porque ahora precisamente se ha vuelto a reactivar la crisis, y donde pone la línea roja Estados Unidos, pues durante 3 meses no hubo respuesta a los distintos ataques de estas milicias chiíes. Sin embargo, podemos intuir una razón: la elección de Ebrahim Raisi como presidente de Irán. Las propias milicias chiíes tienen autonomía y liderazgo propio, más allá de que tengan importantes lazos con Irán, tanto financieros, militares como diplomáticos. Pero aquí Washington quizá si tenga la percepción de que Irán puede controlar las acciones de estos grupos, o sino disuadirlos para que actúen. Si fuera así, entonces Estados Unidos estaría quizá marcando una línea de no tolerancia con los ataques como advertencia al clérigo ultraconservador. Más allá de esto, lo que queda claro también es la creciente tensión de cara a las elecciones de octubre en Iraq y como cada vez la presión para la salida de Estados Unidos aumenta con denuncias de violación a la soberanía iraquí.

Eswatini

El estallido de la revuelta antimonárquica en Eswatini el 28 de junio podría ser un punto de no retorno en la historia de la antigua Swazilandia. La última monarquía absoluta de África se tambalea con un monarca que parece haber huido del país ante la oleada revolucionaria. Las movilizaciones comenzaron el 12 de abril, en el 48º aniversario de la prohibición de los partidos políticos, convocadas por el partido Economic Freedom Fighters (EFF). El régimen de la dinastía Dlamini comenzaba a dar signos de rupturas cuando algunos diputados del parlamento dieron su apoyo a las movilizaciones y rechazaron la tramitación de algunas leyes, llegando a pedir la elección de un primer ministro en lugar de uno impuesto por el monarca. Tímidamente los políticos pedían una ampliación de la apertura política de 2005 y que la corona delegara más poder sobre ellos. Peor la chispa que incendió la pradera fue el asesinato del estudiante de derecho Thabani Nkomonye por la Policía Real, que conteste con una creciente represión toma demanda de reforma. Durante el mes de mayo las movilización continuaron creciendo capitaneadas por el EFF, el Partido Comunista y el Movimiento Democrático Unido del Pueblo (PUDEMO), todos ellos ilegalizados.

Los bomberos apagan un incendio en un supermercado en Manzini, Eswatini, el 30 de junio de 2021. Muchos negocios vinculados a la monarquía han sido saqueados o incendiados | AFP

A medida que el monarca ejercía sus poderes y se negaba a ninguna solución de compromiso las protestas iban creciendo. El 24 de junio el rey Mswati III publicaba un decreto prohibiendo el envío de solicitudes al gobierno con el fin de impedir la entrega de varias demandas exigiendo la realización de reformas democráticas en el país. Pronto las protestas no estuvieron bajo la influencia de estos políticos del régimen. La protesta se convirtió en una revuelta generalizada contra la monarquía en que se atacaron los negocias de los Dlamini, ya se habla abiertamente de una república. El gobierno del Primer Ministro en funciones, Themba Masuku, respondió con el toque de queda y más represión. Parece difícil que puedan restaurar la anterior autoridad, pero también que la revuelta tenga la capacidad de ir más allá de un compromiso pactado con parte de la clase política que gobernaba con el monarca y mediado por Sudáfrica que tiene enormes intereses en el país. Que forma adquiera esa solución, una monarquía constitucional o una república, solo nos mostrará que fuerzas tienen más fuerza.

Para expandir: Revuelta antimonárquica en Eswatini

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