El mes de octubre ha tenido en el centro los acontecimientos del Cuerno de África, siendo por lo general un mes de transición y con pocos acontecimientos de relevancia. Pero sin duda nos prepara para un mes de noviembre que seguramente sea muy relevante.
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Crisis políticas
La situación política y social en Ecuador se tensa. La reciente publicación de los Pandora Papers ha puesto al presidente Guillermo Lasso en el foco. La investigación desveló que el mandatario estaba vinculado a 14 sociedades offshore, la mayoría radicadas en Panamá, de las que fue deshaciéndose una vez aprobada una reforma fiscal que impedía a los candidatos políticos poseer cuentas en paraísos fiscales. El escándalo rompe su luna de miel inicial, pues en los primeros meses no había sufrido grandes polémicas gracias a los buenos datos de vacunación y una oposición que no se estaba mostrando “especialmente” hostil y movilizada. Pero los vientos han cambiado. Al escándalo de los Pandora Papers, que ha servido para desatar una guerra ejecutivo-legislativo a través de una Comisión de Investigación en el Congreso -de mayoría opositora-, se suman los efectos de una crisis económica que la pandemia está alargando. La subida de los hidrocarburos, subvencionados por el Estado, han servido de acicate para que la poderosa CONAIE (indígena) y el FUT (mayor sindicato del país) convocasen un paro nacional para este 26 de octubre, que se prolongó con movilizaciones durante los siguientes días.
En Europa los gobiernos de Austria y Macedonia se encuentran en medio de una importante crisis política. Por parte de Austria la dimisión del Canciller Sebastian Kurz, de los conservadores ÖVP, se ha debido a un escándalo de corrupción en el que el joven mandatario habría comprado encuestas manipuladas a su favor. Dentro del equilibrio político de la Unión Europea esto supone un duro golpe al Partido Popular Europeo teniendo en cuenta que también estamos ante el Fin de la Era Merkel. Aún así Kurz podría volver al ruedo si consigue limpiar su imagen, por el momento la coalición con los verdes se mantienen y se ha evitado el adelanto electoral. Por parte de Macedonia del Norte la dimisión del Primer Ministro Zoran Zaev se ha producido tras la derrota de su partido, los socialdemócratas SDSM, en las elecciones locales con la pérdida de la alcaldía capitalina de Skopje frente a la oposición conservadora del VMRO-DPMNE. La dimisión de Zaev pone en un aprieto la actual coalición gobernante y su orientación pro-europeísta que había visto su acceso a la Unión bloqueado por Bulgaria, después de las difíciles negociaciones del Acuerdo de Prespa con Grecia. Se abre ahora la posibilidad de elecciones anticipadas o de que se forme un nuevo gobierno dirigido por la oposición del VMRO-DPMNE, que esta reuniendo fuerzas, si no lo consiguen desde el SDSM. En cualquier caso la dimisión de Zaev supone un duro golpe a los esfuerzos por el acceso a la Unión y las negociaciones con Bulgaria por levantar el veto por sus preocupaciones territoriales.
Para expandir: La crisis del Partido Popular Europeo
Al mismo tiempo en la Unión Europea ha habido otra disputa de importancia entre Varsovia y Bruselas por la cuestión judicial. El Tribunal Constitucional polaco dictaba que los artículos 1 y 19 del Tratada de la UE son incompatibles con la Constitución polaca siempre que los tribunales polacos deban dar primacía al derecho de la UE y puedan ignorar la Constitución y las leyes polacas. Esto significa de facto una ruptura con el principio de la primacía del derecho comunitario, al poner en cuestión su superioridad jurídica. Esta decisión ha sido tomada unánimemente, y fue el Primer Ministro Morawiecki quien pidió al tribunal que dictara un veredicto por su enfrentamiento contra el Tribunal de Justicia de la UE. El TJUE había establecido que parte de la reforma judicial del gobierno polaco no se correspondía con la legislación comunitaria y debía revertirse, en su sentencia el TJUE dictaba que puede obligar a los Estados miembros a ignorar ciertas disposiciones del derecho nacional, incluido el constitucional. Esta batalla judicial tiene un fondo político de gran envergadura entre Polonia y la Comisión Europea por, al fin y al cabo, que dirección debe tener el proyecto comunitario.
El Cuerno se tambalea
En Sudán, tras semanas de tensiones entre los militares y los civiles con protestas organizadas por ambos bandos por la dirección de la transición, el presidente del Consejo Soberano y general Abdel Fattah al-Burhan daba un golpe de Estado el 25 de octubre. Está vez, a diferencia del ocurrido en septiembre, todo el aparato militar, incluidas las Fuerzas de Apoyo Rápido de Hemmeti, apoyaron unánimemente el golpe militar. Las principales figuras del gobierno civil fueron puestas bajo arresto, el Primer Ministro Abdallah Hamdok entre ellos. Al-Burhan declaró el Estado de Emergencia y anunció la disolución del Consejo Soberano y el gobierno civil de transición, con la derogación de varios artículos de la Constitución transitorio, revirtiendo los avances de las protestas de 2019 que llevaron a este compromiso civil-militar, restaurando así el anterior gobierno militar que derrocó a Omar al-Bashir. Todo indica a que este golpe ha tenido varios factores clave que los condicionan, por un lado que los militares nunca buscaron este compromiso, se vieron obligado a aceptarlo, por lo que buscaban desde un inicio revertir la transición o crear las condiciones para asegurarse que mantenían los privilegios económicos y no fueran perseguidos por sus crímenes (especialmente en Darfur). Estos dos objetivos eran los que veían amenazados y la principal razón que les empujó a dar el golpe. Por otro lado, si dieron el golpe es porque también interpretaron que se daban las condiciones, tanto el descontento centro-periferia de las regiones exteriores con la posibilidad del apoyo de grupos armados que habían firmado los acuerdos de paz de Jubaa; como el descontento en Jartum con el gobierno civil de transición ante la profunda crisis económica, la inflación y las reformas de austeridad del FMI. A su vez los militares habrían asegurado el apoyo o la indiferencia de ciertos países clave como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Israel (con quienes los militares querían impulsar la normalización de relaciones) y Egipto, país al que viajo al-Burhan el día antes del golpe.
Para expandir: Golpe de Estado en Sudán
Sin embargo, los militares se han encontrado, de nuevo, con una resistencia que no preveían. Decenas de miles de personas salieron a las calles de Jartum y Omdurman a desafiar el golpe, a pesar de los disparos de los militares que han matado al a 13 manifestantes y herido a 245. En los días posteriores al golpe se han establecida barricadas, se ha iniciado la desobediencia civil, se han organizado huelgas y se han vuelto a poner en marcha los Comités de Resistencia que ya fueron calves en 2019. Todas estas protestas culminaron el 30 de octubre, después del día del rezo, con una llamada a la “Marcha del Millón” con una demostración de fuerza en las calles que dejó claro a los militares que no aceptarían su gobierno. Mientras a nivel internacional las condenas al golpe han sido mayoritarios, con amenazas de cortar las ayudas al país si los militares no restauraban el gobierno civil de transición. La ONU, Sudán del Sur y Estados Unidos han sido los negociadores clave que se han movilizado con delegaciones para presionar a los militares y buscar un compromiso al estatus quo anterior, Washington ha puesto tanta presión en algunos socios que ha conseguido el apoyo de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos en condenar el golpe, y busca hacer lo mismo con Israel y Egipto. Pero lo que se puede entrever el posible acuerdo negociado con al-Burhan y Hamdok es que se volvería prácticamente al estado anterior, sin consecuencias para los militares, e incluso alguna concesión para estos. Este escenario es categóricamente rechazado por los Comités de Resistencia, que exigen que no haya ninguna negociación con los militares golpistas y que las fuerzas armadas deben ser disueltas y reorganizadas para que no tengan ningún papel en la transición. Sin el apoyo de la calle será imposible un acuerdo, pero Estados Unidos y otros países necesitan el apoyo militar en Sudán para asegurar que se implementen las reformas que exige el FMI y otras instituciones.
La guerra de Etiopía ha alcanzado un momento crítico durante el mes de octubre. Tras el estancamiento de los combates durante los meses de agosto y septiembre, que sirvieron para que ambos bandos se prepararán para la siguiente fase del conflicto, la Fuerza Nacional de Defensa Etíope (ENDF), y sus aliados amhara, lanzaron el pasado 8 de octubre su gran ofensiva para derrotar a los rebeldes de las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF). Sin embargo, esta gran ofensiva gubernamental resultaría ser un fracaso y tras unas pocas victorias iniciales de las fuerzas federales, durante las cuales el ejército etíope apenas consiguió recuperar unas decenas de kilómetros en la carretera a Debre Tabor, los rebeldes lanzarían una contundente contraofensiva en los alrededores del lago Hayk.
La batalla del lago Hayk serviría de antesala para la batalla por Dessie. La ciudad de Dessie, una de las mayores urbes del país que se encuentra ubicada en un importante nudo de carreteras a medio camino entre Mekelle y Addis Abeba (capital de Etiopía), ha sido el escenario de uno de los mayores enfrentamientos de la guerra hasta la fecha. La ciudad ha cambiado de manos en varias ocasiones, pero el destino de la misma pareció decidirse definitivamente cuando en la tarde del 30 de octubre las tropas del TDF rompieron el perímetro defensivo de la ciudad y capturaron el campus universitario ubicado al norte de la misma. Por último, y también importante, otra señal distintiva del desarrollo de la contienda durante este mes ha sido la presencia mucho más significativa de aviación militar, tripulada y no tripulada. Los bombardeos contra las zonas industriales de Tigray, llevados a cabo por drones Wing Long de origen chino, han causado importantes daños y han provocado numerosas bajas civiles según el grupo rebelde y las pocas organizaciones no gubernamentales que aún operan en la zona.
De Líbano al Golfo
La situación interna y regional empeoran cada vez más las tensiones en Líbano, acercando la posibilidad de un conflicto. Este mismo mes las calles de Beirut han revivido los recuerdos de la guerra civil con una batalla campal de más de tres horas. El enfrentamiento armado ha sido motivado por la investigación del juez Tareq Bitar sobre la Explosión de Beirut, después de que el ex-ministro de finanzas Ali Hassan Khalil, de Amal, no fuera a declarar el juez Bitar presentó un orden de arresto el 12 de octubre. Como consecuencia los partidos chiíes Hezbollah y Amal comenzaron una campaña de desprestigio contra el juez, acusándolo de estar sesgado y politizado, exigiendo que fuera reemplazado, hay que recordar que es el segundo en llevar la investigación, siendo el anterior desplazado por motivos similares. Después de amenazar con hacer caer el gobierno recién formado Amal y Hezbollah organizaron una protesta el 14 de octubre ante el Palacio de Justicia, en Tayouneh, que se encuentra entre un barrio chiíta y un barrio cristiano, controlado por Fuerzas Libanesas. Las tensiones llevaron al enfrentamiento armado, parece que comenzado por una emboscada de Fuerzas Libanesas, la batalla con fusiles y RPGs terminó con la muerte de al menos 7 musulmanes chiítas.
Al mismo tiempo la crisis en Líbano se ha visto agravada por la disputa diplomática con los países del Golfo Pérsico. Arabia Saudí anunciaba que si el Ministro de Información, George Kordahi, no dimitía y presentaba disculpas en 48 horas el embajador libanés sería expulsado. Esto se debía a unos comentarios de Kordahi criticando la guerra saudí en Yemen. Adicionalmente Riad anunciaba que retiraba a su embajador de Beirut y que cortaban todas las importaciones desde Líbano, cuya economía ya se encuentra destrozada. A Arabia Saudí le seguirían Baréin, expulsando al embajador libanés y cortando sus importaciones, Kuwait que también expulsaba al embajador y Emiratos Árabes Unidos que retiraba su embajador de Beirut. Desde Líbano el gobierno ha intentado apaciguar a los países del golfo y han presionado al ministro para que dimita, sin embargo Kordahi, que hizo estos comentarios antes de ser ministro, se ha negado a renunciar y ha recibido los apoyos de Hezbollah, Amal y el Movimiento Marada (cristiano), que han criticado este ataque a la soberanía libanesa. En realidad, como reconocen los propios saudíes, esto no va de lo que ha dicho un ministro. El Ministro de Exteriores saudí lo reconocía así: “El origen de la crisis está en la hegemonía de Hezbollah en el sistema político libanés. Hemos llegado a la conclusión de que tratar con el Líbano y su gobierno no es productivo, los comentarios del ministro son sólo un síntoma de una realidad”. La razón por lo tanto de fondo para esta ruptura de relaciones de diplomáticas y castigar a todo Líbano es dañar a Hezbollah. Concretamente podemos apreciar una relación entre esto y el aparente fracaso de las negociaciones por normalizar las relaciones con Irán, debido a que esta normalización debía estar vinculada con algún tipo de cambio en la guerra de Yemen que tantos dolores de cabeza le da a Riad. A su vez la propia guerra con los Houthis, que han ganando terreno en las recientes ofensivas sobre Marib, apunta a una importante crisis próximamente. Pero cualquier cambio en Yemen también esta sujeto a las relaciones con Hezbollah según habría comunicado Irán a los saudíes.
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