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La Segunda Guerra de Nagorno Karabakh

Por Jorge González Márquez

El conflicto del Cáucaso se ha descongelado. El 27 de septiembre, aproximadamente a las 6:00 de la mañana, se produjo un estallido de hostilidades en la Línea de Contacto (LoC) entre las fuerzas azeríes y armenias. Una semana más tarde parece claro que nos encontramos en medio de una nueva guerra por el control de las montañas de Nagorno Karabakh y las zonas circundantes, controladas por la República de Artsaj, un estado no reconocido internacionalmente y bajo la protección de Armenia. Todo parece indicar que, tras 30 años de proceso de paz infructuoso, Azerbaiyán ha decidido resolver el conflicto por la fuerza de una vez por todas.

Enfrentamientos en Nagorno Karabakh [29/09]

Contexto

El origen del conflicto

El origen de este conflicto es algo sobre lo que ya se ha hablado largo y tendido en otros artículos por lo que tan solo nos detendremos en esta cuestión de manera muy breve: La región del Alto Karabakh era un oblast (región) autónomo, de mayoría armenia, ubicado dentro del territorio de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. A finales de la década de los 80 estalló en él, y en otros puntos del Cáucaso, un conflicto interétnico que acabó provocando el estallido de una guerra entre Azerbaiyán y Armenia que no se detendría hasta 1994 cuando, con un reparto del control territorial favorable para el bando armenio, se firmó un alto el fuego auspiciado por Rusia.

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El fracaso de la diplomacia: 30 años de negociaciones infructuosas

El acuerdo alto el fuego, alcanzado en mayo de 1994, vino seguido de la formación del denominado como Grupo de Minsk de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), copresidido por Rusia, Estados Unidos y Francia, que pretendía establecer un foro permanente en el marco del cual se pudiera resolver el conflicto. Los escasos avances conseguidos durante el desarrollo de las negociaciones han levantado numerosas críticas a lo largo de los años, especialmente por parte de Azerbaiyán, hasta el punto de que el presidente azerí, Ilham Aliyev, afirmó recientemente, en julio de 2020, que “En esencia, no se llevan a cabo negociaciones en este momento. Las videoconferencias de los ministros de Relaciones Exteriores [de Armenia y Azerbaiyán] carecen de sentido y solo sirven para demostrar que el Grupo de Minsk existe”

La antesala del conflicto: los cañones de julio

Las declaraciones del presidente Aliyev se produjeron durante el transcurso de una serie de escaramuzas entre las tropas armenias y azeríes en la región fronteriza de Tovuz, situada 100 km al norte del territorio de Nagorno Karabakh, y se extendieron desde mediados de julio de 2020 hasta principios de agosto.

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Estos enfrentamientos son considerados como la segunda mayor escalada de tensiones en la región desde la firma del alto el fuego en 1994, tan solo superados en el momento por los acontecimientos de 2016, y sirvieron como una suerte de último aviso del inminente descongelamiento del conflicto. La señal más clara de todas la encontraríamos en los acontecimientos de la noche del 14 de julio cuando miles de personas se manifestaron en Baku reclamando el comienzo de una nueva guerra para recuperar el control de Nagorno Karabakh.

Azerbaijan Remembers Four Day War - Caspian News
Ilustración 1. Artillería desplegada en la frontera armenio – azerí

Guerra en Cáucaso Sur

El estallido del conflicto: ¿quién disparó primero?

Armenia y Azerbaiyán se culpan mutuamente de provocar el estallido de las hostilidades. Resulta difícil saber que ocurrió realmente y, aunque existen indicios que hacen pensar que Azerbaiyán estaba realizando preparativos para lanzar una ofensiva, no podemos descartar que, aunque mantenga ahora una postura defensiva, fuera Armenia quien comenzara las hostilidades lanzando un ataque preventivo ya que esta posibilidad está abiertamente contemplada en la conocida como Doctrina Tonoyan. Independientemente de quien disparase los primeros proyectiles, dando lugar al presente conflicto, parece claro que el mismo se está desarrollando en base a unas estrategias preestablecidas que hacen pensar que este no llegará a su fin pronto.

Poco después de que llegaran los primeros reportes de que se había producido una escaramuza en el frente se hizo claro que se estaban produciendo enfrentamientos  a lo largo de toda la Línea de Contacto y pronto comenzarían a llegar imágenes de columnas blindadas azeríes tratando de avanzar sobre el territorio controlado por las fuerzas armenias. La gravedad de estos enfrentamientos, en comparación con las escaramuzas y batallas de años anteriores, quedaría clara en las primeras horas siendo la muestra más evidente el hecho de que el Gobierno de Armenia anunció, tan solo 5 horas después del estallido de las hostilidades, que se declararía la ley marcial y la movilización general en el país, algo que no había ocurrido desde el conflicto de 1988 – 1994, algo que Azerbaiyán también haría horas más tarde.

Azerbaiyán también dejaría claro desde el primer día, empleando una retórica que no deja lugar a dudas, que esta ocasión sería diferente: “Solo tenemos una condición (para la paz): las fuerzas armadas armenias deben abandonar de manera incondicional, total e inmediata nuestro territorio”

Tras 7 días de guerra: los cielos pertenecen al drone, la tierra se mantiene en disputa

Un elemento que está demostrando ser central en el desarrollo de los enfrentamientos es la presencia de un gran número de drones en el arsenal azerí que permiten que Azerbaiyán mantenga una notable superioridad en el espacio aéreo frente a sus rivales armenios. Las fuerzas armadas azeríes disponen de varios modelos de drones, tanto de origen turco como de origen israelí, que por las imágenes que se han ido viendo durante estos primeros días del conflicto están siendo utilizados extensivamente para atacar las posiciones defensivas armenias.

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Ilustración 2. Ataque combinado de drones turcos e israelíes operados por el ejército azerí. El uso de drones israelíes por parte de las fuerzas azeríes ha generado una pequeña crisis diplomática entre Armenia e Israel.

Esta Segunda Guerra de Nagorno Karabakh se ha convertido en el tercer conflicto, tras la última fase de la guerra civil de Libia y la batalla de Idlib ocurrida entre los meses de febrero y marzo de 2020, en el cual los drones de ataque turcos tienen un importante papel en el desarrollo de los combates. Este hecho, sumado al creciente uso de drones por parte de actores no estatales y a la proliferación general de esta tecnología, hace pensar que estos sistemas se convertirán, o quizá ya se han convertido, en elementos centrales en el desarrollo de los conflictos de ahora en adelante.

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Sin embargo, la superioridad aérea azerí no está viéndose reflejada en avances sobre el terreno y las tropas azeríes han capturado menos de una decena de localidades desde el comienzo de las hostilidades. La orografía del terreno defendido por los armenios, formado (como se puede ver en este video) por colinas abruptas y montañas, y el gran esfuerzo dedicado a fortificar sus posiciones, especialmente tras los enfrentamientos de 2016, está sirviendo para contener y provocar graves daños a las fuerzas azeríes lo que provoca que, hasta para el más pequeño avance sobre el terreno, el ejército azerí requiera de hacer un uso extensivo del fuego de artillería.

La importancia del ámbito internacional

Pero este conflicto no se libra solo en las montañas y los cielos de Nagorno Karabakh. La arena diplomática internacional, desde la que se han detenido todos los enfrentamientos anteriores, también está teniendo un papel fundamental y en ella los principales actores están siendo Turquía, el principal aliado de Azerbaiyán, y dos de los copresidentes del grupo de Minsk: Francia y Rusia.

Turquía ha ofrecido, desde el primer momento, todo su apoyo a Azerbaiyán. Pocas horas después del estallido de los enfrentamientos el Ministerio de Exteriores de Turquía publicaba un comunicado en el que condenaba “el ataque de Armenia” afirmando que “es una violación del derecho internacional y provocó víctimas civiles. Armenia demostró ser el mayor obstáculo para la paz en la región. Azerbaiyán ejerce su derecho a la legítima defensa”. Esta última afirmación, que Armenia es la mayor amenaza para la paz en la región, sería repetida posteriormente por el presidente, Recep Tayyip Erdogan, y acabaría siendo portada en la prensa estatal turca.

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Ilustración 3. El apoyo a Azerbaiyán no está limitado solo a la coalición de gobierno, AKP y MHP, sino que los principales partidos de la oposición, CHP e IYI, como queda demostrado con este comunicado conjunto

Las autoridades de Armenia y Artsaj aseguran que el apoyo turco no se limita exclusivamente al campo diplomático afirmando que las fuerzas armadas turcas están directamente implicadas en las operaciones militares. El presidente de Artsaj afirmó, el pasado 28 de septiembre, que había presencia militar turca sobre el terreno y, posteriormente, el Ministerio de Defensa de Armenia agravaría esas acusaciones afirmando que Turquía utilizó un F-16 de su fuerza aérea para derribar un Su-25 armenio en espacio aéreo armenio, un incidente del que aún no se han mostrado pruebas concluyentes. Antes de continuar debemos dejar claro que, sin ningún tipo de duda, hay armamento turco sobre el terreno y Turquía ha enviado en los últimos meses cargamentos con material militar a Azerbaiyán, pero, al menos por el momento, la presencia directa de fuerzas turcas no ha sido demostrada.

La acusación de realizar un ataque en espacio aéreo armenio tiene una gran importancia a la hora de hablar sobre el peso de otro actor internacional de gran relevancia en el conflicto, la Federación Rusa. Esto se debe a que Armenia pertenece a la CSTO (Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva), una alianza militar encabezada por Rusia, que, según lo estipulado en el Art. 4 del tratado fundacional de la organización, podría ser llamada a participar en el conflicto en caso de producirse una agresión azerí en territorio armenio.

Rusia ha sido históricamente el gran mediador del sur del Cáucaso. Todos los enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán ocurridos hasta la fecha, incluyendo tanto la guerra original como la guerra limitada de 2016, han llegado a su fin tras la mediación de Moscú entre las partes en conflicto. Hoy en día parece que la posición de Moscú se ha visto minada por el desequilibrio de poder entre las partes y la beligerancia de Turquía a la hora de apoyar la ofensiva azerí, pero sin duda alguna Moscú tendrá un papel clave en el desarrollo de los acontecimientos en la región.

Por último, pero no por ello menos importante, el tercer gran actor en el conflicto es Francia. La importancia de Francia en este conflicto viene tanto por su papel como copresidente del Grupo de Minsk, aunque su posición dentro del mismo tiende a verse eclipsada por Rusia y Estados Unidos, como por su, más novedosa, rivalidad con Turquía que además pasa por un momento particularmente complicado debido a la escala de tensiones en el Mediterráneo Oriental.

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Ilustración 4. Comunicado conjunto del Grupo de Minsk condenando la escalada en Nagorno Karabakh y los bombardeos contra poblaciones civiles realizados en el territorio de ambos países

Reflexiones finales

Debemos prepararnos para una guerra larga: El desequilibrio de poder local hace que, salvo que una potencia externa quiera intervenir abiertamente y ponerse “de por medio”, Azerbaiyán no tenga incentivos para no continuar el conflicto hasta alcanzar sus objetivos.

Un conflicto descongelado: El fracaso del proceso diplomático, sumado al desequilibrio de poder local y a los cambios generales en el orden geopolítico en la región de Oriente Medio, hacen que cualquier alto el fuego sea meramente un parche temporal que se deshará en un periodo corto salvo que se le de una solución real al conflicto.

Nueva guerra, ¿nuevos actores?: El deshielo del conflicto, sumado a la alteración de los equilibrios geopolíticos en las regiones colindantes, podría atraer a nuevos actores al sur del Cáucaso como la coalición anti-turca, encabezada por Emiratos Árabes Unidos, o Irán, quien además de ser el otro país vecino tiene una importante minoría azerí en el territorio colindante a la zona de conflicto.

Turquía juega con fuego: Merece la pena destacar que los tres países del Grupo de Minsk han señalado, con notable preocupación, que se están transportando mercenarios sirios y libios a la zona de conflicto de Nagorno Karabakh y que esto podría suponer que el conflicto se convierta en una amenaza regional. El apoyo de Turquía a Azerbaiyán podría volverse en su contra si terceros países consideran que el envío de soldados islamistas a la zona supone cruzar una nueva línea roja.

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