Portada | Asia - Pacífico | Golpe de Estado en Myanmar: ¿Qué ha pasado?

Golpe de Estado en Myanmar: ¿Qué ha pasado?

Soldados birmanos toman posiciones dentro del ayuntamiento de Rangún durante el golpe de Estado | Stringer / Reuters

Escrito por Àngel Marrades

En la madrugada del 1 de febrero de 2021, a unas horas de que la nueva asamblea legislativa tomará posesión los militares se movilizaban a puntos claves del país arrestando a las figuras políticas más importantes del país como Aung Saan Suu Kyi, líder de facto de Myanmar. El golpe de Estado que había estado cociéndose durante semanas bajo acusaciones de fraude electoral de los militares se hacía efectivo.

Últimas noticias del golpe: Cobertura golpe de Estado en Myanmar

Las elecciones

El pasado 8 de noviembre de 2020 Myanmar celebraba sus terceras elecciones desde el inicio de la transición democrática iniciada en 2008 con la adopción de una nueva Constitución y la disolución de la junta militar. Aún así los militares retuvieron un enorme poder ostentando varios ministerios clave relacionados con defensa y seguridad nacional además del 25% de los asientos de ambas cámaras. Esto permitió la cohabitación de un doble gobierno civil y militar en el que el Tatmadaw (las fuerzas armadas de Myanmar) funcionaba como un gobierno por encima del propio gobierno al que supervisaba y aprobaba.

Para expandir: Myanmar: Un puzzle de etnias

Los funcionarios de las mesas electorales cuentan los votos en el distrito de Kyan Sit Thar en el municipio de Dala en Rangún | Nyein Su Wai Kyaw Soe | Frontier Myanmar

En estas últimas elecciones la Liga Nacional por la Democracia (NLD) de Aung San Suu Kyi venció de nuevo con mayoría absoluta, al igual que en 2015, y de hecho aumentó su ventaja obteniendo 396 de los 664 escaños de la Cámara de Representantes. Mientras el rival Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP) vinculado al Tatmadaw obtuvo solo 33 escaños, empeorando sus resultados. A las pocas semanas el líder del USDP declaraba que impugnaría el resultado electoral insistiendo en que hubo fraude, organizando protestas y pidiendo al Tatmadaw que asegurara unas “elecciones justas”.

La campaña que iniciaría el USDP, denunciando el supuesto fraude ante la Comisión Electoral de la Unión comenzaría a alcanzar grandes dimensiones en enero, cuando los militares decidieron intervenir definitivamente en el contencioso. En un primer momento hicieron una investigación, según la cual, las elecciones habían tenido múltiples irregularidades que afectarían a millones de votos y así a la integridad del resultado electoral. A pocos días de que se constituyera la nueva asamblea la situación se aceleró, diputados del USDP junto a militares no-electos del parlamento presentaron una petición para que se iniciara un sesión extraordinaria en que la cámara resolviera las acusaciones de fraude electoral. Sin embargo, el presidente del parlamento, de la Liga Nacional por la Democracia, les negó la petición y sentenció que eso era asunto de la Comisión Electoral.

Entonces el tono del Tatmadaw empezó a subir, en una rueda de prensa el portavoz del ejército declaró abiertamente que hubo “fraude electoral masivo” y ante la pregunta de un periodista de si tomarían el poder tan solo respondió: “No decimos que el Tatmadaw tomará el poder. No decimos que tampoco lo hará. Lo que podemos decir es que seguiremos las leyes de acuerdo a la Constitución”. Durante los siguientes días la tensión siguió aumentando con el despliegue de unidades militares en las principales ciudades, la petición del ejército de retrasar la apertura de la nueva legislatura, protestas nacionalistas en favor de los militares, varios comunicados de embajadas y organizaciones civiles pidiendo al Tatmadaw que respetase el resultado de las urnas y la Comisión Electoral estableciendo que no hubo fraude.

Soldados del ejército birmano despejan el tráfico mientras un vehículo blindado se mueve en una carretera en Rangún, Myanmar, el 28 de enero de 2021 | Stringer / Reuters

El 30 y 31 de enero los militares parecían tratar de rebajar la tensión sacando varios comunicados en que decían “defender la constitución” y que “sus comentarios habían sido malinterpretados por la prensa”. En realidad solo preparaba el camino para el propio golpe de Estado que estaba por venir bajo la retórico de proteger la Constitución de 2008.

El golpe

En las primeras horas de la mañana la televisión Myawaddy daba un mensaje a la nación: se declaraba el Estado de Emergencia durante un año, el tercer primer vicepresidente, el general U Myint Swe, asumía la presidencia y traspasaba todos lo poderes del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial) al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Min Aung Hlaing.

Horas antes el Tatmadaw se desplegaba en las ciudades de Naypyidaw, la capital, y Rangún, la ciudad más grande y anterior capital. A su vez cortaban los servicios de telecomunicación y arrestaban a Daw Aung Saan Suu Kyi, líder de facto de Myanmar, Consejera de Estado y líder de la Liga Nacional por la Democracia. También detendrían al Presidente U Win Mynt, varios ministros, los ministros jefe de los Estados regionales, miembros destacados de la gobernante Liga Nacional por la Democracia, activistas políticos y diputados.

El Tatmadaw justificó el golpe en defensa de la Constitución de 2008 bajo los artículos 417 y 418, diciendo que: “debido a las protestas generalizadas contra la Comisión Electoral de la Unión por el manejo de las elecciones y los resultados poniendo en peligro la soberanía del pueblo [tomaban el poder] (…) los poderes legislativo, administrativo y judicial del país se transfieren al comandante en jefe de las fuerzas armadas, de conformidad con el artículo 418 de la Constitución de 2008 respaldada por los militares, hasta que se tomen las acciones contra [presuntas irregularidades en] la verificación y [aprobación] de las listas de votantes”.

Estos artículos establecen que (417) “si hay motivos suficientes para que se declare un estado de emergencia por peligro a desintegración de la Unión o pérdida de la soberanía (…) el Presidente podrá, tras coordinarse con el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, promulgar el estado de emergencia por un año” y que (418) “el Presidente declarará la transferencia de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de la Unión al Comandante en Jefe de los Servicios de Defensa para que pueda tomar las medidas necesarias para restablecer rápidamente su situación original en la Unión. Se considerará que las funciones legislativas de todos los Hluttaws [parlamentos] y órganos dirigentes quedarán suspendidas desde el día de la declaración”.

Aung San Suu Kyi | APP

Los militares parecen haber elevado el vicepresidente Myint Swe, elegido por los militares según establece la Constitución, a la posición de Presidente interino bajo el artículo 73 de Constitución que permite al vicepresidente “desempeñarse como presidente interino si el cargo de presidente queda vacante debido a su renuncia, fallecimiento, incapacidad permanente o cualquier otra causa”. De esta forma, el Tatmadaw, arropándose en la Constitución de 2008 como su defensor, ha establecido que necesita reestablecer el orden constitucional bajo la acusación de que la Comisión Electoral no ha atendido las “evidencias de fraude electoral” y la negativa del resto de poderes a aceptar las demandas del ejército. Por el momento la hoja de ruta declarada por el Tatmadaw consiste en: 1. realizar una auditoría de las anteriores elecciones, 2. celebrar nuevos comicios dentro de un año tras el fin del estado de emergencia y, 3. transferir el poder al nuevo gobierno.

Las condenas no se han hecho esperar por parte de la ONU y Estados Unidos que: “se opone a cualquier intento de alterar el resultado de las elecciones recientes o impedir la transición democrática de Myanmar, y tomará medidas contra los responsables si no se revierten estos pasos”. Precisamente Washington tiene sancionado a Min Aung Hlaing, quien encabeza el golpe de Estado, por violaciones de derechos humanos de la minoría Rohingyá. Filipinas por el contrario declaró que se trataba de “un movimiento de ajedrez” y no un golpe, y advirtió que no iban a “depender de las narrativas occidentales”.

Las razones

Desde 2015 el Tatmadaw ha tenido que convivir con la Liga Nacional por la Democracia de Aung San Suu Kyi, no pudiendo contar con su aliado el USDP. Esto ha creado resentimiento por parte de los militares que han visto como debían compartir el poder, acordar la política con las milicias y delegar gran parte de las relaciones exteriores; no pudiendo llevar una transición democrática dirigida. A la vez durante los últimos años el Tatmadaw ha visto cooptada su base política por la influyente Aung San Suu Kyi que ha conseguido disputarles el terreno ideológico del nacionalismo budista, defendiendo ante la Corte Penal Internacional la limpieza étnica llevada a cabo por los militares contra la minoría Rohingyá. El resultado es que todo esto ha terminado por reforzar al interior y ante la mayoritaria etnia Bamar a la nobel de la paz San Suu Kyi.

Para expandir: Los crímenes contra los Rohingya llegan finalmente a la Corte Penal Internacional

El mayor general Min Aung Hlaing, comandante en jefe de las fuerzas armadas de Myanmar, llega para presentar sus respetos al héroe de la independencia de Myanmar, el general Aung San, y a otras ocho personas asesinadas en 1947, durante una ceremonia para conmemorar el 71 aniversario del Día de los Mártires. en Rangún, el 19 de julio de 2018 | Ye Aung Thu / AFP a través de Getty Images

Unido a esta perdida del liderazgo militar sobre la pieza clave que constituye el Estado birmano, el budismo, debemos añadir otro factor más: el propio Min Aung Hlaing. El líder del Tatmadaw cumple en julio de 2021 65 años, esta es la edad máxima con la que se puede servir en este puesto según la Ley de Servicios de Defensa de 1959, por lo que debería jubilarse por entonces. El golpe por lo tanto tiene aquí dos implicaciones clave, por un lado la personal, Aung Hlaing desea continuar en una posición de poder y el resultado electoral no le permitía acceder a la presidencia, con esto se asegura su posición. Por otro lado, una de mayor profundidad, lo que implica su jubilación. Aung Hlaing fue elegido en 2011 y esperaba poder supervisar la transición junto al USDP, que servía como vínculo a través del cual los militares retirados podían reciclarse en la política, con estas elecciones ha quedado claro que es una herramienta inservible. Ahora si abandona su puesto Aung San Suu Kyi podría maniobrar para conseguir que el nuevo Comandante en Jefe de los Servicios de Defensa fuese más favorable a sus reformas.

Suscríbete y accede a los nuevos Artículos Exclusivos desde 3,99€

Si escoges nuestro plan DLG Premium anual tendrás también acceso a todos los seminarios de Descifrando la Guerra, incluyendo directos y grabaciones.

Apúntate a nuestra newsletter

Te enviaremos cada semana una selección de los artículos más destacados, para que no te pierdas nada.