Por Alejandro López.
La guerra de Tigray sufrió una metamorfosis en guerra civil completa en Etiopía durante el mes de julio de 2021. Con la reorganización de las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF), brazo armado del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF), llegó la campaña de Tigray oriental. En esta campaña las TDF no solo retomaron todo Tigray oriental y dieron el pistoletazo de salida al camino hacia Tigray occidental para expulsar a eritreos, federales y amhara; sino que además lograron penetrar en los Estados vecinos de Amhara y Afar.
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Lo que en principio serían escaramuzas sin objetivo de control del territorio –según anunciaron los propios miembros del TPLF-, pronto se convertiría en algo más permanente. El gobierno federal había llamado a la movilización de tropas desde todo el país y las regiones habían respondido. Es por ello que el TPLF buscaría neutralizar a sus numerosos enemigos en ambos frentes, donde se acumulaban: Amhara y Afar.
Nueva fase de la guerra fuera de Tigray
La entrada del TPLF en la región de Afar fue respondida con fuerzas afaríes estatales y federales a las que se unirían los refuerzos desde todas partes del país. Esta llegada causaría especial tensión con los efectivos de la región Somali y los miembros de milicias oromo. De hecho, el pretexto desde Tigray para sus incursiones en Afar bebía de esas milicias como objetivo. La cuestión oromo tiene sus propias aristas, especialmente en la llegada al frente de la región de Amhara de los efectivos oromo reclutados, ya que existe una fuerte disputa –con multitud de masacres interétnicas incluidas- entre los oromo y los amhara, así como un conflicto oromo propio. Sin embargo, lejos de tratarse de incursiones para expulsar a combatientes como los oromo de Afar, la realidad del frente que abrieron los tigriña fuera de su región se escondía en una serie de objetivos estratégicos.
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El frente de Amhara y el de Afar pronto estarían enfocados hacia esos objetivos clave para no tener que ejercer únicamente una posición defensiva en la frontera. El TPLF había puesto su mira sobre el corredor que conectaba Addis Abeba y Djibuti, clave para el gobierno federal dada la falta de acceso a puertos soberanos etíopes, por lo que esa conexión con Djibuti representaba una infraestructura vital para el 95% del comercio y fue financiada al 70% por China.
Por otro lado, aunque el TPLF se negaba a entrar en Eritrea por ser una cuestión “de los eritreos”, sí consideraba estratégica la presión interna sobre Asmara para retomar los territorios de Tigray norte ocupados por Eritrea. La misma cuestión se vivía en Amhara, con un frente decidido a tomar la histórica capital de Gondar y la ciudad de Weldiya, cercana a la frontera con Afar; y otro en Tigray occidental como causa nacional cruzada, donde las masacres proseguían y el objetivo estratégico tigriña era abrir un corredor con Sudán. Aunque se planteaba la posibilidad de que la campaña de las TDF en Amhara fuera dirigida directamente hacia Addis Abeba para presionar al gobierno federal, la estrategia tigriña se dirigió hacia los objetivos estratégicos comentados en dos de los tres Estados fronterizos.
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La conquista de la Zona 4
En el caso de Afar, la frontera de Tigray abarcaba la Zona 2, al norte, y parte de la Zona 4, al sur. A pesar de que inicialmente el gobierno regional de Afar acusó a combatientes de la Zona 2 de estar apoyando al TPLF, los combates estuvieron produciéndose durante semanas en la Zona 4, conformada por las woredas –distritos- de Yalo, Golina, Awra, Teru y Ewa.
El 17 de julio se lanzó la campaña sobre Afar –tras la finalización de la Operación Madres de Tigray en Korem y Alamata el 13 de julio- y para el 21 de julio las TDF ya controlaban las tres primeras woredas. El comienzo de la entrada desde Tigray en la Zona 4 habría producido nuevos desplazados internos: más de 54.000 según declaraciones afaríes desde su portavocía regional.
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Tras la toma de Yalo, Golina y Awra, la campaña tigriña se estancó en la woreda de Ewa. En apenas dos días el número de desplazados habría aumentado a los 75.000, dejando una veintena de fallecidos. Es relevante conocer el dato de que Etiopía ya era el país con mayor cantidad de desplazados internos del mundo: más de 100.000 personas. De ser ciertas las cifras, solo en el frente Tigray-Afar habría que sumar en torno a un 75% más sobre el total, lo cual hace prever que el número total sería inciertamente mayor dado que en absoluto es el frente más sangrante de la guerra de Tigray y que ésta está lejos de ser el único conflicto de Etiopía.
Al tiempo que desde Afar se buscaba una recuperación de terreno en Ewa, el gobierno regional estrechó su colaboración con Oromia. Las escaramuzas se concentraban entonces en las woredas de Ewa y Awra, según la ONU. Por su parte, el portavoz del TPLF seguía haciendo gala de las victorias en Afar y el norte de Amhara, mientras criticaba que el gobierno federal seguía mandando carne de cañón –especialmente oromo- sin entrenamiento a los dos frentes e “instigando un genocidio” contra Tigray, con masacres de cientos de tigriña como las que se sucederían en Humera, cerca de la triple frontera entre Sudán, Eritrea y Tigray.
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Afar responde y se desestabiliza
El 23 de julio, el líder de la región de Afar, Awel Arba, llamaba en televisión a la movilización contra las TDF, acusándolas de “invasión” en las cuatro woredas en liza. Los tigriña, por su parte, insistían en el punto de asalto que suponía la Zona 4 de Afar para que las tropas federales pudiesen perpetrar sus ataques contra Tigray.
El objetivo supuesto del corredor Addis Abeba-Djibuti implicaba el acceso a la Zona 1, donde se encontraba el paso desde la Zona 3 por el sur y la bifurcación hacia Eritrea y Djibuti por el noreste. La capital de Afar, Semera, en plena ruta para el envío de ayuda humanitaria, también se encontraba en la Zona 1 y vivía manifestaciones contra la invasión desde Tigray. Incluso desde Abqaala Qafar, en la norteña Zona 2, se vivieron este tipo de manifestaciones. Y precisamente la woreda fronteriza con Ewa, en la Zona 4, Chifra, presenciaba también combates con las TDF pero sería necesario llegar a Mile o Dubti para cortar la carretera. Hay que entender, asimismo, la importancia que tomar estas woredas podía ofrecer para el asedio de Weldiya, en el norte de Amhara, así como el papel que las etnias oromo y agaw podrían jugar en ese frente tras sus enfrentamientos contra los amhara. Sin embargo, para el 27 de julio las TDF se habrían tenido que retirar a la woreda de Awra tras la reconquista de Ewa en la candente Zona 4. Otros reportes aún confirmaban la presencia de las TDF en Ewa para el día 30 de julio, mientras presionaban sobre Chifra y bloqueaban la carretera Chifra-Weldiya, con especial importancia para avanzar sobre el norte de Amhara y la Zona 1 de Afar.
Pronto Semera, la capital de Afar, tomaría aún más relevancia en la guerra de Tigray con la visita a principios de agosto de 2021 del Primer Ministro etíope Abiy Ahmed al aeropuerto y centro de operaciones de drones. Al tiempo que ocurría esto, el TPLF mencionaba la posibilidad de que el gobierno estuviese empleando drones turcos contra ellos, y Estados Unidos llamaba a la salida inmediata del TPLF de Amhara y Afar.
El 4 de agosto volvía a reportarse la presencia federal y regional afarí en la ciudad de Ewa, con las TDF en el área circundante, por lo que el frente de batalla parecía seguir en movimiento y localizado en torno a dicha woreda. De hecho, el Estado de Afar acusó el día 6 de agosto a las TDF de atacar centros sanitarios y educativos en Galikoma, woreda de Golina, dejando más de 200 víctimas civiles y quemando los suministros destinados a los desplazados. La situación del frente de Afar no estaba avanzando en ninguna dirección durante, al menos, una semana, por lo que los sucesos de Amhara, especialmente en Weldiya, podían marcar la situación de la Zona 4 y la Zona 1. Pero en ese tira y afloja, los siguientes días de agosto las TDF volverían a controlar Ewa, en la Zona 4.
Igualmente las graves dinámicas que viviría la región de Afar se moverían a causa de la tensión por presencia de otros grupos étnicos, en este caso por la frontera este somalí. El corredor Addis Abeba-Djibuti sería cortado pero a causa del enfrentamiento con la población somalí de Afar, del clan Issa, cuyos enfrentamientos se extenderían a Djibuti. Los Issa son un grupo somalí minoritario en Afar desde la delimitación fronteriza entre los Estados de Afar y Somali pero que resulta ser mayoría en el lado somalí etíope de la frontera con Afar y en Djibuti. El corte de las carreteras y los enfrentamientos interétnicos, especialmente las imágenes de ataques sobre población somalí, hicieron que la violencia se volviera contra los afar en toda la región. Por eso la presencia de tropas somalíes en Afar a causa de la guerra de Tigray y la periódica reavivación de los choques fronterizos esta vez no pudieron ser arreglados mediante una negociación y extendieron la desestabilización a Djibuti, donde los ecos de la violencia etíope continúan con persecuciones y homicidios, en este caso, de población afar.
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