Etiopía vive inmersa en una de las peores crisis internas de su historia que amenaza con fragmentar de forma irreversible este país del Cuerno de África. Mientras la relativa atención internacional se centra en la guerra en Tigray, con la retirada del Ejército federal y la grave crisis humanitaria, y en el aumento de las tensiones con Egipto y Sudán por la construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope en el Nilo Azul, otras regiones como Afar, Benishangul-Gumuz u Oromía sufren diariamente una muy preocupante escalada de la violencia.
Para expandir: Conflictos en Etiopía (I): Introducción
En esta última región los dos principales partidos, el Frente de Liberación Oromo (OLF) y el Congreso Federalista Oromo (OFC), emitían un comunicado el pasado dos de julio en el que no reconocían las recientes elecciones, declaraban ilegítimo al actual Gobierno y anunciaban la creación de un Gobierno de transición. Este paso se da después de un aumento de las tensiones en los últimos meses con el Ejecutivo central, pero responde a una dinámica histórica en la que el pueblo oromo se ha visto marginado de los órganos de poder a pesar de ser la etnia más importante en número de habitantes.
Una marginación histórica como germen del fuerte nacionalismo oromo
Los oromo, conocidos anteriormente como gallas y cuyo término hoy se usa de forma despectiva, fueron los protagonistas de diversas invasiones del Imperio etíope durante la Edad Media, un reino que por entonces se limitaba al norte del actual país y era habitado principalmente por las etnias Amhara y tigriña. Algunos oromo se asimilaron paulatinamente con el pueblo etíope, pero la gran mayoría será aplastado y conquistado de forma violenta por la expansión hacia el sur del emperador Menelik II a finales del siglo XIX.
La discriminación sufrida durante los sucesivos gobiernos de Menelik II y de Haile Selassie creará el germen de un fuerte movimiento nacionalista que, de forma desorganizada, combatirá al gobierno central y que desembocará en la creación del OLF el año 1973. Este nacerá con el propósito de promover la autonomía y la autodeterminación para los oromo. La llegada del régimen marxista del Derg fue vista con esperanza por el pueblo oromo gracias a sus promesas de mayor autonomía política, pero pronto se convertirá en desconfianza y enfrentamiento directo.
Las promesas incumplidas y el creciente autoritarismo llevarán a distintos actores internos y externos a combatir a la junta militar. La guerra con el vecino somalí y la insurrección especialmente virulenta de grupos como el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPFL), el Frente Popular de Liberación de Eritrea o el propio Frente de Liberación Oromo pusieron en serios apuros al Gobierno que finalmente caerá el año 1991. Algunos de estos grupos se unirán en el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF) que gobernará Etiopía hasta la creación del Partido de la Prosperidad del actual primer ministro Abiy Ahmed. Sin embargo, el nacionalismo oromo no funcionaba entonces, ni ahora, como un todo homogéneo y en esta época aparecen diversos partidos de carácter étnico. El Partido Democrático Oromo (ODP) se funda por impulso del TPFL y contará entre sus filas con muchos desertores del Derg. Este partido formará parte de la coalición gobernante hasta la actualidad. También adquirirá especial relevancia el Frente de Liberación Islámica Oromo que nacido tras la separación del OLF en dos facciones y con un fuerte apoyo de Arabia Saudí llegará a controlar un territorio propio.
Los tres partidos oromo nombrados anteriormente formarán parte del Consejo de Transición encargado de administrar el país hasta la celebración de elecciones y el OLF incluso contará con tres ministros. Las desavenencias indisimulables con el TPFL llevarán al OLF a abandonar el gobierno y a boicotear los comicios, iniciando la nueva administración dominada por los tigriña una dura represión que acabará con la vida de miles de oromo.
Desde entonces el OLF será considerado una organización terrorista y gran parte de sus miembros partirán al exilio, principalmente a Kenia y Eritrea. Los que permanecerán en el país se verán obligados a la clandestinidad, desde donde llevarán a cabo acciones guerrilleras que tendrán un impacto limitado durante los siguientes años.
De la expulsión de sus tierras a la llegada del primer oromo al poder
Con la creación de la República Democrática Federal de Etiopía y la instauración del sistema del federalismo étnico en que cada una de las etnias principales cuenta con su propia región, gran parte de los 35 millones de oromos quedaron enclavados en la región de Oromía. Esta región rodea por completo la capital Adis Abeba que funciona con un “estatus especial”. Por su parte otros grupos de población oromo se verán incluidos en áreas dominadas por otras etnias, como es el caso de la Zona Oromía en la región de Amhara.
Durante más de dos décadas las protestas oromo se sucedieron con mayor o menor intensidad con especial relevancia en las lideradas por el movimiento estudiantil. Todas ellas fueron reprimidas con gran dureza por la Policía federal causante de decenas de muertos y miles de detenidos. Será a partir de 2014 cuando la lucha del pueblo oromo adquiera un notable reconocimiento por los planes gubernamentales de aumentar el territorio de la capital.
La explosión demográfica de la ciudad en las últimas décadas ha expropiado las tierras de cultivo de cerca de 150 000 agricultores sin una justa compensación, mientras gran parte del pueblo oromo veía con preocupación la pérdida de sus tierras ancestrales y su sustento de vida. Por todo ello se iniciaron masivas manifestaciones que desembocarán en violentos disturbios y que pronto se expandirán al resto de regiones del país, en la peor crisis interna desde la llegada del EPRDF al poder. Durante los disturbios al menos 400 personas murieron en manos de la Policía y el Gobierno de Hailemariam Desalegne fue acusado de diversos crímenes contra los Derechos Humanos.
Las fuertes protestas que se expandirán hasta el 2017 verán emerger la figura del actual primer ministro Abiy Ahmed. De ascendencia tanto amhara como oromo se convertirá en el carismático líder del Partido Demócrático Oromo, plataforma que le servirá de trampolín para su victoria en las elecciones de 2018. De esta manera por primera vez un miembro de la etnia oromo llegaba al poder en Etiopia.
Su programa de reconciliación nacional llevará a la legalización de diversos partidos opositores y a la vuelta del exilio de miles personas. También se firmará el acuerdo de paz con el OLF por el que este renunciaba a la lucha armada y se insertaba en el proyecto democrático de forma pacífica, mientras su líder Dawud Ibsa y miles de militantes cruzaban la frontera del país acogiéndose a la amnistía.
Conflicto abierto con el Gobierno de Abiy Ahmed
Ya desde un principio los citados acuerdos nacieron con palos en las ruedas. El Ejército de Liberación Oromo (OLA), brazo armado del OLF, rechazaba los acuerdos con el gobierno, al que acusaba de mentir y anunciaba su ruptura de relaciones con el OLF. Sin embargo, para muchos, se trata simplemente de una separación táctica. Sea como sea reanudará desde entonces el conflicto con una fuerte intensidad y con escaramuzas cada vez más recurrentes con el Ejército federal.
Durante 2019 será especialmente relevante su papel en el estallido del conflicto de Metekel. Esta zona incluida en la región de Benishangul-Gumuz que cuenta con intereses agrícolas de miembros de distintas etnias como los propios oromo, los agaw, los gumuz o los amhara. Esta última reclama a su vez que la zona se incorpore a la región de Amhara. Metekel se ha convertido desde entonces en un verdadero terremoto del que es muy difícil obtener información, pero del que continuamente llegan reportes de matanzas de carácter étnico en el que se han visto involucradas diversas milicias, el TPFL, el ejército federal y el propio OLA.
El asesinato del cantante y activista oromo Hachalu Hundessa el verano de 2020 verá explotar las calles de Oromía. Durante días, masivas manifestaciones y fuertes disturbios recorrerán las calles de la región en uno de los mayores alzamientos populares de la historia reciente del país. Las protestas enaltecieron el nacionalismo oromo y reclamaron la atención internacional en el conflicto. La respuesta del Gobierno de Abiy Ahmed fue una dura represión que se saldó con un balance oficial de al menos 250 muertos y el encarcelamiento de los líderes del OFC Jawar Mohamed y Eskinder Nega acusados de incitación a la violencia. Con todo ello se demostraba que las aspiraciones oromo no podían pasar por un entendimiento con el Gobierno.Desde principios de este año la violencia interétnica en el país no ha dejado de aumentar y los enfrentamientos tanto entre milicias como con el Ejército federal son una constante. El OLA ha sido acusado en los últimos meses de diversas masacres contra la población amhara que en su mayoría ha negado, mientras diversas milicias oromo tomaban y arrasaban ciudades de las regiones de Amhara y Benishangul-Gumuz.
El OLA no tiene nada que ver con este tipo de actos de salvajismo. Si el OLA tuviera que matar a personas por su grupo étnico sería trabajo de una noche, pero eso no es la causa por la que luchamos” afirmaba el líder del grupo Jale Merro tras ser acusados del asesinato de más de 100 civiles el pasado mes de marzo.Para el OLA el Gobierno etíope utiliza los enfrentamientos como excusa para invadir militarmente el país y asegura que lo hace con ayuda de tropas eritreas. También el OLF aseguraba en un comunicado este mes de junio la presencia de al menos 30000 soldados eritreos en Oromía Occidental y en Benishangul Gumuz, cometiendo los mismos abusos contra la población de los que se les acusa en Tigray.
Formación de un gobierno de transición oromo
En este contexto los principales partidos oromo llamaban al boicot en las pasadas elecciones del 20 de junio, que dieron como vencedor al Partido de la Prosperidad de Abiy Ahmed. Con sus líderes encarcelados tanto el OLF como el OFC no dudan de que las elecciones son solo una excusa para seguir con el programa centralizador del Gobierno y apuntalar aún más su política represiva.
Ambos partidos anunciaban pocos días después de los comicios la creación del Gobierno de Transición Regional de Oromía (ORNTG) con el propósito de gobernar Oromía durante un periodo de tres años hasta que el pueblo escoja a un “gobernante legítimo”. En el texto se citan una larga lista de agravios por los que consideran necesario su autogobierno y entre ellos se afirma que: “el régimen trabaja diligentemente por desmantelar el estado de Oromía y dividir al pueblo oromo privándolo de un territorio estatal federal unificado”. Un régimen que consideran que “ha estado infligiendo incontables miserias a los ciudadanos de Oromía y a otros pueblos de Etiopia”.
En el mismo comunicado se afirma que “el ORNTG surge en un momento crítico en la historia etíope, cuando el TPFL vuelve a recuperar el control de Tigray tras una sangrienta guerra contra las fuerzas federales y cuando el país se encuentra sumido en el caos” demostrando que el momento escogido no era baladí, tratándose de la respuesta a “las Fuerzas Armada, milicias locales, fuerzas especiales amharas y el Ejército de Eritrea operativos en la guerra contra Oromía”. De cómo llevarán a cabo esta autonomía aún no se conocen los detalles, pero uno de sus objetivos declarados es la creación de un Parlamento compuesto de 337 diputados escogidos entre miembros del OLF y el OFC, la sociedad civil y agrupaciones de jóvenes y mujeres. Por otra parte, aseguran su intención de trabajar “codo con codo” con organismos como la Unión Africana o las Naciones Unidas o la Unión Europea e iniciar un proceso de diálogo tanto con los diversos actores internos como con el resto de gobiernos regionales.Cabe destacar que este Gobierno de transición no llama a la separación completa del Estado etíope, sino que se habla en todo momento de un “Gobierno regional” y de un acuerdo de transición a nivel federal que respete la constitución etíope. A pesar de ello en los últimos días no han cesado los enfrentamientos y el OLA ya ha expresado su intención de seguir con la lucha armada hasta la expulsión total de los restos del ejército en Oromía mientras anunciaba la muerte de al menos dos-cientos soldados etíopes.
Los enfrentamientos entre grupos de poder apoyados en muchos casos en milicias étnicas han llevado en los últimos meses a Etiopía a una situación caótica. Diariamente se conocen atentados y asesinatos en prácticamente todas las regiones del país y parte de él se encuentra directamente en una guerra abierta mientras el Gobierno etíope se enfrenta a las críticas internacionales y al peligro de un conflicto armado con sus vecinos. Con ello no parece descabellado que otras regiones opten por iniciar un proceso como el de Oromía y Tigray y asistamos hacia un desmembramiento del actual sistema etíope que lleve a un aumento del federalismo o la secesión de sus regiones.
Descifrando la Guerra depende de las contribuciones de sus seguidores para continuar adelante como un medio independiente que cuente las últimas noticias de la realidad internacional. Si quieres colaborar económicamente con el trabajo de Descifrando la Guerra ponemos a tu disposición las siguientes opciones. Gracias a vuestras aportaciones podemos continuar analizando la geopolítica global con el mayor rigor.
El pago con tarjeta se realiza de forma segura a través de Stripe.
Puedes escoger entre una de las cantidades sugeridas. (Operación exenta de IVA artículo 20.Uno.12ª de la LIVA)
Puedes escoger la cantidad a donar. (Operación exenta de IVA artículo 20.Uno.12ª de la LIVA)
Para comentar debe estar registrado.
[…] Para expandir: Conflictos en Etiopía (II): el conflicto oromo […]
[…] Para expandir: La marginación histórica del pueblo oromo […]