El 6 de junio de 2020, tan solo dos días después de que el Ejército Nacional Libio se retirara de Trípoli, el mando militar del Gobierno de Acuerdo Nacional anunciaría el comienzo de la Operación “Caminos de la victoria”. Esta nueva operación militar tenía como objetivo asegurar una serie de posiciones clave en la región central del país entre las que destacan la ciudad de Sirte, situada en la costa del golfo homónimo, y la base aérea de Al-Jufrah, situada en el norte de Fezzan a las afueras de Hun. Mientras las tropas de Trípoli comenzaban su avance, en El Cairo se producía una importante reunión entre Khalifa Haftar, líder del Ejército Nacional Libio, Aguilah Saleh, presidente de la Cámara de Representantes de Tobruk, y Abdelfatah AlSisi, presidente de Egipto, tras la cual se anunciaría el “Documento de El Cairo”, una nueva propuesta para la resolución del conflicto libio. En esta segunda entrega de la miniserie, nos centraremos en repasar lo ocurrido estas últimas tres semanas en relación con la región central de Libia.
Enlace a la primera parte: Hacia una nueva etapa del conflicto libio (I): Rusia, Estados Unidos y la caída de Trípoli
Operación “Caminos de la Victoria”
La rapidez con la que se anunció el comienzo de la Operación “Caminos de la victoria” fue algo sorpresivo. Al fin y al cabo, no habían pasado ni 48 horas desde que el Gobierno de Acuerdo Nacional había recuperado el control de Trípoli y, por lo tanto, tampoco se había producido la movilización de tropas necesaria para el desarrollo de una nueva ofensiva de semejante envergadura como posteriormente quedaría demostrado. Teniendo esto en cuenta, analicemos algunas de las posibles razones por las cuales el GNA decidió lanzar esta operación:
(I) Exceso de confianza: La captura de Trípoli por parte del Gobierno de Acuerdo Nacional vino seguida por una rápida ofensiva contra las estratégicas localidades de Tarhuna y Bani Walid situadas en la única ruta hacia la ciudad que continuaba bajo el control del Ejército Nacional Libio. El LNA, al contrario de lo que el propio GNA esperaba, se retiró de estas ciudades sin luchar lo que incentivó a la facción de línea dura del GNA, contraria a negociar ninguna forma de acuerdo de paz hasta que Trípoli haya puesto bajo su control la mayor parte del país, a presionar para que continuaran los avances, confiando, al menos aparentemente, en que las tropas de Haftar continuarían huyendo hasta llegar a la región de Cirenaica (este de Libia).
(II) Revanchismo: La ciudad de Sirte lleva en manos del Ejército Nacional Libio tan solo desde el 6 de enero de 2020. Esto implica que, en la actualidad, es la única posición capturada por las tropas de Haftar desde el comienzo de la ofensiva contra Trípoli, el 4 de abril de 2019, que aún no ha regresado a manos del Gobierno de Acuerdo Nacional. La necesidad de revertir completamente todos los avances del LNA, y demostrar por lo tanto la naturaleza fallida de la iniciativa de Haftar, es una prioridad para algunos elementos de las fuerzas de Trípoli.
(III) Alto valor estratégico de los objetivos: Sirte y Al-Jufrah son dos posiciones clave de la región de central de Libia desde las cuales se controla tanto el acceso a los campos petrolíferos del Golfo de Sirte como el tránsito por las principales carreteras que conectan el este y el oeste del país.
Antes de continuar, debemos hacer un breve inciso. Las violaciones del embargo de armas a Libia, vigente desde 2011 a raíz de la resolución 1970 (2011) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, son continuas y llevadas a cabo por los socios internacionales de ambos bandos del conflicto libio. Pero el notable descaro con el que se llevan a cabo estas acciones ha sido llevado un paso más allá recientemente tanto por parte de Emiratos Árabes Unidos, principal apoyo del Ejército Nacional Libio, como por parte Turquía y Qatar, los principales apoyos del Gobierno de Acuerdo Nacional. Esto se debe a que los tres países han comenzado a utilizar aviones de transporte de sus propias fuerzas aéreas, además de los de sus socios libios o los de empresas de terceros países, para realizar vuelos a Libia. Con el objetivo de no desviarnos en exceso de la temática de este apartado, nos centraremos tan solo en la actividad de Turquía y Qatar, pero a cualquier interesado en la actividad correspondiente a Emiratos Árabes Unidos no puedo sino recomendarle la excelente cobertura que realiza @Gerjon_ al respecto.
(IV) El Puente aéreo Estambul – Misrata: Durante los días y semanas posteriores a la captura de la base aérea de Al-Watiya se produjo una importante intensificación en el flujo de vuelos vinculados al despliegue de Turquía en territorio libio. El 21 de mayo de 2020 un C-130E, avión de transporte militar medio, de la Fuerza Aérea turca y un C-17A, otro modelo de avión de transporte militar pesado, despegaban del Aeropuerto de Estambul (Turquía) en dirección al Aeropuerto de Misrata (Libia controlada por el GNA) inaugurando así un nuevo puente aéreo directo y “formal”, en el sentido de que ha estado siendo llevado a cabo por aviones de las fuerzas aéreas de Turquía y Qatar al contrario que en etapas anteriores del conflicto.
Para expandir: La batalla por Al-Watiya
Este puente aéreo estaría particularmente activo, con más de dos decenas de aeronaves de Turquía y Qatar recorriendo la ruta, hasta el 6 de junio, una fecha cuya importancia ya hemos señalado anteriormente, momento tras el cual sufriría un parón con breves reactivaciones los días 11 y 24 de junio.
El incremento en el número de envíos de armamento, y quizá de combatientes sirios, procedentes de Turquía habría supuesto una señal clara para el Gobierno de Acuerdo Nacional de que podrían continuar presionando puesto que Turquía les “cubría las espaldas”.
(V) Los intereses de Turquía: La posible partición de Libia en dos, ¡o 3!, países es algo que ha sido planteado en números ocasiones durante los últimos años y, aunque otrora fuera un debate considerado poco realista o una solución extrema, hoy en día muchos consideran que se ha convertido en algo posible, deseable o incluso inevitable. Sin embargo, aunque quizá (con reticencias) algunos países asociados con el Ejército Nacional Libio (Egipto) estarían dispuestos a contemplar esta posibilidad puesto que les serviría para crear un estado satélite y tapón, esta es una posibilidad inaceptable para Turquía.
La principal razón para esto es el Memorandum de Entendimiento para la delimitación de la frontera marítima firmado entre Turquía y el gobierno de Trípoli. En este, la línea de costa tomada como referencia para el cálculo la zona en la cual hacen contacto las zonas marítimas de ambos países está situada en el este de Libia y en el corazón del territorio del Ejército Nacional Libio. Merece la pena señalar que desde Turquía se han hecho notables esfuerzos para inventarse completamente, porque no existe otra palabra para definirlo, la posición de Trípoli en Libia y la ubicación de la isla griega de Creta con el fin de justificar las líneas trazadas en el acuerdo pero, a pesar de esto, está muy claro que el gobierno turco es plenamente consciente de que, para que el acuerdo mantenga un cierto grado de legitimidad, necesita que el GNA tome el control de, al menos, toda la línea de costa de Libia.
El asalto a Sirte
Una vez planteadas cuales pueden ser las principales motivaciones para el inicio de la Operación “Caminos de Victoria” veamos ahora como se desarrolló la misma. Los primeros compases de la ofensiva fueron un gran éxito, el GNA avanzó con rápidez por la costa capturando pequeñas localidades mientras vencía con facilidad, gracias al apoyo de los drones turcos presentes en la zona, a las pocas unidades del LNA presentes en la zona que apenas mostraban resistencia antes de retirarse hacia el este. Tras tan solo cinco horas de avances, apróximadamente a las 16:30 de la tarde, las tropas de vanguardia del GNA alcanzaron la puerta occidental de Sirte.
El asalto a la ciudad fue planteado como una ofensiva desde tres ángulos diferentes (oeste, suroeste y sur) por lo que parte de las tropas del GNA se separaron del grupo de la costa para rodear la ciudad y preparar estos otros vectores de avance. Y en ese momento, el GNA cayó en una emboscada preparada por las tropas del LNA en el interior de la ciudad. La emboscada fue exitosa y supuso el comienzo de un importante contraataque del LNA con el que expulsaría a las tropas del GNA de Sirte obligandoles a retirarse hasta posiciones más seguras a 20km de la periferia de la ciudad.
Durante los días siguientes el GNA volvería a tratar de asaltar la ciudad en al menos otras dos ocasiones diferentes (el 7 de junio y el 9 de junio) siendo repelidos, e incluso perdiendo terreno, tras cada ataque. Esto llevó a que el GNA detuviera los asaltos y comenzara una serie de preparaciones más concienzudas, incluyendo una movilización de tropas mucho mayor, mientras continuaba capturando localidades aisladas lejos de las posiciones reforzadas de Sirte. Pero incluso estos pequeños avances se detendrían tan solo un día más tarde, el 10 de junio, debido a la aparición de los cazabombarderos desplegados en Al-Jufrah, a los que hicimos mención en la anterior entrega de la miniserie, en los cielos de la región algo que provocó una retirada total de los drones turcos y un estancamiento de la situación.
La Declaración de El Cairo
Como adelantabamos al comienzo del artículo, el comienzo del asalto de Sirte coincidió con la presentación de la “Declaración de El Cairo”, una iniciativa amparada por Egipto que tenía como objetivo detener los avances del GNA, establecer un alto el fuego y revitalizar la vía política. En su presentación, Abdefaltah Al-Sisi, incrementaría el peso de este documento dejando entender que el rechazo del mismo podría provocar una reacción por parte de Egipto. Sin embargo el GNA rechazó por completo esta propuesta a lo que el LNA respondió afirmando que no podría haber ningún tipo de alto el fuego hasta que Trípoli aceptara el documento egipcio.
Este estancamiento en las negociaciones, sumado al estancamiento de los avances sobre el terreno, vino acompañado de un notable incremento de la actividad diplomática en torno al conflicto libio. Trataremos de resumir los principales posicionamientos tras la presentación de la iniciativa egipcia en este breve listado:
- Estados Unidos, al menos según las afirmaciones de Turquía tras la realización de una llamada entre Recep Tayyip Erdogan y Donald Trump, aparentaba que iba a incrementar su colaboración con Turquía, pero tras otra llamada, esta vez entre Abdelfatah AlSisi y Trump, dio apoyo a la iniciativa egipcia, aunque señalo que el proceso amparado por Naciones Unidas debería tener un carácter central. En conclusión, Estados Unidos parece que mantendrá su posición de distanciamiento y relativa neutralidad.
- Rusia, tras una llamada entre AlSisi y Vladimir Putin, dio su apoyo a la iniciativa egipcia. Posteriormente se produciría también una llamada entre Erdogan y Putin.
- La Unión Europea junto con Alemania, Italia y Francia,y tras una llamada entre Angela Merkel y AlSisi, dio su apoyo a la iniciativa de Cairo pero reclamo regresar al proceso liderado por la ONU.
- Emiratos Árabes Unidos anunció su apoyo a la “Declaración de El Cairo”
- El ministro de exteriores iraní, Javad Zarif, anunció que “Irán y Turquía comparten la misma visión sobre la cuestión libia”
- El ministro de exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, rechazo la “Declaración de El Cairo”.
Por último, pero no por ello menos importante, también debemos señalar que, el 13 de junio, se anunció que se celebraría una reunión en formato 2 + 2 (ministros de exteriores y defensa) entre Turquía y Rusia centrada en la evolución y resolución del conflicto libio pero esta sería cancelada tan solo 24 horas más tarde sin clarificar los motivos de esta cancelación.
Demostraciones de fuerza e intercambio de señales sobre la línea roja de Sirte
Tras la publicación de la propuesta egipcia, Turquía y Egipto han realizado varias demostraciones de fuerza y han mandado señales indicando que no están dispuestos a ceder en sus demandasen torno al conflicto.
- El 7 de junio, el portavoz del parlamento egipcio afirmó “Egipto no permitirá que Libia caiga en las manos de terroristas o mercenarios turcos”.
- El 8 de junio, Erdogan declaró en rueda de prensa que “La operación del GNA para capturar Sirte y Jufrah continuará a pesar de las amenazas”
- El 9 de junio, AlSisi convocó una reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Egipto para tratar la situación en Libia para poco después reunirse con su ministro de Defensa.
- El 10 de junio, el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, se reunió con los oficiales al cargo de la Región Militar Occidental de Egipto.
- El 11 de junio, en lo que se interpreta como una demostración de fuerza en respuesta a los movimientos egipcios, Turquía llevo a cabo unas maniobras aeronavales en el Mediterráneo Central en las que participaron 17 aeronaves y 8 buques de guerra. Estas fueran ampliamente publicitadas por el ministerio de defensa que publicó videos, montajes y esquemas sobre las mismas.
- El 15 de junio, Reuters hizo público que Ankara estaba inmersa en negociaciones para establecer una base naval en Misrata y una base aérea centrada en el uso de drones en Al-Watiya.
- El 17 de junio, una gran delegación diplomática turca visitó Trípoli. En la comitiva se encontraban presentes el Ministro de Exteriores, el Ministro de Finanzas, el Ministro de Tesoro, el jefe del Servicio de Inteligencia (MIT), el portavoz presidencial y otros oficiales de alto rango.
- El 20 de junio, Abdelfatah Al-Sisi, declaró durante a una visita a la base aérea de Sidi Barrani, que:
Estas últimas declaraciones de Al-Sisi fueron recibidas por el GNA como “una declaración de guerra” mientras que, según lo reportado por Reuters, desde Turquía se cree que son un mero farol y que estas amenazas “no van a disuadir a Turquía de apoyar a sus aliados libios”. Sea como fuere, con esta serie de actos y declaraciones ambas partes han dejado en clara su postura de cara al público: la ciudad de Sirte y la base aérea de Al-Jufrah son la línea roja. Para Turquía es indispensable su captura antes de alcanzar un acuerdo de alto el fuego. Para Egipto es intolerable su captura por la amenaza que esto supondría para Cirenaica, su región “tapón” en el este de Libia.
Conclusión: ¿Vientos de guerra sobre el Golfo de Sirte?
Las amenazas de AlSisi no han disuadido ni a Turquía ni al Gobierno de Acuerdo Nacional de sus planes y un nuevo asalto a Sirte ocurrirá durante las próximas semanas. Las preparaciones para este ataque están en marcha y tanto el GNA como el LNA han estado enviando un gran número de refuerzos a sus posiciones avanzadas en el frente de Sirte. Por lo tanto, la verdadera pregunta aquí es ¿intervendrá directamente Egipto o, como sospechan algunos en Turquía, todo ha sido un mero farol de AlSisi? Resulta difícil dar una respuesta precisa a esta pregunta, ya que son muchos los actores implicados y están implicados cálculos de riesgo de lo más complejos, pero lo más probable es que veamos algún tipo de intervención limitada (aérea) y profundamente simbólica. Debemos señalar que Egipto ya ha intervenido “oficialmente” en Libia con anterioridad en 2014, 2015 y 2017 cuando bombardeó posiciones del Estado Islámico y aunque si bien es cierto que realizar ataques aéreos a un grupo terrorista transnacional es bastante más “sencillo” de justificar, tanto internamente como a nivel internacional, también debemos tener en cuenta que la percepción de amenaza provocada por la implantación de un gobierno favorable a los Hermanos Musulmanes al otro lado de su frontera occidental quizá sea más de lo que puede tolerar el gobierno de Egipto antes de considerar que sus intereses vitales están amenazados.
A la hora de hablar de los próximos acontecimientos en Libia tampoco podemos olvidarnos de las grandes potencias. El 26 de junio, el Gobierno de Acuerdo Nacional denunció que al menos 11 aviones de transporte rusos habían aterrizado en el aeropuerto de Qardabiya (ubicado al sur de Sirte) con mercenarios sirios, armas y municiones algo a lo que debemos sumarle los recientes reportes de que Wagner se estaría desplegando en las instalaciones petrolíferas de Fezzan. Y en lo que a Estados Unidos se refiere en las últimas semanas han mantenido numerosos contactos con el GNA a través del AFRICOM, que mantiene su campaña de denuncias contra la presencia rusa en Libia, y de diversos departamentos del gobierno estadounidense con quienes han hablado, entre otras cosas, sobre la necesidad de reestructurar las fuerzas de seguridad libias y desmovilizar a las milicias.
En conclusión, la Segunda Guerra Civil libia ha entrado, tras la captura de Trípoli por parte del Gobierno de Acuerdo Nacional el pasado 4 de junio de 2020, en una nueva fase en la que se han consolidado las dinámicas de guerra proxi regional entre los bloques encabezados por Turquía y Emiratos Árabes Unidos, en la cual se ha incrementado notablemente el riesgo de internacionalización (regional) del conflicto al existir la posibilidad de un choque militar Turquía – Egipto y en la que las grandes potencias, como Estados Unidos y Rusia, han incrementado su participación.
Para expandir: Cobertura – La Segunda Guerra Civil libia y Emiratos Árabes frente a Turquía: el origen de una rivalidad
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