El 14 de febrero tuvieron lugar elecciones parlamentarias en Kosovo, ese proceso que no asegura en manera alguna la formación de un ejecutivo ni la estabilidad del mismo. La jornada terminó del mismo color que el anterior proceso, en octubre de 2019. Pero no se sintió como siempre. El año 2020 había terminado de trastocar los débiles cimientos de la joven y autoproclamada república independiente balcánica.
La caída de Kurti
El partido que salió ganador de los comicios de febrero de 2021 con una mayoría casi absoluta fue Vetëvendosje! (VV), de izquierda con un marcado corte regeneracionista frente a los partidos tradicionales pero nacionalista albanés de manera muy marcada. La simbología albanesa copa todos sus espacios frente a la técnicamente kosovar. Tanto en uno como en otro asunto, el VV ha logrado acomplejar a los otros partidos por su tibieza en la agenda anticorrupción y social con el Estado del bienestar pero, sobre todo, en su agenda nacional. VV ha logrado hacer que todos los viejos partidos herederos de la guerra –algunos directamente liderados por ex miembros de la guerrilla albanokosovar UÇK– parecieran partidarios de un acercamiento a Serbia por su pragmatismo para contentar a Occidente de camino a una futura entrada en la UE. VV profesa un nacionalismo albanés a ultranza y su agenda fue vista con recelo incluso por Estados Unidos, cuando apoyó a sus rivales políticos en 2020.
Comenzando con su carismático líder, Albin Kurti ha ido mejorando los resultados de este partido periódicamente: 12.7% con 14 escaños (2010), 13.6% con 16 escaños (2014) y 27.5% con 32 escaños (2017). En 2017 no logró gobernar por la coalición de una serie de partidos tradicionales en torno al Primer Ministro Ramush Haradinaj. En 2019, sin embargo, con un resultado algo inferior, sí lograría el gobierno: 26.2% y 29 escaños. Así fue por la disgregación de la coalición de partidos.
Ramush Haradinaj estaba tocado tras su caída en agosto de 2019 a causa de su imputación en La Haya por crímenes de guerra. Al dividirse la oposición en más bloques que en 2017, el menor resultado de 2019 permitió a VV ser primera fuerza y poder jugar por la investidura. VV estableció un gobierno de coalición con la Liga Democrática de Kosovo (LDK), que era la segunda fuerza de la Asamblea. La cuestión es que LDK se encontraba dividida en torno a su relación con el resto de partidos, como veremos más adelante. LDK presentó una moción de no confianza contra Kurti y derribó su gobierno, ya que era frágil por sus números, en apenas 2 meses.
Esta situación, en plena erupción de una pandemia dejó al pueblo kosovar muy frustrado. Los balcones estallaron contra la traición del LDK, contra el Presidente Thaçi –principal opositor a Kurti- y el sentimiento de que sus decisiones electorales habían sido subvertidas fue el que reinó el debate político. Desde su caída en marzo de 2020, Kurti ha ejercido de líder de la oposición. Y lo ha tenido bastante fácil con la caída de sus principales rivales. En 2021 ha ganado por una confluencia de factores: la calcinación del capital político de sus rivales, las disensiones internas de los demás partidos, los reveses judiciales, la crisis económica-sanitaria y, en buena manera, el martirio que de sí mismo ha vendido frente a las fuerzas del Estado que no le querían en el poder “contra el deseo de los kosovares”.
La caída de Thaçi
Es pertinente señalar que el sistema kosovar es parlamentario y no presidencial, así que la caída de Kurti fue tan legal como legítima, aunque en buena manera impopular. Pero claramente el nuevo gobierno del LDK sin sus socios necesitaba una legislatura larga para que no pesara en las urnas la manera en que habían logrado el gobierno. La segunda fuerza se apoyó en la tercera para controlar de facto el Legislativo.
El tercer partido en 2019 fue el Partido Democrático de Kosovo (PDK). Este partido fue liderado por Hashim Thaçi durante años, ocupando el puesto de Primer Ministro durante tiempo antes de la independencia unilateral, así como entre 2008 y 2014 dentro del régimen actual. LDK y PDK han mantenido una buena relación desde que comenzó la andadura nacional, forjando coaliciones para mantener a Thaçi en el poder. Estos 6 años de gobierno ininterrumpido, no obstante, serían una grandísima excepción en Kosovo. Ningún gobierno ha logrado terminar una legislatura desde entonces. La LDK se retiró de la coalición con el PDK en 2010 pero en 2014 fue elegido Primer Ministro de Kosovo el que fuera líder de la LDK, precisamente en otra coalición con el PDK. Isa Mustafa llegó así a la jefatura del gobierno en 2014. Thaçi dejó el PDK de manera testimonial en 2016 para poder lanzarse a la Presidencia de Kosovo. Por lo tanto, el PDK y la LDK se repartieron el poder durante años y se apoyaron para ello. Su distanciamiento llegaría, de manera más determinante, con la caída de Isa Mustafa en una moción de no confianza en 2017.
En 2017, el PDK quiso recuperar el poder realizando alianzas multipartidistas a modo de coalición electoral. Para ello contó con el partido socialdemócrata NISMA y el partido del ex líder de la guerra, Ramush Haradinaj, Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK). La LDK contó en su coalición con dos partidos liberales, La Alternativa y Nueva Alianza de Kosovo (AKR). Estos partidos eran de menor importancia pero fue relevante el salto que dio este último, AKR, de la coalición de la LDK a la de su rival, la del PDK. Además, el PDK ofreció el puesto de Primer Ministro a Ramush Haradinaj, con lo cual se aseguró una fuerte base de apoyo social frente a la LDK. El poder de Thaçi se ha mantenido en la Presidencia durante el gobierno de Haradinaj hasta su caída en 2019 por la mencionada imputación en La Haya, pero no pudo mantener la influencia con Kurti, con quien mantuvo una fortísima tensión en 2020.
La defenestración del líder de VV permitió a Thaçi reencontrarse con la LDK para recuperar entre ambos el poder. El nuevo Primer Ministro que sucedió a Kurti fue Avdullah Hoti, de la LDK. De hecho, Kurti denunció que Thaçi le hubiera ofrecido la investidura a Hoti siendo la segunda fuerza en lugar de a él, que había quedado primero -como dictaba el protocolo-, sin embargo su salida mediante una moción de no confianza le sirvió de excusa para proponer a Hoti ante la Asamblea. La sintonía era razonablemente buena salvo por alguna diferencia en relación con las negociaciones internacionales con Serbia. Pero con Hoti, Thaçi había logrado de nuevo imponer su influencia en Kosovo.
Todo marchaba hasta que Thaçi también fue imputado por crímenes de guerra ante La Haya en junio de 2020. Y junto a él, también era imputado su recambio en el partido, Kadri Veseli. Lo cual torpedeaba sobremanera su estrategia política. Tras la salida de Thaçi del liderazgo del gobierno en 2014 y del partido en 2016, apostó, como se ha comentado, por impulsar una coalición de partidos con Ramush Haradinaj al frente en 2017, que no se resintiera por la falta del líder de Kosovo por 6 años. Pero con la caída de Haradinaj y la ruptura de la coalición de gobierno y de la coalición electoral, el PDK tuvo que presentar un candidato propio. Ese sería Kadri Veseli en 2019. El PDK se asomaba a una crisis de liderazgo sin Thaçi ni Veseli. Y con unas potenciales elecciones a la vuelta de la esquina. Thaçi dimitía el 5 de noviembre de 2020.
La caída de Hoti
La figura más importante de Kosovo, aunque sin el poder ejecutivo, había caído. El shock fue tal que los partidos no se ponían de acuerdo sobre la manera de relevar a Thaçi. Si no había acuerdo, podría disolverse el Parlamento. La Presidencia fue ocupada de manera interina por Vjosa Osmani, otra independiente pero ex miembro de la LDK, como Presidenta de la Asamblea. Ni siquiera en un momento en que las dos cabezas del Estado habían llegado al Parlamento por el mismo partido hubo estabilidad. Por un lado, el papel de Osmani era interino y la cuestión más acuciante consistía en lograr un acuerdo para la elección de una Presidencia efectiva en Kosovo. Hubo incluso discusión entre los partidos tradicionales, los “partidos de la guerra”, cuando Ramush Haradinaj aseguró que el PDK le ofreció su apoyo para ser el nuevo Presidente de Kosovo. Con la salida de Kadri Veseli, el nuevo líder interino, Enver Hoxhaj, negó que Veseli hubiera ofrecido el apoyo del PDK a Haradinaj. Y continuó la búsqueda de un perfil de consenso.
La Asamblea necesita el consenso de 2/3 partes de los parlamentarios para renovar la Presidencia. Si en dos votaciones no se logra el consenso, se realiza una última –que solo requiere mayoría absoluta- antes de su disolución para ir a elecciones. Además Osmani no podía estar más de 6 meses en el cargo de manera interina. La tarea de evitar unas elecciones iba a ser muy compleja y no convenía a todos porque, por otro lado, la propia Osmani mantenía una mala relación con su partido.
La LDK venía tiempo viviendo entre varias corrientes. Isa Mustafa trató de devolver a la LDK a preceptos más conservadores, alejándose del centro de su predecesor Fatmir Sejdiu, para el que trabajó precisamente Osmani. Y tras su caída del poder en 2017, siguió liderando el partido. Sin embargo, no volvería a ser el candidato y se quedaría en el plano orgánico. Avdullah Hoti fue el candidato en 2017 por la LDK mientras que Vjosa Osmani lo fue en 2019.
¿Pero quién fue propuesto Primer Ministro cuando se echó a Kurti? ¿Y quién había gobernado en coalición con Kurti? Avdullah Hoti logró dar un vuelco al partido pero no hay que olvidar que su llegada al gobierno implicó una moción de no confianza de la LDK contra la propia LDK en coalición con VV. Es cierto que la relación entre LDK y VV estaba rota en marzo de 2020, pero eso no implica que las dos almas de la LDK no siguieran presentes entre los partidarios de acercarse a VV o de acercarse a los partidos tradicionales.
Osmani y la LDK rompieron y la joven política salió en septiembre de 2020, dos meses antes de que Thaçi se marchara pero en medio de rumores de que eso ocurriría y ella sería Presidenta. Su marcha llegó acompañada de declaraciones como que la ruptura venía desde junio, cuando asumió el gobierno Hoti, y que se podría hablar de un acercamiento con la VV de Kurti en el futuro. Nadie se esperaba lo rápido que ese escenario llegaría y es que, en diciembre de 2020, el Tribunal Constitucional de Kosovo dictaminó la ilegalidad de la elección de los parlamentarios que hubieran sido condenados en los 3 años anteriores a su toma de posesión.
Esta sentencia crearía una jurisprudencia muy peligrosa ya que no distinguía el tipo de delitos y hacía que cualquier infracción derivase en inhabilitación. En este contexto, se determinó que el gobierno de Avdullah Hoti era ilegal puesto que su elección en junio de 2020 contó con el voto necesario de un parlamentario condenado por fraude –que había entrado en prisión en septiembre-. La Asamblea debía disolverse y convocarse elecciones en un margen menos amplio que los 6 meses que manejaba Osmani si fracasaba en su tarea: solo 40 días para el cometido. La elección tendría lugar en mitad de una pandemia y de una gran helada invernal.
El ascenso de Kurti
El 7 de enero de 2021, Vjosa Osmani anunció que la nueva cita electoral sería el 14 de febrero. Una semana después, la misma Osmani daba un nuevo giro de guion a la trama kosovar apoyando abiertamente a Albin Kurti y su partido, VV. Kurti y Osmani se reunieron y anunciaron una lista conjunta para la Asamblea, el apoyo a la candidatura de Kurti para PM y a la de Osmani como Presidenta. Desde ese momento, Albin Kurti decidió que su campaña electoral sería en pos de unos comicios plebiscitarios, es decir, hacer votar a la población si querían o no un gobierno de VV. Kurti quiso convertir la cita en un referéndum, en lugar de en unas elecciones al uso, para que la población pudiera dar su voz sobre lo que ocurrió tras las anteriores votaciones en 2019.
El fervor popular contrario a que se destituyera al gobierno de Kurti, apenas 2 meses después de ser investido tras la primera elección abiertamente regeneracionista de la historia independiente de Kosovo, podía volver a expresarse pero debía sonar más alto. Kurti hizo ver a la población que era una fuerza popular –por sus bases de apoyo reforzadas tras la moción de no confianza- y antisistema –por la confabulación de todos los actores contra su entrada en el gobierno-. Es verdad que la dirección política de Kosovo va fuertemente dirigida por el rumbo que se le propone desde el exterior, subsumiendo su política interior en la exterior, pero el espíritu del ultranacionalismo de VV para nada perdía la consonancia de ese rumbo. Simplemente costaría más alcanzar un arreglo con Serbia que les acercase a Albania, pero es cuestión de adaptar al nuevo gobierno con las élites internacionales, del mismo modo que Thaçi logró desde la autoproclamación de la independencia.
Por lo tanto, el discurso antisistema sirvió en tanto que populista y llamó a lograr una mayoría absoluta para evitar que volvieran a actuar las fuerzas del régimen contra el mandato electoral sobre que VV ocupara el gobierno. Las encuestas auguraban que eso era posible o, al menos, quedaría cerca de su consecución.
Sin embargo, el 20 de enero llegó otro giro inesperado para Kosovo. La famosa sentencia que había tumbado el gobierno de Hoti también impediría a muchos candidatos figurar en las listas electorales del 14 de febrero por haber sido condenados en los últimos 3 años. Entre los 47 candidatos borrados de las listas, estaría el propio Albin Kurti, según adelantó BIRN, lo cual se confirmaría a los pocos días. Kurti había sido condenado tras su participación en 2018 en el lanzamiento de gases lacrimógenos dentro del Parlamento en contra de la decisión de firmar la delimitación fronteriza con Montenegro, así como de establecer la autonomía de los municipios serbios de Kosovo. Este caso, que supuso una seria crisis de estabilidad para Isa Mustafa y la LDK en 2018, ahora podía impedir que Albin Kurti obtuviera su escaño. Y, de hecho, así ha sido.
Asimismo, Kurti comenzó su carrera política con un discurso contrario a Occidente y a la negociación con Serbia, tan necesaria para los partidos tradicionales. Aunque con un gobierno de Kurti la disensión con Serbia pasará a un segundo plano, está claro que la relación con Occidente deberá mantenerse positiva enmendando sus anhelos en inicio puesto que existe un vínculo diplomático de gran dependencia. Será importante ver de qué manera proceden en las conversaciones de acceso a la Unión Europea.
VV ha logrado rozar la mayoría absoluta, por lo que incrementa en febrero su resultado de 2019, donde recordemos ya consiguió ser primera fuerza por vez primera tras la separación de la coalición de Haradinaj. VV ha crecido de ese 26.2% al 50.3%, casi duplicando su porcentaje de apoyo. La segunda fuerza en 2019, la LDK de Osmani ha caído del 24.5% al 12.7% con Hoti y ha sido adelantada por un descabezado PDK, que ha pasado a ser la segunda fuerza desde el 21’2% al 17% en 2021. De hecho, el candidato del PDK ha sido Enver Hoxhaj, quien fuera viceprimer ministro de Haradinaj y ministro de Exteriores con Thaçi primero y con Mustafa después, es decir, ha gobernado en ejecutivos dirigidos por tres colores distintos. Habrá que ver si consolida este liderazgo que, orgánicamente, es interino.
El AAK de Ramush Haradinaj ha bajado también y ha registrado un 7.1% pero mantiene la representación, mientras los socialdemócratas de NISMA han alcanzado el 2.6% y, al caer del 5%, salen de la Asamblea. La Lista Serbia ha logrado los 10 escaños reservados para la comunidad serbia, reeditando el éxito de 2019 –que logró el máximo de escaños, no alcanzados en las citas anteriores-, aunque entre acusaciones de fraude electoral. Los últimos 10 escaños están repartidos entre las demás minorías étnicas: los romaníes, ashkalíes y egipcios eligen 4 escaños, los bosniacos eligen 3 escaños, los turcos eligen 2 y los goranis eligen 1.
Albin Kurti podría convertirse en primer ministro sin apenas problemas después del espectacular resultado obtenido en la elección de febrero de 2021 y con estos 58 escaños solo necesitaría el apoyo de algún grupo étnico ya que roza la mayoría absoluta en la cámara (61 escaños de 120). VV tiene ahora más escaños que sus tres rivales principales juntos: PDK tiene 19, LDK tiene 15 y AAK tiene 8. La LDK verá, además, cómo el escenario en el gobierno vuelve a ser el mismo que antes de la moción de no confianza que lanzaron en marzo de 2020, con el retorno de VV sin ellos en el gobierno, la pérdida de todo el poder de LDK y la salida de su renovadora figura Vjosa Osmani.
La LDK se asoma, por tanto, a una fuerte crisis tras la caída o salida de sus líderes, la cual se ha materializado en la dimisión de Isa Mustafa como líder del partido el 15 de febrero de 2021. De hecho, Osmani podría asentarse como Presidenta de Kosovo aun sin el consenso buscado en primera votación.
Cuando Kurti fue expulsado del poder en marzo de 2020, parecía que Thaçi y el PDK estarían más cerca de dominar con comodidad ambos puestos. En junio de 2020, con la imputación de Thaçi, parecía que la LDK podría estar más cerca de lograrlo con la dupla Hoti-Osmani. Y desde febrero de 2021 podría ser VV con la renovada alianza Kurti-Osmani quien lo acabe consiguiendo. Si esto sucede, Kurti sería primer ministro sin tener siquiera un escaño propio.
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