La crisis de Libia entró en una nueva etapa cuando, el 5 de febrero de 2021, los 75 representantes de las tres regiones históricas del país que participaban en el Foro de Diálogo Político Libio, la última iniciativa para la resolución del conflicto lanzada por Naciones Unidas, eligieron a las cuatro personas que conformarían el nuevo gobierno de unidad nacional provisional que dirigirá el país hasta el próximo 24 de diciembre, fecha en la que está previsto que se celebren elecciones a nivel nacional.
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¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
La iniciativa diplomática conocida como el Foro de Diálogo Político fue lanzada por la UNSMIL, tras el alto el fuego de agosto, basándose en las conclusiones de la Conferencia de Berlín y en la resolución 2510 (2020) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sus 75 miembros fueron elegidos por la UNSMIL “basándose en los principios de inclusión y justa representación geográfica, étnica, política, tribal y social”
El Foro comenzó a reunirse en octubre de 2020 y desde un primer momento tuvo cuatro objetivos clave: convocar elecciones, establecer un gobierno interino para dirigir el país hasta la celebración de las mismas, dirimir cual sería la estructura del dicho gobierno y que mecanismo se utilizaría para formarlo; y, por último, decidir si los cargos políticos involucrados en la guerra podrán presentarse a las elecciones.
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Estas cuestiones fueron resolviéndose, no sin notables dificultades, entre octubre de 2020 y enero de 2021 permitiendo que, ya en febrero, se haya llevado a cabo el proceso de selección de candidatos en base al método escogido previamente.
Estructura del gobierno y proceso de selección
El Foro decidió, en su reunión del 18 enero de 2021, tanto la estructura del nuevo gobierno como el proceso que debía ser seguido para su elección:
- En lo referente a la estructura se decidió que el nuevo ejecutivo interino debía estar formado por un Consejo Presidencial, formado por tres personas que representarían a cada una de las tres regiones históricas de Libia, y un Primer Ministro. En total se presentaron 24 candidatos al Consejo Presidencial y 21 candidatos a Primer Ministro.
- En lo referente al sistema de elección se decidió a favor de un sistema de dos etapas siendo la primera de estas “de elección directa” y la segunda un “sistema basado en listas” con posibilidad de realizar dos vueltas.
El proceso de selección es algo complejo por lo que nos detendremos brevemente a desgranarlo:
“Elección directa”: durante esta etapa los 75 delegados del Foro se dividieron en tres grupos, cada uno representando una de las tres regiones históricas, para elegir al representante de su región en el Consejo Presidencial. Para alzarse con la victoria en esta etapa un candidato hubiera necesitado recibir un 70% de los apoyos, algo que no ocurrió en ningún caso.
“Sistema basado en listas”: los candidatos debían agruparse en listas de cuatro personas, compuestas por un candidato a Primer Ministro y tres candidatos al Consejo Presidencial, que serían aprobadas después de haber recibido el apoyo de, al menos, 17 miembros del Foro. Posteriormente estas listas serían votadas por todos los delegados requiriendo recibir el 60% de los votos (en primera vuelta) o el 50%+1 en segunda, donde solo se votaría a las dos listas que más apoyos hubieran recibido anteriormente. Tan solo llegaron a formarse cuatro listas.
El perfil del nuevo gobierno
El proceso llegaría a su fin el 5 de febrero con la elección, para sorpresa de propios y ajenos, de la lista encabezada por Abdul Hamid Mohammed Dbeibah y Mohammad Younes Menfi.
- El Primer Ministro, Abdulhamid Dbeibah:
Proveniente de una familia adinerada de Misrata, la tercera urbe más grande del país, estrechamente vinculada con las redes clientelares locales durante la época gadafista. No se le considera una figura con fuertes inclinaciones ideológicas, pero resulta relevante destacar que su familia tiene importantes acuerdos de negocios con Turquía y Rusia.
- Presidente del Consejo Presidencial y representante de Cirenaica, Mohamed El-Menfi:
Originario de Tobruk, pero alineado ideológicamente con los islamistas de Trípoli. Fue uno de los miembros fundadores del Alto Consejo de Estado (HCS), una de las instituciones creadas a partir del Acuerdo Político Libio de 2015.
- Vicepresidente Primero del CP y representante de Tripolitania, Abdullah al-Lafi:
Miembro electo, por Zawiyah, de la Cámara de Representantes (HoR). Oponente declarado de Khalifa Haftar y de la “Operación Dignidad”, es uno de los miembros de la HoR que boicoteó a la entidad después de que la Corte Suprema nulificara los resultados.
- Vicepresidente Segundo del CP y representante de Fezzan, Musa al-Koni:
Representante de la minoría tuareg. Anteriormente había sido Primer Ministro del Gobierno de Acuerdo Nacional por un año, pero dimitió en 2017 denunciando que el GNA no era un gobierno funcional. Es, probablemente, la figura más popular del gobierno tras haberse ganado una reputación de intransigencia con la corrupción.
Teniendo todo lo anterior en cuenta podemos hablar, como conjunto, de un gobierno que a nivel interno es cercano a las facciones islamistas, aunque sin formar directamente parte de estas, y que, a nivel externo, podría llegar a ser aún más cercano a Turquía que el Gobierno de Acuerdo Nacional.
¿Qué depara el futuro?
La victoria de esta candidatura ha supuesto, como señalábamos anteriormente, una notable sorpresa ya que la lista favorita para alzarse con la victoria era, sin duda alguna, la encabezada por Fathi Basagha, el poderoso ministro de Interior del Gobierno de Acuerdo Nacional, y Aguilah Saleh, el presidente de la Cámara de Representantes de Tobruk, aunque quizá esa clara posición de ventaja haya sido precisamente lo que le ha costado la victoria al dueto Basagha – Saleh. Las bases de ambos son radicalmente opuestas entre si hasta el punto de que resulta casi imposible imaginar que los miembros de esta lista tuvieran una agenda política común más allá de incrementar su poder individual lo máximo posible por lo que, teniendo esto en cuenta, gran parte de los analistas políticos nacionales e internacionales han concluido que la victoria de Dbeibah y Menfi se debe sobre todo a un voto contrario a la alianza Basagha – Saleh.
Basándonos en esta última conclusión nos encontramos ante un ejecutivo con una base cuasi inexistente lo que, en el polarizado ambiente de la política libia, es a la vez su mayor ventaja y su mayor debilidad. No tener una base propia y no haber participado recientemente en las dinámicas políticas relacionadas con el conflicto otorga a este gobierno una considerable flexibilidad para llegar a acuerdos con todas las partes, algo que puede ser fundamental si se pretende que el país llegue a celebrar elecciones el 24 de diciembre, pero al mismo tiempo les expone a todo tipo de maquinaciones por parte de aquellos cuya posición se vería debilitada ante un cambio del statu quo puesto que, ante la falta de respaldos locales, el nuevo ejecutivo podría verse aislado con facilidad volviéndose inoperativo, pero para entender esto adecuadamente necesitamos responder antes a una pregunta: ¿Quién gana y quien pierde con este resultado?
¿Quién gana y quien pierde?
La segunda guerra civil libia dura ya 7 años. En este periodo son muchos los actores nacionales e internacionales que se han visto directamente implicados en el conflicto por lo que la entrada del mismo en una nueva etapa supone un cambio en los equilibrios de poder que favorece a algunos actores y debilita a otros.
- Fathi Basagha y Aguilah Saleh:
La lista favorita es, sin duda alguna, la que representa a los grandes perdedores de este proceso, puesto que, literalmente, han perdido en la votación. El daño es particularmente grave para Saleh puesto que este resultado debilita enormemente su posición frente a Khalifa Haftar. Basagha también pierde influencia, pero su cercanía con varios de los miembros del nuevo gobierno probablemente permita que los daños puedan ser amortiguados hasta cierto punto.
- Khalifa Haftar
El comandante del Ejército Nacional Libio es, contra todo pronóstico, el principal ganador de este proceso. Haftar, que tras su derrota en Trípoli había perdido enormes cuotas de influencia, estaba deseoso de recuperar su papel central en Cirenaica algo que ahora, siempre y cuando juegue bien sus cartas, será posible ante el debilitamiento de Aguilah Saleh.
Para expandir: Hacia una nueva etapa del conflicto libio (I): Rusia, Estados Unidos y la caída de Trípoli
- Turquía:
Ankara encabeza la lista de los actores internacionales que han salido reforzados de este proceso, aunque esto era predecible desde el momento en el que se supo que todos los candidatos a Primer Ministro que llegaron a la fase de formación de listas eran originarios de Misrata, el bastión pro-turco en el país.
- Rusia:
El gobierno de Moscú también sale reforzado gracias a su política de “tener huevos en todas las cestas”. Que consideremos a Moscú un vencedor no es tanto por sus ganancias directas, escasas a pesar de sus lazos con Dbeibah, sino por el debilitamiento de terceros, principalmente Francia, que respaldaban iniciativas que no hubieran resultado particularmente beneficiosas para Moscú.
- Francia y Egipto:
Son los principales perdedores de este proceso ya que ambos países respaldaban activamente la candidatura Basagha – Saleh y con su derrota pierden una importante cuota de influencia en el país que resulta especialmente dañina para Francia que no dispone de demasiados aliados sobre el terreno.
- Emiratos Árabes Unidos:
Abu Dabhi se encuentra en una posición de cierto equilibrio. No había invertido grandes recursos en el Foro, por lo que no tiene grandes pérdidas directas, y aunque la victoria de una candidatura pro-turca supone un golpe para sus intereses en el país este se compensa al verse reforzada la posición de Khalifa Haftar frente a la de Aguilah Saleh en Cirenaica.
Conclusiones
El nuevo gobierno libio se encuentra en una situación muy precaria, sin aliados y rodeado de actores potencialmente hostiles, pero tiene a su disposición una serie de cartas que, en caso de ser bien jugadas, le permitirán sobrevivir hasta el 24 de diciembre. Y es que hay mucho en riesgo puesto que, si esta iniciativa fracasa, es posible que en consecuencia se desencadene un conflicto de mayor envergadura que los anteriores en el que se produzca una intervención directa de las potencias extranjeras involucradas. Sin duda, el camino hasta las elecciones será largo y tortuoso, pero la celebración de las mismas supone la mejor oportunidad hasta la fecha de devolver la paz al país.
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