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Entrevista a José María Sison (I): «Podemos ver las condiciones para el resurgimiento de la revolución proletaria mundial, precisamente por la intensificación de los conflictos interimperialistas»

Sobre el Partido Comunista de Filipinas, la revolución filipina y la situación internacional

Una entrevista a Jose Maria Sison
Presidente Fundador del Partido Comunista de Filipinas

Por Àngel Marrades

Jose Maria Sison interview in english

José María Sisón es el presidente fundador del Partido Comunista de Filipinas (CPP). Desde 1968 el CPP y su guerrilla, el Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), han llevado a cabo una Guerra Popular Prolongada contra el Estado Filipino y los Estados Unidos. Sison es una figura clave en el desarrollo del partido y su lucha histórica durante más de 50 años, en los cuales derribó la Dictadura de Marcos en 1986. Esta entrevista a José María Sisón trata temas tan amplios como el Partido Comunista de Filipinas, la revolución filipina y la situación internacional en el momento actual.

Para expandir: La insurgencia comunista en Filipinas

Tus inicios en la actividad política comienzan con la militancia en organizaciones patrióticas de corte progresista. ¿Cómo es esta experiencia y hasta qué punto esto sigue siendo importante?

Para comprender la importancia de lo poco que podíamos hacer al comenzar nuestro trabajo político en 1959 en el campus de la Universidad de Filipinas, deben saber que el antiguo Partido Comunista de Filipinas había sido casi diezmado y que la columna vertebral del antiguo ejército de liberación popular había sido destruida entre 1952 y 1954. Durante la Guerra Fría en Filipinas, el imperialismo estadounidense ordenó al gobierno títere que promulgara la Ley Antisubversiva en 1957 y la utilizara para llevar a cabo una caza de brujas anticomunista en colaboración con la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. y elementos clericofascistas de la Iglesia Católica dominante.

Nosotros, como estudiantes y profesores activistas, progresistas y patriotas, no nos asustamos en absoluto por la Ley Antisubversiva que amenazaba con imponer la pena de muerte a cualquiera que fuera señalado como líder comunista por dos testigos. En cambio, nos alentó a luchar contra el imperialismo de EE.UU. y las clases explotadoras locales. Invocamos la libertad académica de la universidad y sus estatutos para hacer investigaciones, publicaciones y hablar sobre cualquier tema de interés público. Lo convertimos en una fortaleza para escribir y hablar a favor de los derechos nacionales y democráticos contra la dominación extranjera y feudal.

En 1959 formamos la Asociación Cultural Estudiantil de la Universidad de Filipinas (SCAUP) y fui elegido presidente. Anunciamos abiertamente el objetivo de estudiar y aprender de la historia revolucionaria del pueblo filipino contra el colonialismo español y luego contra el imperialismo estadounidense, y de luchar por continuar la revolución democrática nacional inacabada, ya no bajo la dirección de la burguesía liberal sino bajo la del proletariado. Al mismo tiempo, celebramos en secreto reuniones de estudio sobre la teoría y la práctica del marxismo-leninismo en relación con la historia de Filipinas y las circunstancias actuales del pueblo.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Emitimos publicaciones y llevamos a cabo reuniones de estudio y acciones de protesta masiva sobre temas nacionales de actualidad dentro y fuera del campus. El denominado Comité de Actividades Antifilipinas (CAFA) del Congreso de Filipinas celebró una serie de audiencias a partir de 1959 con el fin de someter a los miembros progresistas de la facultad y a los estudiantes a una caza de brujas anticomunista. El 15 de marzo de 1961, el SCAUP logró organizar a 5.000 estudiantes para que protestaran ante el Congreso. Entonces irrumpimos en la sala de audiencias y las boicoteamos.

Por primera vez, desde la represión de principios de los 50, logramos hacer una manifestación de miles de personas para defender la publicación de nuestros escritos antiimperialistas y antifeudales. Fuimos capaces de poner fin a la inquisición anticomunista y generar un movimiento de desafío y resistencia contra el imperialismo de EE.UU. y el sistema de gobierno en la línea de la liberación nacional y la democracia.

En los años 1960 creas organizaciones como MAN y MASAKA con la intención de movilizar a sectores de distintas clases sociales favorables a una lucha patriótica y democrática por la liberación de Filipinas. ¿Qué te lleva después a construir el nuevo Partido Comunista (CPP) en 1968 y a la ruptura con el PKP (el antiguo Partido Comunista)?

En los años sesenta desempeñé un papel fundamental en la organización de varias formaciones de masas importantes, como el Kabataang Makabayan en 1964, en la consolidación del Lapiang Manggagawa (Partido del Trabajo) y su reconstitución como Partido Socialista en 1964 y 1965, respectivamente, y en la formación del Movimiento para el Avance del Nacionalismo como frente unido antiimperialista y democrático. No participé en la organización de MASAKA en 1963, pero posteriormente me pusieron a cargo de los cursos de formación para los cuadros campesinos veteranos: sobre la alianza obrero-campesina abiertamente y más discretamente sobre el marxismo-leninismo.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Tras el éxito de la manifestación contra el CAFA en 1961, los líderes estudiantiles de SCAUP fueron muy apreciados por los líderes y las masas de estudiantes de otras universidades de Metro Manila. Así, fuimos bienvenidos cuando hicimos una campaña para formar grupos de estudiantes como el SCAUP para llevar a cabo abiertamente el estudio de la lucha democrática nacional y discretamente el estudio del Marxismo-Leninismo como guía teórica.

A las autoridades de mi departamento en la universidad no les gustó mi papel en la manifestación anti-CAFA y no renovaron mi beca de enseñanza y de postgrado. Así, gané tiempo para organizar círculos secretos de estudio del marxismo-leninismo en varias universidades. Incluso encontré tiempo para viajar a Indonesia y estudiar el idioma indonesio, así como el movimiento de masas del país en la primera mitad de 1962.

Me uní al Lapiang Manggagawa (Partido de los Trabajadores) para ayudar en el trabajo de educación política entre los miembros del sindicato en la segunda mitad de 1962. Me convertí en el jefe del departamento de investigación y educación del partido. Estuve a cargo de la investigación, la redacción de las declaraciones del partido, la emisión de publicaciones y la celebración de seminarios. Los estudiantes activistas de varias universidades se unieron a los trabajadores en los seminarios. Más tarde se unieron también los hijos de veteranos líderes campesinos de las regiones rurales cercanas a Manila.

Muy pronto, pudimos lanzar acciones de masas sobre cuestiones nacionales contra el gobierno reaccionario y sus políticas pro-imperialistas, especialmente la servidumbre económica y militar a los EE.UU. Incluso antes de que me uniera al viejo Partido Comunista (PKP), nosotros en el SCAUP adoptamos un plan a finales de 1961 para formar en los próximos dos años una organización juvenil integral, compuesta por estudiantes y jóvenes trabajadores, campesinos, profesores y otros profesionales, que se llamaría Kabataang Makabayan (KM, Juventud Patriótica). Imaginamos esto como una fuerza para ayudar a la clase obrera a liderar el movimiento de liberación nacional y la democracia.

Me uní al viejo PKP en diciembre de 1962 por invitación de su secretario general Jesús Lava a través de un sobrino suyo. Me designó inmediatamente como miembro del Comité Ejecutivo que él formó y que esperaba que fuera el embrión del Comité Central, que deseaba reconstruir con el tiempo. Desde hace algunos años, no existía ningún órgano colectivo o rama del Partido. Lava simplemente se escondía en Manila sin conexión con ninguna base de masas o fuerza armada desde probablemente 1957 cuando emitió la “política de fila única” que prácticamente liquidó el viejo PC.

Dentro del Comité Ejecutivo del antiguo Partido Comunista de Filipinas (PKP), me enteré por documentos internos del PKP y por mis conversaciones con cuadros veteranos de obreros y campesinos de los errores de los hermanos Lava, que se habían convertido sucesivamente en secretarios generales del partido (Vicente de 1942 a 1947, José de 1948 a 1950 y Jesús de 1951 a 1964). Para conocer a fondo los errores, puede leer el documento titulado “Rectify Errors and Rebuild the Party“. Escribí el borrador de este documento de acuerdo con la decisión del Comité Ejecutivo de cinco hombres en 1965. Pero el documento fue rechazado por la mayoría del Comité, formado por tres parientes cercanos de Jesús, por ser crítico con los sucesivos secretarios generales de la familia Lava.

Vicente Lava fue responsable del error oportunista de derecha llamado “política de retirada para la defensa”, que se hizo eco de la política de las guerrillas pro-estadounidenses llamada política de “esperar y vigilar”, que significaba hacer trabajos de inteligencia en preparación de la reconquista de Filipinas, en manos de los fascistas japoneses, por parte de los Estados Unidos . José Lava fue responsable de la línea oportunista de “Izquierda” de “conseguir la victoria en dos años” de lucha armada, sin importar el necesario trabajo de masas y la revolución agraria. Después de que José fue arrestado, Jesús Lava perdió interés en la lucha armada y pasó al oportunismo de derecha al decidir liquidar al ejército popular en 1955 y al propio viejo PC en 1957.

Jesus Lava

Fue gracias a mi crítica de la historia de los errores subjetivistas y oportunistas de los sucesivos secretarios generales de la familia Lava y el surgimiento de temas de actualidad de gran importancia en 1964 a 1966 lo que condujo a la lucha de dos líneas en el viejo PKP y, finalmente, a la ruptura de los revolucionarios proletarios, incluido yo mismo, con el viejo PC. Las cuestiones de actualidad implicaban entonces la negativa de los revisionistas lavaitas a hacer un plan completo para la reanudación de la guerra popular y a adoptar una postura definitiva contra el revisionismo moderno soviético.

¿Cómo se vinculan los objetivos democráticos y patrióticos que plantea el Partido con los objetivos de la revolución socialista y la imposición de la Dictadura del Proletariado que también se marca?

La línea general del Partido Comunista de Filipinas es llevar a cabo la revolución democrática popular, con una perspectiva socialista, mediante una guerra popular prolongada contra el sistema de gobierno semicolonial y semifeudal dominado por el imperialismo estadounidense y dirigido por las clases explotadoras locales de grandes compradores, terratenientes y capitalistas burocráticos.

El objetivo nacional y democrático es lograr la liberación nacional y social del pueblo filipino derrotando al imperialismo yanqui y a las clases explotadoras locales. El Partido Comunista de Filipinas está librando una guerra civil contra las clases explotadoras locales, pero está dispuesto a librar una guerra de liberación nacional en caso de que los EE.UU. desate una guerra de agresión.

Es llevando a cabo la revolución democrática del pueblo que la clase obrera como clase dirigente construye el ejército popular como componente principal de la dictadura del proletariado o del estado obrero. Una vez concluida la revolución democrática popular mediante la toma del poder político, la clase obrera puede iniciar la revolución socialista y la transformación socialista de la economía porque tiene el poder estatal de asumir todas las altas esferas de la vida social, económica y política de la nación.

¿Qué peso ocupa el maoísmo en la construcción del Partido Comunista de Filipinas (CPP), que después de todo se funda en el 75 cumpleaños de Mao, el 26 de diciembre de 1968? ¿Supuso el maoísmo una ruptura con el anterior PKP? Personalmente, ¿cómo llegaste a Mao y cómo te influenció? ¿Os visteis compelidos por la Revolución Cultural China?

Nosotros, como revolucionarios proletarios, rompimos con el viejo PKP, al que llamábamos el partido revisionista lavaita, en cuestiones directamente relacionadas con nuestra historia desde 1942 hasta las circunstancias de 1964 a 1966 en Filipinas, así como en cuestiones internacionales, especialmente la lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo moderno.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Criticamos los errores subjetivistas y oportunistas que los secretarios generales de la familia Lava realizaron entre 1942 a 1964 y la línea revisionista de sus seguidores de que se debe evitar la lucha armada y de que el movimiento legal de masas debe continuar indefinidamente sin ningún plan claro para reanudar la lucha armada. Adoptamos la posición de que en los próximos 4 o 5 años la revolución armada se reanudaría sobre la base de la difusión nacional del movimiento de masas y de que el partido estableciera profundas raíces de fraternidad entre los obreros y los campesinos.

En los asuntos internacionales, nos mantuvimos firmes en el marxismo-leninismo contra el revisionismo moderno soviético. Nos pusimos del lado del PC chino en todas las cuestiones importantes del debate ideológico. Expresamos nuestra posición con franqueza en estas cuestiones que los renegados revisionistas Lava trataron de evitar. Al principio, se plantearon no tener ninguna posición, luego ser neutrales o centristas de 1962 a 1964 y finalmente admitieron que eran revisionistas pro soviéticos después de todo.

Nos guiamos por el marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Zedong para restablecer el Partido Comunista de Filipinas (CPP). Aplicamos esta teoría en la crítica, el repudio y la rectificación de los errores lavaítas que afligieron y debilitaron al viejo partido de 1942 a los años sesenta, así como en el análisis de la historia filipina, las circunstancias sociales y la adopción de la línea generacional de la revolución democrática popular mediante una guerra popular prolongada contra el imperialismo estadounidense, el feudalismo interno y el capitalismo burocrático.

Tuve la suerte de estar en China en agosto de 1966, cuando la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) estaba empezando. Tuve conversaciones muy esclarecedoras con los miembros del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y los más altos responsables de la Escuela Superior del Partido del PCCh. Volví a China en 1967 para hacer una gira nacional. Fue en el seminario de Beijing para celebrar el 25 aniversario de las “Charlas en el Foro de Yenan” cuando conocí al camarada Mao Zedong personalmente. Esto fue cubierto por Beijing Review.

Siendo un tema tan amplio, tras la caída de la URSS y la restauración del capitalismo en China, ¿qué lecciones universales, brevemente, le proporciona la Gran Revolución Cultural Proletaria? ¿Cómo ha estudiado esta experiencia el movimiento revolucionario filipino? ¿Qué conclusiones ha sacado?

El Camarada Mao llevó a una nueva y más elevada etapa, la tercera, el desarrollo de la teoría y la práctica del marxismo-leninismo, al plantear la teoría y la práctica de continuar la revolución bajo la dictadura proletaria por medio de la revolución cultural (comenzando con la Gran Revolución Cultural Proletaria) para combatir el revisionismo, impedir la restauración del capitalismo y consolidar el socialismo.

La Gran Revolución Cultural Proletaria (GRPC) llevó a la cima los logros teóricos y prácticos del camarada Mao en la línea marxista-leninista. Es el componente más importante del Pensamiento de Mao Zedong por encima de sus otros componentes. Sirve para subrayar la serie de importantes contribuciones que hizo el Camarada Mao en la filosofía, la economía política, las ciencias sociales, el movimiento de rectificación en la construcción del partido y la guerra popular prolongada en la revolución de nueva democracia. El CPP ha tratado de aprender los principios y lecciones de la teoría y la práctica de la GRCP y de los primeros componentes del pensamiento de Mao Zedong.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

En la filosofía, Mao elaboró y desarrolló la identificación de Lenin de la unidad de los opuestos (uno se divide en dos) como la ley más fundamental de la dialéctica materialista. Aplicó la dialéctica materialista en el proceso de obtener un conocimiento más elevado de la dialéctica de la teoría y la práctica; en la realización de la revolución de nueva democracia mediante la guerra popular; y en la realización de la revolución y la construcción socialista.

En la economía política, Mao tenía la ventaja de aprender lecciones positivas y negativas de la política de Stalin de industrialización socialista y colectivización agrícola. Criticó la reversión revisionista de la revolución y la construcción socialistas. Y planteó la línea de la construcción socialista autosuficiente utilizando las industrias básicas y pesadas como factor principal, la agricultura como base de la economía y la industria ligera como factor puente en condiciones de bloqueo imperialista, traición revisionista y calamidad natural durante el Gran Salto Adelante.

En las ciencias sociales, Mao desarrolló aún más la teoría y la práctica de las nuevas etapas democráticas y socialistas de la revolución china. Pero su logro más importante en las ciencias sociales fue el reconocimiento del problema del revisionismo moderno y la continuidad de las clases y la lucha de clases en la sociedad socialista, así como la adopción de soluciones. Presentó una serie de campañas para defender y hacer avanzar el socialismo, como la campaña anti-derechista, el Gran Salto Adelante, el movimiento de educación socialista y, en última instancia, la revolución cultural, al enfrentarse a una mayor resistencia de los revisionistas y los seguidores del camino capitalista dentro de su partido.

En la construcción del partido, Mao adoptó y desarrolló aún más la enseñanza leninista sobre la construcción del partido de vanguardia proletario. Se destacó en el desarrollo del movimiento de rectificación: como la campaña para educar a los cuadros y miembros del partido en la teoría y la práctica marxista-leninistas, como el método para identificar los errores y las debilidades y para salvar al enfermo de su dolencia (el revisionismo), así como el camino para que el partido sirva mejor a las masas, las movilice, las haga adquirir el poder y las supervise.

En la guerra popular, Mao ya había demostrado cómo las masas trabajadoras de obreros y campesinos podían derrotar a un enemigo superior en equipo militar y entrenamiento mediante la línea estratégica de la guerra popular prolongada, cercando las ciudades desde el campo en los países semicoloniales y semifeudales. Al ganar la revolución de nueva democracia mediante la guerra popular, el proletariado revolucionario y el pueblo obtienen el poder estatal para proceder a la revolución socialista.

La teoría y la práctica de la continuación de la revolución bajo la dictadura proletaria a través de la Gran Revolución Cultural Proletaria fue considerada como la mayor contribución de Mao a la época. Su objetivo era combatir el revisionismo moderno, prevenir la restauración capitalista y consolidar el socialismo. Aunque la GRCP sería derrotada por la contrarrevolución Dengista, todavía explica cómo el socialismo puede ser subvertido y destruido desde dentro. Tal lección guiará las próximas revoluciones socialistas.

Nosotros, los revolucionarios proletarios filipinos, hemos estudiado la Gran Revolución Cultural Proletaria como la respuesta al problema del revisionismo moderno que surge en la sociedad socialista en vista de la degeneración de los burócratas e intelectuales en la Unión Soviética y en otros lugares. Al mismo tiempo, nos beneficiamos de que se subrayara la línea revolucionaria proletaria del camarada Mao en las etapas de nueva democracia y socialismo de la revolución china.

Al igual que la Comuna de París de 1871, que fue derrotada por la burguesía, la GRCP fue derrotada por la contrarrevolución Dengista y la restauración capitalista, pero estableció los principios y métodos básicos para su futura adopción y posterior desarrollo al enfrentar el problema del revisionismo y la degeneración en las futuras sociedades socialistas.

La restauración del capitalismo en China en el 76 no detuvo los procesos revolucionarios iniciados en Filipinas, India, o los que vinieron posteriormente como en Perú o Nepal, ¿Considera que la ausencia de movimientos revolucionarios a nivel mundial (exceptuando el filipino y el de los maoístas indios) supone una crisis ideológica, y por ende, política dentro del maoísmo?

Podemos decir con confianza que la crisis de sobreproducción cada vez es más recurrente y más grave, y que la tendencia de las potencias imperialistas a recurrir al terrorismo de Estado y a las guerras de agresión generan las condiciones para el auge irrefrenable de las luchas antiimperialistas y democráticas, así como el resurgimiento de la revolución proletaria mundial, a pesar de los giros y reveses que pueda sufrir. Permítanme explicarles.

En mi vida, vi cómo la lucha antiimperialista mundial y la revolución proletaria alcanzaron su punto culminante en la década de 1950, con un tercio de la humanidad ya gobernada por partidos comunistas y obreros, y el avance ascendente de los movimientos de liberación nacional contra el colonialismo, el imperialismo y el neocolonialismo, después de que las potencias fascistas fracasaran en su intento de destruir la Unión Soviética y detener la revolución china. Luego, la propia Unión Soviética quedó bajo el dominio revisionista en 1956 y China también en 1976. Ambos se volvieron capitalistas, con la Unión Soviética colapsando en 1991.

Desde 1991 hasta alrededor de 2008, los EE.UU. disfrutaron de ser la única superpotencia de la Guerra Fría en el llamado mundo unipolar, mientras que el recurrente empeoramiento de la crisis de sobreproducción y las interminables guerras de agresión de los EE.UU. aceleraron el declive estratégico de los EE.UU. Los Estados Unidos y China se convirtieron en los principales socios en la propagación de la política neoliberal de la globalización imperialista durante cuatro décadas. Ahora están atrapados en una encarnizada competencia y rivalidad interimperialista. La restauración capitalista tanto en la Unión Soviética como en China ha agravado en gran medida y de manera profunda la crisis del sistema capitalista mundial.

José María Sison presidiendo el Seminario Internacional sobre el Pensamiento Mao Zedong en la celebración del centenario del nacimiento de Mao, patrocinado por la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas en Botrop (Alemania) en 1993

El avance del antiimperialismo, la democracia y el socialismo es acumulativo, pero no siempre en línea recta. Hay giros y reveses, altibajos en la historia en diferentes escalas de la geografía y el tiempo. En general, en este momento, los revolucionarios proletarios observamos la intensificación de las contradicciones interimperialistas y el desenvolvimiento de una política extremadamente antiproletaria y antipopular del neoliberalismo. Vemos ahora el auge de las luchas antiimperialistas y democráticas en todo el mundo. Y podemos ver las condiciones para el resurgimiento de la revolución proletaria mundial, precisamente por la intensificación de los conflictos interimperialistas.

Los movimientos revolucionarios de Filipinas, la India y otros lugares pueden enorgullecerse de que se han erigido continuamente en portadores de la antorcha de la revolución proletaria mundial, incluso en las décadas de retroceso de la causa socialista a escala mundial y de decadencia de ciertos movimientos revolucionarios como los del Perú o de cooptación de otros movimientos revolucionarios como los de Nepal. Pero han vuelto a surgir las condiciones para el resurgimiento de las luchas antiimperialistas y el resurgimiento de la revolución proletaria mundial.

Los movimientos revolucionarios tienen su propia cuota de errores y debilidades de vez en cuando, pero el camarada Mao ha proporcionado los principios y métodos del movimiento de rectificación. Movimientos revolucionarios enteros pueden sufrir un gran declive como el del Perú, donde los primeros diez años de su lucha armada en el decenio de 1980 fueron muy heroicos y prometedores. Pero sólo los revolucionarios proletarios de ese país pueden rectificar los errores y las debilidades del movimiento. Esto también es cierto en el caso de Nepal, donde el partido Prachanda en el poder está siendo desafiado por los revolucionarios proletarios que se esfuerzan por reanudar la guerra popular.

Idéntica pregunta quería hacerle con respecto a la guerra popular en Nepal que terminó con la claudicación del Partido Comunista de Nepal (PCN) y la liquidación por parte de Prachanda. ¿Cuál es su posición con respecto a las causas de la derrota ante una guerra revolucionaria que estaba a las puertas de la victoria? ¿Qué posición adopta el movimiento revolucionario filipino con respecto al prachandismo y la situación existente en Nepal?

Para expandir: Nepal: el auge maoísta y la caída de la monarquía

Como en la Guerra Popular de Perú, Nepal fue un fenómeno dirigido de forma magnífica durante diez años hasta el punto de infligir duros y dolorosos golpes a las fuerzas militares enemigas de Katmandú, forzando concesiones a la burguesía e incluso llevando la monarquía a su disolución. Sin embargo, la dirección prachandista frenó en seco el proceso revolucionario popular antes de que pudiera derrotar a la maquinaria burocrática y militar del Estado reaccionario nepalí, contentándose con la disolución de la monarquía como victoria culmen de la revolución democrática.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Sin embargo, para la línea revolucionaria, es el proletariado a través del partido revolucionario quien, dirigiendo la revolución de nueva democracia, se hace con el poder a fin de comenzar la revolución socialista. No se trata simplemente de derrocar a la monarquía feudal, sino esencialmente al Estado burgués. De lo contrario, lo que se propuso ser un partido proletario revolucionario se dedica meramente a realizar una tarea liberal burguesa, desvinculándose por completo de la revolución proletaria-socialista.

¿Cuál es su posición personal con respecto a la guerra popular librada por el Partido Comunista de Perú o Sendero Luminoso? ¿Qué opinión tiene sobre el conocido como “Presidente Gonzalo”?

La Guerra Popular de Perú comenzó a principios de los 80 como un evento sumamente inspirador no sólo para el proletariado y el pueblo peruano, sino para un mundo sumido en un contexto tan lúgubre como fue la contrarrevolución Dengista y la consecuente restauración del capitalismo en China. Una situación que se añadía a la continua degeneración del revisionismo soviético moderno y el fracaso de sus propias aventuras socio-imperialistas.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

No obstante, considero que el movimiento revolucionario peruano adoleció de ciertos problemas y errores que afectaban a la jefatura del partido y al movimiento en sí mismo que lo llevaron a su declive durante los diez años de lucha armada, especialmente tras la captura de Abimael Guzmán. Aún así, esto es una tarea que corresponde al proletariado revolucionario peruano, la de crítica y rectificación de errores, que, como incluso muchos observadores revolucionarios han señalado, afectan al propio pensamiento Gonzalo y su deriva, primero, ultra-izquierdista la cual les impidió aprovechar adecuadamente el frente unido como un arma más en favor de la guerra popular y, más adelante, derechista al defender la propuesta de las negociaciones de paz como una forma de salir de la cárcel, confundiendo ideológicamente tanto a los revolucionarios como a las masas.

Hay un elemento que ha caracterizado históricamente al maoísmo, que es la teoría de la jefatura o pensamiento guía, pero a diferencia de Perú, Filipinas no ha puesto su pensamiento como algo tan elevado. ¿A qué se debe esa diferencia? ¿Cuál ha sido tu postura como principal ideólogo del movimiento revolucionario?

Por modestia, los camaradas chinos, incluso durante los emocionantes años de la Gran Revolución Cultural Proletaria, evitaron definir el pensamiento de Mao Zedong en cuanto “maoísmo”, como si estuviera en el mismo plano que el marxismo y el leninismo, incluso cuando paradójicamente afirmaban que Mao Zedong representaba la tercera y, hasta ahora, etapa más desarrollada del proletariado revolucionario en cuanto a práctica y teoría se refiere. Como etiqueta a las grandes contribuciones de Mao, el Pensamiento de Mao Zedong había evolucionado desde nombres anteriores como “Mao thinking” hasta “Mao thought”, con la t en minúscula.

Fueron el Partido Comunista de Perú y el Movimiento Revolucionario Internacional los pioneros en redefinir el pensamiento de Mao como maoísmo. Sin embargo, no estaban sólo a favor de igualar el maoísmo con respecto al leninismo y marxismo, sino que aseguraban que usando la etiqueta de maoísmo, estaban definiendo y determinando su contenido ideológico para avergonzar al resto de partidos comunistas que no abrazaban el maoísmo. Lo peor de todo es que Gonzalo o el Partido Comunista de Perú adoptaron la idea de “pensamiento Gonzalo”, con la inadecuada afirmación de que ello implicaba su propia definición del Maoísmo como la tercera fase del Marxismo-Leninismo y el Pensamiento Gonzalo como un brillante desarrollo superior, a pesar del hecho de no haber logrado la victoria total sobre el Estado peruano.

El Partido Comunista de Filipinas en 1994 y poco después el Partido Comunista de la India (más tarde maoísta) siguieron el ejemplo de usar la palabra del maoísmo en lugar de “pensamiento Mao Zedong” por claras razones: 1) Aceptar la gran contribución de Mao en el desarrollo práctico y teórico del marxismo-leninismo, constituyéndose como la tercera fase tras el marxismo y el leninismo y 2) por cuestión de simetría en el lenguaje al usar el maoísmo en lugar de “pensamiento Mao Zedong” junto al marxismo y al leninismo.

Hasta el día de hoy, el Partido Comunista de Filipinas desaprueba la inmodesta práctica de ciertas organizaciones que llaman a su teorías-guías por el nombre de sus principales líderes, como ha ocurrido en Nepal, Estados Unidos o Perú. Estas etiquetas son impropias y una manifestación de pueril idolatría, autocomplacencia y autoglorificación de los líderes de esos partidos. Los comunistas deben desinteresadamente hacer lo que esté en su mano para conducir y hacer avanzar la revolución, dejando de lado la búsqueda de fama personal y el reclamo para ellos mismos de un esfuerzo que pertenece a las fuerzas revolucionarias del proletariado y el pueblo. No fueron los propios Marx y Lenin quienes etiquetaron su conjunto de ideas y acciones con sus respectivos nombres.

Continuando con la cuestión de la crisis ideológica del maoísmo, ¿cómo valora que siendo las revoluciones naxalita y filipina las únicas revoluciones en activo no hayan sido capaces de servir como bases de apoyo para lanzar revoluciones en otros países?

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Para expandir: Introducción a la cuestión naxalita

La causa del socialismo ha estado en crisis desde los últimos 70 años debido al auge del revisionismo en la URSS y más tarde en China, así como la restauración del capitalismo en ambos países y la imposición del neoliberalismo en todo el mundo por los países imperialistas. Es un hecho positivo que en los últimos 50 años haya habido partidos maoístas llevando a cabo revoluciones armadas en Filipinas e India, países con poblaciones de cien millones y más de mil millones respectivamente.

Si comparamos esto con la gravedad de la crisis del socialismo en los últimos 70 años, esto no es ni mucho menos una crisis de ningún tipo, sea ideológica u otra, siendo que hasta ahora solo el Partido Comunista de Filipinas y el Partido Comunista de la India (maoísta) continúan dirigiendo una revolución armada con perspectiva socialista. Es positivo que ambos partidos estén comprometidos con la revolución socialista hasta el punto de no abandonar la revolución armada. Pero, hay otros partidos maoístas en otros países que ya están dirigiendo una revolución armada o preparándose para ello, a pesar del fracaso de la revolución armada de Perú y la victoria de la línea prachandista en Nepal. El rápido empeoramiento de la crisis del capitalismo y el auge de luchas antimperialistas en una escala cada vez mayor evidencian el resurgimiento de una revolución proletaria-socialista a nivel mundial.

El Partido Comunista de Filipinas y el Partido Comunista de la India (maoista) son partidos comprometidos completamente con la revolución democrática popular a través de la guerra popular. Ambos realizan además un serio trabajo internacional de acuerdo con en el espíritu del internacionalismo proletario y la solidaridad antiimperialistas con todos los pueblos. Ellos son plenamente conscientes de que sus luchas revolucionarias contribuyen a la revolución proletaria, buscan apoyo internacional y están siempre dispuestos a compartir sus ideas y experiencias.

Sin embargo, ninguno reclama para sí ser el líder o centro de la revolución proletaria. Ambos han realizado comunicados conjuntos, así como impulsado organizaciones comunistas internacionales, conferencias y seminarios, pero no hacen la atrevida afirmación de considerarse la autoridad principal, como tampoco pretenden imponer una única línea para todo el movimiento comunista, cosa que sí han intentando ciertos grupúsculos comunistas autodenominados maoístas y que han exagerado el papel de la guerra popular prolongada, confundiendo otros elementos del maoísmo.

Como aquellos tachados de comunistas infantiles por Lenin, también hay maoístas infantiles cuya principal actividad es la de pavonearse y predicar dogmáticamente que la guerra popular prolongada es posible en todo momento y en todo país, independientemente de las condiciones sociales de cada Estado y los conflictos interimperialistas. Si se mira la biografía de esos infantiles comunistas en los países imperialistas, han estado balbuceando sobre la posibilidad de guerra popular por al menos dos décadas a fin de sentirse superiores a los verdaderos maoístas que sí están dirigiendo guerras populares.

Estos pseudo-maoístas no hacen ningún trabajo de masas serio ni tampoco promueven la construcción de ninguna organización de autodefensa entre el pueblo para una posible resistencia armada. Son pequeños pollitos en comparación con las bandas fascistas. Estos maoístas infantiles son un fenómeno periférico y no suponen o causan una seria crisis dentro del maoísmo. Tampoco es una crisis que ciertos partidos verdaderamente maoístas estén todavía en vía de intentar alcanzar el nivel de lucha armada y relevancia ya alcanzado por el Partido Comunista de Filipinas y el Partido Comunista de la India (maoísta).

En 1977 usted fue arrestado por la dictadura de Marcos, y no saldría de prisión hasta 1986 bajo el marco del nuevo gobierno de Corazón Aquino y las políticas de “reconciliación nacional”. Sin embargo, poco después tuvo que exiliarse, y desde entonces permanece en Utretch. ¿Podría expresar cómo fue para usted personalmente el encarcelamiento como para el movimiento revolucionario? ¿Cómo se adaptó el partido, en un contexto de creciente represión, a que su principal líder fuera arrestado?

José María Sisón se reúne con Ferdinand Marcos después de su captura, el 10 de noviembre de 1977

Estoy feliz y orgulloso de decir que cuando fui capturado en 1977, los fundamentos ideológicos, políticos y organizativos del movimiento revolucionario filipino eran ya fuertes y sólidos. La línea política e ideológica marxista-leninista estaba en lo básico bien establecida gracias a un intermedio y avanzado estudio de marxismo por parte de los cuadros del Partido Comunista de Filipinas, por la rectificación del movimiento contra los errores de los lavaitas de 1942 en adelante (“Rectify Errors and Rebuild the Party”), por el análisis social e histórico de Filipinas (Libro de Amado Guerrero Philippine Society and Revolution) y por el programa del Partido Comunista Filipino, que se basaba en una revolución democrática popular.

El Partido pasó de poco más de 100 miembros en 1969, a miles de miembros a nivel nacional fuertemente arraigados entre obreros y campesinos en 1977. De sólo nueve rifles automáticos en 1968, el Nuevo Ejército del Pueblo se hizo con el control de más de 2000 en 1977. De sólo decenas de miles de activistas de masas en 1968, ya había cientos de miles en diferentes tipos de organizaciones de masas en 1977. La base rural paso de ser de 80.000 en un solo distrito de Tarlac en 1969, a un total de dos millones de personas dentro de las bases de masas en cerca de 40 frentes de guerrillas en 1977. Además bajo el gobierno de órganos locales de poder político o del gobierno popular democrático.

La base del movimiento revolucionario era tal que pudo resistirse al subjetivismo y oportunismo producto de grandes errores que se dieron en varias regiones consecutivamente entre 1981 y 1991. Sin embargo, dichos errores no pudieron detener el progreso general del movimiento, incluso cuando su ratio de avance se había reducido. Esas regiones fueron objeto de una oportuna campaña de rectificación, así como del Segundo Gran Movimiento de Rectificación entre 1992 y 1998, bajo la guía del documento del Partido Comunista de Filipinas “Reaffirm Basic Principles and Rectify Errors”.

Cuando el dictador fascista Marcos fue derrocado por las valerosas acciones de las masas y las reaccionarias fuerzas armadas le retiraron su apoyo, el Partido Comunista de Filipinas tenía sólo cerca de 6000 “luchadores rojos” permanentes con rifles automáticos a nivel nacional. No obstante, ese número no era en absoluto suficiente para hacerse con el control de alguna importante ciudad ni para cambiar el equilibrio de fuerzas, el cual estaba todavía en favor de Estados Unidos y las clases reaccionarias. Sin embargo, el amplio frente unido antifascista era lo suficientemente fuerte como para lograr la liberación de todos los prisioneros, incluido yo mismo. Las fuerzas legales del movimiento democrático nacional fueron un elemento formidable y decisivo en la movilización de enormes acciones de masas.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Con respecto a mí, volví a la universidad para enseñar ciencias políticas durante un semestre y además tuve la oportunidad de escribir Philippine Crisis and Revolution con el objetivo de confrontar al gobierno democrático de Cory Aquino antes de abandonar el país el 31 de agosto de 1986 para un tour de conferencias por la región de Asia-Pacífico. Al igual que con mi detención política entre 1977 y 1986, mi estancia en el extranjero a finales de 1986 no tuvo un efecto adverso en el avance general del movimiento revolucionario en Filipinas. Aunque intenté volver, el gobierno de Aquino suspendió mi pasaporte y presentó nuevos cargos de subversión contra mí. De esta forma, me vi forzado a buscar asilo político en los Países Bajos en lugar de entregarme al enemigo.

En 1986 da lugar lo que se conoce históricamente como la “Revolución EDSA” que llevaría al final de la dictadura de Marcos. Puede decirse que en ese periodo el papel del Partido Comunista y el Nuevo Ejército del Pueblo era el de la vanguardia de este movimiento democrático. Sin embargo, fue Corazón Aquino, apoyada por Estados Unidos, quien consiguió finalmente tomar las riendas del país. ¿Cómo afronta el movimiento revolucionario este momento histórico? ¿Cuáles fueron los errores que llevaron a la posterior disolución de muchos cuadros políticos?

Desde su fundación en 1968, el Partido Comunista de Filipinas siempre se ha descrito a sí mismo como un destacamento de la clase obrera filipina y como la fuerza directora del movimiento democrático popular en cuestión ideológica, política y de línea. Pese a importantes contratiempos, el grado de desarrollo del movimiento revolucionario fue significativamente notable, aunque no lo suficiente como para derrocar a la clase dominante. No obstante, sí que fue suficiente para acabar con la dictadura fascista de Marcos al participar en el amplio frente unido, así como para liberar a todos los presos políticos. Sin embargo, el imperialismo estadounidense y la clase local explotadora de grandes compradores, terratenientes y burócratas capitalista era todavía dominante.

Durante los catorce años de resistencia contra la dictadura fascista desde 1972 hasta 1986, el Partido Comunista de Filipinas creció en varias decenas de miles. El Nuevo Ejército del Pueblo se había hecho con 6.000 rifles automáticos durante la lucha armada y había organizado fuerzas de reserva ya auxiliares como la milicia del pueblo y las unidades de autodefensa de las organizaciones de masas. Millones de personas estaban en organizaciones de masas clandestinas, bajo el gobierno democrático del pueblo, y las organizaciones de masas legales del movimiento democrático nacional eran capaces de reunir a cientos de miles de manifestantes en Manila, pero, nuevamente, todo esto no era suficiente para derribar por completo el sistema dominante.

Trabajo original realizado por Max Santiago de Paaralang Jose Maria Sison para esta entrevista

Como parte del proceso de consolidación de su poder, Cory Aquino propuso iniciar negociaciones para un alto el fuego en Manila. Se acordó una tregua de 60 días con el objetivo de negociar una agenda para las mismas, pero dichas negociaciones estaban vigiladas por la inteligencia enemiga y desembocaron en el arresto y asesinato de varios negociadores. Además, antes de la ruptura de la tregua, las fuerzas de seguridad asesinaron e hirieron a los manifestantes campesinos y sus simpatizantes urbanos en la infame masacre junto al palacio presidencial del 23 de enero de 1987. Este hecho desacreditó al régimen de Aquino y avivó aún más la guerra popular.

La principal garantía para la continuación de la Revolución Filipinas es la perseveración del Partido Comunista de Filipinas, el Nuevo Ejército del Pueblo y el Frente Democrático Nacional de Filipinas en el camino de la guerra popular prolongada junto a la línea de la revolución democrática popular con una perspectiva socialista. En tiempos de represión a las fuerzas patrióticas y democráticas en las áreas urbanas, ellos tendrán un lugar donde ir en el campo para luchar incluso mejor y de forma más ventajosa por la liberación social y nacional del pueblo.

Segunda parte: Entrevista a Jose Maria Sison (II): «Servir a dos potencias imperialistas que ahora están en conflicto puede convertirse en un gran problema para Duterte»

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