Escrito por Àngel Marrades
Segunda parte: Tailandia (II): De monarcas y militares
Las últimas dos décadas en Tailandia han estado marcadas por una alta turbulencia social debido a la inacabado asentamiento de una burguesia nacional que consolidara las relaciones sociales capitalistas. Las consecuencias de la crisis financiera asiática de 1997, el intento de toma del poder de la familia Shinawatra y la lucha emancipatoria del campesinado tuvieron su contraparte en la reacción amarilla, apoyada por la corona, los militares y otros sectores tradicionales.
Antecedentes (1855-1997)
A pesar de que el Reino de Siam nunca llego a ser colonizado por los imperios europeos si se vio sujeto a acuerdos con Reino Unido y Francia. El primero de estos fue el Tratado de Bowring en 1855 bajo el cual los británicos forzaron la apertura comercial. Este acuerdo desigual removió los cimientos de la monarquía absoluta en la que a partir de entonces pugnarían los sectores reformistas del ejército, la pujante burguesía de origen chino y el inamovible trono de la dinastía Chakri. En el ejército crecería las preocupaciones por la modernización del país ante el miedo a los imperios coloniales. Sin embargo, la ausencia de una clase burguesa “nacional” o “independiente” impidió el desarrollo de la revolución burguesa en Tailandia. La burguesía compradora china de origen comerciante se enriquecería mediante el librecambismo con la clase nobiliaria tailandesa sakdina, que poseía el monopolio sobre grandes extensiones de cultivo como el arroz. Esta relación simbiótica acabaría por originar una clase sino-thai, la cual mantiene hasta hoy día el estigma de no ser esencialmente tailandesa. La monarquía, que se apoyaba en esta clase sakdina, siempre mantendría sus recelos a la burguesía sino-thai, pues la veía como un agente extranjero que podía tomar control del país e introducir reformas liberales occidentales que subvirtieran las tradiciones del reino.
La monarquía absoluta se aboliría en 1932 con un golpe de estado del ejército instaurando una monarquía constitucional. Momento en que el Reino de Siam pasaría a llamarse Reino de Tailandia, y se aprobaría la primera constitución. Desde entonces ha habido 18 golpes de estado en el país, 10 de ellos exitosos y 8 fracasados. A su vez ha habido 12 constituciones. Esto puede dar una idea de la turbulenta historia de Tailandia. A pesar de ello la corona se ha mantenido como pilar de estabilidad con el monarca Bhumibol Adulyadej (Rama IX) como jefe de Estado entre 1946-2016, sus 70 años de reinado marcaron una era para Tailandia.
En 1973 el fuerte movimiento estudiantil, de clases medias, sumado a otras múltiples contradicciones de la dictadura militar llevaron a su caída. En estos años se había reforzado la insurgencia comunista, habían aumentado las huelgas y las rivalidades internas en el ejército amenazaban la posición del gobierno militar. En las protestas del 14 de octubre murieron 77 personas cuando los militares abrieron fuego, y se abrió paso al primer periodo que se calificó como “democrático”. Pero también se reforzó enormemente la imagen pública del rey Bhumibol, que intervino anunciando la disolución del gobierno militar de Thanom Kittikachorn. Este periodo “democrático” estuvo comprendido entre 1973-1976.
Pero también supuso el auge de la extrema derecha y del nacionalismo regalista, que forma parte integrante del desarrollo del Estado-nación en Tailandia. Grupos paramilitares como los “Village Scouts”, bajo el ideario de “nación, religión, rey”, fueron promovidos por la monarquía en la lucha contra la insurgencia comunista. La vuelta al país en 1976 del dictador Kittikachorn levanto nuevas protestas universitarias, pero cuando apareció el rumor de que los manifestantes habían colgado una efigie del Príncipe de la Corona, Vajiralongkorn la respuesta fue inmediata. El ejército, apoyado por los grupos paramilitares, abrió fuego contra el campus, en la Masacre de la Universidad de Thammasat murieron más de 100 personas. Ese 6 de octubre el Estado Mayor acordó con el Rey Bhumibol dar un golpe de estado.
Los años 1980 supusieron el gran auge económico del país. Durante este periodo controlado por el Primer Ministro Prem Tinsulanonda, que se conocería como “Premocracia” (1980-1988), introdujo numerosas reformas liberalizadoras que abrieron el país a la inversión extranjera directa y a las cadenas de valor global. Tailanda fue la economía que creció más rápido en el periodo 1980-1995. Durante su mandato impidió los golpes militares de los “Jóvenes Turcos” en 1981 y 1985, estratos castrenses de clase media que deseaban impulsar reformas en la jerárquica y arcaica estructura militar. Prem también derrotó a la insurgencia comunista promoviendo una amnistía en 1980, acabando por disolverse en 1983. La perdida del horizonte revolucionario sumado al auge económico supuso importantes cambios sobre la inteliguentsia de izquierdas, en la cual el académico Chattip Natsupha es el mejor ejemplo de este giro hacia el nacionalismo.
El destacado erudito tailandés, Chatthip Natsupha, pasó de ser un intelectual marxista en la década de 1970 a ser un nacionalista cultural defensor de una verdadera esencia tailandesa que, él cree, es un antídoto para el dominio del capitalismo neoliberal occidental. Su caso no es una anomalía. El camino intelectual de la izquierda marxista a la derecha nacionalista cultural no es un recorrido atípico y refleja cambios más amplios del nacionalismo en el país. El nacionalismo cultural tailandés que viene de la izquierda rechazó lo que llamó nacionalismo “malo” y adoptó uno “bueno”. Sin embargo, sus ideas se derivaron significativamente del nacionalismo conservador. (Winichakul, 2008).
Estos años también supusieron el ascenso de las grandes fortunas capitalistas, la consolidación de cierta burguesía sino-thai financiera, siendo los casos más paradigmáticos los de las familias Chirathivat y Shinawatra. Esencialmente estos grupos se beneficiaron de la apertura económica, la globalización del sudeste asiático y la consolidación de una economía de consumo junto al turismo. Estas grandes familias asentadas en Bangkok habían tratado de redefinir su identidad para erigirse como la burguesía nacional mediante cambios en los hábitos de vida, mercantilización de sus productos, consolidación de una clase media urbana más moderna y tratar de acercarse a esa “esencia tailandesa”. Con el control sobre el sector bancario, supermercados, telecomunicaciones o el comercio minorista consiguieron asentarse públicamente.
En el caso de los Chirathivat, propietarios del Central Group, trataron de crear vínculos con las élites tradicionales castrenses, como el general y Primer Ministro Suchinda Krapayoon que dio un golpe de estado en 1991. Por su parte los Shinawatra destacaron por su podereso imperio mediático destacando IBC en los años ’90, si embargo la diferencia esta en que mantuvieron un emporio más local y menos dependiente de las inversiones internacionales y redes financieras asiáticas. La extensa red doméstica de la Shinawatra Corporation, con su televisión por cable, basada en préstamos locales de bancos tailandeses permitió a la familia beneficiarse de la Crisis Financiera Asiática de 1997. Por el contrario empresas más dependientes de los flujos financieros globales como Central Group sufrieron un importante golpe.
La forma corporativa predominante en Tailandia no es la corporación multinacional con sede en Occidente, sino, de hecho, una forma híbrida, creada por las respuestas estratégicas de las familias de negocios sino-tailandesas a los cambiantes contextos nacionales, regionales y globales. De esta manera, el imperio cosmopolita de Shinawatra sigue siendo bastante local. Basado en dinero familiar e inversiones locales, opera en relación con las leyes nacionales y regionales y las condiciones sociales. Shinawatra se basa en las redes tailandesas y asiáticas, en los mercados domésticos de consumo y en la fuerza laboral local. Una breve descripción de los orígenes y el crecimiento de la compañía y las estrategias de su fundador, Thaksin, muestra cómo el desarrollo de una empresa moderna y global se desarrolló dentro de las condiciones locales e involucró relaciones e identificaciones locales. (Wilson, 2004).
Los Shinawatra que se enriquecerían enormemente convirtiéndose en la más rica del país comenzarían entonces una ofensiva política apoyándose en los sectores sociales más depauperizados, especialmente en el campesinado del noreste como la provincia de Isan. Un primer intento de Thaksin Shinawatra, el cabeza de familia, fue formar alianza con otros sectores sociales más tradicionales asociados al budismo, así su primer ruedo político fue en el Partido Phalang Dharma en 1994. Shinawatra lideraba así a los sectores empresariales más pragmáticos, mientras la facción tradicionalista, Buddhist Temple, comandada por Chamlong Srimuang tenía importantes lazos con organizaciones militantes budistas como Santi Asoke. Chamlong venía también del movimiento castrense de los Jóvenes Turcos. Pero esta alianza que unía a distintos sectores reformistas, budistas y nuevas élites empresariales de Bangkok no terminaría de cuajar, Thaksin abandonaría el partido en 1996. En 1998 Thaksin Shinawatra fundaría el Partido Thai Rak Thai (TRT).
El ascenso de los Shinawatra (2001-2006)
La propuesta de Thaksin ante la grave crisis social que atravesaba Tailandia fue la de reformas económicas que permitirían una apertura a mercados, pero combinado con un populismo de base social de ampliación del Estado de bienestar, prácticamente su establecimiento: Escuelas, programas de salud pública, ampliación del transporte para las provincias lejanas del norte rural, inversiones en infraestructura para la agricultura. Thaksin Shinawatra realizo una ofensiva sin precedentes sobre el Estado tailandés basado en un capitalismo clientelista competitivo que repartía los beneficios a las distintas élites provinciales. En su lugar la victoria aplastante del TRT en las elecciones de 2001 supuso la recentralización del Estado hacía un capitalismo monopolista que concentraba los poderes en su persona. En un sistema en que las conexiones políticas son esenciales para el beneficio económico esto supuso que esta monopolización del poder político en Thaksin equivalía a que cualquier concesión de privilegio económico también pasaba por sus manos. El histórico Partido Demócrata arraigado en las familias políticas del sur del país se vio rápidamente desplazado, lo que devino en una fortísima oposición política, alrededor de la que se fueron coaligando distintos sectores sociales.
El “capitalismo progresivo” de Shinawatra sacaría de la pobreza a muchos trabajadores y campesinos, que compondrían su base social y el movimiento de los “camisas rojas”. En los años 1990 estas demandas heterogéneas de distintos sectores no representados en el Estado se verían reflejadas en la Asamblea de los Pobres, compuesta por sindicatos, ONG’s y otras organizaciones de la sociedad civil. Thaksin al construir su Estado corporativo sería capaz de articular estas demandas en un movimiento político con la capacidad de cumplirlas, algo que la Asamblea de los Pobres nunca había conseguido al ofrecer simplemente una lucha de resistencia por reformas. Thaksin decía: “Un país es una empresa”.
Realmente lo que hizo Shinawatra fue cambiar la escala, pero esto supuso un cambio en la estructura de clase dominante. La constitución de 1997 permitió este cambio al introducir la circunscripción nacional proporcional al sistema electoral, antes todos los escaños se elegían por las uninominales. La circunscripción nacional, que solo eran 100 de los 500 escaños, permitió pasar del enfoque provinciano propio del capitalismo clientelista, que por supuesto tenía su correlato en las redes de compra de votos y familias políticas, a un populismo de base nacional que desplegará todo su potencial. Con este cambio la atención de los votantes pasó de la familia política provincial, que aseguraba unos servicios, al partido nacional que ofrecía un amplio programa político. Este aparente pequeño cambio lo supo ver Thaksin Shinawatra y explotarlo, haciendo uso del populismo con un gran programa social. Por supuesto Shinawatra tejió alianzas con familias políticas locales y también hizo uso de una cooptación del voto mediante estas redes, pero introdujo importantes factores como el uso de la televisión y otros medios gracias a su imperio de las telecomunicaciones.
En términos de clase Thaksin trato de modernizar la economía sacando al campesinado migrante de su condición de trabajador urbano ajeno a la ciudad. En muchas partes de Asia, y China es el mejor ejemplo, se mantiene un sistema en que bastas cantidades de masa trabajadora permanece ajenas a las cadenas de valor de global, trabajan en la ciudad, pero subsisten en el campo. Esto permite al Estado evitar desarrollar un amplio programa asistencialista, al negarles la residencia en las ciudades no pueden acceder a los programas sociales, y a la vez se evita la creación de grandes barrios periféricos alrededor de la metrópoli, conocidos como favelas o slums, a la vez que las ciudades pueden acceder a la fuerza de trabajo que necesitan. El programa económico de las nuevas élites económicas de Bangkok, que representaba Thaksin, buscaban integrar a esta fuerza de trabajo a la economía global.
La otra fuerza política ampliamente conocida que se opuso a los “camisas rojas” fueron los “camisas amarillas”. A pesar del que el color de la monarquía es el azul debido a la reverencia que se le profesa al Rey Bhumibol se utiliza el amarillo en su lugar. Esto se debe a que Rama IX nació un lunes, cuyo día de la semana esta asociado al amarillo. Podemos por lo tanto asociar este movimiento a tres vértices: en primer lugar las élites tradiciones que se oponen a ser desplazadas, esto incluye desde los militares estrechamente ligados a la monarquía, la clase política, cuyas familias pierden su parcela y redes clientelistas, y la propia corona, la modernización de la estructura económica podía alentar a la pérdida de valores tradiciones.
En segundo lugar las clases medias, las reestructuración del poder llevada a cabo por Thaksin amenazaba su posición de clase, esto es tanto su poder económico como político, una cosa es la otra. Para concretar, en lo político las clases medias se vieron a sí mismas desplazadas en el juego electoral por la mayoría democrática impulsada por estas élites, a su vez juzgaban como “ilegítimos” los programas populistas que “cooptaban el voto” de las masas populares. En lo económico para la clase media sus intereses fueron relegados y tuvieron que contribuir en el gasto que suponían estos programas; temían de esta forma perder su posición, ser proletarizadas, y a su vez como parafrasea Marc Saxer a las clases medias: “«las masas rurales sin educación son presa fácil para los políticos que les prometen todo en un esfuerzo por hacerse con el poder»”. Por último debemos retrotraernos a la ideología que envuelve al movimiento, en la que se coaligan la extrema derecha regalista y las fracciones anti-capitalistas de distintas corrientes, esto compone la base social de este movimiento de carácter etno-nacionalista, monárquico y budista. Para explicarlo mejor estamos diseminando sus componentes, pero se debe comprender que todos están entrelazados intrínsecamente entre sí.
Dentro de los sectores de la antigua izquierda marxista ya hemos señalado como el intelectual Chattip Natsupah es el mejor ejemplo de la deriva hacia un nacionalismo cultural anti-occidental que reclama volver a las raíces. A su vez tenemos a los grupos fundamentalistas budistas militantes como Santi Asoke, con una extensa red de comunas autónomas que rechaza el capitalismo, apoyando la autosuficiencia, y también la cultura occidental. Por otro lado el Rey Bhuminol Adulyadej tras la crisis financiera asiática de 1997 llamó a desarrollar un modelo de “Económica de Suficiencia” (Setthakij pho-phiang) en contraste a los “Tigres Asiáticos”, esta política fue un intento de afrontar el exceso de mano de obra por los flujos migratorios tras la crisis, como explicábamos antes una manera de mantener el sistema de economía de subsistencia para los migrantes. Todo ello dejo sembrado un poso para el fascismo:
Si la historia europea da alguna lección, es que la angustia y la ira de la clase media pueden ser un caldo de cultivo fértil para el fascismo. Contra el vértigo del cambio, el fascismo promete restaurar la unidad y el orden. La “enfermedad de la pluralidad” debe ser curada por la uniformidad. El “Otro” afuera y adentro debe ser “desarraigado” para sanar el cuerpo social. Los que se enmarcan como “el enemigo interno” estaban siendo deshumanizados, amenazados con ser desterrados del país, atacados verbalmente y destruidos físicamente. Los conflictos internos se exportaban constantemente culpando y atacando al forastero. Como esto no puede hacerse sin violencia, el fascismo idealiza el uso de la fuerza y glorifica la purificación a través de la guerra.
Contratando la “decadencia” del presente contra un pasado dorado imaginado, los movimientos fascistas tienen como objetivo hacer retroceder la rueda de la historia. La utopía fascista es básicamente la antítesis de la sociedad moderna, pluralista y capitalista. El fascismo busca superar las divisiones de una sociedad fragmentada y el ruido de una cultura pluralista fusionando todas las diferencias en una “comunidad de personas” homogénea. La trinidad de “Una nación, un pueblo, un líder” tiene como objetivo purgar la pluralidad caótica de la sociedad industrial y volver a la unidad mítica y la simplicidad de la “comunidad agrícola” (Saxer, 2014).
La llegada al poder de Thaksin dio un punto común de artículación para estos distintos grupos, que señalaron sus políticas de occidentales y promovidas por el capitalismo global del Fondo Monetario Internacional. A su vez la figura del monarca sirvió de pegamento social para dar forma al movimiento:
Las filas de las fuerzas anti-Thaksin, por lo tanto, iban desde los burócratas y oficiales de antaño a quienes no les gustaba el estilo de administración autocrático y CEO del gobierno, así como el nepotismo y el amiguismo de sus nombramientos, hasta los rivales empresariales y los políticos de oposición que se quejaban de un trato injusto en las manos de la policía, las autoridades fiscales o electorales, los tecnócratas y economistas conservadores que desaprobaron las medidas sociales populistas de crédito fácil del gobierno, los trabajadores organizados del sector público que se oponen a sus políticas de privatización, los activistas comunitarios y de las ONG que se oponen a los efectos ambientales de su infraestructura y proyectos de desarrollo energético, a intelectuales liberales, abogados y defensores de los derechos humanos que condenaron su abuso sistemático del poder y los asesinatos extrajudiciales, a periodistas críticos y emisoras sujetas a intimidación gubernamental o censura directa, a los musulmanes malayos en el sur, a merced del terror sancionado por el estado de las fuerzas de seguridad. (Tejapira, 2006).
Tras la victoria electoral de las elecciones de 2005, por primera vez en la historia de Tailandia con mayoría absoluta, comenzaron numerosos rumores contra Thaksin que le acusaban de atacar al rey y tratar de usurpar sus poderes. Cabe mencionar que Tailandia tiene una de las lèse majesté más duras en que cualquier difamación o insulto al rey, familia o incluso su mascota puede llevar 15 años de cárcel. Bajo eslóganes como “Luchamos por el Rey” o “Devolver el Poder al Rey” los amarillos comenzaron a realizar protestas contra el gobierno en 2006, otros escándalos de corrupción y el descontento de los estratos sociales ayudaron a forjar al movimiento de protesta: la Alianza Popular por la Democracia (PAD). Ante la presión Thaksin opta por disolver la cámara y llamar a elecciones para el 2 de abril. El PAD pide la intervención del monarca y que deponga al Primer Ministro, a pesar de que es anticonstitucional, Rama IX en un discurso habla contra esta idea. Las elecciones de abril son boicoteadas por toda la oposición que no acepta el proceso democrático como mecanismo de resolución de la crisis, pues son la minoría. El Rey pide a los jueces intervenir, la Corte Constitucional invalida las elecciones el 8 de mayo. El 20 de julio Bhumibol califica las elecciones de anti-democráticas y firma decreto real para celebrar nuevas en octubre.
El 19 de septiembre de 2006 el ejército daría el golpe de estado, que llevaba planeándose desde febrero, la implicación del Rey sería muy clara, los militares llevaban distintivos lazos amarillos, indicativo de que el Rey había dado su bendición. La planificación del golpe vino de las más altas estructuras, Prem Tinsulanonda, presidente del Consejo Privado del Rey desde 1998. Prem era una de las figuras más poderosas sirviendo de enlace entre el ejército y la Casa Real. En julio Prem ya había declarado que el ejército debía servir al Rey, y no al gobierno. Tras el golpe se nombró Primer Ministro a otro miembro del Consejo Privado y leal a Prem, Surayud Chulanot. Posteriormente en mayo de 2007 el Tribunal Constitucional ordenaría la disolución del Thai Rak Thai, partido de Thaksin Shinawatra, que se exilio. Las elecciones de 2007 fueron una victoria clara para los partidarios de Thaksin, ahora bajo el Partido del Poder del Pueblo (PPP). A pesar de que consiguieron formar gobierno esta vez se dio un golpe judicial que disolvió primero el gobierno y después en 2008 el partido. Todo esto acompañado por protestas y enfrentamientos entre los dos campos: rojos contra amarillos. De nuevo la monarquía se vio envuelta dando apoyo a las manifestaciones con la presencia de la Reina Madre, Sirikit, al acudir al funeral de un manifestantes del PAD.
La vuelta de los Shinawatra (2006 – 2014)
En diciembre de 2008, tras la caída del gobierno del PPP y la disolución del partido, Prem junto a los militares consiguieron instalar un gobierno del Partido Demócrata con su líder, Abhisit Vejjajiva, como Primer Ministro. En abril de 2009 el nuevo gobierno, en medio de la profunda crisis política y la división entre rojos y amarillos, comenzó a verse bajo la presión de las manifestaciones del Frente Unido por la Democracia contra la Dictadura (UDD), la plataforma de los rojos. En 2010 se dieron las mayores protestas de los camisas rojas, que pedían la celebración de elecciones anticipadas. En mayo ante la extendida ocupación por los manifestantes del centro de Bangkok el ejército dio la orden de disolver las protestas, el 14 de mayo las unidades del ejército rodearon los campamentos y lanzaron el asalto matando al menos a 91 personas a lo largo de varios días de enfrentamientos. En los días anteriores el ejército había estado ejecutando asesinatos selectivos sobre líderes clave de la protesta, el ejemplo más claro fue el Khattiya Sawasdipol, disparado por un francotirador mientras era entrevistado. Sawasdipol era considerado un elemento peligroso por ser un militar, uno de los pocos que apoyaron a Thaksin y que llamó en 2008 a: “Movilizar a los partidarios del gobierno contra cualquier intento militar de tomar el poder político”. Era considerado como parte del ala más radical del movimiento de protesta. A diferencia de los múltiples militares que apoyaron abiertamente a los camisas amarillas él fue advertido, degradado y expedientado por su participación política.
Las protestas que continuaron en 2011 terminaron con la celebración de elecciones anticipadas en julio de ese año. El resultado fue de nuevo una victoria aplastante de los partidarios de Thaksin con mayoría absoluta. El Partido Demócrata recibió una severa derrota, aunque mantuvo sus bastiones electorales del sur. Esta vez los partidarios de Thaksin se reagruparon alrededor de su hermana, Yingluck Shinawatra con el plataforma Pheu Thai. Pero la historia se repite la primera como tragedia y la segunda como farsa. De nuevo el mismo escenario se sucedió, protestas contra el gobierno entre 2013-2014, enfrentamientos, disolución del parlamento y llamada a elecciones, boicot de la oposición, anulación de las elecciones, destitución judicial de Yingluck y finalmente golpe de estado y exilio de Yingluck Shinawatra.
¿Pero que intentó Yingluck durante su mandato y que desencadeno las protestas? Dada la situación, y tras perder dos gobiernos, la estrategia de Yingluck Shaniwatra fue optar por un pacto con la viejas élites. Hay que entender que aunque el movimiento de los “camisas rojas” nació al calor de Thaksin Shinawatra desbordó el marco en que la familia actuaba, el mismo liderazgo del UDD estaba separado aunque hubiera vínculos. En los camisas rojas había múltiples grupos, incluso algunos muy críticos con Thaksin, pues su construcción fue como reacción al golpe de estado que permitió una coalición más amplia, el Frente Unido por la Democracia contra la Dictadura (UDD). Como tal desarrollo un ala izquierda con ideas socialistas y algunos reductos comunistas. El gobierno de Yingluck pactó con el ala derecha del movimiento dando puestos a líderes del UDD.
Mientras durante los tres años de gobierno se endureció la persecución por lèse majesté y no se investigó la represión de la policía y las fuerzas armadas en 2010, el objetivo era apaciguar a las fuerzas conservadores, militares y regalistas. Yingluck se esforzó mucho en tratar de conseguir un acuerdo y presentó una ley de amnistía que cubriera a manifestantes, políticos y militares. Pero este intento de reconciliación nacional fracasó, los camisas amarillas interpretaron esta ley como un intento de exonerar a Thaksin Shinawatra de los delitos de corrupción que se le atribuían para que pudiera volver del exilio; mientras el ala izquierda de los camisas rojas protestaron contra la propuesta de perdonar la represión de los militares. El resultado final fue el golpe militar de 2014 y la junta.
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