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Magnicidio en Haití: complot, golpe y lucha por el poder

Policías frente a un mural que muestra al presidente haitiano Jovenel Moïse, cerca de la residencia donde fue asesinado por hombres armados en las primeras horas de la mañana del 7 de julio en Puerto Príncipe. | Joseph Odelyn / AP

El asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití desde 2017, esta rodeado de interrogantes y según van apareciendo respuestas surgen aún más preguntas. Lo único seguro, al menos por ahora, es que se están produciendo movimientos políticos muy claros por parte de ciertas facciones para retener el poder ante el vacío presidencial que pasamos a desglosar a continuación.

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Claude Joseph y la apuesta de los Grenn Nan Bouda

Claude Joseph, ministro de exteriores y cultos religiosos, es uno de los actores principales de esta crisis. Joseph, quien forma parte de una “nueva” clase política vinculada al movimiento estudiantil de los Grenn Nan Bouda (GNB), ha sido quien más rápido se ha movido tomando el poder inmediatamente tras el asesinato de Moïse. Resulta de interés señalar que los GNB fueron claves en el golpe de Estado de 2004 contra el presidente Jean-Bertrand Aristide.

Joseph tomó el cargo de Primer Ministro Interino en abril, tras la dimisión de Joseph Jouthe, y ha utilizado este cargo para reforzar su posición tras la muerte de Moïse. Lo primero que hizo fue declarar el Estado de Sitio durante 15 días asumiendo de esta forma poderes extraordinarios que le permiten prohibir toda protesta, imponer toques de queda, controlar los medios o restringir otras libertades fundamentales. Joseph asumió el poder en base al artículo 149 de la Constitución que establece que, ante la vacancia presidencial por regencia, destitución o muerte, el Consejo de Ministros, bajo la presidencia del Primer Ministro, asume el Poder Ejecutivo hasta la elección de un nuevo presidente entre 60 y 120 días, fecha que ha marcado para el 26 de septiembre.

Después de asumir el poder ejecutivo bajo estas premisas, y decretar el Estado de Sitio, la siguiente decisión de Joseph fue pedir a Estados Unidos y Naciones Unidas el despliegue de tropas para “asegurar la estabilidad del país“, siendo esto un medio para asegurar su posición. La representante de Naciones Unidas en Haití, Helen La Lime, ha sido de las primeras en reconocer la legitimidad de Joseph, pero se ha mostrado reticente al envío de tropas diciendo que se debería especificar primero el propósito.

Estados Unidos ha reaccionado de forma parecida. El portavoz del Departamento de Estado ha declarado que trabajará con Joseph por ser el titular del cargo de primer ministro a la muerte de Moïse, pero dejan la puerta abierta al diálogo con otras partes. Sobre la petición del envío de tropas varios altos cargos de la administración Biden habrían declarado a la prensa que esta “no es una opción que este sobre la mesa”. Washington parece reacio a un despliegue militar, que sería interpretado como una ocupación por parte de la oposición, más aún cuando este evoca paralelismos tan claros con el asesinato de Vilbrun Guillaume Sam, presidente de Haití entre marzo y julio de 1915, y la ocupación militar del país por parte Estados Unidos que vino inmediatamente después y que duró 19 años. Sin duda ven mejores formas de mantener su control político sobre la isla.

La policía patrulla en una calle mientras una turba intenta llegar a una comisaría donde dos hombres extranjeros están bajo custodia policial por presuntamente participar en el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise | Jean Marc Herve Abelard / EPA

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Los neo-Duvalieristas del PHTK tratan de retener el poder

Frente a Claude Joseph se perfilan dos figuras pertenecientes a la vieja guardia del PHTK, el partido del presidente Moïse: Joseph Lambert y Ariel Henry. El 9 de julio, dos días después del magnicidio, el Senado adoptaba una resolución, con 8 senadores a favor y 2 abstenciones, para nombrar como presidente provisional del país a Joseph Lambert, presidente del Senado, hasta la celebración de las próximas elecciones y reconocer a Ariel Henry como legítimo primer ministro.

La decisión sobre la cartera de primer ministro se auspicia en que Ariel Henry fue nombrado para el cargo por Jovenel Moïse el 5 de julio, dos días antes de su muerte, estando prevista la jura el cargo para el mismo día en que se produjo el asesinato. Para respaldar el nombramiento de Joseph Lambert señalan que la constitución dice, en su artículo 149, que:

En el caso de que la vacante se produzca a partir del cuarto año del mandato presidencial, la Asamblea Nacional se reúne dentro de los sesenta (60) días posteriores a la vacante para elegir un nuevo Presidente Provisional de la República por el tiempo que resta para completar el mandato.

Al estar la Asamblea Nacional disuelta, pues Moïse la clausuró en 2019 sin celebrar elecciones pasando a gobernar por decreto, el Senado es la única cámara en activo. Aunque cuenta con tan sólo 10 senadores al no haber celebrado tampoco elecciones para los otros 20 cargos. Según esta provisión además Lambert mantendría el cargo hasta las elecciones presidenciales del 7 de febrero de 2022. La capacidad de esta vieja guardia del PHTK, profundamente deslegitimada tras el mandato de Moïse, de recuperar el poder es poco probable. Pero el intento de renovación que pueden intentar representar los de Claude Joseph y el GNB tampoco puede apelar en ningún sentido a una base social suficiente. Es por esta razón que la legitimidad de los contendientes no se da cara a la población local, sino a ojos de los principales actores exteriores del Core Group, especialmente Estados Unidos y Naciones Unidas a quien primero han acudido todos.

Más incertidumbres

La disputa por el cargo de presidente en funciones no es la única incertidumbre sobre el futuro de Haití. En este escenario la principal preocupación de la élite dominante ha sido el miedo a un levantamiento popular en los barrios más empobrecidos. Los contendientes luchan por una legitimidad que a ojos del pueblo ninguno puede ostentar porque en primer lugar no la tenía el propio Jovenel Moïse, de quien se reclaman sucesores. El rechazo a la presidencia de Jovenel Möise, quien gobernaba por decreto con 600 mil votos de un país con 10 millones de habitantes, alcanza a la mayor parte de la sociedad que desde principios de año, debido la crisis ocurrida entre el 14 de enero y el 7 de febrero de 2021, ve el mandato de Moïse como inconstitucional al haber sido prolongada su presidencia hasta 2022.

Esta crisis del 7 de febrero también es particularmente importante porque durante la misma se hizo una tercera interpretación constitucional del artículo 149 nombrando presidente a Joseph Mecene, un juez del Tribunal Supremo. ¿Por qué se pudo hacer esto? Porque la constitución de 1987 fue enmendada en 2012 modificando el artículo 149, siendo la versión actual la defendida por Claude Joseph y Joseph Lambert, que anteriormente nombra como sucesor presidencial al presidente del Tribunal Supremo. Sin embargo, la modificación no fue completa puesto que solo se modificó la versión en francés del documento dejando la versión en creole, con la misma fuerza legal, sin alterar. Por el momento el Tribunal Supremo no ha tomado parte en la actual crisis, a diferencia de en febrero, probablemente debido a que su presidente murió por coronavirus hace tan solo unas semanas y aún no ha sido sustituido.

Por último, pero no por ello menos importante, también debemos hablar sobre otra de las incertidumbres que se ciernen sobre Haití: la cuestión de los autores del magnicidio.

La información proporcionada por el gabinete de Claude Joseph es la siguiente:

  • Los responsables son un grupo de 28 mercenarios, 2 haitianos-estadounidenses y 26 colombianos, de los cuales 13 serían ex-soldados de las fuerzas armadas colombianos según confirmó el Ministro de Defensa de este país.
  • Tres miembros del grupo habrían sido abatidos, seis aún estarían en búsqueda y habría 19 detenidos, la mayoría de los cuales habrían sido capturados después de que irrumpieran en la embajada de Taiwán por razones que aún deben esclarecerse.
  • El grupo habría llegado a la isla entre los meses de mayo y junio y pasaron hasta 32 días en la isla antes de llevar a cabo el asesinato de Moïse.
  • El magnicidio se habría llevado a cabo, presuntamente, después de que el grupo entrara en su residencia afirmando estar llevando a cabo una operación de la DEA.

Sin embargo, el ex-senador haitiano Steven Benoit, entre otros, ha puesto en duda esta versión. Según afirma, y recoge el medio colombiano ‘El Tiempo’, este grupo habría sido contratado por las autoridades haitianas y no habrían llegado a la residencia del presidente hasta una hora después del tiroteo. Algunos habrían llegado a señalar a los propios guardias del presidente como posibles responsables del magnicidio.

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