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Haití en el abismo

 

Haití es uno de los países más pobres y desestructurados del mundo, conocido históricamente  por ser el protagonista de la primera revolución de esclavos a principios del siglo XIX. Sin embargo su situación  actual es bien poco conocida, puesto que los medios de comunicación le han prestado escasa atención.

El pasado 17 de octubre de 2018,  miles de manifestantes se lanzaron a las calles de Haití para protestar por la falta de transparencia del Gobierno y exigir una investigación sobre el presunto desvío de 3.800 millones de dólares americanos del acuerdo petrolero con Venezuela o Petroacuerdo.

¿Pero que es este Petroacuerdo?  Consiste en una alianza entre Venezuela y los países caribeños por la cual Caracas suministra de petróleo a dichos países en unas condiciones muy favorables, con tasas de interés muy bajas. Con este acuerdo se busca incentivar la inversión en educación, social e infraestructura en los países del Caribe.

Disturbios en Puerto Príncipe, capital de Haití por la falta de transparencia del Gobierno

Pues bien, de acuerdo con una investigación del Senado, al menos 14 ex funcionarios estuvieron vinculados con el desvío de fondos del Acuerdo de Petrocaribe durante el Gobierno del anterior Presidente del país, Michel Martelly (2011-2016), de momento nadie ha sido juzgado. Por lo que se acusa al actual gobierno de encubrimiento, destacar que ambos comparten el mismo partido político, Partido Haitiano Tèt Kale (PHTK).

Los incidentes se  produjeron durante un acto público en el que se conmemoraba el 212 aniversario de Jean Jacques Dessalins, padre fundador de Haití. El evento fue encabezado por el Presidente Jovenel Moïse. Mientras Moïse leía un discurso los manifestantes demandaron una investigación sobre el uso de los fondos del programa Petrocaribe y la inversión de esos recursos en el desarrollo del país. Es entonces cuando varios manifestantes empezaron a lanzar piedras. La policía respondió a las piedras con disparos a los manifestantes. Esto desembocó en unos grandes disturbios en la capital del país, Puerto Príncipe durante todo el día. El balance final de las protestas dejó un muerto y decenas heridos, incluidos varios policías.

Jovenal Moise en el centro en la ceremonia de de conmemoración del 212 aniversario del asesinato del general Jean-Jacques Dessalines

Estás protestas vienen tras las recientes revueltas que se produjeron en julio por la subida de un 50% del precio combustible pedida por el FMI a través de un acuerdo.  Los disturbios en el país se sucedieron durante cuatro días  en los que se levantaron barricadas, se saquearon comercios y edificios públicos. En todas las jornadas  al menos 20 personas murieron en las manifestaciones.

Debido a la presión de la población, el gobierno retrocedió en su medida, aún así las protestas continuaron pidiendo la dimisión del presidente Moïse y un gobierno de transición. Destacar que Moïse  accedió a la presidencia con el apoyo de 600 mil votos de un electorado de más de 6 millones (hubo 80% de abstención). Unas elecciones donde según el Consejo Electoral “hubo irregularidades”. No es necesario añadir por tanto que el Presidente no goza del apoyo de la población.

Haitianos en las protestas de julio por la subida del combustible

La situación llegó a tal punto en julio que el presidente se planteó pedir una intervención a Francia y Canadá, y tuvo que salir del país ante  las revueltas en la capital. Finalmente el Primer Ministro Lafontant presentó su dimisión ante la presión de sindicatos, la oposición y el empresariado local, con lo que las calles se calmaron momentáneamente.

Investigando los acontecimientos recientes de Haití muchos se preguntarán ¿cómo es posible que el país caribeño haya llegado a esta situación de inestabilidad? repasando su historia reciente puede entenderse la tesitura en la que se encuentra el país actualmente.

A principios del siglo XX,  Haití vivió durante veinte años en un régimen de tutela y ocupación por parte de Estados Unidos (1915-1934).  Posteriormente a mediados de siglo el país estuvo férreamente gobernado por la sangrienta familia Duvalier. François Duvalier subió al poder en 1957 gracias al voto popular de los “negros”, hartos del dominio tradicional que ejercían las élites mulatas. Inicialmente Duvalier encontró la oposición de Washington, pero inteligentemente se ganó su confianza jugando la carta del anticomunismo (recordad que el contexto en ese momento era de Guerra Fría), vendiendo su voto para la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En 1964 Duvalier se proclamó Presidente vitalicio y convirtió a su país en una economía dependiente de Estados Unidos, produciendo frutas para la exportación y proporcionando mano de obra barata para las empresas  industriales norteamericanas dentro del país.  Además entregó la minería bauxita a una empresa estadounidense a cambio de sólo el 7% de los impuestos y  aplicó aranceles muy bajos a las importaciones, lo que destruyó completamente la economía local.

En 1986, Estados Unidos decidió  sacar del poder a Jean-Claude Duvalier (hijo de François Duvalier y sucesor suyo en 1971 cuando solo contaba con 19 años) ante el inminente  estallido popular debido a la crisis económica que asolaba el país. Ronald Reagan prometió entonces ayudar a Haití a avanzar democráticamente, tal promesa se materializó en elecciones fraudulentas y en una sucesión de golpes de Estado.

Los dictadores de Haití Jean-Claude Duvalier y François Duvalier respectivamente

Es finalmente en 1990 cuando en Haití llega al poder su primer presidente elegido democráticamente,  el sacerdote Jean Bertrand Aristide. Debido a su afán reformista se ganará la enemistad de Estados Unidos y será derrocado en un golpe de Estado organizado por la CIA un año después.  Finalmente volvió en 1994 bajo la condición de Bill Clinton de reducir los aranceles drásticamente (so pena de una intervención militar).  Tras la partida de Aristide en 2004 (después de ganar tres elecciones) el país empezó a descender en una grave crisis humanitaria y de derechos humanos que hoy día continúa.

Haití ha sufrido continúas desgracias en forma de desastres naturales, el más famoso de todos fue el terremoto de 2010 que destruyó completamente el país y supuso la muerte de más de 300.000 personas. El desastre puso el foco en Haití, dando lugar a una orgía de retórica humanitaria que no se vio acompañada por planes de ayuda eficaces, se puso en marcha  una ayuda a corto plazo que no incentivó la economía local,  por no hablar de toda la ayuda que no llegó y las denuncias por violaciones de cascos azules.

8 años después Haití sigue siendo el país más pobre del continente,  se encuentra en el puesto 168 de 187 en el Índice de  Desarrollo Humano (IDH) y ocupa el puesto 157 de 180 en el índice de percepción de corrupción.

El futuro se muestra desolador para Haití, un país que malvive gracias a las ayudas internacionales, con un Gobierno en entredicho por la corrupción y con un FMI que impone duros recortes a la ya de por si maltratada población. ¿Podrá Haití salir del agujero negro? De momento todo apunta que en un corto plazo no, con lo cual no es descartable futuros disturbios debido a la desesperación de la sociedad.

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