Tras meses de encuestas, hipótesis y debates, finalmente los Republicanos tienen a su candidata a las presidenciales de abril; Valerie Pecresse, la actual Presidenta de la región de Isla de Francia. Muy debilitados tras el año 2017, la familia conservadora francesa se encuentra en medio de dos frentes que la empujan. Por una parte, el espacio que representa el Presidente francés, Emmanuel Macron, y por el otro la extrema derecha de Marine Le Pen y Eric Zemmour ¿volverán a resurgir los Republicanos después de abril? ¿continuarán con su travesía en el desierto? ¿hay sitio en el espacio político francés para un candidato de los Republicanos?
El descenso a los infiernos de los Republicanos
Tras un quinquenato muy accidentado y marcado por las tensiones sociales del socialista François Hollande, la derecha daba por segura su victoria en las Presidenciales de 2017. En 2016, tienen lugar las primarias para elegir al candidato que representará a ese campo político. Las primarias se convertirían en una batalla muy dura entre el ex Presidente Nicolas Sarkozy (2007-2012), y el que sería su Primer Ministro, François Fillon. Para sorpresa de muchos, este último sería quien ganase las primarias con una ventaja considerable (más del 40% de los votos).
Todo parecía dado, como hemos dicho, para una victoria de Fillon, sin embargo, en enero de 2017, el periódico Le Canard enchaîné publicaría los primeros elementos de una serie de escándalos que salpicarían a Fillon directamente. El que más eco resonaría, un supuesto empleo ficticio de la esposa de Fillon. En pocos meses, el candidato republicano sería investigado por las autoridades francesas. La continuación es bien conocida, Emmanuel Macron pasa a la segunda ronda de las presidenciales, consiguiendo hacerse con la Presidencia en 2017 tras vencer a Le Pen. François Fillon queda en tercer lugar, con una sensación de derrota absoluta en los Republicanos.
Los Republicanos sufren un desgaste muy fuerte por dos frentes. Por una parte, a su derecha, tras la nueva cara del Frente Nacional a la llegada de Marine Le Pen en 2012. Le Pen decide realizar una estrategia de “desdiabolización” de partido, poniendo sobre la mesa temas sociales e identitarios. Por la otra parte, los dirigentes y electores más moderados de los Republicanos deciden apoyar a Emmanuel Macron, tras no verse reconocidos en unos Republicanos, que intentando evitar las fugas hacia Le Pen, utilizan cada vez más un discurso identitario radical.
El desastre estaba anunciado, y en 2019 se consuma. Los Republicanos obtienen el vergonzoso resultado del 8,5% en las elecciones europeas. A los pocos días, Laurent Wauquiez, líder del partido, anuncia su dimisión, dejando su cargo a Christian Jacob. En este momento, se abre una cierta ventana de oportunidad para la formación de un nuevo liderazgo que intente hacer remontar a la derecha conservadora. Las elecciones regionales de 2021 se leerían como una buena noticia para este campo político, con sendas victorias de dos Presidentes, Xavier Bertrand en Alta Francia y Valerie Pecresse, en Isla de Francia. Ambos partirían como favoritos para liderar la candidatura del partido en las presidenciales de 2022.
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Unas primarias para buscar un nuevo líder
Valérie Pécresse, Philippe Juvin, Xavier Bertrand, Eric Ciotti y Michel Barnier serían los cinco pretendientes a la candidatura de los Republicanos para las presidenciales. Las primarias comenzarían tras seis semanas de precampaña con una batería de propuestas basada sobre todo en materia de seguridad e inmigración y una gira por las federaciones locales de Francia. Los debates se retransmitirían en los medios de comunicación, los temas de estos no sorprenderían; De 2 horas y 53 minutos de debate en BFMTV, se hablaría 1 hora y 41 minutos solo de inmigración y seguridad.
Las primarias se desarrollarían en dos vueltas, con 140.000 militantes llamados a las urnas, primero el 2 de diciembre donde se elegirían a dos candidatos, para después en segunda vuelta el 4 de diciembre elegir al candidato definitivo. A continuación, se presentarán los tres principales perfiles de estas primarias republicanas.
Xavier Bertrand, Presidente de la región de Alta Francia, ex Ministro bajo las presidencias de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy. En 2017 abandonaría los Republicanos denunciando una deriva “demasiado derechista” del partido, tras no haber llamado a hacer un frente republicano contra Le Pen en las elecciones presidenciales. Durante sus años como político municipal y regional puso en valor su trayectoria en contraposición a un Emmanuel Macron elitista e inconsciente de la realidad del país. Bertrand fue el primero en declarar su candidatura a las presidenciales francesas, pero rechazando su participación en unas primarias, aunque finalmente aceptaría concurrir en unas elecciones para los Republicanos; “quiero unir a todos los franceses, así que tengo que empezar por mi familia política” declararía en TF1.
Xavier Bertrand, según las encuestas, era el mejor posicionado para concurrir en las presidenciales, algo que utilizó a su favor en sus declaraciones. La cuestión es que su salida del partido en 2017 y su posición más “centrista” fueron mal recibidos por los militantes republicanos. La candidatura de Bertrand se basó en tres ejes; autoridad, trabajo y territorios. Aunque en los debates eligió encarnar un discurso más derechista en temas de seguridad y migración. Finalmente, para sorpresa de muchos, Bertrand, no conseguiría llegar a segunda vuelta, consiguiendo solo el 22,36% de los votos.
Eric Ciotti, el candidato más derechista de las primarias republicanas. Hizo su aparición política como diputado en la Asamblea Nacional en 2007. Ciotti ha sido la sorpresa de estas primarias, declarándose candidato en agosto, consiguiendo pasar a la segunda vuelta tras conseguir el 25,5% de los votos de los militantes. Ciotti es una figura influyente del partido y mediática, que como recordó en los debates, “se mantuvo hasta el final” en la campaña de las presidenciales de François Fillon en 2017. El candidato derechista ha querido usar su lealtad con el partido para ganarse el apoyo de los militantes.
Eric Ciotti ha basado su candidatura en tres cuestiones; inmigración, seguridad y autoridad. Temas que se impusieron en los debates de las primarias, lo que le benefició enormemente. Ciotti además se declaró seguidor del polemista de extrema derecha Eric Zemmour, anunciando que en segunda vuelta votaría por él, si se enfrentaba a Macron. Una asunción polémica dentro del partido. Aunque finalmente no ha conseguido ganar las primarias, no hay que desdeñar el 40% de apoyo que obtuvo en la segunda vuelta. Tampoco descartar que esa franja del electorado republicano vire hacia posiciones de extrema derecha en las presidenciales.
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Valerie Pecresse, presidenta de la región de Isla de Francia y ex Ministra de Educación bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy. En 2017 llamaría a votar por Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales. Tras las catastróficas elecciones de 2019, quitaría el partido de los Republicanos denunciando la deriva derechista del partido, para anunciar su propio movimiento político, Libres. Durante la campaña, Pecresse se ha distinguido por poner en valor su programa electoral basado en temas de seguridad, inmigración, justicia, educación y justicia. La presidenta de Isla de Francia además consiguió el apoyo de una parte importante de la facción pro-Sarkozy del partido.
Pecresse ha prometido “devolver el orgullo francés” y “restaurar el orden del país”, también ha recalcado varias medidas, como la eliminación de 200.000 puestos de funcionariado de la administración, y la neutralidad del carbón para 2050. Tras conseguir llegar a la segunda vuelta, consiguió el apoyo de los demás candidatos, finalmente, ganaría las primarias con un 60% de apoyo. Actualmente la candidata republicana tiene una papeleta muy complicada, atrapada entre Macron y la extrema derecha. Aun así, si ocurre la sorpresa y consigue pasar a segunda vuelta, muchos auguran que será una rival difícil para Emmanuel Macron en una hipotética segunda vuelta.
Se podría mencionar también al candidato Michel Barnier, el negociador de la UE para el Brexit. Barnier, una figura supuestamente muy pro europea no se distinguió de sus adversarios en cuanto a los temas tratados, llegando a proponer un referéndum sobre la inmigración, además de “recuperar la soberanía jurídica para no estar sujetos a las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE”. Finalmente, su candidatura sería un fracaso, no llegando a la segunda vuelta.
Los Republicanos pueden felicitarse de haber organizado unas buenas primarias, primero por la alta participación de los militantes (más del 70%), y segundo por el clima de respeto que se respiraba entre los diversos candidatos. Cada candidato ha querido diferenciarse, pero se ha mostrado unidad dentro del partido, una situación muy diferente a la acontecida en 2016.
¿Hay espacio electoral para los Republicanos?
Es la gran pregunta que se tienen que hacer en el partido ¿cómo diferenciarse de Macron y la extrema derecha para intentar conseguir un apoyo importante en las elecciones? El Presidente francés ha conseguido hacerse prácticamente con todo el espacio del centro-derecha, e incluso de la derecha también. Edouard Philippe, ex Primer Ministro francés con Macron, lanzó su nuevo partido Horizons, con el objetivo de abrir más brecha en los Republicanos. Philippe, es un conocido pro juppeista (ex republicano) que genera simpatías en el campo de la facción más moderada de los conservadores. Como una reacción a dicha estrategia, los candidatos republicanos han tenido que virar aún más a la derecha, dejando de paso todo el carril central a Macron. Solo hay que ver la diferencia con un debate de las primarias de 2016, de más de dos horas de debate, solo se habló 12 minutos de inmigración, muy diferente con la situación actual. Para prevenir una futura catástrofe electoral, ya se estarían escuchando voces dentro de los Republicanos que instan a entrar en un futuro gobierno presidido por Macron. El objetivo sería conseguir cargos importantes e influencia, y así no sufrir cinco nuevos años en la oposición condenados casi al ostracismo. El ex Presidente Nicolas Sarkozy habría incitado a los suyos a apoyar sin fisuras un posible futuro quinquenato macronista. También se piensa en que los Republicanos podrían ayudar a la mayoría a presidencial a mantener una fuerte mayoría absoluta en las elecciones legislativas.
Tampoco ayuda al partido los casos de corrupción en los que se han visto envueltos figuras prominentes republicanas. Y es que, el ex Presidente Nicolas Sarkozy ha sido condenado a tres años de cárcel (un año de prisión firme) por corrupción y tráfico de influencias en el llamado “caso de las escuchas”. Poco después de esta condena, además, el expresidente es declarado culpable de financiación ilegal durante su campaña presidencial en 2012, acusado de haber gastado el doble de lo permitido en la campaña electoral. A finales de noviembre, François Fillon, ex Primer Ministro y ex candidato presidencial era condenado a cinco años de prisión (un año firme) y a pagar una multa de 375.000 euros por el caso del empleo ficticio a su esposa.
A su derecha, los Republicanos también tienen un gran problema, la táctica de “desdiabolización” de Le Pen ha conseguido que Reagrupamiento Nacional sea cada vez menos rechazado por los electores. Mientras tanto, la irrupción de Zemmour ha aumentado la oferta en la derecha. La derechización de los Republicanos ha supuesto que tengan que competir con Le Pen y Zemmour en temas como la inmigración y seguridad, un marco que claramente beneficia a la extrema derecha, ya que son sus temas estrella. Además, para desgracia de los conservadores, Zemmour funciona bien en su electorado, según los sondeos, el polemista recaba su mayor apoyo de hombres en buena situación económica, es decir, la masa electoral de los Republicanos.
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Dentro del partido republicano además han surgido diversos problemas internos por la derechización del partido. Renault Muselier, presidente de Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA) anunció su salida de la formación asegurando que “no se podía pactar con la extrema derecha”. Muselier es una reacción a la figura de un sector del partido, encarnado en Ciotti, que coquetea con los marcos de la extrema derecha. De hecho, Ciotti es conocido por apoyar la teoría del gran remplazo, uno de los pilares de la campaña de Zemmour. Es cuanto menos sintomático que Muselier haya dimitido del partido, recordemos que la región de PACA era uno de los grandes objetivos de Le Pen en las regionales de junio. Haría falta una fuerte movilización del frente republicano para aupar a Muselier a la presidencia de la región.
Aunque los últimos sondeos le den a Pecresse una fuerte subida (17%), lo cierto es que es muy difícil que se mantenga mientras a lo largo de la campaña. Además, es habitual que tras ganar unas primarias el candidato suba en las encuestas. Sin embargo, si Pecresse logra realizar una buena campaña y presentar una candidatura que convenza a muchos electores, lo cierto es que tiene más posibilidades de ganar en segunda vuelta a Macron que Le Pen o Zemmour ¿por qué? Principalmente porque Macron cuenta con la movilización del frente republicano contra la extrema derecha para hacerse con la victoria, con Pecresse, dicha movilización no funcionaría. Además, podría ocurrir un trasvase de votos de la extrema derecha a Pecresse en segunda vuelta por el rechazo a Macron.
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