Cuando, a finales del mes de marzo, Humza Yousaf se convirtió en líder del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) y primer ministro de Escocia, muchos le auguraron un mandato difícil y plagado de desafíos. La campaña para la elección de un nuevo líder había sacado a relucir las grandes divisiones internas sobre la independencia y la agenda ideológica de su predecesora, Nicola Sturgeon, y Yousaf asumió la tarea de recuperar la unidad en el partido.
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