Japón, pese a tener pocos recursos y un medio asombrosamente hostil, se terminó convirtiendo en una de las mayores potencias económicas del globo, convirtiéndose así, de esta manera, en un modelo para el desarrollo en diversos ámbitos para muchos países.
Después de la II Guerra Mundial, el país del sol naciente experimento una grave crisis económica y 70 años más tarde se convertiría en una de las mayores economías del mundo. ¿Por qué?, pues se trata de un Estado superpoblado, rico y con una esperanza de vida muy alta, con una gran distribución de su renta. Aunque en los últimos años parece que se ha estancado este crecimiento económico. Aún así, merece la pena desglosar como un país en crisis pudo protagonizar un espectacular crecimiento económico y llegar a convertirse en una potencia mundial en tan poco tiempo.
Japón después de la II Guerra Mundial
Después de la grave conflagración bélica que sacudió al mundo, Japón salió derrotada y volvió a los niveles económicos del siglo XIX, cuando su lema era “Prosperidad nacional y fuerza militar”. El imperio Nipón debía vivir profundas transformaciones si quería recuperarse de todas las pérdidas sufridas. Pero, primero para entender estas transformaciones se tiene que conocer las condiciones internacionales en las que se hallaban después de la contienda.
Al finalizar la guerra, a Japón le faltaba soberanía completa ya que fue ocupada por las fuerzas estadounidenses entre 1945 y 1952. Aunque el gobierno norteamericano utilizaba la burocracia japonesa, las decisiones más relevantes siempre eran tomadas por ellos. El objetivo principal para los nipones era la recuperación de esa soberanía
Al principio, EE. UU no tenía intención de reforzar a Japón industrialmente, sin embargo, con el comienzo de la Guerra Fría en 1948 y de la guerra en Corea en 1950, el gobierno estadounidense cambió sus procedimientos y empezó a reforzar y fortalecer la economía japonesa con el objetivo de tener un importante aliado.
Los EE. UU tuvieron una política comercial permisiva derivada de la necesidad de conciliarse a los países de Europa Occidental para enfrentarse a la amenaza comunista, por eso y ante este mismo motivo, tomaron la misma política con Japón. Primero, ofrecieron su gigantesco mercado haciendo hincapié en las importaciones y exportaciones para fomentar el crecimiento nipón. Los norteamericanos eran por entonces la primera potencia mundial y habían acumulado un montón de divisas y oro y dirigía al mundo según su desarrollo tecnológico
Siguiendo en las condiciones internas, la guerra destruyó prácticamente todas las bases industriales del país. La incertidumbre que pesaba sobre el mercado era cada vez mayor y las empresas privadas no quería arriesgarse y tomar la iniciativa en la recuperación económica de la nación, teniendo así el Estado que iniciar esta operación. Por lo que hablando de la característica más común de Japón es que partía de una economía que sufrió las más duras consecuencias de la guerra quedando arrasada y su fuente de crecimiento fue la transferencia de los países desarrollados a partir de un conocimiento sistémico y organizativo.
Para hacer frente a la complicada situación de carestía y a la falta de alimentos, el gobierno otorgó subsidios y préstamos a los productores para compensarlos por las pérdidas ocasionadas debido al duro control de precios. Estos subsidios se destinaron a la consecución de materias como carbón, acero, cobre… La financiación se llevó a cabo a través de la emisión de bonos colocados al Banco de Japón.
Otro aspecto clave fue la abolición de los grupos empresariales y grandes compañías comerciales como fueron los Zaibatsu, que eran vistos por los aliados como culpables del militarismo y como obstáculos para la democratización. Fueron desmembrados en empresas independientes.
Mención aparte, los Zaibatsus adquirieron una vital importancia en el desarrollo económico nipón. Estados Unidos quería deshacerse de los grupos japoneses que monopolizaban la economía y que habían formado parte del entramado militar.
Estos grupos eran los Zaibatsus, que nacieron con el impulso modernizador de Japón. Tenían una estructura de propiedad piramidal, es decir, que la cabeza del grupo normalmente era una familia promovida por el gobierno Meiji del Japón de la época. Sin embargo, fueron disueltos tras la derrota nipona en la II GM. Pasados los años, volvieron a agruparse, pero esta vez, sin cabeza visible, con el fin de evitar castigos por leyes antimonopolios. Entonces, pasaron a denominarse Keiretsu.
La principal diferencia entre ambos nombres es que los Keiretsu poseen una estructura más horizontal, con una menor cadena de mando. Además, aquí existe una participación cruzada donde las empresas agrupadas bajo su protección participan del capital social de unas y otras sin llegar a hacerse con el control de ninguna en particular.
Algunos ejemplos importantes de grupos Keiretsu pueden ser: Grupo Mitsubishi (Keiretsu horizontal), Grupo Toyota (Keiretsu vertical), Grupo Honda (Keiretsu vertical), Grupo Nissan (Keiretsu vertical), Hitachi (Keiretsu vertical), Sony (Keiretsu vertical), Toshiba (Keiretsu vertical). A diferencia del Holding americano, en el Keiretsu, no es necesario que las empresas pertenezcan todas a una sola sociedad.
En relación con el marketing de servicios el Keiretsu cohesiona redes de proveedores que continuamente aprenden, mejoran y prosperan junto con sus empresas matriz obligando en cierto modo a las empresas a comprar los componentes o productos a determinados proveedores, traduciéndose en costos y compromisos adicionales, todo ello muy parecida a la relación que mantienen los interproveedores mediante los vínculos y compromisos con la empresa a la que abastecen.
Otra posible referencia puedes ser las marcas paraguas y los Keiretsu formados por grupos corporativos, como pueden ser Toyota o Sony en los que en ocasiones estos ejercen una función protectora (podríamos decir que sucede algo parecido al family branding) o marcas paraguas con sus componentes filiales.
También destacan las reformas laborales con nuevas leyes sindicales para establecer el derecho de organización en sindicatos, el derecho a huelga y a la participación de la negociación colectiva.
Se reformó las tierras cultivables, prohibiéndose la expropiación de tierras. Los precios de venta eran bajos y esto permitió el aumento del número de agricultores que eran propietarios de tierras. Así se constituyó el minifundio como una de las características del sector agrícola japonés.
Aunque sin duda, la reforma política de mayor calado fue la redacción de la nueva constitución, cuyos rasgos principales eran:
- La soberanía popular.
- El emperador es un símbolo de Japón sin funciones políticas.
- Garantía de los derechos humanos.
- Separación de poderes entre el legislativo, ejecutivo y judicial.
- Cláusula de “no a la guerra”. El pueblo nipón renunciaba a la guerra para siempre.
El gobierno estadounidense quería a toda costa relanzar la economía japonesa, por lo que envió a Tokio al presidente del banco de Detroit, Joseph Dodge para poner en marcha una serie de políticas estabilizadoras conocidas como “Dodge Line”. Algunas de esas medidas fueron: primera anulación de los subsidios y préstamos concedidos por el gobierno a las empresas, luego la unificación del tipo de cambio del yen con respecto al dólar (360 yen por dólar) y por último un nuevo sistema impositivo basado principalmente en los impuestos directos (de renta y de sociedades).
El Milagro económico japonés
Debido a la guerra de Corea, Japón pudo recuperarse económica gracias a los gastos estadounidenses en el país. Hay que tener en cuenta que, en un contexto de Guerra Fría con la URSS, tener un cierto dominio sobre cada región era primordial y más aún en la región asiática, en la que los soviéticos eran los más influyentes. Así Japón, pasó de la noche a la mañana de un país ocupado a una base de apoyo logístico a las fuerzas armadas estadounidenses y de las Naciones Unidas y por tanto un aliado. EEUU, entraba en la economía japonesa con gastos de “procura” que el país norteamericano proporcionaba a Japón a cambio de mantener bases militares en el país asiático. A partir de ahí se produjo un rápido y espectacular crecimiento económico cuyos rasgos más importantes son:
- Hasta la crisis del petróleo de 1973, la economía japonesa mostró un crecimiento continuado con un promedio en la tasa de crecimiento del PNB del 10 por cien.
- Durante este periodo de crecimiento, el incremento de la demanda doméstica junto a la elevada tasa de inversión ocasionó una expansión de la escala de producción dando lugar a una mayor productividad del trabajo, que tenía una abundante mano de obra con salarios bajos lo que hacía que aumentara la competitividad en el mercado y así aumentaban las exportaciones.
- La economía japonesa experimentó ciclos o fluctuaciones en el crecimiento marcados por los déficits en la balanza de pagos. Las importaciones iban aumentando cuando la producción se expandía a causa de una mayor inversión en plantas y equipos, con un mayor consumo privado, aumento del gasto público y el crecimiento de los stocks para aumentar las ventas. Por otro lado, los bienes eran canalizados hacia el mercado interno como consecuencia del aumento de la demanda, las exportaciones se iban restringiendo y la balanza por cuenta corriente era deficitaria.
Lo que trataba Estados Unidos era abrir sus mercados a las exportaciones industriales de Japón y permitió una política de protección gubernamental japonesa frente a las empresas extranjeras. Se tradujo en un boom de las exportaciones de Japón y en un mayor déficit comercial de Estados Unidos con éste. Esto se daría en un contexto de turbulencias en el sistema monetario internacional que surgirían a principios de la década de los 70. Se buscaba un proceso de apreciación de la moneda japonesa frente al dólar.
Algunos factores permitieron también el rápido crecimiento en la economía de Japón y destacan:
- Capital: Fue el mayor responsable del crecimiento. Sus principales componentes fueron los equipos y las estructuras no residenciales, creciendo a tasas superiores al 9% anual entre 1953-1971, incrementando el acervo de capital de la economía. Para conseguir este ritmo de crecimiento del stock de capital se necesitaron fuertes aumentos anuales de inversión, incrementos que fueron posibles gracias al ahorro, a la disminución del precio relativo de los bienes de capital…
- Conocimiento: Lo constituyen los avances en tecnología, organización empresarial y capacidad de gestión. Los métodos tecnológicos de Japón estaban muy atrasados con respecto a los demás países desarrollados, por lo que se produjo un fenómeno de “catching up” tecnológico y de métodos de gestión.
- Economías de escala: el crecimiento total de la producción hizo que fuera posible la expansión de los mercados (locales, nacionales e internacionales) para todos los productos, expansión que fue rápida y particular en el caso de los bienes de consumo duradero, como los electrodomésticos, generando anualmente importantes beneficios derivados de dichas economías de escala.
A mediados de los 50 se produjo una corriente en favor de la liberalización del comercio exterior y del desmantelamiento de las restricciones a las importaciones especialmente en Europa que también llegó a Japón, sin embargo, chocó con una política fuertemente proteccionista por parte del gobierno, que consideraba que no debían de hacerse importaciones de productos domésticos hasta que no hubieran alcanzado un buen nivel de competitividad internacional. Se diseñaron varios planes específicos en las industrias de fibras sintéticas y en las electrónicas, estos planes tenían duraciones de 5 años.
A partir de 1971, el yen se revalorizó y perdió toda su competitividad así que, los holdings empresariales japonesas, comenzaron a ubicarse en países en vías de desarrollo del sudeste asiático, consiguiendo un mayor crecimiento económico al trabajar con una mano de obra mucho más barata que la japonesa. En 1973 estalló la crisis del petróleo y disparó el precio de los combustibles y Japón pese a tener todas las papeletas para quebrar prácticamente al depender tanto de los hidrocarburos y materias primas solo vio ralentizado su crecimiento económico. Por lo que al ver que la industria japonesa presentaba cierta vulnerabilidad, el gobierno apostó por otra escapatoria, siendo los primeros en nutrirse de la deslocalización, librándose de las principales industrias que consumían mucho espacio (las que requerían mucha mano de obra, más contaminantes o que necesitaban mucha energía) cediendo paso a los sectores más rentables para abaratar la producción.
Burbuja japonesa en los 80
En la década de los 80, el sector bancario japonés empezó a aumentar la cantidad de préstamos disponibles para la compra de bienes inmobiliarios, reduciéndose los intereses. Al mismo tiempo, Japón estaba experimentando una expansión económica espectacular y gracias al boom demográfico el país crecía a unos ritmos muy altos. El propio PIB de Tokio era más grande que el del todo Reino Unido.
Los inversores extranjeros no paran de entrar en el mercado bursátil japonés, sirviendo de impulso para las empresas cotizadas niponas, convirtiendo al yen en una de las divisas más fuertes del mundo. Destacan empresas como Honda, Sony, Mitsubishi o Panasonic. 9 de los 10 mayores bancos del mundo eran japoneses. La bolsa de Tokio representaba el 50% de toda la capitalización bursátil mundial, el doble que la de NY. Osaka desplazó a Londres como tercera mayor bolsa del mundo.
Pero esto no queda ahí, si la burbuja bursátil presentó un crecimiento espectacular, la burbuja inmobiliaria fue aún mayor. El valor inmobiliario de todo Japón era 4 veces el de Estados Unidos, gracias a esto, multinacionales japonesas empezaron a adquirir algunas de las propiedades mas caras de NY, Los Ángeles, San Francisco. Entre ellos se encontraba el Rockefeller Center. Poniéndonos en perspectiva, el valor inmobiliario de los jardines de imperiales de Tokio, al lado de Ginza, estaba tasado por encima del valor inmobiliario de todo California, ¡5,1 billones de dólares! El valor de las oficinas del distrito de Ginza era superior al valor inmobiliario de todo Canadá.
Existía cierta tensión entre Japón y EE. UU. en la década de los 80. El entonces presidente Ronald Reagan, criticó a Japón por no abrir sus mercados los suficiente para los productos estadounidenses. La importancia de evitar un conflicto era necesaria a través de la reciprocidad de las partes en un libre intercambio comercial de toda clase de productos manufacturados. La solución inmediata y a largo plazo para mejorar la inequidad en la balanza comercial de ambos países era cambiar la composición de los productos básicos de las exportaciones de Estados Unidos hacia unos productos manufacturados con mayor valor agregado. Hubo un alto número de acuerdos entre ellos, pero uno de los más importantes fue:
- Acuerdo Plaza-1985: Este acuerdo muestra el esfuerzo de Japón y Estados Unidos por mantener unas relaciones comerciales cercanas y definidas en buenos términos. El objetico era que los 5 países más industrializados del momento (Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia y Gran Bretaña) accedieran a devaluar el dólar frente al yen japonés y el D-Mark alemán interviniendo en el mercado de divisas, para que EE. UU. pudiera reducir el déficit de cuenta corriente para ayudarla a salir de la recesión ocasionada por la crisis petrolífera de 1979, con el aumento masivo de exportaciones para recuperar el capital.
Con esta devaluación del dólar, las exportaciones aumentaran con sus actuales socios comerciales siendo Japón fundamental entre ellos. Para Japón, esta ayuda significó un estímulo para entrar en un proceso de globalización donde la producción se basó en la escala mundial. Al mismo tiempo, esta recuperación de Estados Unidos no nivelaría el déficit comercial entre los dos países, debido a políticas estructurales comerciales en Japón (superávit comercial) además de la etapa en la que enfrentaba la burbuja financiera e inmobiliaria.
Pero todo tiene su final, es imposible seguir con un crecimiento de dimensiones astronómicas. Los bancos japoneses redujeron de forma masiva los créditos para la adquisición de bienes inmuebles. La década de los 90 se considera de pérdidas debido al poco crecimiento, aunque la economía japonesa logró mantener una tasa de paro extremadamente baja y gracias a las exportaciones de las empresas se consiguió que el yen como divisa se mantuviera fuerte e incluso se fortaleciera aún más.
Japón en el siglo XXI
Durante los primeros años del siglo XXI, se fueron resolviendo algunos problemas originados por la burbuja inmobiliaria en los años 90. Las reformas que se hicieron por parte del gobierno fueron lentas y sin resultados significativos. El total de préstamos bancarios fue bajando desde el 2001 hasta el 2006. La deflación persistió, aunque de forma moderada. El Banco de Japón fue combatiéndola mediante la disminución de las tasas de interés de corto y medio plazo e inyectando liquidez en el sistema financiero.
El gran déficit permaneció como uno de los principales problemas económicos y a pesar de las medidas proporcionadas por el gobierno, las perspectivas de crecimiento no eran muy optimistas ya que la recuperación era débil. Las exportaciones e inversores seguían constituyendo la principal fuente de ingresos para el país, pero aun así la esencia económica era muy frágil. Las débiles medidas para reactivar la economía no respondieron como es debido y para colmo. China tenía un fuerte crecimiento que poco a poco iba ganándole terreno a Japón. En general, las propuestas gubernamentales basadas en el reforzamiento de los mecanismos de funcionamiento del mercado agudizaron la debilidad de la demanda, reforzaron la deflación y crearon condiciones para que se prolongara la situación de estancamiento económico.
Ya, a partir del 2006 fue elegido primer ministro Shinzo Abe, primer jefe de gobierno nacido después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, pese a prometer múltiples reformas, sólo pudo llevar a cabo algunas de ellas debido a que renunció al año siguiente por la pérdida de popularidad por culpa de una serie de escándalos y la corrupción en su gobierno. Esto desencadenó una fragilidad política con una sucesión de mandatarios que no estuvieron mucho en el poder.
Shinzo Abe vuelve en 2012 y con él la estabilidad hasta que abandona el cargo en 2020 debido a problemas de salud. Continuó utilizando fuertes instrumentos económicos, políticos y sociales para fomentar el crecimiento de la nación del sol naciente. Su política es conocida como “Abeconomía” y está caracterizada por complejas y arriesgadas reformas. Algunas de esas medidas fueron la inyección de estímulo monetario por parte del Banco de Japón y un gran aumento del gasto en obras públicas que dio el resultado deseado. Se pretendía que hubiera un crecimiento potencial.
Pese a todo, Japón era líder en las economías avanzadas del mundo, únicamente por detrás de los Estados Unidos, aunque actualmente su tasa de crecimiento potencial está por debajo de las naciones desarrolladas. Abe, para estimular el crecimiento de la nación buscó estimularlo a través de una serie de factores:
- Elevar la cantidad empleados
- Potenciar la cantidad de equipos de capital
- Incrementar la productividad
Abe también buscó aumentar la contratación de mujeres e inmigrantes para las empresas, así como reducir los impuestos con el objetivo de incrementar el gasto capital.
Conclusiones
Gracias a los logros tecnológicos y al crecimiento sostenido del país, Japón experimentó un espectacular crecimiento después de la Segunda Guerra Mundial. Otro aspecto destacado en ese crecimiento fue la ayuda de Estados Unidos ya que estos miraban por sus intereses propios y tenían la necesidad de tener un gran aliado en el contexto de la guerra fría. Necesitaban la competitividad de los productos japoneses en el mercado internacional porque sabían que el peso económico de Japón estaba en las exportaciones.
Este gran desarrollo económico de Japón después de la segunda gran conflagración bélica hasta finales de los 80 se debió principalmente a que su modelo económico se basaba en el protagonismo del Estado para dirigir la economía mediante la combinación del gobierno, la empresa privada y los trabajadores.
Con el colapso de la burbuja inmobiliaria en los 90, la economía nipona sufrió un cambio brusco de viraje. El modelo que querían presentar tuvo una transformación negativa con una pérdida relativa del control por parte del Estado, que impidió que el país siguiera manteniendo el gran dinamismo económico que fue presentando después de la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, las autoridades japonesas se enfrentan a un gran reto: combinar de manera conveniente y beneficiosa políticas que permitan impulsar un nuevo crecimiento y evitar deterioros en el nivel de vida. Todo esto teniendo en cuenta las limitaciones de la política fiscal como impedimentos, así como el envejecimiento de la sociedad nipona y la disminución de la población en edad laboral. Aún falta mucho por hacer en la economía del país y el verdadero triunfo dependerá de cómo gestionen las medidas las autoridades políticas y económicas en el transcurso del tiempo.
Bibliografía:
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- Vila, Nacho; La burbuja japonesa de los años 80: https://www.finanzasclaras.es/burbuja-japonesa-de-los-anos-80/
- Formación del sistema político y económico de Japón en la posguerra, 1945-1965: http://www.iri.edu.ar/publicaciones_iri/IRI%20COMPLETO%20-%20Publicaciones-V05/Publicaciones/cursos1/Keichi3.htm
- Gil, Abel; El milagro económico de Japón: https://elordenmundial.com/el-milagro-economico-de-japon/
- Tetsuji, Okazaki; 70 años persiguiendo la prosperidad: https://www.nippon.com/es/in-depth/a04003/#:~:text=Tras%20el%20fin%20de%20la,la%20etapa%20de%20crecimiento%20acelerado
- Pelegrin, Angels; Evolución histórica de la económica de japonesa: Del siglo XIX a la crisis actual: http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/5301/1/HISTORIA_ECON_japon.pdf
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