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David Cameron regresa al Gobierno británico como ministro de Exteriores

David Cameron en un acto público cuando era primer ministro del Reino Unido.
David Cameron en un acto público cuando era primer ministro del Reino Unido. Fuente: Arron Hoare – Number 10

Referente histórico de estabilidad y de orden, desde el triunfo del Brexit el Reino Unido se encuentra sumido en un profundo caos institucional que amenaza con volverse crónico. Pues bien, la convulsa política británica dio este lunes un vuelco inesperado. En el marco de una remodelación de su gabinete, Rishi Sunak ha anunciado la designación de David Cameron como nuevo ministro de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth.

El antiguo primer ministro abandonó la política hace siete años tras su derrota en el referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea. Cameron había impulsado la consulta, en cumplimiento de su programa electoral, para tratar de poner fin a la eterna división en el seno del Partido Conservador. Compungido por el resultado, que no se esperaba, había mantenido un perfil bajo desde entonces. Apenas había interrumpido su silencio para dar alguna entrevista relacionada con la publicación de sus memorias, For the Record (Para que conste), en las que aseguró no arrepentirse de haber convocado el referéndum, pero reconoció sentir remordimientos por las consecuencias de lo que había desatado.

Para ampliar: El Reino Unido en la encrucijada del Brexit

Asimismo, manifestó esporádicamente su oposición a algunas de las actuaciones de Boris Johnson como primer ministro, a quien acusó de haberse “comportado terriblemente mal” durante la campaña. Tampoco tuvo reparos en criticar la reciente decisión de Sunak de cancelar el tramo norte de la línea de alta velocidad destinada a unir Londres con Manchester. En cualquier caso, se había cuidado de admitir en público su intención de regresar algún día a la primera línea política, que sí había confesado a sus amigos más cercanos. 

Su momento parece haber llegado. Acorralado por la deriva cada vez más incendiaria de Suella Braverman, ministra del Interior, Sunak ha tomado la decisión de destituirla y colocar en su puesto a James Cleverly, hasta ahora ministro de Exteriores. Y, para ocupar la cartera de Asuntos Exteriores, ha resuelto nombrar al ex primer ministro David Cameron, que vuelve inesperadamente al Gobierno británico.

El cese de Braverman se produce tras la polémica generada por el artículo que publicó en The Times el pasado jueves. En el artículo, que no contaba con el visto bueno de Downing Street, Braverman criticaba el doble rasero de la Policía Metropolitana, que, según ella, ejercía un trato de favor hacia los manifestantes vinculados a movimientos de izquierdas. Sus palabras hacían referencia a la autorización de una movilización a favor de Palestina, que ella tildó de “marchas del odio”, para el día 11 de noviembre. En esa fecha se conmemora anualmente el fin de la Primera Guerra Mundial, y es una jornada de especial significación y solemnidad en el Reino Unido. En consecuencia, Londres había cuestionado la idoneidad de la fecha escogida para organizar la manifestación, pero había aceptado la decisión de la Policía. 

No era la primera vez que Braverman se situaba en el centro de alguna controversia. La exministra fue la candidata favorita del ala dura del partido durante las primarias para elegir al sucesor de Boris Johnson, que ganó Liz Truss. Fue ella quien decidió confiarle el Ministerio del Interior, si bien Braverman se vio forzada a dimitir a las seis semanas –una antes que su jefa– por haber compartido información confidencial usando su propio correo personal. Restaurada en el puesto por Rishi Sunak, su mandato al frente de Interior ha estado marcado por un endurecimiento de la política migratoria –incluyendo sus planes de deportar a Ruanda a los solicitantes de asilo y la inauguración de una cárcel flotante para inmigrantes irregulares– y por multitud de declaraciones polémicas, como las referidas al fracaso del multiculturalismo en el Reino Unido o a que la falta de vivienda obedece en gran medida a “la elección de un estilo de vida”.

Aunque en teoría no es necesario que los miembros del gabinete sean parlamentarios, el complejo sistema constitucional británico, fundamentado en un sinfín de tradiciones y costumbres seculares, requiere por convención que así sea para garantizar la rendición de cuentas del Gobierno ante el electorado. A fin de salvar este escollo, el Rey –a propuesta de Sunak– ha concedido a Cameron un título nobiliario vitalicio. En virtud del mismo, podrá ser miembro de la Cámara de los Lores, la cámara alta del Parlamento británico, una institución compuesta por miembros de la aristocracia y el alto clero cuya reforma lleva años encima de la mesa.

Para ampliar: El Marco de Windsor para salvar la Unión

David Cameron se convierte así en uno de los pocos primeros ministros de la historia del Reino Unido que regresa al Gobierno después de haber dejado el número 10 de Downing Street, tal vez deseoso de evitar que la fallida campaña de 2016 no pase a la historia como la última página de su trayectoria política. Sin embargo, no lo tendrá fácil. Recordado por los más europeístas como el hombre responsable de haber sacado al Reino Unido de la Unión Europea, los partidarios del Brexit ven con recelos la vuelta del primer ministro cuya última acción consistió en abanderar la permanencia en el bloque comunitario. En todo caso, los moderados parecen haber acogido su nombramiento con relativa alegría. 

Cameron asume la cartera de Asuntos Exteriores en un momento particularmente tenso en las relaciones internacionales y habrá de enfrentarse a un mundo mucho más desordenado y caótico que el que había cuando dimitió. Es mucho lo que ha ocurrido a lo largo de siete años: la elección de Trump y de Bolsonaro, la pugna entre China y Estados Unidos, la pandemia de coronavirus, el asalto al Capitolio, la trumpización del Partido Republicano y de la política estadounidense, la guerra de Ucrania, el recrudecimiento del conflicto palestino-israelí y un largo etcétera.

Por ello, Cameron no solo deberá intentar fortalecer los lazos con sus antiguos socios comunitarios, sino tratar de gestionar los múltiples desafíos que encara el planeta mientras el Reino Unido pelea por mantener su estatus como potencia global. Y, pese a las discrepancias mantenidas con Sunak en los últimos tiempos, con su regreso se muestra dispuesto a brindarle todo su apoyo y experiencia en el arduo camino a las elecciones del próximo año.

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