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¿Cómo afecta la guerra en Ucrania al conflicto sirio?

Control territorial de Idlib y Alepo. Rojo: gobierno sirio, verde oscuro: HTS, verde claro: SNA pro-turco
Control territorial de Idlib y Alepo. Rojo: gobierno sirio, verde oscuro: HTS, verde claro: SNA pro-turco. Fuente: @Suriyakmaps

El pasado 22 de octubre, el ministro de exteriores turco Mevlut Cavusoglu afirmaba que su país apoya la integridad territorial de Siria, declarando que la división del país no debería existir y pidiendo un acuerdo entre el gobierno sirio y la oposición sobre una constitución y una hoja de ruta con un proceso electoral incluido. Estas declaraciones se dan en un marco de aparente acercamiento de Turquía hacia Siria, con reuniones entre distintos representantes de ambos países como el jefe de la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT) Hakan Fidan y su homólogo sirio, Ali Mamlouk. Las conversaciones han sido en gran medida auspiciadas por Rusia, la cual es la primera interesada en mediar entre ambas partes para lograr un acuerdo político sobre la región de Idlib y el norte de Alepo.

Por otro lado, también durante las últimas semanas la aviación rusa ha aumentado considerablemente sus ataques aéreos en esta zona del noroeste sirio, la cual se trata del último bastión rebelde. En este territorio conviven grupos salafistas con otros más moderados, amparados por Ankara, con un alto grado de violencia entre facciones y luchas internas. De hecho, el último bombardeo ruso se dio en el marco de nuevos combates entre Hayat Tahrir al-Sham (HTS), grupo salafista que controla la región de Idlib, y grupos pro-turcos que controlan el norte de Alepo, donde Rusia atacó a ambos bandos. En un contexto donde se podría argumentar que Rusia está perdiendo la guerra en Ucrania, cabe preguntarse: ¿por qué ahora? ¿Qué estrategia está adoptando Rusia en Siria? ¿Qué consecuencias está teniendo la guerra en Ucrania en este escenario?

Algunos analistas argumentan que esta intensificación de los ataques rusos es, por un lado, un intento de reafirmarse como principal aliado y valedor del gobierno de al-Assad, mostrando su compromiso tras unas pérdidas muy importantes e inesperadas en Ucrania. Por otro lado, puede significar a su vez una mayor presión sobre Turquía para empujarla a normalizar sus relaciones con Damasco, lo cual tranquilizaría en gran medida a Moscú.

Capacidades rusas

Tras lo que se podría calificar como desastre en Járkov frente al ejército ucraniano corregido con un aumento exponencial de los ataques a infraestructura civil y en medio de una problemática movilización parcial, no sería descabellado pensar que Rusia necesita trasladar una alta cantidad de tropas de Siria al frente en Ucrania. Según dos “diplomáticos occidentales” citados por el New York Times, Moscú habría movido entre 1200 y 1600 soldados, mientras que “un alto funcionario de defensa israelí” ha afirmado que el número es mucho mayor.

Si bien es muy probable que el traslado de tropas sea real, las cifras son muy difíciles de conocer a ciencia cierta en gran medida debido a la gran opacidad (sobre todo en número de soldados y bajas) que ha caracterizado a la intervención rusa en el país árabe. Tampoco se debe olvidar que en Siria, y en menor medida en Libia, están las bases con mayor peso que permiten a la Federación de Rusia tener presencia en el Mediterráneo y en el resto del mundo, por lo que mantener sus fuerzas en estos territorios sigue siendo vital.

Para ampliar: El colapso ruso en Járkov

En cuanto a material, Moscú sí que ha hecho público el traslado de equipos al frente. Se sabe que se han transportado sistemas antiaéreos S-300 a Ucrania. Además, las tropas rusas habrían cedido el control de los aeropuertos de Alepo y de Palmira a las fuerzas iraníes. Estos dos hechos combinados (el traslado ruso de sistemas antiaéreos y la cesión de aeropuertos a Irán) explicarían los últimos ataques de la aviación israelí en Siria, tanto en el aeropuerto de Alepo como en el de Damasco, normalmente teniendo como objetivo las tropas y la infraestructura iraní.

Por todo ello, es crucial para Moscú poder despreocuparse parcialmente de Siria, sentando las bases para entablar acuerdos entre Ankara y Damasco. En un contexto donde se está haciendo cada vez más latente la inestabilidad en su área de influencia (Armenia-Azerbaiyán, Tayikistán-Kirguistán, etc.), esta estrategia evitaría que se erosionara excesivamente su influencia en Siria sin romper sus buenas relaciones con Turquía, igualmente importantes para el Kremlin.

Sistema ruso tierra-aire S-300
Sistema ruso tierra-aire S-300. Fuente: AP

¿Cambio de estrategia israelí?

Es importante tener en cuenta que esta retirada de defensas antiaéreas de Siria puede alterar la estrategia israelí, tanto en el país árabe como en sus consideraciones respecto a Ucrania. Desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania, Israel ha negado enviar armas a Kiev debido en gran medida al papel que tiene Moscú en Siria. Para Israel, la posibilidad de que Rusia pueda comenzar a utilizar estos sistemas antiaéreos contra la fuerza aérea israelí como respuesta a su apoyo a Ucrania es una preocupación, ya que limitarían en gran medida sus ataques contra posiciones iraníes en el país árabe. Además, el expresidente ruso Medvedev afirmó que en caso de apoyo armamentístico israelí a Kiev, Moscú cortaría todo tipo de relaciones con Tel-Aviv. Esto también terminaría con la línea telefónica directa entre comandantes rusos e israelíes construida en 2017 para evitar conflictos en el escenario sirio, lo que podría significar una escalada debido a errores por falta de comunicación.

Así, la retirada de estos sistemas debido a la necesidad rusa de llevarlos al frente liberaría en gran medida a Israel de tener que contentar a Moscú, y, por otro lado, le daría más libertad en los ataques contra territorio sirio. A pesar de las declaraciones del ministro de defensa israelí Benny Gantz donde negaba que el país fuera a entregar sistemas de armas a Kiev, cada vez son más las voces que piden un cambio de estrategia. Además, las imágenes de los últimos días, donde se ha hecho evidente que Irán está supliendo masivamente a Rusia con drones Shaded 136, han hecho resurgir este debate.

Ya que de momento Israel no ha decidido dar un cambio a su estrategia respecto a Ucrania, volvamos a quien sí lo ha hecho: Turquía con Siria.

Conversaciones entre Turquía y Siria

De entrada, las posiciones de ambos actores están extremadamente alejadas. Aun así, el simple hecho de que Turquía esté buscando llegar a acuerdos con Damasco es una victoria para la diplomacia rusa, sobre todo siendo conscientes de la retórica anti-Assad y de la financiación explícita a grupos rebeldes (y su permisividad en la frontera con grupos yihadistas) que ha llevado a cabo Ankara desde 2011. En un contexto donde otros países de la región como Emiratos Árabes Unidos (anteriormente apoyando el derrocamiento de al-Assad) o Egipto están dando pasos para la normalización de relaciones con Damasco y donde la propia Turquía está en una fase de acuerdos con sus vecinos (Egipto, Israel, Arabia Saudí, EAU, etc.), este aparente cambio de estrategia es consistente.

Según algunos medios, las demandas de Damasco pasarían por un calendario donde se detalle la retirada de tropas turcas de suelo sirio, el cese de apoyo a grupos armados rebeldes, devolver Idlib y el norte de Alepo al control del gobierno y abrir la autopista M4, la cual es la más importante en el norte del país y conecta Alepo con Hasaka. Además, también demandan ayuda económica para la reconstrucción del país y apoyo para contrarrestar las sanciones económicas impuestas desde EEUU y la UE. La nueva construcción de 2 puestos militares turcos de observación en la frontera entre Idlib y el norte de Alepo, decisión tomada tras los últimos episodios de combates intra-rebeldes, chocaría de lleno con estas demandas.

Mientras la posición del gobierno sirio se centra en la región de Idlib y Alepo debido a que es su principal objetivo a corto plazo, la posición de Turquía se centra precisamente en su mayor urgencia: Rojava, el territorio controlado por fuerzas kurdas en el norte del país. Por su parte, las demandas de Erdogan pasarían por un compromiso de Damasco para hacer frente al Partido de la Unión Democrática kurdo (PYD) y a su brazo armado, las Unidades de Protección Popular (YPG), los cuales son parte mayoritaria en la alianza apoyada por EEUU en Siria: las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF).

Debido a los lazos del PYD con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), organización terrorista a ojos de Ankara y su mayor preocupación a nivel interno, asegurar su frontera sur con Siria es su mayor prioridad. La última gran operación llevada a cabo por Ankara contra las SDF fue la llamada operación “Manantial de Paz” en 2019, donde, tras retirarse las tropas de EEUU, el ejército turco y su proxy el Ejército Nacional Sirio “aseguraron” una franja de 480 km de largo por 32 de ancho en la frontera.

Opositores sirios quemando la bandera turca
Opositores sirios quemando la bandera turca

Otro punto de fricción que es parte de las demandas de Turquía es la repatriación de refugiados sirios de vuelta, de los que se estima que viven entre 3 y 4 millones en Turquía. No se debe olvidar que las próximas elecciones presidenciales turcas se celebrarán en junio de 2023, por lo que es crucial para Erdogan intentar “solucionar” algunos de estos puntos antes de la fecha indicada. Sin ir más lejos, el presidente turco afirmaba este 28 de octubre que Turquía “ha asegurado el retorno voluntario a zonas seguras de Siria” a unos 530.000 refugiados desde 2016, cuando comenzaron las operaciones militares en territorio sirio contra las SDF kurdas. Además de la seguridad fronteriza frente a esta “amenaza”, el “repoblar” los territorios “liberados” con refugiados sirios siempre ha sido uno de los mayores leitmotivs de Erdogan de cara a la opinión pública cuando se trata de estas operaciones transfronterizas.

El territorio kurdo: el mayor impedimento para negociar

Como se puede observar, el territorio controlado por las SDF –el cual ocupa un 25% del país– es el mayor impedimento para garantizar un acuerdo entre las partes en Idlib, lo que tranquilizaría a Rusia en gran medida. Aunque Damasco quiera, desmantelar a las SDF y todas sus estructuras administrativas es muy difícil debido al apoyo –aunque tácito– de EEUU a la región autónoma kurda.

Tras las intenciones de Trump de retirarse de Siria, parece que la administración Biden no tiene prisa por replegar sus tropas, aunque en teoría su apoyo estaba condicionado únicamente a la lucha contra el Estado Islámico. Una vez que sólo quedan pequeñas células del ISIS esparcidas por el desierto sirio, la permanencia de EEUU en el país tiene otros objetivos: quedarse significa tener relevancia en cualquier conversación sobre el futuro de Siria, incomodando como hemos visto en los intentos de acercamiento entre Ankara y Damasco, quien tiene como último interesado a Rusia. Por otro lado, a nivel geográfico, permanecer en Siria también obstaculiza que el área de influencia iraní pueda expandirse más al oeste de Irak, actuando como buffer y obligando a las milicias pro-iraníes a utilizar un número más limitado de carreteras desde el paso fronterizo de Abu Kamal.

Para ampliar: La intervención iraní en Siria

¿Qué pasa con las “zonas rebeldes”?

Tras unas declaraciones de Erdogan en agosto respecto a las intenciones de negociar con Damasco, miles de personas salieron a protestar en diferentes puntos de Idlib y el norte de Alepo, incluyendo la quema de banderas. Es evidente que, si las conversaciones turco-sirias siguen teniendo lugar hasta llegar a un acuerdo, la principal víctima será la oposición islamista siria.

Aun así, es importante tener en cuenta que estas zonas no tienen un interés vital para Turquía, ya que, aunque incómodo, la resolución del conflicto no es tan trascendental para su supervivencia. Por otro lado, previo a la guerra en Ucrania se podría haber dicho lo mismo de Moscú: pese a ser algo esencial para Damasco, Idlib y el norte de Alepo no eran una prioridad para Putin en parte debido a sus intereses cruzados con Ankara, como por ejemplo el alejamiento turco de Washington. En cambio, con este nuevo contexto bélico, la necesidad de que sus socios se entiendan en su área de influencia para así no erosionarla –más aún– ha tomado una importancia mucho mayor.

Por último, cabe preguntarse qué pasará en caso de acuerdo entre Ankara y Damasco con la retirada de Turquía y la entrada de las tropas del Ejército Árabe Sirio. En el caso de Idlib, la mayoría del territorio está controlado por el grupo salafista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el cual es una coalición de grupos yihadistas suníes donde el mayor peso está en el antiguo Frente al-Nusra, antiguamente afiliado a Al-Qaeda. Aunque se podría decir que la alianza ha buscado en gran medida alejarse de esta organización y de su financiación para adquirir independencia y más reconocimiento internacional, el componente ideológico islamista radical es totalmente explícito. En cuanto al norte de Alepo, una posibilidad es que Turquía utilice al Ejército Nacional Sirio (SNA), la amalgama de facciones armadas financiadas por Ankara y sin un liderazgo común, para llevar a cabo futuras ofensivas contra las SDF en el noreste sirio.

Principales autopistas sirias
Principales autopistas sirias. Fuente: TRT World

Conclusiones

Como conclusiones, la mala marcha de Rusia en la guerra de Ucrania está generando al Kremlin la urgencia de actuar en Siria. Por un lado, la falta rusa de tropas y de material y la consecuente movilización están generando reorganizaciones y ciertas retiradas parciales del escenario sirio, intentando compensárselo a Damasco con una intensificación de los ataques a los rebeldes en Idlib y Alepo. Por otro lado, parece que Moscú ha conseguido una pequeña victoria en la vía diplomática al lograr sentar en la mesa de negociaciones a Ankara y Damasco, sin olvidar que las elecciones presidenciales turcas de junio de 2023 también ayudan a ello.

Aun así, es evidente que el estatus pre-guerra no volverá a corto plazo –posiblemente a medio tampoco– ya que los intereses de las potencias regionales y la capacidad de los actores globales para influir, evitar, hacer o deshacer son las dinámicas clave. Siria sigue y seguirá siendo un foco central de tensiones tanto regionales (Turquía, Irán, Israel) como globales (EEUU, Rusia), donde el principal resultado es la inexistencia de la soberanía siria y la principal víctima es el pueblo sirio.

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