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China publica un libro blanco sobre Taiwán y la “reunificación en la nueva era”

El pasado 10 de agosto el Consejo de Estado chino publicó un libro blanco titulado como “La cuestión de Taiwán y la reunificación de China en la nueva era”. Si bien es posible que el viaje de Nancy Pelosi a Taipéi haya adelantado la fecha de su publicación, parece evidente que Pekín quería presentar el documento antes de la celebración del XX Congreso Nacional del Partido Comunista. Estos informes sirven para establecer la narrativa oficial del régimen sobre asuntos relevantes que involucran al gigante asiático, definir la dirección estratégica que el país debe adoptar y consolidar el poder del secretario general exponiendo los éxitos que ha cosechado durante su liderazgo. En la actualidad resulta especialmente relevante puesto que Xi Jinping asumirá un tercer mandato como máximo dirigente en el cónclave que se celebrará a finales de 2022.

Simulacros militares del Ejército Popular de Liberación organizados después del viaje de Nancy Pelosi a Taiwán
Simulacros militares del Ejército Popular de Liberación organizados después del viaje de Nancy Pelosi a Taiwán. Fuente: Reuters

Para ampliar: Nancy Pelosi en Taiwán, la respuesta de China y el statu quo en el estrecho

Pekín ha publicado dos libros blancos anteriores sobre Taiwán, en 1993 y 2000, que reflejaban de una forma integral y sistemática los principios básicos relacionados con esta cuestión. Como se indica en el propio documento “este nuevo (…) se publica para reiterar el hecho de que Taiwán es parte de China, para demostrar la determinación del PCCh y el pueblo chino y su compromiso con la reunificación nacional, y para enfatizar la posición y las políticas en la nueva era”. Tras exponer los argumentos históricos, jurisprudenciales y legales que justifican la idea de que es indiscutible que Taiwán es parte de China el documento insiste en los esfuerzos realizados por los líderes chinos para alcanzar la reunificación completa enmarcada en las actuaciones a realizar para la consecución del objetivo del “gran rejuvenecimiento de la nación”.

[Fragmentos sacados del libro blanco]

“Bajo la dirección del PCCh se ha logrado un gran progreso en las relaciones durante las últimas siete décadas, especialmente desde que terminó el distanciamiento entre las dos partes. El aumento de los intercambios, la cooperación más amplia y las interacciones más cercanas han traído beneficios tangibles a las personas a través del estrecho, especialmente de Taiwán. Esto demuestra plenamente que la amistad y la cooperación son mutuamente beneficiosas”.

“El principio de una China representa el consenso universal de la comunidad internacional; es compatible con las normas básicas de las relaciones internacionales. Hasta la fecha, 181 países, incluido Estados Unidos, han establecido relaciones diplomáticas con la República Popular China sobre la base del principio de una sola China”.

“La realización de la reunificación nacional completa está impulsada por la historia y la cultura de la nación china y determinada por el impulso y las circunstancias que rodean nuestro rejuvenecimiento nacional. Nunca antes hemos estado tan cerca, confiados y capaces de lograr la meta del rejuvenecimiento nacional”.

Partiendo de esas premisas, frente a la “teoría de los dos Estados” del Partido Democrático Progresista (PDP) de Tsai Ing-wen, Pekín defiende, como la solución más inclusiva posible, el principio “una sola China, un país con dos sistemas” basado en el hecho de que la parte continental y la isla tienen sus propias estructuras sociales e ideologías distintas que deberán ser respetadas, al menos de forma discursiva. No obstante, se elimina la promesa establecida en las versiones anteriores de “no enviar tropas ni personal administrativo” de forma permanente a la isla y se degrada la autonomía que Taipéi podría mantener una vez China haya conseguido materializar la “reunificación completa”. La versión de 1993 aseguraba que la isla se “distinguiría de las demás provincias” gracias a que podría mantener “sus propios poderes administrativos y legislativos, un poder judicial independiente” y que tendría la posibilidad de dirigir “su propio partido, asuntos políticos, militares, económicos y financieros”. El libro blanco actual únicamente establece que “los países extranjeros pueden continuar desarrollando relaciones económicas y culturales con Taiwán”. El gigante asiático también acusa a las “fuerzas separatistas” de socavar las relaciones a través del estrecho y “confabular” con “fuerzas externas” para “dividir el país”, pero sostiene que aquellos que defiendan la reunificación podrán “beneficiarse del desarrollo de China”.

“Las autoridades del DPP han adoptado una postura separatista y se han confabulado con fuerzas externas en sucesivas acciones de provocación. Se niegan a reconocer el principio de una sola China y distorsionan y niegan el Consenso de 1992. Afirman que Taiwán y el continente no deben estar subordinados entre sí y proclaman una nueva teoría de ‘dos Estados’”.

“Todos los compatriotas de Taiwán que apoyen la reunificación del país y el rejuvenecimiento de la nación serán los amos de la región, contribuyendo y beneficiándose del desarrollo de China. Con el apoyo de una madre patria poderosa, el pueblo de Taiwán disfrutará de mayor seguridad y dignidad y se mantendrá erguido y sólido como una roca en la comunidad internacional”.

El libro blanco reconoce la importancia geoestratégica de Taiwán. El gigante asiático está cercado por una barrera natural compuesta por archipiélagos que limitan su proyección de poder más allá de la primera cadena de islas, que abarca desde la isla japonesa de Kyuushuu hasta la península de Malaca. Su ubicación geográfica es considerada por la élite como una debilidad, máxime cuando Estados Unidos tiene una fuerte presencia en la región gracias a la firma de múltiples acuerdos o alianzas militares con Japón, Corea del Sur, Filipinas, Tailandia y Singapur. Si China logra controlar Taiwán podría romper el cerco y establecer una zona de seguridad que proteja las zonas costeras orientales del país en un posible conflicto bélico con Washington. También se perciben elementos identitarios construidos en torno al concepto de la humillación nacional: China se ha convertido en una gran potencia en el sistema internacional y tomará todas las medidas necesarias para evitar volver a estar sometida como ocurrió durante el siglo de la humillación.

“La reunificación nacional es la única forma de evitar el riesgo de que Taiwán sea invadido y ocupado nuevamente por países extranjeros, de frustrar los intentos de fuerzas externas de contener a China y de salvaguardar la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de nuestro país. Es el remedio más efectivo para los intentos secesionistas de dividir nuestro país y el mejor medio para consolidar el estatus de Taiwán como parte de China y promover el rejuvenecimiento nacional”.

Primera y segunda cadena de islas
Primera y segunda cadena de islas. Fuente: The Economist

La élite política china reitera una vez más que no tiene la intención de reunificar Taiwán de forma violenta, por las consecuencias que una invasión a gran escala podría conllevar, pero advierte que utilizarán métodos militares si fuera necesario. De esta forma China intenta ejercer disuasión para evitar que Taipéi declare la independencia de facto o que países extranjeros intensifiquen el apoyo a las autoridades de la isla.

“La reunificación nacional por medios pacíficos es la primera opción del PCCh y del gobierno chino para resolver la cuestión de Taiwán. Pero no renunciamos al uso de la fuerza, y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias. Esto es para protegerse contra la interferencia externa y todas las actividades separatistas. De ninguna manera se dirige a nuestros compatriotas chinos en Taiwán. El uso de la fuerza sería el último recurso tomado en circunstancias apremiantes. Solo nos veremos obligados a tomar medidas drásticas para responder a la provocación de elementos separatistas o fuerzas externas si alguna vez cruzan nuestras líneas rojas”.

Por ultimo, el documento evidencia que Pekín percibe la promoción de los valores liberales que lleva a cabo Estados Unidos como una herramienta para defender la primacía occidental en el sistema internacional, interferir en los asuntos internos de los Estados y derrocar regímenes con estructuras políticas diferentes. De acuerdo con la óptica del Partido, la cuestión de Taiwán es un asunto interno que involucra a sus propios intereses fundamentales y, que, en consecuencia, debe resolverse sin tolerar ninguna injerencia de otros países. Cualquier acción externa es recibida como una vulneración de sus intereses de soberanía, seguridad y desarrollo. 

“Detrás de las cortinas de humo de ‘libertad, democracia y derechos humanos’ y ‘defensa del orden internacional basado en reglas’, algunas fuerzas anti-China en Estados Unidos distorsionan deliberadamente la naturaleza de la cuestión de Taiwán, que es puramente un asunto interno de China y tratar de negar la legitimidad y justificación del gobierno chino para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial. Esto revela claramente su intención de usar a Taiwán para contener a China y obstruir la reunificación de China, lo que debe ser expuesto y condenado a fondo”.

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