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China en Bosnia, Croacia, Montenegro y Serbia

China está ejerciendo una fuerte presencia, mediante grandes inversiones y financiación, en muchas regiones del mundo, entre los cuales se encuentran los países de la antigua Yugoslavia. En este trabajo, me quiero centrar en la presencia del gigante asiático en Bosnia y Herzegovina, Croacia, Serbia y Montenegro. Una presencia condicionada por la Nueva Ruta de la Seda, y por la ubicación geográfica de dichos países. Por ahora, inversores chinos realizarán la mayor inversión en energía renovable de la historia de Bosnia Herzegovina, desarrollando un parque eólico, y construyeron el Puente Peljesac en Croacia que conecta la península de Peljesac y Dubrovnik con el resto del país.

Mi intención es ir un poco más allá e indagar en el porqué de las operaciones que realiza China en esos países de la ex Yugoslavia. Serbia parece que es el país que se siente más cómodo a la hora de hacer tratos con China, ya que el país asiático financia numerosas proyectos en infraestructuras críticas y ha ayudado a Belgrado en temas como la pandemia mediante la donación de material sanitario y vacunas. Montenegro, por su parte, es el país más endeudado con el gigante asiático en relación a su PIB. Un caso controvertido ha sido el préstamo de 1.000 millones de dólares concedidos por el Exim Bank para construir una carretera que conectará Bar con Boljare que ahora Podgorica no puede pagar.

Debemos tener en cuenta que la península balcánica es un enclave geopolítico muy importante, ya que conecta el Mediterráneo con Europa Occidental de una manera más corta, rápida y por lo tanto segura. A la vez, son países con muchas necesidades y faltados de inversión. Por ejemplo, Bosnia, Croacia y Serbia dependen de centrales de carbón muy contaminantes y anticuadas, que además no son capaces de abastecer a toda la población. Mientras Montenegro tiene importantes capacidades hidroeléctricas por desarrollar y aún por explotar.

Construcción de la carretera Bar-Boljare en Montenegro. Fuente: Stevo Vasiljevic

A todo esto, China lanzó en 2012 la iniciativa 16+1 que aglutina los países de Europa central y oriental (PECO) -Entre ellos están los analizados en el presente artículo-, a la cual se integró Grecia años más tarde. Esta iniciativa fue recibida como un gran proyecto en la región para inyectar dinero y construir nuevas infraestructuras. Para Estados Unidos, China pretende crear una esfera de influencia en Europa utilizando una combinación entre “hard power” y “soft power”, mientras que, para Bruselas, el gigante asiático pretende, en última instancia, dividir la Unión.

Para ampliar: La iniciativa 17+1: ni dividir ni gobernar Europa

China en Bosnia

Bosnia no es un país clave dentro de la Nueva Ruta de la Seda, no tiene una posición geográfica demasiado relevante, pero, aun así, China invierte en el país. La compañía China Shandong construirá la autopista Prijedor – Banja Luka, una de las más importantes del país. Pero donde de verdad ha invertido el gigante asiático es en el sector energético. El país ha concedido préstamos por valor de más de 530 millones de euros para la construcción de la planta hidroeléctrica de Stanari, y construcción de plantas de carbón. China donó 50.000 dosis de su vacuna contra la Covid al país balcánico. En Bosnia, China ha invertido más de cuatro mil millones de dólares.

China en Croacia

En 2018, la compañía China Road and Bridge Corporation obtuvo el permiso por construir el puente de Peljesac, el cual también cuenta con financiación de la Unión Europea. Este puente es clave para el país balcánico, ya que conecta la península de Peljesac y la ciudad de Dubrovnik, con tierra firme croata, sin tener que pasar por Bosnia. A su vez, China y Croacia han llegado a acuerdos bilaterales por la modernización de la conexión ferroviaria, la renovación de puertos y la construcción de terminales portuarias. China pretende revitalizar la Valle del Neretva, un valle con un gran potencial agrícola y donde las energías renovables serían muy útiles. Croacia aspira a ser uno de los principales puntos del comercio y transporte de mercancías y pasajeros de la zona. El país es también un núcleo importante de la Iniciativa 3 Mares, ya que es una entrada de gas natural licuado estadounidense para el centro de Europa. China ha invertido más de 1,6 mil millones de dólares en el país.

China en Montenegro

Montenegro acudió a China, después de llamar a todas las puertas con respuesta negativa, para la construcción de la autopista Bar-Boljare, que atraviesa todo el país. Con esta construcción, el país se ha endeudado con China. Empresas chinas están apostando por la construcción de parques eólicos y la reconstrucción de la central térmica de Pljevlja. Toda esta inversión china ha propiciado que el país reciba un aumento del turismo chino, y que exista una cooperación académica entre universidades de ambos países. A su vez, a China le interesa el puerto de Bar, para conectar con Italia, y con el puerto de Venecia, y apoyar el tráfico que se dirige desde Asia a Grecia. El gigante asiático tiene muchas inversiones en puertos del Mediterráneo, o directamente es dueño de alguno de ellos, como en el caso del puerto del Pireo en Grecia, y no le viene mal tener otros más de refuerzo. Durante la pandemia, China donó 30.000 vacunas Sinopharm al país. China ha invertido más de mil millones de dólares en Montenegro.

China en Serbia

Serbia es el país con una influencia China más importante en los Balcanes. El país con una mayor economía y población de la región. En 2009 ambos países firmaron un acuerdo de cooperación estratégica y acuerdos de cooperación en materia tecnológica, económica y de infraestructuras. En 2013 el gigante asiático fue el quinto socio más importante en exportaciones y el cuarto en importaciones para Serbia. El año siguiente, China construyó el importante puente Pupin sobre el Danubio, financiado mayoritariamente por el banco chino Exim. La importante ruta ferroviaria de alta velocidad entre Belgrado y Budapest está en manos de compañías chinas, pero el proyecto, por ahora, no ha salido adelante. El país asiático se ha beneficiado de concesiones de obras de autopistas, ha invertido en plantas térmicas, minas de carbón y la planta termoeléctrica Nikola Tesla, la más grande del país. Hasta 2017, la inversión China en el país, superó los mil millones de dólares.

Debido a la crisis, muchas empresas serbias quebraron o se endeudaron, y China aprovechó para adquirir acciones o directamente comprar esas empresas. Con la crisis de la COVID, China fue la primera potencia en donar vacunas a Serbia, más de 2,5 millones de dosis, junto a material sanitario para combatir la pandemia. China ha invertido más de 9 mil millones de dólares en Serbia. Todo esto, a la vez, sirve también para que Serbia dé apoyo a China en temas territoriales con Taiwán, o viceversa, ya que China no reconoce a Kosovo y casi no tiene inversiones en Kosovo.

Fuente: Foreign Affairs Committee

Nueva Ruta de la Seda

China pretende desarrollar un megaproyecto que conecte todo el mundo a través del gigante asiático, el conocido como Belt and Road Initiative. Esta iniciativa pretende ser una alternativa al modelo occidental, dominado por Estados Unidos. Lo que hace Beijing es invertir en diferentes sectores, como el energético o de transporte entre otros, en un país o región por el que debe pasar esa Nueva Ruta de la Seda. Pero a la vez, esa inversión favorece a China, ya que recibe apoyo diplomático por parte de los países que forman parte del BRI en cuestiones globales en las que el gigante asiático está implicado o acaba controlando activos estratégicos en dichos Estados, como puede ser los puertos marítimos.

China invierte en los Balcanes porqué la Nueva Ruta de la Seda pasa por allí, pero también porque son considerados el patio trasero de Europa, y es donde Beijing puede aumentar su influencia para afianzarse en Europa. Geoeconómicamente hablando, los Balcanes son una región que conecta el Mar Mediterráneo con el Mar Negro, y Turquía con Europa Occidental. Esa posición hace que la región sea perfecta para el desarrollo de nuevas rutas de transporte, corredores económicos y cadenas de suministro centradas en China. A la vez, la región es dependiente de las inversiones extranjeras, y a la Bruselas le cuesta cada vez más invertir allí, especialmente en todo lo que no sean proyectos que no respetan los estándares ambientales o políticos. Esto lo aprovecha China para reforzar su presencia en estos países, ya que no le importa financiar proyectos contaminantes o hacer negocios con regímenes no democráticos. 

A su vez, China aprovecha su poder económico para que estos países hagan presión a su favor en las resoluciones o debates que implican al gigante asiático como las violaciones de los derechos humanos en Xinjiang o Hong Kong.

Conclusión

Desde 2012, China ha invertido más de 17 mil millones de dólares en la región balcánica. El modo de actuar de China es conceder un préstamo, o varios, a través del instituciones financieras chinas como el Exim Bank. Con estos prestamos, normalmente se cubre el 85% del proyecto, y el resto es financiado por el Estado receptor. Estos préstamos se dan con condiciones favorables, ya que se pueden pagar a largo plazo y están sujetos a un nivel de interés muy bajo, sobre el 2%. No obstante, estas operaciones pueden llegar a ser asimétricas porque el gigante asiático lleva sus propios suministros, evitando así comprarlos en un país balcánico en este caso, y envía sus propios trabajadores para no pagar los salarios del país en el que se está trabajando, ni adecuarse a sus leyes laborales.

Los sectores en los que más dinero invierte China es en transporte y energía, que suman más del 50% de las inversiones en la región. Estas inversiones no son casualidad. En primer lugar, cualquier país necesita una buena fuente de energía para poder subsistir y no depender de terceros. China invierte en este sector porque la Unión Europea ya no da fondos para todo lo que no sean energías verdes, y los estados balcánicos, que no tienen centrales nucleares, tienen que invertir en energía contaminante como el carbón. Beijing se aprovecha de eso, e invierte en energía, sin prejuicio de si es contaminante o no, y de esta forma ganar más presencia. Y las redes de transporte, ferroviario o vial, son importantísimas para conectar la región y el propio país, como en el caso analizado de Montenegro. Pero a China también le interesa una buena conectividad para desarrollar la Nueva Ruta de la Seda y acceder a los mercados de Europa Occidental. Asimismo, en los últimos años el gigante asiático también ha empezado a invertir en infraestructura digital y en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Lo que pretende el gigante asiático es transferir la tecnología avanzada de China a los Balcanes.

De los más de cien proyectos anunciados por China en la región desde 2012 hasta 2020, solo un 26,7% han sido completados.

Valla publicitaria en Belgrado, Serbia, agradeciendo a Xi Jinping la donación de material sanitario durante la pandemia. Fuente: Andrej Isaković / AFP vía Getty Images

El principal problema que tienen las inversiones de la Unión Europea o de los Estados Unidos es que piden a cambio reformas democráticas, ya sean políticas o económicas. Mientras que a China no le importa como esté o sea ese país, no pide ninguna reforma política ni económica para invertir, y eso atrae a los países. Otro punto importante es que China usa a esos países donde realiza las inversiones para que presionen a Organizaciones Supranacionales, como puede ser la Unión Europea o las Naciones Unidas, a la hora de debatir o votar temas que perjudican al gigante asiático, como puede ser las acusaciones de genocidio en Xinjiang contra los Uigures, o la soberanía China sobre Taiwán.

A la vez, debemos tener en consideración que la corrupción en la región de los Balcanes está muy extendida, y sus gobiernos la profesan comúnmente. Según el Índice de Transparencia de 2020, Croacia y Montenegro son, de los países analizados, los dos menos corruptos. Se encuentran en las posiciones 63 y 67 respectivamente en el ranquin, de un total de 180. Serbia se encuentra en el puesto 94 y Bosnia es el país más corrupto y ocupa el puesto 111. 

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