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Argentina: ¿quiénes se perfilan para las presidenciales de 2023?

Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof y Alberto Fernández, en primera línea, son algunos de los políticos más influyentes en Argentina.
Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof y Alberto Fernández, en primera línea, son algunos de los políticos más influyentes en Argentina. Fuente: Reuters

El año 2023 redefinirá la política de Argentina en una forma decisiva para el futuro inmediato de América Latina. Las elecciones presidenciales reafirmarán o ralentizarán la suerte de ciclo progresista –menos “escorado” que el anterior– en que ha entrado la región y que cobró la mayor de sus fuerzas con la reciente victoria de Lula da Silva en Brasil. El cierre del Mundial coincidirá con el verano nacional, marcando el inicio de una campaña que durará sin duda todo el año y en la que todavía están por definir los candidatos de los principales bloques.

Dos son los grandes sectores que aspiran a dirigir el poder ejecutivo argentino: por un lado, el actual oficialismo, el Frente de Todos (FDT). Está compuesto fundamentalmente por dirigentes y organizaciones peronistas, en especial adheridas al kirchnerismo. A grandes rasgos, el FDT recoge la bandera neodesarrollista clásica del peronismo –desperiferización y fortalecimiento de la “industria nacional”–, apuesta por el regionalismo y por un esquema global multipolar y asume buena parte de las demandas de los feminismos y las disidencias LGTB+. Por el otro, la principal fuerza de oposición, Juntos por el Cambio (JxC). Conformada por la centenaria Unión Cívica Radical, el PRO y otros sectores del conservadurismo liberal, JxC se vincula con el empresariado agropecuario y defiende la consolidación del vínculo con Estados Unidos y sus aliados internacionales.

Posibles candidatos

Como apunte previo a la presentación de los posibles candidatos, es importante poner sobre la mesa la cuestión de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Las PASO son una particularidad del sistema electoral argentino que tiene lugar dos meses antes de las elecciones definitivas. En ellas, cada coalición postula una o varias listas que podrían representar a su propio espacio político en las elecciones próximas. Los ciudadanos, por su parte, deben elegir un frente político y, dentro del mismo, a la lista que incluya a sus candidatos preferidos. Una vez concluido el escrutinio, la lista más votada de cada uno de los espacios políticos será la que represente a dicha coalición. Así, las PASO cumplen dos cometidos fundamentales: de un lado, sirven como una suerte de encuesta electoral masiva; del otro, definen las listas finales con las que los distintos bloques políticos concurrirán a la cita con las urnas.

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De cara a las elecciones presidenciales del 2023, las PASO van a jugar un rol crucial. Como ha sido habitual en función de las expectativas electorales de los distintos oficialismos, en esta ocasión parte del FDT ha abierto el debate para su derogación. Sin embargo, los tiempos y la aritmética de los escaños hacen casi imposible que su propuesta de eliminación salga adelante, por lo que es esperable que efectivamente en 2023 tengan lugar estas elecciones y, posteriormente, las presidenciales. En esta ocasión, la conservación de las PASO es una buena noticia para la oposición. A menudo, los distintos bloques políticos presentan en las PASO una única lista unitaria consensuada previamente entre las distintas facciones internas.

Esta es una vía para mostrar unidad a la interna del espacio político, y favorece a aquellos frentes con mayor capacidad para resolver en privado sus pugnas de representatividad. Como se expondrá más adelante, JxC parece incapaz de definir una fórmula presidencial mediante el consenso, mientras el FDT sí podría lograrlo. Es por esto que las PASO servirán como balón de oxígeno para una oposición inmersa en sendas discusiones sobre su propio liderazgo.

¿Quién será el candidato peronista en 2023?

El 17 de noviembre, Cristina Fernández de Kirchner habló frente a miles de militantes en la ciudad de La Plata. Lo hizo en el marco de la celebración del Día de la Militancia, que conmemora el retorno de Juan Domingo Perón al país en 1972, luego de 17 años de exilio e ilegalización del movimiento peronista. En aquel acto, muchos especulaban con que la ex presidenta y actual vicepresidenta podía lanzar una suerte de precampaña. Y, aunque no lo hizo explícitamente, sí quedó deslizada la idea. El acto llevaba como lema ‘La Fuerza de la Esperanza’ y vio cómo la mandataria hablaba largo y tendido de temas presentes en las pasadas campañas electorales (seguridad, por ejemplo).

Lo cierto es que, a día de hoy, Cristina Fernández de Kirchner es la figura más traccionante del peronismo. Con amplia diferencia, es la más seguida por el electorado peronista (como dato: alcanza 6 millones de seguidores en Twitter, mientras el presidente Alberto Fernández solo cuenta con 2 millones). Esto significa que, casi con total seguridad, la fórmula peronista tendrá que disponer para los puestos de presidente y/o vicepresidente a un dirigente kirchnerista, si no a la propia Cristina. Consciente de las limitaciones que sufre un vicepresidente en la toma decisiones, seguramente el kirchnerismo opte por colocar a uno de sus integrantes como candidato a presidente. Está por ver si es ella la que da un paso al frente o lo hacen alguno de sus compañeros. De entre ellos, destacan el actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kiciloff, y el vigente ministro del Interior, Eduardo Enrique ‘Wado’ de Pedro.

Hay otras personalidades del peronismo que podrían sumarse a esta pugna. El actual presidente Alberto Fernández podría querer optar por la reelección. Sin embargo, no ha sido capaz de aglutinar en torno a sí las sensibilidades peronistas. Además, su popularidad –que alcanzó picos durante la pandemia– se encuentra muy deteriorada en la actualidad. Su gestión de gobierno parece haber sido considerada como insuficiente por amplias capas de quienes le votaron en 2019, lo que ha impedido el surgimiento de una suerte de “albertismo”.

Sergio Massa, que asumió un sobrecargado ministerio de Economía en julio, se erige como la otra posibilidad. El sector de Massa se desvinculó de la figura de Cristina Fernández de Kirchner cuando todavía era presidenta, no prestando su apoyo a la fórmula peronista Scioli-Fernández de Kirchner en las elecciones de 2015 que ganó Mauricio Macri. Su reconciliación con el kirchnerismo posibilitó la conformación del bloque del FDT para las elecciones de 2019 y, aunque agrupa bastante menos que la ex mandataria, es capaz de convocar a determinados sectores. En sus posibilidades electorales pesará con fuerza su gestión del ministerio de Economía. Quizá una fórmula compuesta por un candidato a presidente kirchnerista y un candidato a vicepresidente perteneciente a otra facción sea la opción más esperable.

¿Macri, Larreta, Bullrich o algún otro?

Por parte de JxC, parece demasiado difícil solventar las grietas internas sin el recurso de las PASO. Las distintas facciones en pugna por postular a su propia figura de cara a las presidenciales gozan de similares niveles de apoyo, dificultando la definición sin la instancia confrontativa que supondría las PASO. Varios nombres suenan con fuerza como candidatos opositores a las elecciones de 2023. Destacan tres: Mauricio Macri, ex presidente (2015-2019), Horacio Rodríguez Larreta, actual gobernador de la Ciudad de Buenos Aires, y Patricia Bullrich, presidenta del PRO, partido que los tres comparten. Un cuarto nombre –menos probable– sería el de Gerardo Morales, dirigente de la UCR.

Mauricio Macri, antiguo presidente de Argentina, en una comparecencia pública.
Mauricio Macri, antiguo presidente de Argentina, en una comparecencia pública. Fuente: Franco Fafasuli

Los dos primeros no requieren especial presentación. Ambos han ocupado puestos de mando ejecutando políticas que daban mayor rol al capital financiero internacional y se orientaban hacia las privatizaciones y la desindustrialización. Ambos se perfilan como antikirchneristas mientras mantienen un perfil relativamente bajo en medio de un clima de profunda agresividad política por parte de determinados sectores contrarios al peronismo. Sobre las posibilidades electorales de Macri todavía pesa su gestión de gobierno al frente del Ejecutivo nacional. El endeudamiento del país con el FMI, las altas tasas de inflación, la desindustrialización y el empeoramiento de los salarios en dólares dificultan que el ex presidente acumule votos más allá de la filiación anti kirchnerista. Por su parte, Larreta se ha hecho fuerte en la ciudad de Buenos Aires, y es la figura menos polarizante. Esto es un arma de doble filo: su suelo es bajo, especialmente en el interior del país; no obstante, tiene más capacidad para convencer a los indecisos que el resto de su espacio político.

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La otra figura de primera línea en JxC es Patricia Bullrich, quien merece una mención especial. Representa al sector más escorado del espacio político. Fue ministra de Seguridad durante el gobierno de Macri, coincidiendo con la muerte del militante Santiago Maldonado luego de la represión de una protesta en 2017 y la del joven mapuche Rafael Nahuel tras recibir un disparo de la Prefectura Naval. Bullrich ha llevado los discursos anti Cristina más contundentes y se ha mostrado en muchas ocasiones más cercana al libertario Javier Milei que a los propios Larreta y Macri. Polariza profundamente: su suelo es alto, pero su techo no lo es tanto.

¿Y Milei?

Los libertarios irrumpieron como fuerza opositora en las elecciones de medio término. Liderados por Javier Milei y asentados sobre un considerable núcleo de seguidores en redes sociales, obtuvieron cerca del 8% en las elecciones de medio término en 2021, con especial presencia en la ciudad de Buenos Aires. Auspiciado por las marcas de La Libertad Avanza y Avanza Libertad –liderada por José Luis Espert–, Milei se postula como un pretendido outsider que asume como aliados a líderes internacionales como Santiago Abascal, Jair Bolsonaro o Donald Trump. Aunque a priori parece difícil su triunfo en 2023, todo dependerá de si consigue agrupar los suficientes votos para entrar al ballotage. Una vez allí, la polarización marcaría la segunda vuelta y sería relevante considerar su rival: probablemente sería capaz de vencer a cualquier figura del peronismo, pero sería derrotado por dirigentes menos escorados de JxC como Rodríguez Larreta.

Como espacios menos aglutinantes en la política argentina conviene destacar a la izquierda no peronista –por lo general de orientación trotskista– organizada en torno a bloques como el Frente de Izquierda y de Trabajadores o el Nuevo MAS, así como al Peronismo Federal.

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