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Resiliencia estratégica: el Acuerdo de Acceso Recíproco entre el Reino Unido y Japón

El primer ministro japonés Fumio Kishida y el primer ministro británico Rishi Sunak firman el nuevo Acuerdo de Acceso Recíproco (RAA). Foto tomada el miércoles 11 de enero de 2023. Fuente: Reuters 

El refuerzo de las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Japón refleja una vez más la permuta de la política japonesa hacia una posición más asertiva. La firma del Acuerdo de Acceso Recíproco (RAA) por parte del primer ministro japonés, Fumio Kishida, y su homólogo británico, Rishi Sunak, afianza la posición del Reino Unido en el Indo-Pacífico. Entretanto, la diversificación de alianzas acentúa el esfuerzo nipón por garantizar el equilibrio de fuerzas en la región.

Relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Japón

Las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Japón son oficialmente inauguradas con el Tratado de Paz, Amistad y Comercio de 1858, comúnmente conocido como el Tratado de Yedo. La apertura de los puertos japoneses de Hakodate, Kanagawa y Nagasaki al comercio británico determinó un mayor nivel de intercambios comerciales. Pese a ser el resultado de una práctica colonialista, dicho acuerdo representa un punto de referencia en los 150 años de relaciones entre ambos países. Asimismo, es posible observar el proceso de evolución gracias al legado de Hugh Cortazzi, pues sus memorias enriquecen aún más la narrativa histórica.

La influencia del modelo de desarrollo británico en la modernización del imperio de Japón conllevó a la firma de tres Tratados de Alianza (1902, 1905 y 1911 respectivamente) condicionados por la Guerra Ruso-japonesa. No obstante, según autores tales como Ian Hill Nish, el Primer Tratado de Alianza Anglo-japonés de 1902 fue el resultado de un vago consenso liderado por la cautela de ambas partes. En efecto, no fue hasta el año 1914 que la Primera Guerra Mundial abriría un nuevo capítulo en la historia de las relaciones.

El Acuerdo de Alianza Anglo-japonesa de 1911 determinó la participación del imperio de Japón en el conflicto bélico. Según las perspectivas desarrolladas por Sochi Naraoka en “La Retirada Británica del Imperio en Asia Oriental, 1905-80”, el interés primario del gobierno japonés en declarar la guerra a Alemania en 1914 consistía en expandir los privilegios obtenidos tras la Guerra Ruso-japonesa. La publicación de “Veintiuna Exigencias” en 1915 supuso un giro drástico en el posicionamiento previamente defendido por parte del imperio de Japón, notablemente debido al carácter clandestino del Grupo V de demandas.

Por consiguiente, el intento de convertir a China en un protectorado japonés y así, reducir la influencia de las principales potencias mundiales en el continente exacerbó el recelo británico hacia el país asiático. El expansionismo del imperio de Japón culminó con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939, produciéndose así la ruptura oficial de las relaciones hasta el fin del conflicto y la posterior consolidación del Estado de Japón en 1947.

El contexto de la Guerra Fría (1947-1991) indicó el foco acción en materia de política exterior. Durante las presidencias de Margaret Thatcher (1979-1990) y Yasuhiro Nakasone (1982-1987), se fomentó el compromiso económico a través de inversiones dirigidas principalmente hacia el sector de la automoción, así como un mayor intercambio cultural y educacional. Asimismo, éstas se vieron cumplimentadas por la creación del “UK-Japan 21rst Century Group” en 1984, el cual se convirtió en el organismo encargado de reforzar la cooperación entre los dos países.

El Acuerdo de Acceso Recíproco (RAA)

Según autores tales como Philip Shetler-Jones, Reino Unido busca la cercanía del este asiático con el objetivo de garantizar el equilibrio de su política exterior. La convergencia de intereses bilaterales en el Indo-Pacífico determinó futuros cambios estructurales. El establecimiento del Consejo de Seguridad Nacional británico en 2010, y su homólogo japonés en 2013, permitió el desarrollo de operaciones conjuntas en materia de seguridad de mayor transcendencia. Entre los distintos hitos de cooperación defensiva, es posible destacar el ejercicio conjunto “Guardian North 16”, puesto que supuso la primera colaboración de las Fuerzas de Autodefensa de Japón con una potencia extranjera distinta a Estados Unidos. En consecuencia, la centralización de toma de decisiones permitirá extrapolar la colaboración bilateral hacia otros ámbitos, por ejemplo, en ciberseguridad o energía.

Tanto la inestabilidad política como económica durante el proceso de Brexit cuestionaron el curso del bilateralismo entre el Reino Unido y Japón. Con el fin de clarificar el posicionamiento británico, el Acuerdo de Libre Comercio y el Acuerdo Asociación Económica de 2020 subrayaron la necesidad de diversificar los apoyos de ambos países. En esta ocasión, la colaboración transpacífica se ve reforzada con un nuevo acuerdo que permitirá proporcionar asistencia militar mutua a Reino Unido y Japón. Ahora bien, ¿en qué se diferencia de previos tratados?

El pasado miércoles 11 de enero, Reino Unido y Japón daban a conocer el nuevo tratado de defensa que permitirá el despliegue de tropas en ambos territorios y facilitará el desarrollo de ejercicios militares más complejos a mayor escala. La consolidación de este Acuerdo de Acceso Recíproco (RAA) convierte al Reino Unido en el primer país europeo en incorporar un pacto de seguridad de tales características. Según autores tales como Yee-Kuang Heng, existen dos tipos de interpretaciones relativas a la intensificación de las relaciones bilaterales. La primera suposición defiende que el Reino Unido busca proyectar su influencia global tras la era post-Brexit en base a los principios del orden internacional. En segundo lugar, existe la presunción de que la cooperación entre ambos países tiene por objetivo minar el poder de China en el continente asiático. Entretanto, el RAA otorga la oportunidad de analizar los avances en cooperación defensiva al igual que la orientación de futuras colaboraciones en materia de seguridad.

Piloto japonés participa en unos simulacros militares. Fuente: Ministerio de Defensa

El Tratado de Defensa es calificado como “el más importante entre el Reino Unido y Japón desde 1902” puesto que refleja el interés británico por una mayor inclinación hacia el Indo-Pacífico. Entretanto, la clase política británica acentúa la defensa del principio de libertad de los mares en el partenariado, lo cual nos redirige a la segunda presunción mencionada por Yee-Kuang Heng. Simultáneamente, la Estrategia de Seguridad Nacional de Japón subraya un contexto sin precedentes en la región desde la Segunda Guerra Mundial. Por consiguiente, ambas interpretaciones podrían constituir un objeto de estudio transcendental en el análisis de las relaciones.

Entre los distintos puntos a destacar, es pertinente insistir en la predisposición de incrementar la presencia “regular” de tropas nacionales británicas en territorio japonés, puesto que esto otorgaría una mayor capacidad de reacción en el caso de que se produjese un incidente en la isla Taiwán. Por lo que se refiere al marco jurídico, la pena de muerte continúa siendo una medida en vigor en la legislación japonesa y de ahí el acuerdo de transgresión del sistema legal aplicable en base a la oficialidad de las tareas llevadas a cabo por las tropas británicas en Japón. Consecuentemente, la inclusión de una cláusula de exención en base al marco legislativo japonés consolidaría definitivamente un alto compromiso político entre los dos países.

Por otro lado, el RAA formaliza el objetivo de remplazar la aeronave Typhoon FGR4 con un prototipo más avanzado para 2030, lo cual refleja la intensificación de la competición tecnológica-militar a nivel global. Un ejemplo de esto es la rivalidad entre el Global Combat Air Programme (GCAP) impulsado por Gran Bretaña, Japón e Italia, y el programa Future Combat Air System/New Generation Weapons System protagonizado por Francia, Alemania y España. Los principales sectores de cooperación entre el Reino Unido y Japón son aquellos de la defensa, tecnología e industria. De hecho, es pertinente enfatizar la creación de una oferta alternativa al armamento americano. La colaboración entre el Reino Unido y Japón requiere de una estrecha colaboración en materia de inteligencia. Sin embargo, Tokio aún debe encontrar el equilibro entre la aplicación de la Ley de Protección de Secretos Especiales de 2013 y la extensión de una opinión pública nipona más permisiva.

En definitiva, la invasión militar de Ucrania por parte de la Federación de Rusia continúa acentuando las tendencias militaristas a nivel global. En el caso del Indo-Pacífico, el dilema confrontado por los países asiáticos como resultado de la competición hegemónica entre Estados Unidos y China, prosigue impulsando el reequilibrio de fuerzas en la región. El esfuerzo británico por preservar su posición como garante del orden internacional se ve materializado en la alianza anglo-japonesa. Entretanto, el proceso de diversificación de alianzas subraya la ambición japonesa de garantizar una menor dependencia en los Estados Unidos. Ahora bien, ¿qué significado tiene el Acuerdo de Acceso Recíproco a nivel global?

Multilateralismo en el Indo-Pacífico

Si agregamos una perspectiva global en el análisis de las relaciones entre Reino Unido y Japón, es trascendental acentuar el mutuo interés por preservar el orden internacional. En consecuencia, organismos internacionales tales como la Organización de las Naciones Unidas o el foro político intergubernamental conocido como G7 constituyen el marco de referencia para futuras actuaciones en el Indo-Pacífico.

Primeramente, el Reino Unido es uno de los principales promotores de la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, garantizando de este modo su apoyo a la candidatura de Japón como miembro permanente. De hecho, es preciso destacar el rol trascendental de organizaciones tales como la ONU, ya que durante décadas ha permitido la integración japonesa en el escenario global a pesar de su posición geográfica y política. En el caso de las relaciones Reino Unido-Japón, éstas se vieron significativamente reforzadas tras la invasión de Irak en 2003 debido a la participación japonesa mediante la provisión de asistencia humanitaria y apoyo logístico. No obstante, es imprescindible analizar este tipo de acciones de acuerdo con las limitaciones establecidas por la constitución pacífica de Japón de 1947.

Simultáneamente, el Reino Unido continúa en búsqueda del acceso al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), del cual Japón es uno de los once países signatarios. En definitiva, la integración a dicho acuerdo de libre comercio permitiría al gobierno británico expandir su presencia en el Indo-Pacífico, especialmente tras el retiro voluntario de Estados Unidos en 2017.

Como mencionado previamente, otro de los principales foros políticos es el grupo del G7 conformado por las economías más avanzadas del mundo, incluyendo al Reino Unido y Japón. El pasado 4 de enero, el gobierno japonés publicaba oficialmente el próximo “G7 Hiroshima Summit”, un reencuentro que estará marcado por el valor simbólico de su localización. En efecto, es posible observar el intento nipón de preservar el statu quo del orden internacional rememorando el compromiso histórico tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, este posicionamiento se ve contrastado con la reactivación de Camp Blaz y la operacionalización de una nueva base militar estadounidense en la isla de Guam.  

La guerra en Ucrania: posible futuro del este asiático

No es posible analizar el proceso de diversificación de alianzas y en especial el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Japón, sin tener en cuenta el impacto transformativo del conflicto armado europeo. En este caso, Philip Shetler-Jones observa la guerra en Ucrania como el posible futuro del este asiático. De ahí, la pertinencia de contextualizar la visita el pasado martes 31 de enero a Japón del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, donde el primer ministro nipón, Fumio Kishida, alertaba sobre la creciente cooperación militar sino-rusa. Según la encuesta realizada por Kyodo News, el 75.2% de la población japonesa ha expresado su preocupación por un posible intento de unificación forzosa de Taiwán y las islas Senkaku por parte de China. Mientras tanto, Corea del Norte continúa alimentando el riesgo de amenaza nuclear.

El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg y el primer ministro japonés Fumio Kishida durante su visita a Tokyo. Foto tomada el martes 31 de enero de 2023. Fuente: NATO News

Definitivamente, la situación de incertidumbre continúa rigiendo la geopolítica del Indo-Pacífico. La creciente asertividad de la política exterior china respecto a Taiwán y el mar sureste asiático, junto con la convergencia de intereses rusos y norcoreanos, constituyen un verdadero motivo de preocupación para el conjunto de la sociedad japonesa. De ahí la transcendencia de incluir otros actores tales como el Reino Unido, con el objetivo de reequilibrar la distribución de fuerzas en la región. La modernización de la estrategia de defensa de Japón se ve traducida en una mayor diversificación de alianzas, de tal forma que, en el caso de conflicto pueda disponer de amplios recursos además de aquellos ofrecidos por Estados Unidos. Sin embargo, ¿hasta qué punto puede Japón garantizar la resiliencia estratégica?

En efecto, es posible concluir el acercamiento entre el Reino Unido y Japón como parte del proceso de restructuración del orden liberal internacional. No obstante, las limitaciones en materia de cooperación militar son demarcadas por el alineamiento de intereses norteamericanos, condicionando de este modo el futuro del bilateralismo estratégico.  

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