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QAnon, las milicias estadounidenses y el supremacismo blanco

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Montaje bandera americana sobre QAnon. Foto: CC.

Escrito por Alejandro López.

Dos tercios de los considerados “actos terroristas” en Estados Unidos en 2019 fueron perpetrados por grupos de extrema derecha, según Financial Times. La tendencia habría mostrado un crecimiento sostenido en un 90% durante la primera mitad del año 2020. Sin embargo, los ataques más mediáticos han llegado a raíz de la polarización social durante las protestas raciales y el surgimiento del movimiento Black Lives Matter. Un buen ejemplo del enconamiento de las posiciones es el tiroteo múltiple en Kenosha, Wisconsin. Un día antes de los tiroteos de Kenosha, grupos de redes como 4chan y Facebook animaban a la creación de patrullas armadas, como consecuencia del crecimiento de los choques armados entre manifestantes de distintas ideologías y policía tras el asesinato de un hombre por la policía. Precisamente estas vías en internet serán de gran importancia para entender el fenómeno ultraderechista que ha emergido en Estados Unidos.

¿Qué es QAnon?

QAnon es una teoría según la cual los grandes poderes del Estado profundo seguirían postulados satánicos y tendrían una red de tráfico sexual infantil. En ese entramado de control conspirativo situarían a prominentes figuras judías como George Soros. El movimiento cuenta con seguimiento en algunos segmentos de la extrema derecha, desde donde se han realizado múltiples ataques. Incluso las matanzas de otros supremacistas blancos como la de Christchurch, en Nueva Zelanda, mostraron sus manifiestos en redes como el foro 4chan, una de las predilectas de QAnon, donde surgieron estos usuarios anónimos que han trascendido hasta Facebook, Reddit o Twitter. Además, seguidores de QAnon han apoyado a Donald Trump como adalid de un movimiento que pueda subvertir los aparatos de ese supuesto Estado satánico. El presidente mostró su agradecimiento por el apoyo.

Un seguidor de Donald Trump sostiene una gran Q en una concentración de apoyo al presidente en Pennsylvania, 2018. Foto: Rick Loomis/Getty Images.

El primer ataque destacado tuvo lugar en diciembre de 2016 en Salisbury, Carolina del Norte, cuando un hombre entró armado en una pizzería siguiendo la teoría de que este negocio era propiedad de Hillary Clinton y buscaba encubrir una red de explotación sexual de menores. Aquella teoría, conocida como Pizzagate, surgió en el contexto de la reapertura del FBI de una investigación en 2016 sobre los correos filtrados de Clinton cuando era Secretaria de Estado con Obama, cuando en el internet profundo se especuló con que algunos correos apuntaban a contactos con menores.

Un salto cualitativo

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Escudo del FBI, Departamento de Justicia. Foto: Mandel Ngan/AFP/Getty Images.

El FBI les designa como amenaza terrorista. Pero tanto el FBI como la Agencia Nacional de Contraterrorismo (NCTC) han testificado sobre las amenazas que suponen para la seguridad. Se han comenzado a realizar distinciones entre los extremistas violentos nacionales –a nivel interno de Estados Unidos- y los inspirados por corrientes yihadistas, resultando en que el 2019 había sido el año más letal para la violencia interna desde 1995. Además el FBI resalta su carácter anti-gubernamental más allá de la sola cuestión racial. En este sentido, el director del FBI, Christopher Wray, hace referencia a que algunas investigaciones sobre extremistas internos antigubernamentales podrían integrar la amalgama de grupos Antifa. Sin embargo, es muy destacable la declaración de Wray en la Cámara de Representantes en septiembre de 2020 sobre las principales amenazas que enfrentará Estados Unidos en el año 2021. Se mencionaba la interferencia rusa en una campaña de desinformación contra Joe Biden y el peligro que esto podría albergar. Pero por encima se situaba el extremismo racial, especialmente por parte de los grupos supremacistas blancos. Wray reporta la investigación de un millar de casos de “terrorismo interno” anualmente, siendo los supremacistas blancos y grupos antigubernamentales los principales conatos de amenaza. Entre los grupos que ha perseguido el FBI se encuentran los neonazis de Atomwaffen Division y Base. A pesar de ello, Donald Trump, su equipo de campaña y el Fiscal General, William Barr, han puesto el foco sobre lo que llaman Antifa, como grupos de extrema izquierda, sin especificar si involucra a todo el movimiento Black Lives Matter y acusándoles de terrorismo. Así ocurrió en el debate entre Trump y Biden cuando el presidente rehusó condenar la violencia de grupos supremacistas blancos como los Proud Boys y acusó directamente a la izquierda de promover la violencia.

Para saber más: Año electoral 2020 (IV): Debate en el fango.

Pero el nivel de alerta emitido por el FBI se encuentra tan de actualidad como que el mismo día del debate presidencial, el FBI emitió un informe que advertía de la inminente “amenaza extremista violenta” por parte de los supremacistas de Boogaloo en Dallas, Texas. Aunque los seguidores de Boogaloo mantienen una retórica bélica civilista a raíz de la cuestión racial –cuestión por la que se les considera supremacistas blancos-, es su carácter fuertemente antigubernamental contra el régimen político estadounidense el que les asocia a su actual hostilidad, aunque no presenten una organización interna. Una milicia con bastante peso en Estados Unidos son los Oath Keepers, con más de 25.000 miembros con ánimo belicista declarado y que apoyaron a Trump durante los disturbios de 2020 en su lucha e “insurrección” contra el Estado demócrata. De hecho, consideraron “héroe patriota” al autor de la matanza de dos personas que protestaban contra la violencia policial en Kenosha, Wisconsin. Desde su fundación en 2009 negando su carácter miliciano y partidista, han crecido sustentando su apoyo entre miembros y ex miembros de las instituciones policiales, militares e incluso de inteligencia. Ante la escalada de las protestas y las primeras muertes de miembros de extrema derecha, Oath Keepers publicó en Twitter un ultimátum a Donald Trump para acabar con la “insurrección marxista” o ellos lo harían. “La Guerra Civil está aquí, ahora mismo”, decían. De este grupo surgió la otra milicia con gran presencia en Estados Unidos, los Three Percenters (3%ers) que reivindican el poder local frente al federal, con autoridades como los sheriffs y la resistencia que argumentan se ejerció desde una minoría del 3% de americanos contra los británicos en la época colonial.

La antítesis a estos movimientos se ha organizado en algunas milicias como la NFAC (Not Fucking Around Coalition), surgida en 2020 con las protestas contra la brutalidad policial y alimentada al calor de la fiebre iconoclasta del Black Lives Matter, como movimiento a favor de los derechos de los afroamericanos y contra la herencia confederada. En julio de 2020 hubo una confrontación en Louisville, Kentucky, entre miembros de la NFAC y de los Three Percenters, a cuenta del tiroteo por parte de la policía contra la mujer afroamericana Breonna Taylor. En octubre de 2020 volvieron a formar en Lafayette, Louisiana, haciendo una demostración de fuerza ante el asesinato policial de Trayford Pellerin. Además, la proporción poblacional que justificaba el uso de la violencia con fines políticos creció desde el 8% en 2017 hasta el 33-36% en 2020, según datos de YouGov. El crecimiento sostenido se percibe de manera casi equivalente en ambos partidos.

Por otro lado, como ejemplo de radicalización desde miembros de las instituciones, un ex alto cargo de la CIA, Michael Scheuer, llamó a la formación de “milicias” patrióticas para eliminar a los enemigos internos de los EEUU, calificando a Black Lives Matter de “terroristas”. Scheuer defendió al movimiento QAnon y dijo en julio de 2020: “Lo único que me molestaría si llegara la guerra es que no matarían a suficientes demócratas”, a quienes acusó de querer robar las elecciones. Estas declaraciones se encuentran entre otras muchas salidas de tono y que sorprenden a algunos funcionarios actuales de la CIA, como una radicalización. Scheuer estuvo a cargo en la CIA de operaciones contra Al Qaeda y Bin Laden. A raíz del 11-S impulsó el programa de torturas de la CIA y la destrucción de infraestructura civil como parte de la “lucha contra el yihadismo”.

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Michael Scheuer, ex agente de la CIA. Foto: David Levenson/Getty Images.

Un salto cuantitativo

Este 2020, QAnon ha logrado un mayor apoyo gracias a una polémica ley de California para reorganizar el registro de delincuentes sexuales. Medios neoconservadores han tergiversado esa información dando un altavoz a QAnon, con la campaña #SaveOurChildren, que se viraliza cada vez más en redes sociales y vive un afloramiento excepcional a raíz de la ley de California. Otro gran apoyo para QAnon ha sido la publicación de información en la investigación sobre el caso de abusos sexuales de Jeffrey Epstein, donde se han mezclado las acusaciones de tráfico sexual y explotación de menores con las ‘fake news’ que eventualmente ligaban a personalidades de gran relevancia con circunstancias similares, al estilo del Pizzagate, entre otros muchos casos.

Para saber más: Conspiración en América.

Russian-backed organizations amplifying QAnon conspiracy theories, researchers say
Cartel con la proclama “Save the children” sostenido por una persona con el eslogan de QAnon (WWG1WGA, “Where we go one, we go all”) en una manifestación de Nueva York, en agosto de 2020. Foto: Reuters/Stephanie Keith/File Photo.

Uno de los seguidores más destacados de QAnon sería Michael Flynn, el exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump. Figuras republicanas de alto nivel político como el senador texano Ted Cruz y Donald Trump Jr. han apoyado esta teoría publicando que los demócratas quieren legalizar la pedofilia en California. Pero la polarización que se ha vivido más públicamente durante 2020 ha hecho saltar de los foros de internet un movimiento que se ha infiltrado en dos vías. Por un lado en figuras republicanas de alto y medio nivel como las comentadas. Por otro lado, en las milicias nacionalistas blancas que se han envuelto en proclamas supremacistas en el contexto del contra-movimiento Blue Lives Matter y en la lucha contra los Antifa y el Black Lives Matter.

QAnon ha logrado un ascenso numérico de gran calado llegando así a múltiples grupos desde 2017: neoconservadores, evangelistas, antivacunas y negacionistas del coronavirus. En Europa además ha tenido cierto éxito entre los activistas anti-5G. Solo el tiempo dirá cómo evoluciona el movimiento, en un crecientemente polarizado escenario de confrontación entre las bases y los ideólogos republicanos-demócratas. Ya que de cara a la crisis post-electoral que se cuece podrían llegar a alentarse confrontaciones mayores, especialmente dado el crecimiento exponencial que en 2020 se ha vivido desde ambas caras de esta historia. Una historia de derechos humanos, nacionalismos y contraterrorismo. El problema es que para cada bando estos términos significan una cosa distinta.

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