Tras haber roto totalmente con el parlamento, Yeltsin se volcará por completo en la elaboración de una nueva constitución presidencialista que le conferiría un gran poder al mismo tiempo que minimizaría la autoridad del parlamento. Y esto implicará no solo elaborar un documento que sirva como nueva carta magna del país, sino también trazar un plan para imponer este nuevo orden en caso de que el parlamento decidiese ofrecer una mínima resistencia.
Durante el verano, Yeltsin visitará varias unidades militares para evaluar su desempeño y asegurarse su fidelidad en caso de que llegase a estallar un conflicto con el parlamento. Entre estas unidades destacarán los destacamentos de policía de la capital, la División Dzherzinsky de las tropas del ministerio del interior (también conocido por sus siglas en ruso como MVD) y la 2ª División “Tamán” del Ejército de Tierra. El gobierno, si bien no trazará un plan específico, sí preparará al menos un guion de lo que sería la actuación en caso de que el parlamento no cediese ante Yeltsin. Antes de que el parlamento se plantease resistir y de que se cometiese por su parte cualquier acto potencialmente calificable de “cuestionable”, Yeltsin no dudará en apostar por el uso de la fuerza sin ningún tipo de dilema moral.
En cuanto a la planificación y a la decisión, Yeltsin demostrará ser superior al parlamento. Meses antes de disolver el parlamento Yeltsin ya estaba elaborando un plan para aplastar la posible resistencia que este podría ofrecer, la Cámara no emprenderá ninguna acción significativa contra Yeltsin durante el verano –a pesar de que ya estaba claro que ambos estaban enfrentados–, no trazará ninguna hoja de ruta para hacerse con el poder efectivo, ni tampoco se preparará para defenderse ante una posible ofensiva de Yeltsin. El parlamento prácticamente no actuará hasta la emisión de la Orden N.º 1400 por parte de Yeltsin que lo disolvía el 21 de septiembre, y, aun así, incluso después de esta orden en la que Yeltsin les declaraba poco menos que la guerra, actuará de manera casi totalmente improvisada.
El 1 de septiembre, Yeltsin destituye “temporalmente” al vicepresidente Rutskoi, quien ya antes había destituido de sus cargos como presidente de distintas comisiones y quien, a pesar de seguir siendo el vicepresidente, hacía tiempo que se había posicionado con el parlamento. Esto no era sino el preludio de la archiconocida Orden N.º 1400 que disolvería el parlamento.
Orden N.º 1400: La disolución del Parlamento
El 21 de septiembre, a las 20:00 horas, Boris Yeltsin aparece en televisión y firma la Orden N.º 1400, que disolvía el parlamento. Se convocaban elecciones para la Duma, el nuevo órgano legislativo, y se “recomendaba” al Tribunal Constitucional parar su actividad. La firma de este decreto, que ponía fin a las actividades parlamentarias y de manera frontal se quitaba al parlamento de por medio, será el punto de inflexión que dará comienzo a los sucesos de septiembre-octubre de 1993.
Solamente había un pequeño problema: el decreto era totalmente ilegal y anticonstitucional. El artículo 121.6 de la Constitución vigente se expresaba de manera clara acerca de este tipo de situaciones:
“Las competencias del presidente de la Federación Rusa no pueden utilizarse para modificar la organización estatal de la Federación Rusa, la disolución, o la suspensión de la actividad de cualquier órgano estatal legalmente elegido, y en caso contrario el presidente pierde automáticamente todas sus competencias”
Por lo tanto, no solo es que la Orden N.º 1400 fuese totalmente anticonstitucional, sino que, al haber emitido este decreto, Yeltsin, según la propia constitución, perdía automáticamente todas sus competencias y dejaba de ser presidente. Y, por lo tanto, la emisión de la Orden Nº.1400 y la disolución del parlamento pueden calificarse perfectamente como el inicio de un golpe de Estado que comenzará con este decreto el día 21 de septiembre y culminará con los tanques disparando sobre el parlamento el día 4de octubre.
Nada más conocerse el decreto, el parlamento se reunirá en una sesión de urgencia para discutir la situación. Desde un primer momento, Yeltsin cortará el teléfono y el telégrafo a la Cámara. Las cuentas bancarias del parlamento serán bloqueadas. El congreso emitirá una resolución en la que destituía a Yeltsin de todos sus poderes presidenciales. Jasbulatov tomará la palabra y pronunciará un discurso en el que llamaba a defender la constitución y el parlamento, e hizo un llamamiento a todas las organizaciones políticas y sindicales. El parlamento elaborará un documento con el nombre “Organización del trabajo del Mando de la Resistencia”, que contenía la hoja de ruta para acabar de destituir legalmente a Yeltsin, crear un nuevo gobierno, hacer un llamamiento a las fuerzas de seguridad para que defiendan el parlamento, y llegar a un acuerdo con las organizaciones civiles para ejercer presión contra los rebeldes (refiriéndose a Yeltsin y a su equipo).
Cuando la sesión plenaria llegaba a su fin, comenzó a oírse un fuerte ruido del exterior del edificio. Los diputados, asombrados, giraron la cabeza, y algunos se acercaron a las ventanas para ver qué pasaba. Finalmente, Jasbulatov, el presidente de la Cámara, se acercó también. Era el pueblo, que se estaba concentrando en frente de la Casa Blanca.
Miles de personas, sin importar la edad, sexo o adscripción ideológica, habían acudido a la Casa Blanca para mostrar su apoyo y defender al parlamento tras la publicación de la Orden Nº.1400 por parte de Yeltsin. Ideológicamente se podía encontrar gente de lo más dispar: desde punkis, trotskistas, anarquistas y señoras mayores con retratos de Stalin, hasta grupos monárquicos, religiosos, cosacos, e incluso miembros de la organización neonazi Unidad Nacional Rusa. Pasando, por supuesto, por gente sin ninguna ideología definida e incluso por demócratas centristas descontentos con las políticas del presidente.
El hecho de que gente tan distinta se concentrase frente al parlamento para apoyarlo será aprovechado por la propaganda gubernamental para acusar a los simpatizantes de “formar una alianza rojiparda entre fascistas y comunistas”. La realidad era un poco más compleja. Según Ostrovsky, uno de los mayores expertos en los sucesos de octubre de 1993, “no existía una alianza rojiparda como un único grupo organizado. Había rojos, y había pardos. Pero rojos había muchísimos más. Pero de distintas tendencias: desde los comunistas de Zyuganov que tenían buen entendimiento con la religión ortodoxa, hasta marxistas ateos de línea dura.”. Entre estos grupos ideológicamente antagónicos las discusiones serán bastante frecuentes, e incluso llegarán a producirse peleas. Los neofascistas de Unidad Nacional Rusa agredirán a anarquistas, comunistas y punkis en más de una ocasión. Lo único que unía a gente ideológicamente tan dispar era su odio a Yeltsin. Y lo más curioso fue que un tercio de las personas que habían salido a apoyar al parlamento en 1993, en 1991 habían apoyado nada más ni menos que al propio Yeltsin durante la intentona golpista de extrema izquierda, y habían acabado desencantados con él.
Por otra parte, aunque algunos grupos de ultraderecha apoyaron al parlamento, no toda la extrema derecha se posiciono con el poder legislativo, y de hecho las mayores organizaciones de ultraderecha existentes se posicionaron a favor de Yeltsin. La que había sido la mayor organización tradicionalista y monárquica durante la perestroika –si bien ya se encontraba en decadencia– “Pamyat”, mostró su apoyo a Yeltsin. El líder del Partido Liberal-Demócrata Ruso (LDPR en sus siglas en ruso) Vladimir Zhirinovsky, el partido más grande del área nacional-derechista y que será primera fuerza en las elecciones de diciembre de 1993, también se posicionará con Yeltsin. Se podría hablar de una división dentro de la ultraderecha entre aquellos que consideraban como mal mayor a Yeltsin por ser un títere de occidente y demasiado liberal, y aquellos que consideraban como mal mayor al parlamento por el peso que podían tener los comunistas.
Las distintas organizaciones que apoyaban al parlamento (Frente de Salvación Nacional, PCFR, Rusia Obrera, etc.) se reunirán para coordinar la resistencia. Se comenzarán a levantar barricadas. En la Casa Blanca se disponía de un almacén de armas, y se estudiará la posibilidad de armar a aquellos que estuviesen dispuestos a defender el parlamento. En un principio, la única armada con la que contaba el parlamento era el Departamento de Vigilancia, que se encargaba de proteger el interior del edificio, y a los altos cargos de este.
A las 0:00 hora, ya en la madrugada del día 22 de septiembre, se celebrará una nueva sesión plenaria extraordinaria. Zorkin, el presidente del Tribunal Constitucional, subió a la tribuna y leyó la sentencia que calificaba a la Orden Nº.1400 como anticonstitucional. El Tribunal Constitucional aprobó la sentencia, y el parlamento votó, primero, la destitución de Yeltsin, y después, el nombramiento del vicepresidente Rutskoi como nuevo presidente en funciones. A partir de este momento, legalmente Yeltsin dejaba de ser presidente y Rutskoi se convertía en el nuevo y único presidente legal de la Federación Rusa. Yeltsin pasaba a ser un usurpador. Sin embargo, aunque de iure Rutskoi se convirtiese en el nuevo presidente, de facto era Yeltsin quien seguía ejerciendo el control del país en todos los ámbitos.
Una vez destituido Yeltsin y nombrado Rutskoi como nuevo presidente, el siguiente paso era la formación de un nuevo gobierno. La propuesta inicial de Jasbulatov de destituir el gabinete de Chernomyrdin al completo será rechazada por el parlamento. Se trataba de un intento fracasado y desesperado de atraerse al gobierno o a parte de él a su bando, pero Chernomyrdin no solo es que no permaneciese al margen de los movimientos de Yeltsin, sino que estaba plenamente volcado en ellos. Rutskoi apostará por destituir únicamente a los ministros responsables de las fuerzas de seguridad: el ministro del interior Viktor Erin, el ministro de defensa Pavel Grachev, y el ministro de seguridad –que se encargaba de buena parte de las funciones de las que se encargaba antes el KGB– Nikolay Golushko. El ministro del interior Erin era especialmente odiado por la represión de la manifestación del 1 de mayo. Grachev estaba envuelto en varios casos de corrupción y de venta de armas a ambos bandos en distintos conflictos del ámbito ex soviético, y solamente por el miedo a ser investigado iba a permanecer fiel a Yeltsin hasta el final. En el caso de Golushko, simplemente no respondió a la llamada de Rutskoi de acudir a la Casa Blanca, y Rutskoi interpretó que no le reconocía como presidente.
Como ministros de las distintas fuerzas de seguridad, Rutskoi nombrará a Andrey Dunaev como ministro del interior, a Vladislav Achalov como ministro de defensa, y a Viktor Baranikov como ministro de seguridad. Tanto Dunaev como Baranikov habían servido como ministros del interior y de seguridad con Yeltsin, y este los acabó destituyendo por desavenencias con ellos. Achalov, un general de larga trayectoria, nombrará como viceministro de defensa al coronel general Albert Makashov, que más adelante jugará un papel clave en los sucesos del día 3 de octubre.
El cerco a la Casa Blanca. La organización de la resistencia (23 – 30 de septiembre)
Tras nombrar a los nuevos ministros encargados de las fuerzas de seguridad, el siguiente paso era conseguir que estos ministros obtuviesen el poder efectivo y atraer a las fuerzas de seguridad a su bando para así obtener el monopolio de la fuerza.
El ministro de defensa Achalov se pondrá en contacto con el cuartel general de las tropas aerotransportadas (también conocidas por sus siglas en ruso como VDV), y el entonces comandante en jefe en funciones, Oswald Pikauskas, afirmó que estaba dispuesto a apoyarlo. Al mismo tiempo, las unidades Spetsnaz Alfa y Vympel, dependientes entonces del ministerio de seguridad, también afirmaron estar dispuestos a pasarse a lado del parlamento. Sin embargo, el propio Rutskoi hará caso omiso al apoyo proporcionado por estas unidades, pues buscaba recibir el apoyo de todas las fuerzas armadas y de seguridad en su conjunto, y no únicamente disponer de algunas ramas de estas, lo cual podría desencadenar un enfrentamiento a gran escala y un baño de sangre entre las fuerzas leales a Rutskoi y las leales a Yeltsin. Ninguna otra unidad responderá a la llamada de Rutskoi, y en su intento por jugársela a todo o nada, este acabará por perder la oportunidad de tener a su favor a varias de las mejores unidades del ejército y de las fuerzas de seguridad. Sin entrar a fondo en la valoración moral de cada uno de los contendientes, el fantasma de una guerra civil siempre asoló las cabezas de Rutskoi y Jasbulatov, y siempre trataron de maniobrar evitando una escalada mayor de la violencia, incluso aunque eso supusiese renunciar a la victoria –algo que no se podía decir de Yeltsin, que incluso pensaría de manera inversa–. Los ministros de las fuerzas de seguridad tampoco llegarán a ocupar los edificios de los ministerios, ni llegarán a tener ningún poder efectivo sobre sus teóricos subordinados.
El día 23 de septiembre se produjo el primer enfrentamiento armado con víctimas mortales. Un grupo de 8 combatientes pertenecientes a la organización “Unión de oficiales” de Stanislav Terejov trató de organizar un mitin frente al cuartel general de las Fuerzas Armadas de la CEI (Comunidad de Estados Independientes). Algunos de estos combatientes iban armados “por cuestiones de seguridad”. Esto llevó a un malentendido, y acabó desembocando en un tiroteo entre las fuerzas de seguridad y los hombres de Terejov. En este enfrentamiento murieron un capitán de policía y una señora de 60 años que se había acercado a ver qué pasaba. Al ver que estaban en inferioridad, los hombres de Terejov huirán. Hay detalles acerca de este incidente que no han quedado claros, y al parecer lo que buscaba Terejov con ese intento de mitin era distraer a las fuerzas de Yeltsin para que se olvidasen de la Casa Blanca por un tiempo.
Mientras, cada vez más manifestantes se iban concentrando en torno a la Casa Blanca, y más personas decidían inscribirse como voluntarios para defender el parlamento. En el parlamento se disponía de un arsenal de armas ligeras. La noche del 23 al 24 de septiembre los diputados aprobaron la decisión de crear el “1º Regimiento Independiente de Voluntarios de Fusileros Motorizados de Propósitos especiales”. El comandante de este regimiento sería el teniente coronel Alexander Markov. Sorprendentemente, los defensores de la Casa Blanca dispusieron de un cuerpo de oficiales profesional y competente, y el problema fue justo la falta de armas y la falta de entrenamiento de determinados reclutas. El regimiento se desplegará en la Casa Blanca y en sus alrededores y se encargará de la defensa de esta. Como estandarte del regimiento se escogió una bandera roja con los escudos de las 15 repúblicas soviéticas que la URSS regaló en su día a algunos obreros yugoslavos, que posteriormente los serbios regalaron a unos voluntarios rusos durante la Guerra de Croacia, y que llegó a pasar incluso por Transnistria y Abjasia, hasta llegar finalmente a Moscú en septiembre de 1993.
En la práctica, el regimiento dispondrá de en torno a 600 hombres, y no todos armados. Además del regimiento de voluntarios, habrá otras unidades militares y paramilitares al servicio del parlamento, como el Departamento de Seguridad (que hacía de guardia personal de la cúpula del parlamento), la Unión de Oficiales, los combatientes de la organización ultranacionalista Unidad Nacional Rusa, y los cosacos de la Brigada Dniester que combatieron en Transnistria. Además, había manifestantes desarmados, pero dispuestos a ayudar como fuese.
Rutskoi y Jasbulatov también pretenderán desafiar a Yeltsin mediante la convocatoria de una huelga general. La dirección del FNPR (Frente de Sindicatos Independientes de Rusia) se reunió para llevar a cabo una huelga general política. Sin embargo, las dos direcciones más importantes, la de Moscú y la de San Petersburgo, se negarán a ir a la huelga, argumentando la indiferencia de los trabajadores respecto el asunto. Además, el FNPR no era el único sindicato de Rusia, y otros sindicatos permanecerán neutrales. Tampoco podemos olvidar que concretamente en Moscú la proporción de gente que apoyaba a Yeltsin era algo mayor que la que apoyaba al parlamento. La llamada a la huelga general fracasará.
Mientras, Yeltsin tampoco permanecerá de brazos cruzados. La División Dzherzinsky de las fuerzas del interior se desplegará en la capital junto a varias unidades del OMON (policía antidisturbios) de la ciudad. El 24 de septiembre comenzará el cerco a la Casa Blanca: la policía bloqueará los accesos e impedirá el paso hacia el edificio, rodeándolo y cercándolo por completo. Las fuerzas de seguridad permitirán a la gente salir de los alrededores de la Casa Blanca, pero no entrar. Se calcula que en la Casa Blanca y sus alrededores había en torno a 20.000 personas. A pesar del cerco, algunas personas conseguirán pasar y algunos suboficiales harán la vista gorda. Los manifestantes se armarán con lo que puedan: trozos de hierro, tuberías, cocteles Molotov… En el Hotel Mir, en las proximidades de la Casa Blanca, se establecerá el mando general de todas las fuerzas de seguridad desplegadas en Moscú. Yeltsin lanzará un ultimátum exigiendo la rendición del parlamento.
El día 27 el cerco se intensificará y se convertirá prácticamente en un sitio. Se desplegarán blindados (BTRs y BMPs) en los accesos y alrededores, se utilizará alambre de espino, y las fuerzas de seguridad formarán tres anillos defensivos en torno al edificio. Un BMP amarillo se paseará por los alrededores del parlamento llamando a los líderes a rendirse con un altavoz, y este blindado recibirá el apodo de “Goebbels amarillo”. La única forma que tendrá la Casa Blanca, sitiada y con las comunicaciones cortadas, de comunicarse con el exterior, serán unos accesos subterráneos secretos de los que disponía el edificio.
Además de cortar las comunicaciones telefónicas y de bloquear las cuentas bancarias, Yeltsin directamente cortará la electricidad al edificio. La Casa Blanca se acabará quedando sin calefacción.
La vida en la Casa Blanca acabó siendo difícil para aquellos que habían quedado encerrados ahí. Por la noche hacía bajo cero, mientras de día la temperatura máxima alcanzaba los 8 grados. Muchos diputados y defensores enfermarán, y el cerco de la Casa Blanca impedirá el acceso de ambulancias y de ayuda médica. Serán los propios voluntarios con conocimientos de medicina quienes organicen una oficina de primeros auxilios para tratar a los enfermos. Por la noche, sin luz, la gente se movía en la oscuridad con velas, y no podemos olvidar que la Casa Blanca es un edificio gigantesco de 20 plantas.
Al mismo tiempo, el bloqueo de las cuentas bancarias del parlamento implicará que este no pueda pagar a las distintas empleadas (en su mayoría mujeres): cocineras, señoras de la limpieza, etc. y que estas se nieguen a trabajar en un principio. No obstante, algunos diputados y defensores decidirán ayudar voluntariamente a las mujeres con estas labores, y finalmente estas empleadas aceptarán colaborar en la defensa de la Casa Blanca, realizando los trabajos que hacían antes junto con los nuevos voluntarios y voluntarias. Asimismo, había una comida limitada, y se deberá racionar cuidadosamente. Debido a que el corte de electricidad había hecho que los frigoríficos dejasen de funcionar, parte de la comida perecerá. Las tres comidas al día se acabaron reduciendo a dos, e incluso a una. Para entretener a los voluntarios encerrados en la casa blanca, se organizarán conciertos, obras teatrales, recitales… Al mismo tiempo, si bien la situación con la comida será complicada, tampoco es que nadie muriese de hambre, y algunos productos se podrán traer a través de las comunicaciones subterráneas.
El agua si funcionará, pero solamente fría, y no llegará a determinadas plantas. Además de la gente que estaba encerrada en la Casa Blanca, otra gran multitud de gente se situará en los alrededores, organizando un campamento con tiendas de campaña donde pasarán los días y las noches.
El mismo día 21 de septiembre, cuando Yeltsin emitirá la Orden 1400, tendrá una llamada con Bill Clinton, y este le mostrará su apoyo. Otros presidentes del G-7, como Miterrand, harán lo mismo. No era la primera vez que occidente mostraba su apoyo a Yeltsin de manera tan abierta.
Intento de búsqueda de compromiso con la mediación de la Iglesia Ortodoxa (30 de septiembre – 2 de octubre)
El patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa Alejo II intentará mediar entre el Kremlin y el parlamento. Se reunirán delegaciones del gobierno y de los parlamentarios para intentar llegar a un acuerdo el 30 de septiembre y el 1 de octubre. Yeltsin exigirá entregar las armas a cambio de levantar el cerco. Al mismo tiempo, Yeltsin reforzaba el cerco enviando cada vez más fuerzas y más blindados. Lógicamente, esto no podría llevar a ninguna parte, pues más que de un acuerdo se trataba de un ultimátum por parte de Yeltsin.
El 2 de octubre, las fuerzas favorables al parlamento sufrirán otro revés. Zyuganov, que como líder del PCFR –el mayor partido político de entonces– había apoyado al parlamento en su confrontación con Yeltsin en 1993, el 2 de octubre huirá del parlamento –2 días antes del bombardeo– y llamará a no participar en acciones “activas” contra el gobierno. Parece ser que alguien del Kremlin se reunió en secreto con algunos miembros del PCFR y les dijo que o se ponían de perfil ante lo que estaba pasando, o les iban a hacer la vida imposible al partido a la hora de presentarse a las siguientes elecciones. Dado que ciertamente la victoria del parlamento parecía complicada, el PCFR decidió capitular, lo cual no deja en buen lugar al partido, y en particular a Zyuganov.
A pesar de ello, el mismo día 2 se celebrará una manifestación organizada por Rusia Obrera y por el Frente de Salvación Nacional en frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. La elección no era casual: se buscaba atraer la atención internacional. La manifestación no será muy grande, 2.000 personas, aunque luego crecerá hasta las 5.000. Rápidamente, se enviará un destacamento OMON para disolver la concentración y los manifestantes retrocederán hacia la Plaza de Smolensk. Ahí levantarán barricadas, y ante varios intentos de la policía por desmontarlas y disolver la manifestación, los manifestantes responderán tirando piedras, cocteles molotov y en ocasiones enfrentándose físicamente. Finalmente, a las 15:00 la policía negociará con los manifestantes y se les permitirá continuar con la marcha a cambio de disolver la manifestación e irse a sus casas a las 23:00. Tampoco nos podemos olvidar de que la manifestación era relativamente pequeña para una ciudad como Moscú, y que 5.000 personas no suponían un riesgo excesivo.
El fracaso en la negociación tutelada por la Iglesia Ortodoxa y el relativo éxito de esta manifestación llevarán a Rutskoi y a Jasbulatov a pasar a una posición más ofensiva. El mismo día 2, Rutskoi destituirá legalmente al gobierno encabezado por Chernomyrdin –en un principio únicamente había destituido a los ministros encargados de las fuerzas de seguridad en un intento de atraerse a Chernomyrdin a su bando –. Jasbulatov y Rutskoi afirmarán que “había llegado el momento de pasar al contrataque definitivo contra los golpistas”. Sin estar del todo planeado, a pesar de estas declaraciones, el 3 de octubre se convertirá en el día en el que las fuerzas favorables al parlamento lancen su contrataque definitivo.
3 de octubre, el día decisivo: Ruptura del cerco y toma del ayuntamiento y del Hotel Mir
El día 3, los distintos partidos de oposición (RPK, Rusia Obrera, FSN) organizarán distintos mítines en varias plazas de Moscú. A las 12:00 horas debería celebrarse un mitin en la plaza de Smolensk, a las 13:00 en la plaza soviética (actual plaza de Tver), y a las 14:00 en la plaza de Octubre (actual plaza de Kaluga).
Realmente tanto el mitin de la plaza de Smolensk como el de la plaza soviética fueron bastante pequeños. El gran mitin será el de la plaza de Octubre. Viktor Anpilov, líder de Rusia Obrera, llamará a organizar la llamada “veche del pueblo”, es decir, un encuentro entre los líderes políticos y el pueblo –la “veche” era una reunión de ciudadanos para debatir ciertas cuestiones importantes en los orígenes de la Rus–. Anpilov era sin duda uno de los líderes con más capacidad de movilización, y al contrario que en otras ocasiones, la noticia de la celebración del mitin se extendió, y al final hubo una asistencia bastante grande. Además de Anpilov, el mitin estará codirigido por otros dos líderes políticos: Ilya Constantinov, del Frente de Salvación Nacional, y Anatoly Kriuchkov, del Partido Ruso de Comunistas.
A pesar de que el mitin estaba programado para las 14:00, Anpilov llegó ahí a las 11:00, y ya para entonces la plaza estaba llena. Habrá un fuerte despliegue policial –en torno a 1.000 miembros del OMON–, y surgirán tensiones entre policías y manifestantes que pretendían llegar a la plaza. El objetivo inicial sería acabar marchando no hacía el noreste, donde estaba la Casa Blanca, sino hacía el sur, donde se encontraban determinadas fábricas y donde Anpilov esperaba recibir más apoyo. A las 14:00 había en la plaza entre 10.000 y 25.000 personas, y cada vez fue llegando más gente, llegando a las 50.000 personas.
Los manifestantes estaban eufóricos, y llamarán a ir hacia la Casa Blanca, cruzando el puente de Crimea que unía la plaza con la otra orilla del río Moskva. El OMON de la plaza presionará cada vez más a los asistentes y al mismo tiempo, determinados miembros de las fuerzas de seguridad vestidos de civil e infiltrados en la manifestación guiarán a los manifestantes hacia el puente con el fin de provocar enfrentamientos con todas las fuerzas de seguridad y disolver la marcha. Lo que no sabían las fuerzas de seguridad es que, dado el tamaño de la concentración y la euforia de los manifestantes, esto no iba a resultar sino contraproducente.
Finalmente, los manifestantes se dirigirán hacia el puente de Crimea. Ahí se encontraba un buen número de miembros del OMON. Permanecerán un tiempo a 30 metros del puente, y finalmente, decidirán lanzarse hacia él. El enfrentamiento entre policías y manifestantes había estallado. Los asistentes a la marcha cogerán piedras y se las lanzarán a la policía. En primera línea irán jóvenes y en forma. Además del OMON había conscriptos de la División Dzherzinsky (recordemos que el ejército ruso era un ejército de conscriptos), jóvenes todos, que huirán en cuanto puedan. La policía llegará incluso a disparar munición no letal, pero al final varios cientos de OMON no podrán hacer nada contra decenas de miles de manifestantes, y al final lograrán cruzar hacia la otra orilla.
La marcha continuará su camino hacia la Casa Blanca, volviéndose a producir enfrentamientos en torno a la estación “Parque de la Cultura” y en la Plaza Smolensk. Las fuerzas de seguridad no conseguirán impedir el paso de los manifestantes. Además, en la estación “Parque de la Cultura”, los participantes lograrán capturar varios camiones que los escasos 300 conscriptos de la División Dzherzinsky abandonarán incluso con las llaves puestas, huyendo despavoridos al ver a la gran masa de manifestantes que se dirigía contra ellos y contra la que no podían hacer nada. Lejos de ser un hecho anecdótico, estos camiones jugarán un papel importante tan solo unas horas después.
Los manifestantes estaban ya en las proximidades de la Casa Blanca, viéndose las caras con los miembros del OMON y de la División Dzherzinsky que la tenían cercada (entre 3.000 y 5.000). Unos francotiradores situados en los edificios próximos a la Casa Blanca dispararán tanto a los miembros del OMON como a los participantes en la concentración, con el fin de provocar un enfrentamiento entre ambos y que las fuerzas de seguridad hiciesen frente a los partidarios del parlamento. Sin embargo, el equilibrio de fuerzas se inclinaba precisamente hacia el lado de los manifestantes, y tras duras peleas entre manifestantes y miembros de las fuerzas de seguridad, los primeros se acabarán imponiendo y penetrando hacia la Casa Blanca. Una vez los manifestantes habían logrado abrirse paso a partir de los anillos defensivos, las fuerzas de seguridad ya no podían hacer nada, y desorganizadas, simplemente acabarán huyendo para posteriormente reagruparse en otro sitio. Irónicamente, al final fue la manifestación la que acabó disolviendo a las fuerzas de seguridad, y no al revés.
¡El cerco se había roto! A las 15:00, los manifestantes se concentrarán en frente de la Casa Blanca y empezarán a gritar consignas a favor del parlamento. Rutskoi saldrá a la tribuna y pronunciará un discurso que elevará la moral de los partidarios del parlamento, y llamará a tomar el ayuntamiento y la estación de TV Ostankino. Una de las razones por las que se llamará a tomar el ayuntamiento –además de que era un edificio simbólico y que estaba muy cerca de la Casa Blanca– será que se sospechaba que fuese desde ahí desde donde dispararon los francotiradores a las masas antes de que se rompiese el cerco.
Durante el camino al ayuntamiento, ocurrirá un suceso bastante extraño. Los partidarios del parlamento se toparán con una compañía de la Brigada Sofrin del ministerio del interior, que en un principio no actuará contra ellos. De repente, los miembros de esta unidad serán disparados por detrás por sus compañeros que se encontraban en las cercanías del ayuntamiento. La Brigada Sofrin continuará su paso hacia delante, y declarará que se pasaba al bando del parlamento. No obstante, esto no era más que una excusa para no verse atrapados en un “sándwich”, y en cuanto pudieron los miembros de esta unidad, se escaparon.
Durante el asalto al ayuntamiento, no todos los manifestantes partieron hacía ahí, sino un grupo más reducido de voluntarios, algunos de los cuales iban armados con fusiles. El ayuntamiento estaba defendido por miembros de las fuerzas del interior armados y por un BTR que vigilaba la entrada. Un primer intento de asalto en el que los manifestantes simplemente intentarán entrar en masa al edificio y robar el BTR fracasará, pues las fuerzas de seguridad y el BTR comenzarán a disparar y los voluntarios entrarán en pánico. Tras una breve pausa, comenzará el segundo asalto, y los manifestantes estamparán un camión contra la entrada principal al ayuntamiento. En primer lugar, entrarán aquellos voluntarios armados y experimentados que comenzarán a enfrentarse a tiros a las fuerzas de seguridad. Y detrás, entrará la gran masa. Ahora serán las fuerzas del interior las que entren en pánico, y acabarán huyendo del edificio por la parte trasera. El ayuntamiento estaba en manos de los partidarios del parlamento. Dentro de él, los voluntarios encontrarán un lanzagranadas.
La accion continúa. Al lado del ayuntamiento se encontraba el Hotel Mir, donde la propia cúpula de las fuerzas de seguridad desplegadas en Moscú había establecido su cuartel general. Ante el avance de los partidarios del parlamento, y visto lo que pasó en el ayuntamiento, decidirán abandonar el edificio sin luchar, y huirán. El Hotel Mir, sin pegar un solo tiro, también acabará en manos de los manifestantes.
Parecía que, después de tantos reveses, el día 3 se había convertido en el día de suerte de los partidarios del parlamento, y que por fin las cosas estaban saliendo bien. Después de haber tomado el ayuntamiento y el Hotel Mir, el siguiente paso era la estación de TV Ostankino.
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