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Masacre en Hlaing Tharyar

Un manifestante herido es evacuado para recibir atención médica durante la jornada de protestas contra el golpe militar en Hlaing Tharyar | EFE / Stringer

El 14 de marzo los trabajadores de las fábricas textiles del suburbio industrial de Hlaing Tharyar, situado en los márgenes de Rangún, salieron a protestar contra el golpe de Estado perpetrado por el Tatmadaw (las Fuerzas Armadas de Myanmar). La huelga general indefinida convocada por los sindicatos el 7 de marzo había conseguido movilizar a un movimiento popular creciente de un carácter más militante, y menos cívico, que el de los barrios céntricos de la capital económica del país. La movilización en masa de la clase obrera industrial, en los barrios donde se asientan las principales inversiones extranjeras (de China, la Unión Europea, Estados Unidos o Japón) en industrias textiles, suponían una seria amenaza al estamento militar. Como se ha visto en el pasado en Hlaing Tharyar las huelgas pueden tornarse en levantamientos violentos.

Por esta razón la Junta Militar se adelanto a los posibles acontecimientos. Aquella mañana las fuerzas de seguridad, militares y policía, se apostaron con francotiradores en los puentes aledaños de Bayint Naung y Aung Zeya. Al poco de comenzar la protesta lanzaron, primero, gases lacrimógenos para, después, disparar con fuego real. Durante el resto del día se desarrollo una masacre en que se sabe que las fuerzas de seguridad mataron al menos a 58 manifestantes, principalmente de disparos en la cabeza. La cifra real, todavía desconocida, seguramente sea mayor pues muchos no llegaron a acudir a un centro médico; otra estimación da 70 muertos. El barrio además fue sellado, impidiendo a nadie acceder a Rangún o abandonar la zona.

Barricadas en Haling Tharyar | Frontier Myanmar

La masacre que se desarrollo en Hlaing Tharyar no estuvo exenta de resistencia. Se montaron barricadas, se utilizaron escudos y armas caseras como tirachinas o armas de filo. Según han documentado fueron los gánsteres locales, que surgen en estos suburbios de la periferia, quienes se enfrentaron a los militares como relatan en Frontier: “Nunca pensé que los gánsteres lloraran”, dijo Min Min Aung. “Lloraron mientras gritaban: ‘Esos hijos de puta le dispararon a nuestra gente. Los mataremos por esto ‘, antes de avanzar hacia las fuerzas de seguridad con sus espadas”.

Como también describió el fotógrafo de Frontier, las protestas son muy distintas en estas zonas: “La mayor parte del tiempo que he estado cubriendo las protestas me he sentido bienvenido entre los manifestantes. Entienden el papel de los medios de comunicación a la hora de contar su historia al mundo. Hlaing Tharyar se sintió diferente. Para los manifestantes allí, cualquier persona ajena a su comunidad era una amenaza potencial, incluidos los medios de comunicación. Tienes que trabajar mucho más para construir una relación con ellos, para generar confianza. Algunos claramente simplemente no vieron ningún beneficio en que documentáramos lo que estaba sucediendo. (…) Pero la forma en que se desarrollaron las protestas también fue diferente. En otras partes de Yangon, los manifestantes no se enfrentan a las fuerzas de seguridad de la misma manera; cuando la policía toma medidas enérgicas corren hacia los edificios cercanos y esperan. En Hlaing Tharyar, algunos manifestantes demostraron una valentía imprudente al enfrentarse a las fuerzas de seguridad armadas con armas automáticas. No fue una pelea justa, y no importaba cuán duros o decididos fueran”.

Durante la jornada varias fabricas chinas se quemaron, según informo la embajada china en su comunicado 32 fabricados habían sufrido daños por valor de 37 millones de dólares. Beijing acusó directamente a “vándalos”, y veladamente a los huelguistas, pidiendo más mano dura por parte de los militares, así como que se protegieran sus propiedades y ciudadanos, algunos trabajadores chinos resultaron heridos y fueron asistidos por los manifestantes. Es cierto que en los días anteriores hubo amenazas en redes a las fábricas chinas, debido a cierta sinofobia y temores de que apoyaran a la Junta Militar. Sin embargo, en Hlaing Tharyar han negado que provocaran los incendios e incluso han apuntado a los militares, a quienes se les ha visto quemar barricadas, así como a los propietarios de las fábricas que buscarían cobrar los seguros ante las perdidas por las huelgas. Otros empresarios ya tomaron medidas como despedir huelguistas o encerrar en las fábricas a trabajadores.

Esa misma noche se imponía la Ley Marcial tanto en Hlaing Tharyar como en otras zonas del país. Esto supone que la administración de la región pasa a control militar y cualquier acusación se realiza en un tribunal militar. Al día siguientes muchos de los trabajadores migrantes de Hlaing Tharyar huían hacia las zonas rurales de donde provienen. El 14 de marzo fue el día más sangriento desde el golpe de Estado del 1 de febrero. La represión dejo al menos 74 muertos contabilizados a lo largo del país ese día. La cifra actual del total de muertos desde el golpe supera los 275.

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