México vive sumido desde 2006 en una guerra interminable que enfrenta a distintos grupos del crimen organizado, y a éstos con las fuerzas de seguridad del Estado. Desde 2007 hasta 2021, los homicidios se incrementaron aproximadamente un 300% y según diversas fuentes se podría hablar de unos 150.000 muertes relacionadas con el crimen. El goteo de noticias y testimonios sobre enfrentamientos, masacres y desapariciones es incesante, y en gran medida esta realidad se ha normalizado, convirtiéndose en el día a día de millones de mexicanos.
Ejemplo de ello es un estudio que se ha publicado recientemente en la revista Science en el que varios investigadores intentan estimar el número de personas que trabajan para los cárteles, simulando como si éstos conformasen un grupo empresarial. Lo más impactante es que se encuentran en el top cinco de mayores empleadores de México, contando con unos 175.000 miembros, superando a empresas tan relevantes como Oxxo, Bimbo, Pemex. Coppel o el Grupo Salinas. Por encima solo se ubican los gigantes de talla internacional Femsa, Walmart, Manpower y America Movil.
El estudio se marca varios objetivos, entre ellos intentar determinar el tamaño de los cárteles, su capacidad de reclutamiento y si es más conveniente apostar por una estrategia de carácter preventivo –como es reducir la capacidad de reclutamiento– en lugar de seguir con estrategias reactivas –como es el uso de las fuerzas del orden para encarcelar a los miembros del crimen organizado–. Mediante modelos matemáticos y diagramas de nodos han conseguido determinar las causas que influyen en el tamaño de un cártel –reclutamiento, incapacitación, saturación y conflicto–, establecer un tamaño aproximado de las organizaciones criminales más importantes –destacando el Cártel Jalisco Nueva Generación, con un 17,9% del total de miembros–, generar una “imagen” de las alianzas y conflictos entre distintas organizaciones criminales y confeccionar una previsión en cuanto al número de víctimas que podría haber hasta 2027 en función de la capacidad de reclutamiento.
Precisamente la capacidad de adaptación de los cárteles se apoya en gran medida en el número de personas que pueden reclutar. El estudio estima que por semana pueden llegar a incorporar cerca de 370 personas, todo ello para poder cubrir las bajas que sufren, sea por fallecimiento, detención o deserción. Una parte de los reclutados son personas que proceden de colonias humildes, con una situación socioeconómica muy precaria y donde la frontera entre el bien y el mal se disipa porque la mayoría tienen a un amigo o familiar que pertenece o se relaciona con alguna organización criminal. Además, los cárteles practican el reclutamiento forzoso, para lo cual se valen de todo tipo de estratagemas, como falsas ofertas de empleo o el uso de redes sociales, entre otras. El principal objetivo se centra en mantener el ritmo en este interminable conflicto y, en la medida de lo posible, incrementar sus capacidades para expandir sus tentáculos a nuevos territorios.
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