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Andrés Manuel López Obrador: “Hay condiciones inmejorables para la integración latinoamericana”

Por Néstor Prieto

El este del imponente Zócalo capitalino de Ciudad de México está flanqueado por el barroco Palacio Nacional, un espigado edificio colonial de más de 40.000 m2 que hace las veces de sede del poder Ejecutivo y, desde 2019, residencia oficial del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. De entre las múltiples dependencias del edificio hay una que, pese a no ser conocida por la inmensa mayoría de la población, juega un papel clave en la política mexicana actual.

El Salón Guillermo Prieto, una suntuosa sala estilo art decó, es el epicentro de la estrategia comunicativa de López Obrador. Ubicado junto a las oficinas de la Secretaría de Comunicación, el salón acoge cada día la heterodoxa conferencia de prensa matutina del presidente. La mañanera.

López Obrador ha hecho de su imagen pública una de sus principales bazas, y en eso la mañanera juega un papel esencial. Su estilo, bonachón y cercano, es una de sus señas de identidad y le granjea una popularidad que no ha bajado del 60% en todo el sexenio. Cada mañana, durante no menos de tres horas, el mandatario desgrana los principales temas del día con un vocabulario sencillo y un tono didáctico. Le flanquean dos o tres funcionarios que abren la sesión desglosando aspectos técnicos y datos en materia seguridad, precios o educación.

Pero pronto es el presidente quien toma las riendas de la conferencia. De un lado él, parapetado tras un atril austero y una pantalla que proyecta datos con los que refrenda sus afirmaciones categóricas; del otro, una manada de periodistas hambrientos que levantan y agitan los brazos con movimientos bruscos esperando captar la atención de Obrador. No es para menos, de los al menos treinta periodistas acreditados que cada día acuden a la mañanera solo 4 o 5 conseguirán preguntar al presidente, que no rehúye responder tanto a cuestiones locales -el estado de las obras de un colegio o el alcantarillado de un pueblo- como internacionales -valorar las relaciones con un tercer estado o un proceso electoral-.

Hacer la media de preguntas formuladas -no más de una docena- por el tiempo de cada mañanera -rara vez por debajo de las tres horas- arroja una media abultada solo explicable por las largas disertaciones con las que López Obrador contesta. Su tono es pausado y no duda en recurrir a anécdotas, aspectos históricos e incluso a saltar de tema en tema para responder. Si un periodista interpela sobre la negativa de la oposición a respaldar la reforma electoral, AMLO aprovecha la veda abierta para cargar contra sus adversarios recordando la larga lista de agravios -tengan poco o nada que ver con el tema central- que en su opinión han cometido tanto ahora como en sus gobiernos pretéritos. Y así, con este estilo propio y único, López Obrador marca la agenda mediática del día pero también el marco discursivo. No solo fija los temas que concentrarán las portadas de la jornada, sino que obliga a la oposición a seguir su hiperactividad mediática si es que quieren y pueden rebatirlo.

Descifrando la Guerra, de la mano de Néstor Prieto, pudo asistir a la mañanera y preguntar al presidente Obrador por asuntos de actualidad en la política internacional. A continuación se transcribe la conversación completa, incluyendo réplicas y contrarréplicas.

Néstor Prieto pregunta al presidente López Obrador durante la mañanera del 7 de noviembre.

Pregunta: México, como bien sabe, reconoce a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) desde 1979, fue el segundo país de América Latina que lo hizo después de Panamá, y tiene mucho que ver y es muy importante conocer la posición de México porque es el país más poblado que reconoce a este Estado, de soberanía limitada, que tiene un conflicto abierto con Marruecos y que además tiene varios rasgos culturales y de historia política común con México: fue colonia española durante casi 100 años, el único pueblo africano que habla castellano, junto con Guinea Ecuatorial. Recientemente ha revivido este conflicto. El Gobierno de México históricamente, desde los 70, pasando por la administración del PAN, del PRI y ahora también con Morena, ha mantenido su reconocimiento internacional a esta república. Se han pronunciado en Naciones Unidas a favor del derecho de la autoderminación, que es uno de los pilares de la política exterior mexicana, y más recientemente en el Consejo de Seguridad, del que México es miembro ahora mismo. Usted, de hecho, en su toma de posesión también se reunió con el presidente Brahim Gali ¿Cuál es la posición que tiene México?, ¿y qué medidas va a tomar o ha tomado para garantizar ese derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui?

Respuesta: Pues es mantener la misma política de autodeterminación de los pueblos y la Secretaría de Relaciones Exteriores seguramente está atendiendo este asunto. Y si es necesario, México, por su política exterior se va a pronunciar. Eso es lo que podemos decir.

P: ¿México es firme en su apoyo a la República Saharaui?

R: Sí, si ya se ha expresado desde los años 70, va a continuar con la misma política.

P: Usted se va a reunir en poco tiempo con Gabriel Boric y con el presidente Alberto Fernández. Hay una tendencia en América Latina con las últimas elecciones con victorias de distintos gobiernos progresistas. México tiene una política exterior muy bien definida, clara, incluso en la Constitución, que es un caso casi único en el mundo, con principios muy firmes: el de no intervención, respeto internacional, autodeterminación, etcétera. Pero evidentemente esos principios que también se han mantenido en el tiempo se han interpretado de manera muy distinta con los gobiernos del PRI, con los gobiernos del PAN y ahora con usted. 

Usted ha tenido una apuesta muy firme por la integración latinoamericana, lideró la CELAC y dejó la presidencia pro tempore a Alberto Fernández; se ha mostrado también muy crítico con la OEA, criticando el papel de EEUU en la región; hemos visto recientemente iniciativas en la OEA, precisamente, respecto a Venezuela y también una posición asertiva hacia Nicaragua; o más recientemente una condena al embargo cubano.

Teniendo en cuenta esto ¿Qué diferencia, pese a que se mantengan los mismos principios, su política exterior de la de gobiernos anteriores? Y, en segundo lugar, esa apuesta por la integración ¿Cómo cree que se va a concretar o cómo cree que se va a recordar este gobierno para garantizar esa meta que a día de hoy en América Latina sigue sin materializarse en toda su capacidad?

Para ampliar: Panorama político mexicano, López Obrador se encumbra y el país mira a 2024

R: Bueno, yo pienso que debe de procurarse el sueño de Bolívar, de la integración de nuestra América, como diría Martí, con el agregado que tiene que ser la unión de todo el continente, incluyendo Canadá y Estados Unidos. Se tiene que buscar una integración económica, comercial, política, con respeto a las soberanías de los países, ese es el planteamiento que tiene México. Pero eso va a significar también en la política, sobre todo de Estados Unidos para con América Latina y con el Caribe. Ha habido signos positivos, diría yo; otros no: Es positivo el que se haya reconocido sin dilación el triunfo del presidente Petro, en Colombia.  Es positivo el que se haya también reconocido el triunfo de Lula. Es positivo el que no tengan una actuación injerencista en el caso del Perú, porque se ve que ahí es más la alianza de derecha, el conservadurismo. Me da risa, porque es la alianza Fujimori-Vargas Llosa. Ahí les recomiendo que lean el libro de Vargas Llosa que se llama Como pez en el agua después de su elección cuando enfrentó a Fujimori. Pero las vueltas que da la vida, cómo cambian las cosas. Pero no veo ahí injerencismo estadounidense. Es positivo también el que se estén reiniciando relaciones con Venezuela, de Estados Unidos con Venezuela. Es positivo el que no se hayan pronunciado en contra —que no deberían de hacerlo, pero antes sí, actuaban así con mucho protagonismo— en el restablecimiento de relaciones de Colombia y Venezuela. Todo eso es muy positivo.  Muy positivo desde luego la relación con nosotros de mucho respeto, de mucho respeto del presidente Trump y del presidente Biden, de los dos. Si acaso… Bueno no, no quiero hablar de lo positivo, porque hay elecciones mañana en Estados Unidos y mejor nos quedamos callados.

Pero, bueno, regresando, yo pienso que es posible una integración completa. Así como surge la comunidad europea y luego se convierte en la Unión Europea, así para toda América, como una región en el mundo que tiene mucho potencial y que tendría posibilidades para un desarrollo con justicia en beneficio de todos los pueblos, de todos los países, para que América no sea considerada o se le considere como un continente de desigualdad, como desgraciadamente lo es, y de pobreza. Entonces, sí podemos lograr esta unión. Y ahora con el triunfo de Lula en Brasil hay condiciones inmejorables. Lula es un gran dirigente, con mucho prestigio en los países de América Latina, del Caribe, del mundo; además, lo quiere mucho el pueblo en Brasil, sobre todo la gente humilde, la gente pobre. Él gana la elección, yo se lo dije en una conversación que tuvimos, con el apoyo de los pobres, porque en clases medias y altas no le favoreció el voto, pero en la población pobre mayoritaria se votó por él, porque la gente humilde, pobre, es muy buena, es puro corazón y es muy agradecida. Lo metieron injustamente a la cárcel. Ya se pueden imaginar las campañas en contra de él, y sale y ese pueblo agradecido vuelve a votar por él, porque también el pueblo sabe quién tiene amor por ellos y quién no, porque el pueblo no es tonto.

Lo mismo pasó en Bolivia, dan el golpe de Estado, quitan a Evo, sienten también los conservadores, racistas —porque ahí habría que agregar eso— de que ya pasó y vienen las elecciones, los indígenas de Bolivia calladitos sin decir nada, evitaron la violencia, actuaron con muchísima inteligencia, no hubo derramamiento de sangre, no cayeron en la provocación. Se confiaron los conservadores pensando: ‘No, ya’. Porque también suele pasar que como manejan los medios de información creen que ya tienen el control, que manejan los medios de comunicación manejan la opinión pública, así se decía antes ¿no? Y convocan a elecciones y ¡oh, sorpresa!, eso que se quedaron calladitos que los había ayudado el gobierno de Evo, porque fue el país con más crecimiento económico en 12, 14 años y crecimiento económico con distribución de riqueza. Sacó de la pobreza a millones de mexicanos, digo de bolivianos y ahí está Luis, Lucho de nuevo.

Entonces, la lección, esto es para los políticos jóvenes, es que no se puede llevar a cabo una transformación sin atender al pueblo para apoyarse en el pueblo y enfrentar los embates del conservadurismo, esa es la lección. Si no se cuenta con el respaldo del pueblo, no se resiste. Y para contar con el respaldo del pueblo hay que considerar al pueblo como el principal actor de la vida pública, el principal actor de la vida pública. No a los periodistas, no a los intelectuales, no a los empresarios, no a los políticos; al pueblo, y va uno a lo seguro. Como decía Juárez: ‘Con el pueblo todo, sin el pueblo nada’. Entonces, estamos por la integración de toda América y nos da mucho gusto que estén aquí con nosotros.

P: Va a acoger en Oaxaca en dos semanas una importante cumbre del Pacífico donde se especula que se materializará la sintonía de estos nuevos gobierno…

R: Ya no va a ser en Oaxaca, va a ser en la Ciudad de México. El 23 viene el presidente Boric; el 24 viene el presidente Fernández; estamos esperando una confirmación del presidente Lula, presidente electo; viene el presidente de Ecuador, viene el presidente de Perú, el presidente de Colombia…

P: Usted precisamente llamó con su presidencia en la CELAC a reforzar esos lazos y tomó la iniciativa. Su apuesta para avanzar hacia esa meta es la CELAC, ha dicho que estamos en un momento “inmejorable” para la integración latinoamericana. Porque además se ha mantenido crítico con la OEA. ¿Cuál es la posición que tiene ahora mismo el gobierno?, porque es cierto que ustedes participan en todos los foros pero usted apostó claramente por la CELAC y hubo muy buena sintonía política, con un eje Argentina-México que ahora parece que se ha ampliado.

R: Sí. Y nos gustaría también que se reformara la OEA.

P: ¿En qué dirección?

R: Pues que se convierta en lo que debe ser: un organismo imparcial, que ayude como árbitro, como juez auténtico, verdadero, en las diferencias que puedan presentarse en América, que no esté subordinado a ningún país, a ningún gobierno, que no sea un apéndice de ninguna hegemonía.

P: Y, por volver, muy brevemente ¿qué le ha diferenciado? Los principios de la política exterior mexicana son firmes y se puede escuchar a usted y a Vicente Fox reivindicar los mismos principios y hacer una política internacional distinta.

R: Tan bien que ibas… (Risas)

R: No, pero quiero decir, es realmente interesante para los que estudiamos, seguimos de cerca la política exterior mexicana, porque tiene unos principios muy firmes que no cambian pero se interpretan de manera distinta.

R: Bueno, aquí no se aplica el ‘comes y te vas’, sencillamente.

P: No, y, de hecho, sólo hay que ver la política que usted tiene con Cuba.

R: Quedó demostrado cuando la cumbre, dijimos: O vamos todos o México no participa o no participa el presidente. Y el ‘comes y te vas’ es una vergüenza, es una afrenta a nuestra política exterior. ¡Cómo, porque viene un presidente de Estados Unidos y no quiere reunirse con otro presidente, o no quiere que esté presente otro presidente, el mexicano le dice a ese presidente incómodo, en este caso Fidel Castro, comandante Fidel Castro, ‘comes y te vas porque va a venir el otro y no quiere encontrarse contigo’! ¡Es una vergüenza! Pero no es Fox, no sólo es Fox, porque también suele suceder que le echa uno la culpa al que da la cara nada más o al que habla, pero ahí tenía a Castañeda junto a él, internacionalista, estudioso, académico de altos vuelos, casi le estaba soplando ahí lo que tenía que decirle. Yo no sé si la frase ‘Comes y te vas’ es de Fox o se la sopló Castañeda. Bueno, ahí nos vemos.

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