Entre el 25 de enero y el 1 de febrero del presente año se celebró en Hanói el XIII Congreso Nacional del Partido Comunista de Vietnam (PCV), cónclave que reunió a los representantes de alto nivel de la formación con el objetivo de elegir a los máximos dirigentes del país y establecer los ejes que guiarán el próximo plan quinquenal (2021-2025), así como “las metas y orientaciones para 2030 y la visión de desarrollo nacional para 2045”.
Si bien no se ha producido una lucha tan enérgica por el cargo de secretario general -el estatus más poderoso- como ocurrió en 2016, este año también se ha evidenciado la existencia de distintas facciones internas que tratan de alcanzar un equilibrio de intereses para no poner en peligro la estabilidad político-económica del país.
En líneas generales, la formación se divide en conservadores vinculados al aparato del Partido encabezados por Nguyen Phu Trong -secretario general- y tecnócratas ligados al sector gubernamental comandados por Nguyen Xuan Phuc -actual primer ministro-. Los primeros son partidarios de garantizar la primacía del PCV sobre todos los sectores de la sociedad mediante la promoción del marxismo-leninismo y el pensamiento de Ho Chi Minh. Los segundos, en cambio, son más aperturistas, anteponen el desarrollo económico y buscan que el ejecutivo sea quien establezca la agenda nacional.
No obstante, cabe matizar que esta categorización no es absoluta, pudiendo apreciarse algunos signos que manifiestan ideas convergentes. Así, por ejemplo, los conservadores son conscientes de que para mantener la legitimidad del partido también es necesario impulsar el desarrollo económico continuando con la reforma Doi Moi iniciada en 1986. En este caso, la diferencia entre los dos bandos radicaría en la forma más que en el fondo.
Asimismo, este año el congreso ha estado marcado por un contexto doméstico e internacional incierto.
Por un lado, la pandemia ha provocado que Vietnam crezca en 2020 un 2,91%, el nivel más bajo en tres décadas. Pese haber sido uno de los países que mejor ha actuado frente al virus –una población de 97 millones de habitantes y tan solo 35 muertes notificadas-, los líderes del partido deberán actuar con eficacia los próximos años para reimpulsar la economía. Cabe recordar que el congreso finalizó un día antes de lo programado debido a la aparición de nuevos brotes que provocaron al menos 831 casos entre el 27 de enero y el 26 de febrero, convirtiéndose en la ola con más contagios de la pandemia.
Por otro lado, la rivalidad entre Estados Unidos y China y la creciente asertividad de Beijing en el Mar Meridional afectan directamente a los intereses de Vietnam. Hanói trata de mantener un difícil equilibrio entre las dos potencias, fortaleciendo los vínculos con Washington, especialmente en defensa, pero sin enfadar en exceso al gigante asiático, de quien depende económicamente.
El “nuevo” liderazgo del PCV
El 16 de enero se celebró el XV Pleno del PCV, la antesala del XIII Congreso Nacional, en el que los asistentes eligieron, a puerta cerrada, a los candidatos a ocupar los “cuatro pilares” del liderazgo del PCV -secretario general, primer ministro, presidente de la república y presidente de la Asamblea Nacional- que posteriormente fueron seleccionados oficialmente por el XIII Congreso y, por último, serán aprobados y anunciados al público por la Asamblea Nacional en verano de 2021.
Poco después de la celebración del pleno, las redes sociales vietnamitas se llenaron de noticias falsas sobre deportes y pronósticos meteorológicos cargados de mensajes en clave que tenían el propósito de filtrar cuestiones relacionadas con los consensos alcanzados en la elección de los candidatos, sin incurrir en una violación de secretos oficiales. Así, por ejemplo, en una de las muchas publicaciones compartidas en Facebook se podía leer:
“Contrariamente a las predicciones de los fans, el equipo de Dong Anh no introdujo a nadie de último minuto y actualmente lidera el ranking especial de la Copa (…) El ocupante de la Casa Amarilla podría ser el equipo Quang Nam”.
Si bien pudiera parecer que se está hablando sobre la competición nacional de fútbol, “Dong Anh” y “Quang Nam” hacen referencia a los distritos de donde son originarios los líderes Nguyen Phu Trong y Nguyen Xuan Phuc, respectivamente. La “Casa Amarilla” alude al palacio presidencial vietnamita, la “Copa” al mayor cargo político al que se puede aspirar dentro del partido y el “ranking especial” apunta a las exenciones que se pueden otorgar para eludir los límites de edad y mandatos establecidos en los estatutos del PCV.
Precisamente esto era lo que Hanói quería evitar: que se produzca una fractura en el secretismo que caracteriza a la elección de la cúpula, mediante filtraciones que pueden dar lugar a un debate social crítico.
Gracias a esas informaciones subrepticias, el público conoce ya, sin esperar a que la Asamblea Nacional los anuncie, los nombres que integrarán la cúspide del partido en los próximos cinco años:
- Primero, Nguyen Phu Trong permanecerá como secretario general a pesar de su frágil estado de salud -sufrió un derrame cerebral en 2019- y superar el límite de dos mandatos y el máximo de edad (65 años) establecidos en los estatutos del PCV. Es el único de los cuatro que fue presentado abiertamente en el XIII Congreso Nacional.
- Segundo, Nguyen Xuan Phuc, actual primer ministro, se convertirá en presidente de la república, un puesto simbólico dentro del sistema político vietnamita. También se trata de un “caso especial” puesto que excede la edad máxima permitida para ejercer. De aprobarse la candidatura, el PCV restablecería el sistema de los “cuatro pilares” puesto que Trong dejaría finalmente la jefatura del Estado, posición que también ocupa desde la muerte de su predecesor en 2018.
- Tercero, Pham Minh Chinh, el jefe de la Comisión Central de Personal y Organización, será el primer ministro. Es el segundo cargo más importante y el que se encargará de las estrategias económicas de Vietnam.
- Cuarto, Vuong Dinh Hue, el secretario del PCV en Hanói, se convertirá en el nuevo presidente de la Asamblea Nacional.
De esta forma, Nguyen Phu Trong será el secretario general por tercer mandato consecutivo, convirtiéndose en el líder del PCV de mayor edad y con más años de servicio desde Le Duan (1960-1986). “Como todos saben, ya no estoy en perfecto estado de salud debido a la vejez. Había pedido retirarme, pero el Congreso me eligió y como miembro del Partido, tengo que cumplirlo”, declaró Trong en una conferencia celebrada el día que finalizó el cónclave.
Sea como fuere, su reelección responde a cuestiones relacionadas con problemas en la sucesión más que por su compromiso inexorable de servir al PCV. En abril de 2020, Tong publicó un artículo en los medios de comunicación estatales en el que enumeraba una serie de requisitos que el próximo secretario general debería cumplir. Entre ellos, destacaba la necesidad de que este fuera “absolutamente fiel al marxismo-leninismo, al pensamiento de Ho Chí Minh” y tuviera la “voluntad de implementar los principios y directrices del Partido” que, en definitiva, llevan el sello de Trong.
En un intento de continuar con su legado, Trong quiso promover a su protegido Tran Quoc Vuong como nuevo secretario general. No obstante, el Comité Central rechazó la candidatura en los dos últimos plenos y fue descartado para ocupar el cargo más importante del partido. De hecho, Vuong no fue siquiera uno de los seleccionados para integrar el poderoso Politburó. Sin un plan B al que apoyar y con el riesgo de ceder el poder a Nguyen Xuan Phuc, Trong optó por mantenerse como líder del PCV para poder coordinar la transición del poder e impulsar a su sucesor predilecto. Se especula que podría dimitir a mitad de mandato y promover al candidato a primer ministro Pham Minh Chinh.
Por otro lado, Trong obtuvo una importante victoria al conseguir incluir en el Politburó a sus colaboradores más cercanos, como el director de la Academia Nacional de Política de Ho Chi Minh, Le Quoc Hung, o el presidente del Frente de la Patria de Vietnam, Tran Thanh Man. Así, 13 de los 18 integrantes forman parte del ala del Partido, frente a 5 vinculados con el sector gubernamental. Es destacable, asimismo, la ausencia respecto a 2016 del gobernador del Banco Central, más teniendo en cuenta el considerable crecimiento económico que ha experimentado el país en los últimos años.
En este contexto, en aras de mantener el consenso y el equilibrio entre las divisiones internas, el XIII Congreso eligió a Nguyen Xuan Phuc y Vuong Dinh Hue como presidentes de Vietnam y la Asamblea General, respectivamente, considerados más pragmáticos que doctrinarios.
No obstante, esta armonía se ha producido a costa de vulnerar varios de los códigos formales e informales establecidos en el partido, sentando un peligroso precedente que podría tener consecuencias negativas en futuras transiciones de poder. Trong gobernará por un tercer mandato a pesar de llevar 10 años en el poder, lo que le convierte en el político más poderoso desde 1986. El Congreso ha concedido exenciones por edad a Trong y Phuc, cuando la regla estipula que, en caso de otorgar un “permiso especial”, este sería únicamente para el secretario general. Los “cuatro pilares” son del norte y centro de Vietnam, infringiendo una norma no escrita que indica que todas las regiones del país deben tener representación. Asimismo, Chinh será primer ministro sin ocupar previamente el cargo de viceprimer ministro y no habrá presencia femenina en la cúspide del Partido.
Esto, a su vez, tiene dos problemas añadidos. Por un lado, se forma un tapón que impide el rejuvenecimiento del Partido. Trong tiene 76 años, Phuc 66, Hue 63, Chinh 62 y la edad media del Politburó supera los 60. Por otro lado, podría sugerir que no existen alternativas que hayan sido aceptadas ampliamente por el Partido para ocupar los puestos de alto rango. Como dice el refrán popular, mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Las implicaciones del XIII Congreso
A priori, todo hace indicar que Vietnam no realizará cambios sustanciales en sus políticas en los próximos cinco años, manteniendo de esta forma una línea continuista. A nivel interno, el PCV seguirá luchando contra “el rezago económico, el desvío socialista, la corrupción y la evolución pacífica”. A nivel externo, Hanói tratará de mantener el difícil equilibrio entre Estados Unidos y China, mientras busca una mayor integración el sistema internacional.
Política interna
La reelección como secretario general permitirá a Trong continuar con la popular campaña anticorrupción iniciada en 2016. Bautizada como “horno ardiente”, la cruzada contra “la enfermedad de las personas que tienen mucho poder” fue adoptada en un intento de “limpiar y purificar” los cuadros del partido para, en última instancia, fortalecer la legitimidad del PCV. Según una encuesta realizada por Towards Transparency en 2019, la corrupción representaba la cuarta mayor preocupación de la opinión pública vietnamita. “La campaña no se detendrá, no descansará y no tendrá áreas restringidas, sin importar a quien involucre”, declaró Trong en el XIII Congreso.
Entre 2016 y 2020, según los datos proporcionados por Hanói, el Comité Directivo Central contra la Corrupción (CSCAC) había expulsado a más de 110 cuadros bajo la dirección central, entre ellos 3 integrantes del Politburó, 17 ex miembros del Comité Central y más de 30 oficiales de las Fuerzas Armadas. Algunos incluso han sido condenados a penas de cárcel, como Dinh La Thang, sentenciado a 18 años de prisión por “violación deliberada de las regulaciones estatales sobre gestión económica”.
Asimismo, el “horno ardiente” irá acompañado de otras estrategias enfocadas a “desalentar la autoevolución y autrotransformación” en las filas del partido. Es decir, Trong quiere reforzar el papel ideológico para evitar que el PCV experimente una pérdida gradual de los principios comunistas. Así, por ejemplo, en 2017 el Comité Central aprobó una resolución que permitía la expulsión de los miembros que “niegan el papel de liderazgo y los logros revolucionarios del Partido (…) rechazan o niegan el marxismo-leninismo y el principio de centralismo democrático de Ho Chi Minh (…) y exigen separación de poderes, pluralismo político o un sistema multipartidista”.
Críticos del régimen denuncian que estas campañas forman parte de una estrategia mucho más amplia elaborada por Trong dirigida a purgar a las facciones rivales. Precisamente, varios de los altos cargos detenidos -como Dinh La Thang- o expulsados del partido tenían una estrecha relación con Nguyen Tan Dung, ex primer ministro reformista que en 2016 se postuló para ocupar el cargo de secretario general.
Por otro lado, Hanói continuará con el proceso de construcción de “una economía de mercado con orientación socialista” en los próximos cinco años. Como se ha mencionado anteriormente, la dirección del PCV, pese a que está dominada por conservadores, es consciente de que está obligada a impulsar la modernización del país y mejorar el nivel de vida de los ciudadanos para asegurar su legitimidad en el poder.
No obstante, se espera que la apertura se realice de una forma gradual y planificada, intentando que las reformas no socaven la primacía del partido. Este factor se podrá apreciar, por ejemplo, en la no privatización de las empresas estatales que operan en sectores considerados estratégicos para la seguridad nacional y el correcto funcionamiento del Estado. En 2019, Trong reconoció que las compañías públicas “habían cometido errores” pero que era inviable “cambiar totalmente a la economía privada”.
Asimismo, el PCV aprobó un plan quinquenal que establece, entre otros, los siguientes objetivos:
- Crecimiento anual entre el 6.5% y el 7%
- Duplicar el PIB per cápita hasta aproximadamente los 5.000 dólares
- Priorizar la calidad frente a la cantidad en la Inversión Extranjera Directa
- Fomentar la modernización, digitalización y el papel de Vietnam como centro puntero de fabricación tecnológica
- Convertir a Vietnam en un país de ingresos medios-altos para 2030 y de ingresos altos para 2045, fechas que conmemoran los centenarios del Partido Comunista y de la República Socialista, respectivamente.
Política exterior
Tradicionalmente la facción conservadora del PCV se ha asociado con la búsqueda de una política exterior alejada de Occidente y más próxima a China. No obstante, esta simplificación no tiene en consideración una serie de cambios producidos en los últimos años que han empujado a Hanói a diversificar sus relaciones exteriores.
Desde 2014, Vietnam ha fortalecido sus vínculos con Estados Unidos, especialmente en materia de defensa, para intentar contrarrestar la creciente asertividad de China en el Mar Meridional. Aquel año, la empresa estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) anunció la instalación de una plataforma petrolífera de exploración en la Zona Económica Especial (ZEE) vietnamita, en las proximidades de las disputadas islas Paracel.
El movimiento de CNOOC provocó un profundo malestar en el PCV y la opinión pública vietnamita. Nguyen Tan Dung, el entonces primer ministro, acusó a China de “amenazar seriamente” la estabilidad regional y violar la soberanía de Vietnam. Se organizaron numerosas movilizaciones para atacar negocios regentados por ciudadanos chinos. Tal fue la magnitud de las protestas que Beijing se vio obligado a evacuar a más de 3.000 nacionales tras la muerte de dos chinos –según otras fuentes la cifra asciende a 16-.
Si bien la crisis bilateral -una de las más graves en las últimas décadas- se acabó diluyendo con el tiempo, China había cruzado una línea roja. A finales de año, el ministro de relaciones exteriores vietnamita, Pham Binh Minh, viajó a Estados Unidos, donde consiguió que la administración Obama levantara el embargo de armas en artículos “relacionados con la seguridad marítima”.
Por lo tanto, es previsible que Hanói mantenga la estrategia de cosechar buenas relaciones con potencias extranjeras como Estados Unidos, la Unión Europea o Japón para intentar reducir la dependencia de China y buscar aliados que ejerzan presión a Beijing por sus ambiciones territoriales, pero sin llegar a participar en una coalición internacional dirigida contra el gigante asiático.
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