Primeros pasos
Tras la invasión de Daguestán y tras los atentados que golpearon a varias ciudades rusas, para el Estado ruso había quedado claro que, en el mejor de los casos, la autoproclamada República Chechena era un Estado fallido donde los yihadistas campaban a sus anchas, cuando no directamente buena parte de la estructura de ese Estado estaba en manos de los islamistas radicales. Mientras no se acabase con las posiciones de los integristas en la propia Chechenia, el yihadismo seguiría siendo una amenaza para la sociedad y el Estado rusos. El 18 de septiembre las fronteras con Chechenia eran bloqueadas por las tropas rusas. El 23 de septiembre, el presidente Yeltsin publica la orden “Sobre el aumento de la efectividad de las operaciones antiterroristas en el Cáucaso Norte”. Comenzaba la operación antiterrorista en la propia Chechenia.
Tanto la situación de Rusia a todos los niveles como del ejército ruso, y de la forma de llevar a cabo las operaciones militares va a ser distinta (aunque no radicalmente opuesta) a la de la Primera Guerra. Una de las principales diferencias será la lectura de la situación y la actitud de los líderes políticos. Aunque Yeltsin será quien siga ostentando el cargo de presidente, será él a nivel oficial quien dé las órdenes de intervenir en Chechenia y en última instancia sea a él como presidente a quien le correspondan todas las competencias legales relacionadas con la intervención, poco a poco Yeltsin irá desapareciendo de la vida pública y Putin irá ocupando su lugar tanto a nivel mediático como a nivel de toma de decisiones. Cuando Yeltsin designó a Putin como primer ministro, ya de antemano había pensado en él como su futuro sucesor. Finalmente, el 31 de diciembre de 1999 Yeltsin dimitirá de su cargo y Putin será nombrado presidente interino hasta la celebración de las próximas elecciones. El 26 de marzo de 2000 se celebrarán elecciones presidenciales en las que Putin resultará ganador con un 52,94% de los votos (lo que hará que no sea necesaria una segunda vuelta), en las que Putin consolidará su poder de manera definitiva. La actitud que tendrá Putin respecto a la cuestión chechena va a ser completamente distinta a la que tuvo Yeltsin en la primera guerra. Yeltsin en un principio no se tomó la primera guerra en serio y vio en ella una oportunidad para, con una victoria fácil, volver a elevar su decreciente popularidad, y cuando se dio cuenta de la magnitud del problema era demasiado tarde y le fue difícil encontrar una solución. En la segunda guerra, teniendo el antecedente de la primera guerra y de la guerra de Daguestán, todo el mundo sabía que la guerra no iba a ser fácil, y Putin, al contrario que Yeltsin, se la tomó en serio desde el minuto uno. Mientras que para Yeltsin la primera guerra fue una guerra cuyo objetivo último era un objetivo político (aumentar su popularidad), para Putin (aunque por supuesto también explotará sus éxitos en las operaciones militares a nivel electoral) resolver la cuestión chechena era el objetivo último en sí mismo.
En cuanto a la situación económica de Rusia, seguía sin ser excesivamente positiva, pues en agosto de 1998 Rusia fue golpeada por una crisis financiera que supuso la devaluación del rublo. En 1999, aún seguían sintiéndose los efectos de la crisis. No obstante, el país se recuperaba lentamente, y aunque la situación no era demasiado buena, tampoco era tan mala como en el primer lustro de los años 90 cuando Rusia tuvo que hacer frente a reformas económicas bastante duras y cuando tras la caída de la URSS había muchos ámbitos en los que el Estado directamente no cumplía sus funciones o no existía. Naturalmente, esto tendrá su reflejo en el estado del ejército y en las decisiones políticas y militares que se tomarán.
Otra diferencia respecto a la primera guerra fue que mientras la Primera Guerra Chechena fue un conflicto esencialmente interno, la Segunda Guerra, sin dejar de ser también un conflicto interno, atrajo muchísimo más la atención a nivel internacional, tanto por actores estatales como no estatales. Entre los actores no estatales, el actor por excelencia será el terrorismo islamista internacional. Si en la primera guerra el islamismo radical había jugado cierto papel, pero tampoco se podía decir que todos los separatistas fuesen islamistas, en la segunda guerra el islamismo será la postura dominante entre todos los combatientes. El islamismo conseguirá cierta base social en otras repúblicas del Cáucaso Norte (como Daguestán o Karachevo-Cherkessia), y habrá una afluencia mucho mayor de voluntarios islamistas extranjeros, sobre todo venidos de países árabes. Mientras, muchos chechenos que habían apoyado la independencia de Chechenia en la primera guerra no verán con buenos ojos la islamización de la república, entre otras cosas precisamente porque veían en el islam wahabí una imposición de un islam extranjero que entraba en contradicción con las tradiciones y cultura chechenos. Estos antiguos separatistas, entre el islamismo radical y el Estado ruso, acabarán considerando la pertenencia a Rusia como un mal menor y apoyando a las tropas federales, pues al fin y al cabo aunque con Rusia eran un república autónoma más y no un Estado independiente, tenían una autonomía y podían desarrollar plenamente su cultura y tradiciones, mientras que bajo dominio islamista eran obligados a renunciar a parte de su cultura y a profesar un islam ajeno proveniente de los países del golfo. Definitivamente, la guerra pasaba de ser un conflicto étnico-nacionalista a un conflicto político-religioso. Buena parte de los combatientes islamistas tendrán una relación muy estrecha con otras organizaciones yihadistas internacionales, sobre todo con Al-Qaeda, y unidades militares como la Brigada Internacional de Pacificación Islámica que combatió en Daguestán se adscribirán directamente a esta organización.
Otro grupo de actores que fijará sus ojos en Chechenia serán los países del golfo pérsico (Qatar, Arabia Saudí, etc.). A nivel de Estado, ninguno de estos países apoyó las pretensiones separatistas chechenas. Sin embargo, algunas asociaciones culturales y religiosas islámicas de estos países habían financiado la apertura de mezquitas y centros religiosos donde se impartía un islam bastante riguroso. Algunos líderes chechenos, como Yandarbaiev o Jattab, tendrán importantes vínculos con estos países. Entre los intereses de algunos sectores de estos países en Chechenia estaba el aumento de su influencia en el mundo islámico a nivel mundial y debilitar a un importante competidor en materia de hidrocarburos como era Rusia (además, muchas reservas de hidrocarburos se encontraban en el Cáucaso).
Asimismo, Georgia, que tenía frontera directa con Chechenia, no va a permanecer al margen. No se puede decir que Georgia proporcionase un apoyo activo a los combatientes, pero si se puede decir que Georgia daba un apoyo pasivo. Georgia permitirá el libre tránsito tanto de combatientes como de todo tipo de material a través del desfiladero de Pankisi. Los combatientes, principalmente algunas unidades subordinadas al comandante Ruslan Gelayev, llegarán a establecer algunas pequeñas bases ahí. Georgia permitía el libre movimiento de combatientes a través de este desfiladero debido a que era difícil controlar el tránsito y no quería buscarse demasiados problemas con los combatientes, pero sobre todo era una “respuesta” al apoyo (mayor o menor) que Rusia proporcionó a las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur. Durante la guerra, Rusia presionará continuamente a Georgia para que vigile mejor sus fronteras.
En cuanto a los países occidentales en la primera guerra, si bien, a pesar de que muchos medios de comunicación proporcionaron una cobertura pro-separatista, a nivel de Estado la postura de la mayoría de los países occidentales fue, o bien de indiferencia, o incluso de apoyo a Rusia (aunque nunca de un apoyo ferviente). Esta postura cambiará ligeramente durante la segunda guerra. En marzo-junio de 1999 se produciría el primer desencuentro entre Rusia y los países de la OTAN en relación a la Guerra de Kosovo, pues Rusia se oponía a la agresión de la OTAN sobre Yugoslavia (hay que recordar que Yeltsin no puso demasiadas objeciones a las anteriores intervenciones de occidente en los Balcanes). Pero sobre todo entrará en juego el proyecto de construcción del oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan. La iniciativa de construir este oleoducto que pasaba por Azerbaiyán, Georgia y Turquía vino por iniciativa turca, y obtuvo un fuerte respaldo por parte de los EEUU. Antes de la construcción de este oleoducto, la mayor parte del petróleo extraído en Azerbaiyán pasaba por Rusia, principalmente a través del oleoducto Baku-Novorossisk. Con el apoyo a la construcción de este oleoducto, EEUU buscaba, entre otras cosas, aumentar su influencia en el Cáucaso Sur y reducir la influencia rusa (y en menor medida la iraní). Esto se verá reflejado a nivel de política exterior en relación a Rusia. Ningún país occidental apoyará (ni con armas, ni con entrenamiento, ni con ningún tipo de recurso) a los islamistas chechenos, pues no les interesaba en absoluto un Estado fundamentalista en el Cáucaso, y más en una época en la que Al-Qaeda ya había atentado contra occidente (podemos citar los atentados contra las embajadas estadounidenses de Tanzania y Kenia en 1998). Pero si bien a EEUU y a otros países occidentales no les interesaba una Chechenia islamista e independiente, sí que les interesaba que hubiese cierta inestabilidad en la región para que así el oleoducto BTC se impusiese frente a cualquier intento de Rusia por impedir la construcción de este oleoducto. A nivel diplomático, varios países occidentales protestarán por la intervención militar del Estado ruso en Chechenia y pedirán que se busque resolver la situación sin hacer uso de la fuerza. El senado de EEUU, así como también el Parlamento Europeo, emitirán una serie de resoluciones en relación a Chechenia, en las que se acusaba a Rusia de vulnerar los derechos humanos. Sin embargo, esta vez Rusia no olvidará la importancia del frente diplomático y conseguirá contrarrestar las ofensivas diplomáticas occidentales, argumentando que Rusia estaba luchando contra el terrorismo islámico y por preservar su integridad territorial. Esta postura por parte de occidente continuará hasta el año 2001, cuando tras el atentado del 11-S y en el marco de la Guerra contra el Terror de George Bush se pasará a considerar a los yihadistas chechenos como un grupo terrorista más y se suavizará bastante la presión hacia Rusia en relación con Chechenia [1][2].
Otra gran diferencia respecto a la primera guerra será el frente mediático. En una guerra, el frente mediático es un frente más, y es tan importante o más que el resto de frentes. En la primera guerra, el bando separatista había obtenido una victoria absoluta en este frente. La maquinaria propagandística secesionista, al mando de Movladi Udugov, supo construir un discurso en el que justificar sus aspiraciones, y ante cualquier rueda de prensa sabían exactamente que decir. En cambio, no se podía decir lo mismo de las autoridades rusas, las cuales muchas veces ni sabían explicar porque estaban combatiendo en Chechenia, y cuando tocaba hablar en una rueda de prensa no sabían responder a las preguntas. En la segunda guerra, esto cambiará radicalmente. En primer lugar, aunque Masjadov y el sector más moderado del separatismo intentarán guardar las apariencias, el grueso islamista no se preocupará de dar una apariencia respetable ni ante la sociedad rusa ni ante el resto del mundo. En cambio, Rusia sabrá articular un discurso en el que estaba claro porque combatía: contra el terrorismo islamista internacional y por preservar su integridad territorial. Y se incidirá en que se luchaba precisamente contra el terrorismo islamista internacional, y no contra Chechenia ni contra el pueblo checheno. Es más, debido a que cada vez había más chechenos (y muchos antiguos separatistas) que estaban decepcionados por el rumbo que había tomado la situación, y en cambio el grueso del separatismo ya no estaba formado tanto por chechenos como por musulmanes extranjeros o de otras repúblicas de Rusia, se incidirá en que lo que se buscaba con la intervención era liberar al propio pueblo checheno de la opresión islamista, y que la mayor parte del pueblo checheno luchaba al lado del Estado ruso contra el integrismo islámico. En esta guerra, incluso muchos periodistas que habían sido críticos con la primera guerra verán con buenos ojos la intervención militar. El Estado ruso tendrá prácticamente el monopolio de la información proveniente de la zona de conflicto, y se limitará el acceso a los medios de comunicación no gubernamentales. Por un lado, esto asegurará la victoria en el frente mediático, aunque por otro lado en numerosas ocasiones hará difícil saber que era exactamente lo que estaba sucediendo ahí más allá de la versión oficial.
Estado de ambas fuerzas
Antes de nada, conviene echar un vistazo a la capacidad y estado de las fuerzas de ambos participantes en el conflicto.
En cuanto a las fuerzas rusas, esta vez tanto las élites políticas como el alto mando militar se prepararon mucho mejor para el conflicto. En buena parte, habían aprendido las lecciones de la Primera Guerra Chechena y de la Invasión de Daguestán. Muchos militares de alto rango que tomaron parte en la primera guerra ahora se encontraban ahora en puestos de dirección y de Estado Mayor. Entre estos militares cabría destacar a Anatoliy Kvashin [3], que llegó a comandar el Grupo Unificado de Tropas durante la primera guerra y había ascendido nada más ni menos que a Jefe del Estado Mayor. El que numerosos veteranos de la primera guerra ocupasen tan altos cargos dentro del ejército hará que estos militares, conociendo la experiencia de la primera guerra, sean capaces de preparar a las tropas rusas para un conflicto similar. Si en la primera guerra la movilización inicial fue en torno a 38.000 efectivos, esta vez la movilización al principio de la guerra será de 70.000 efectivos, casi el doble. A lo largo de toda la guerra se movilizarán en torno a 90.000 y 100.000 efectivos. No obstante, aunque la movilización inicial superó con creces a la movilización inicial de la primera guerra, la movilización total fue si acaso ligeramente superior, pero no hubo una gran diferencia en cuanto al número de efectivos. En la primera guerra Yeltsin se pensó que la guerra sería un paseo militar y conforme se vio que no era así fue aumentando el número de efectivos. En cambio, en la segunda guerra se movilizó a muchísima más gente para las operaciones militares, pero conforme se iban cumpliendo los objetivos se fue reduciendo el número de tropas.
En la Primera Guerra Chechena supuso un auténtico shock para la sociedad civil rusa el hecho de que, siendo el ejército ruso un ejército mayoritariamente de reemplazo, numerosos conscriptos de entre 18 y 20 años acabasen pereciendo en el conflicto. En los años posteriores a la primera guerra se intentará llevar a cabo una profesionalización del ejército, en parte debido a esta razón y en parte porque la profesionalización de los ejércitos era una tendencia a nivel mundial. Sin embargo, si ya desde el principio se tenían pocos recursos, tras la crisis financiera de 1998 se tendrán aún menos y se acabará por renunciar a esa profesionalización del ejército. No obstante, aunque en la segunda guerra el ejército ruso seguirá siendo un ejército mayoritariamente de reemplazo, ya los conscriptos no serán utilizados como carne de cañón como en la primera guerra, sino que la iniciativa la tomarán o bien la artillería y la aviación, o bien aquellas tropas mejor preparadas y especializadas. Asimismo, durante esta guerra cobrará bastante peso la figura del “contratista” (kontraknik), esto es, personas que ya habían hecho el servicio militar, y que sin ser militares de profesión y sin un puesto fijo, firmaban un contrato temporal de varios años por el que servían en el ejército [4].
Otra gran diferencia respecto a la primera guerra será que en esta segunda parte del conflicto las tropas rusas estarán mucho más cohesionadas y la sociedad civil apoyará mayoritariamente la intervención militar. En la primera guerra, la opinión pública rusa consideraba que había problemas mucho más importantes antes que Chechenia y, aunque probablemente pocos en Rusia dudasen de que Chechenia formase parte de Rusia, la mayoría de la población no veía clara la necesidad de una intervención militar. El ejército se encontraba en un estado pésimo y no había demasiada confraternación entre oficiales y soldados. En la segunda guerra, habían sido los terroristas islámicos con base en Chechenia los primeros en invadir Daguestán y en organizar una serie de atentados en varias ciudades rusas, por lo que la mayor parte de la población, incluso muchos críticos de la primera guerra, no vieron con malos ojos la intervención militar. En cuanto al ejército, aunque seguía sin estar en el mejor estado posible, estaba algo mejor que en la primera guerra. Esta vez las tropas rusas sí que estarán mucho más cohesionadas, debido al ligeramente mejor estado del ejército, debido a una motivación real para combatir y también debido a que, si algunos soldados caían presos de los yihadistas, no iban a darles un trato amable e intentar acordar un intercambio de prisioneros, sino que les esperaba sí o sí la peor muerte posible, por lo que a las tropas rusas no les quedaba otra que luchar o morir.
Aunque ya en la primera guerra hubo bastantes chechenos que habían luchado en el lado ruso, no tuvieron un papel especialmente relevante y simplemente fueron unos efectivos más. En la segunda guerra, el número de chechenos que combatirá al lado de Rusia será mucho mayor, y esta vez se explotará al máximo su potencial. Se creará una compañía de Spetsnaz GRU (fuerzas especiales de la inteligencia militar rusa) formada por cosacos y por chechenos que siempre habían combatido al lado de Rusia, al mando del checheno Said-Magomed Kakiev [5]. Otra unidad chechena leal será la milicia formada por los seguidores de Bislan Gantamirov. Bislan Gantamirov había sido alcalde de Grozni, se había enfrentado a Dudaev en la breve Guerra Civil Chechena, y en la primera guerra había luchado al lado de Moscú. En el periodo de entreguerras fue encarcelado bajo la acusación de desvío de fondos federales, pero fue liberado en el contexto de la segunda guerra con el fin de ayudar a formar esta unidad militar [6]. Probablemente, los chechenos leales más representativos son los seguidores de Ajmat Kadirov. Ajmat Kadirov era el Gran Muftí de Chechenia y en la primera guerra apoyó la independencia de Chechenia. Sin embargo, en el periodo de entreguerras quedó decepcionado por la creciente presencia del islam wahabí en la república, y acabará apoyando la intervención federal. Al comienzo de la intervención militar, Putin se reunirá con Kadirov para discutir la situación en Chechenia. Entre 3.000 y 5.000 seguidores de Kadirov (kadirovtsi) lucharan al lado de las tropas rusas. Asimismo, se apostará por Kadirov como figura política para liderar el futuro de una Chechenia reintegrada en la Federación Rusa. De esta manera, al haber sido un antiguo separatista, se buscaba atraer a otros antiguos independentistas al lado ruso. Asimismo, Kadirov era, al menos en apariencia, una figura política renovada, que contrastaba con los políticos que fueron designados para dirigir la administración prorrusa durante la primera guerra (como Doku Zavgayev), provenientes del antiguo establishment soviético. Por último, tenemos a los hermanos Yamadaiev. Los hermanos Yamadaiev eran varios hermanos (entre los que destacaron tres: Sulim, Jalid y Jabrail) que habían combatido en la primera guerra en el bando separatista y que habían sido ascendidos a comandantes militares. Los hermanos Yamadaiev se consagrarían como señores de la guerra; no obstante, durante el periodo de entreguerras, no verán con buenos ojos la islamización y se enfrentarán contra los señores de la guerra de ideología islamista. Una vez comience la intervención militar, al principio combatirán a las órdenes de Masjadov y se encargarán de la defensa de Gudermes. Pero una vez las tropas rusas se propongan tomar la ciudad, los hermanos Yamadaiev no solo entregarán la ciudad a las tropas rusas sin apenas combatir, sino que directamente se cambiarán de bando junto con todas sus tropas subordinadas. Todas estas unidades serán de gran valor militar y a menudo serán la vanguardia de las fuerzas rusas, pues eran buenos conocedores del terreno y de la población. Asimismo, tendrán un gran valor propagandístico, pues se demostraba que un buen número de chechenos apoyaba la intervención rusa y al luchar chechenos contra chechenos (y muchas veces voluntarios extranjeros no chechenos) se privaba al enemigo de utilizar el discurso de “Chechenia contra Rusia”.
En cuanto a las fuerzas separatistas, seguían teniendo una estructura similar a la de siempre: más que ser una fuerza con una fuerte organización y con una disciplina estricta, seguía consistiendo en distintas bandas comandadas de manera autónoma por un señor de la guerra que rendían pleitesía al líder (en este caso Masjadov). Se calcula que los efectivos separatistas estuvieron entre 25.000 y 30.000. En esta segunda parte del conflicto, los separatistas apenas disponían de artillería pesada, tanques y vehículos blindados, pues prácticamente todos habían sido destruidos durante la primera guerra. No obstante, sí dispondrán de un importante número de armas antitanque, y lograrán hacerse con algunos misiles tierra-aire comprados en el mercado negro. Las tropas separatistas tenían todas las de perder en una guerra convencional (por lo que se centrarán en reforzar sus defensas), pero en cambio estaban mucho mejor preparadas que en la primera guerra para una guerra de insurgencia.
Esta vez, las tropas independentistas no estaban tan cohesionadas como en la primera guerra y no todos tenían clara la razón por la que debían combatir. La mayoría de los rebeldes que no veían con buenos ojos el islamismo radical, o bien no combatirán, o bien directamente desertarán al bando ruso. Aun así, el grueso de los combatientes lo formarán chechenos o voluntarios de ideología islamista radical fanatizados hasta más no poder y dispuestos a “morir en nombre del islam”. Aunque seguirán teniendo algunos apoyos mínimos entre la población civil, la mayor parte del pueblo checheno no veía con buenos ojos la excesiva islamización, y las tropas rusas no lo tendrán tan difícil como en la primera guerra para encontrar apoyos en ella.
Si en la primera guerra, aun siendo una guerra sucia, todavía se solían respetar, al menos de vez en cuando, las leyes de la guerra, la segunda guerra será una guerra verdaderamente sucia y despiadada. Será una guerra sin cuartel en la que apenas habrá treguas, y si un soldado ruso caía prisionero en manos islamistas, su destino estaba sellado. Los islamistas no tendrán ningún reparo en utilizar en recurrir al terrorismo y utilizar a civiles como escudos humanos, ni tampoco en ocultarse entre la población civil para actuar como una insurgencia armada. Más adelante, cuando la guerra haya pasado a ser una guerra de insurgencia, debido a la dificultad que supone una lucha contra la insurgencia armada que se oculta entre la población civil, desgraciadamente también algunos militares y policías rusos acabarán perdiendo la cabeza y cometiendo abusos contra civiles completamente inocentes.
Inicio de las operaciones. Primeros meses
La estrategia rusa consistía en que tres grupos de tropas (norte, este y oeste) partirían desde sus respectivas direcciones para posteriormente converger sobre Grozni. El Grupo Norte estaba bajo el mando del Teniente General Vladimir Bulgakov, el Grupo Oeste estaba bajo el mando de Vladimir Shamanov, comandante del 58º Ejército, y el Grupo Este estaba bajo el mando de Guennadiy Troshev, vicecomandante del Distrito Militar del Cáucaso Norte. Los tres eran viejos veteranos de la Primera Guerra de Chechenia. Como podemos observar, la estrategia recuerda bastante a la primera guerra. Sin embargo, habrá una diferencia fundamental respecto a la primera guerra, y es que esta vez, lejos de producirse una carrera alocada hacia Grozni, las tropas rusas avanzarán lentamente, buscando establecer posiciones fuertes y obtener el control absoluto del territorio y de los distintos poblados, dejando Grozni casi para el final. El alto mando militar ruso sabía que la victoria solo se obtendría si se establecía un control absoluto del territorio y solo si, en vez de únicamente obligar a dispersase a los combatientes, se acababa con ellos de una vez por todas.
Esta vez, al contrario que durante la primera guerra, cuando la gestión de los refugiados y de las distintas labores humanitarias había sido un desastre, el Ministerio de Asuntos de Emergencia ruso prestará más atención a este problema y la gestión será mucho más efectiva. Siempre se buscará abrir corredores humanitarios y evacuar a los civiles de la zona de conflicto, aunque desgraciadamente esto no impedirá que haya numerosas bajas civiles, puesto que bastantes veces no se lograba una evacuación efectiva, muchas veces los islamistas utilizaban a los civiles como escudos humanos, y en ocasiones el abuso de artillería y aviación por parte rusa también provocará muertos. Aun así, la gestión será mucho más efectiva que durante la primera guerra.
El 30 de septiembre, las tropas rusas, desde distintas direcciones, cruzaban a territorio checheno. El Grupo Norte de Bulgakov no tendrá demasiadas dificultades para avanzar, pues el norte de Chechenia estaba poblado mayoritariamente por cosacos y por chechenos prorrusos, y para el 16 de octubre, el grupo ya habrá tomado el control de todos los territorios al norte del río Terek. El grueso de las tropas lo componían el Grupo Este de Troshev y el Grupo Oeste de Shamanov. Ambos oficiales se caracterizaban por tener puntos de vista acerca de cómo actuar a nivel militar completamente distintos. Troshev era muy diplomático, y conociendo las contradicciones existentes entre chechenos, siempre que sea posible antepondrá la vía de la negociación a la vía militar, y tratará de convencer a los chechenos para que apoyen su causa. En cambio, Shamanov abogaba por la mano dura, pues entre otras cosas consideraba que el que en la primera guerra hubiese negociaciones continuamente y se sucediesen treguas una tras otra impidió el transcurso adecuado de las operaciones militares y fue una de las razones de la derrota rusa. Si los islamistas habían tomado posiciones en un poblado, a Shamanov no le iba a temblar la mano para ordenar el uso masivo de artillería contra ellos, aunque eso supusiera la destrucción de absolutamente todas las viviendas de ese poblado.
Poco a poco las tropas rusas iban tomando el control de las ciudades y poblados más importantes de Chechenia. Algunos poblados y ciudades se rendirán sin apenas luchar, como Samashki (símbolo de resistencia y guerra sucia durante la primera guerra) o Gudermes, mientras en otros los separatistas mostrarán cierta resistencia, como Argun o Shali. Sin embargo, la coordinación entre las tropas rusas será buena y tendrán un buen desempeño en estos combates.
A finales de octubre las tropas rusas rodearán Gudermes, la segunda ciudad más grande de Chechenia después de Grozni. Tras una serie de combates mínimos, los hermanos Yamadaiev, encargados de la defensa de la ciudad, no solo rendirán Gudermes a las tropas rusas, sino que directamente se pasarán al bando ruso junto con todas sus tropas chechenas subordinadas. La diplomacia de Troshev tuvo bastante que ver en este suceso. Estas tropas, debido a su buen conocimiento del terreno y de las tácticas de los combatientes separatistas, serán de gran ayuda. Será en Gudermes donde se establecerá la administración provisional de la nueva Chechenia reintegrada en la Federación Rusa.
A lo largo de noviembre y la primera mitad de diciembre, las tropas rusas se centrarán en tomar el resto de poblados importantes. El 18 de noviembre tomarán Achjoi-Martan. El 7 de diciembre tomarán Argún. El 8 de diciembre, Urus-Martan caía en manos rusas. El 14 de diciembre las tropas federales tomaban Jankala, el principal aeródromo de Chechenia, situado a unos pocos kilómetros de Grozni.
Los principales poblados habían sido tomados y las tropas rusas habían establecido posiciones fuertes en toda Chechenia. Aún con el fantasma del desastre que supuso el asalto a la ciudad durante la primera guerra, el próximo objetivo estaba decidido: la capital Grozni.
Grozni. El asalto definitivo
A medida que las tropas rusas se iban haciendo con el control de la mayoría de los poblados, poco a poco iban reuniendo cada vez más tropas alrededor de Grozni. Para finales de diciembre, Grozni y todos sus accesos estaban completamente rodeados y en buena medida sellados por las tropas rusas.
El grueso de todas las tropas chechenas se había concentrado justo en Grozni, y los combatientes habían dedicado tiempo y esfuerzo a la defensa de la ciudad, dirigida por Aslanbek Ismailov. Habían construido fortificaciones, búnkeres, refugios y pasadizos. Habrá francotiradores en bastantes tejados. Se calcula que en Grozni había más de 7.000 hombres. No se lo iban a poner fácil a las tropas federales. No obstante, ya desde el principio un número reducido de combatientes, atendiendo a la superioridad numérica de las tropas rusas, decidirán abandonar la ciudad, aprovechándose de que las tropas rusas no estaban bien preparadas para combatir por la noche.
El 26 de diciembre será el día elegido para iniciar el asalto. 5 años después del desastre que supuso la Primera Batalla de Grozni en 1994, las tropas rusas volvían a encontrarse ante las puertas del infierno. Esta vez el alto mando ruso sí se esforzará en elaborar un plan de asalto, en contraposición con el caos que hubo durante el asalto en la primera guerra.
Anticipándose a la situación, la mayoría de los civiles de Grozni habían abandonado la ciudad, y muchos otros la abandonarían a través de corredores humanitarios que se abrirían antes de comenzar el asalto. Aun así, algunos civiles decidieron permanecer en la ciudad. Desgraciadamente, no pocos de estos civiles acabarán muertos como consecuencia de los combates.
El primer plan ruso contemplaba evitar el uso masivo de artillería, aviación y vehículos de combate, y que las tropas rusas llevasen a cabo limpiezas de pequeñas bandas de combatientes de manera similar a las operaciones policiales. Mientras 15.000 tropas, la mayoría pertenecientes al Ejército de Tierra, rodeaban por completo la ciudad, un grupo de 5.500 hombres formado por tropas del MVD, de fuerzas del OMON y de milicias chechenas al mando de Bislan Gantamirov se encargaría de llevar a cabo las primeras ofensivas. Esta forma de asaltar la ciudad se revelará prácticamente imposible, pues si bien a menudo las tropas chechenas se dividían en pequeñas bandas que esperaban hostigar a las tropas rusas, el gran número total de combatientes y las construcciones defensivas hacían difícil esta forma de actuar. Las tropas rusas obtendrán ciertas pérdidas, a destacar la 21ª Brigada Sofrin de las tropas del MVD, que perderá varias decenas de hombres. Otro duro golpe para las tropas federales será la muerte del General Mayor Malofeyev. En una operación para tomar una fábrica de conservas, el grupo de asalto que atacaba desde el oeste encontrará difícil avanzar, pues las posiciones estaban bien defendidas por los combatientes. Entonces Malofeyev acudirá en ayuda del grupo desde el norte. Malofeyev establecerá posiciones en un edificio cercano aparentemente vacío junto a sus tropas. Sin embargo, aún había tropas separatistas en el sótano, y cuando disminuya la intensidad de los combates, las tropas saldrán al edificio y se toparán por sorpresa con las tropas de Malofeyev. Se producirá un combate entre ambos contendientes y Malofeyev acabará siendo alcanzado por el fuego enemigo y pereciendo junto a algunos de sus hombres. Recibirá el título póstumo de Héroe de la Federación Rusa [7]. Aun así, a pesar de estas pérdidas, no se llegará a producir ningún desastre del tamaño de la catástrofe de la Brigada Maikop durante la primera guerra, y se llegarán a tomar parte de los distritos periféricos de Grozni.
Al fracasar estas primeras ofensivas, a principios de enero del 2000 el alto mando militar ruso va a dedicar cierto tiempo a reflexionar acerca de los errores cometidos y a elaborar un nuevo plan de asalto. El 17 de enero comenzará la segunda etapa del asalto a Grozni. Se volverá a apostar por el uso masivo de artillería y aviación contra los combatientes, y buena parte de los pocos edificios que no habían sido destruidos durante el primer asalto a Grozni serán reducidos a prácticamente escombros. Al contrario que en la primera guerra, cuando había una carrera por ver quien llegaba primero al palacio presidencial, esta vez se formarán grupos de asalto que avanzarán lentamente y combatirán calle por calle, plaza por plaza y casa por casa, al más puro estilo Stalingrado. Los rebeldes sufrirán un número muy elevado de bajas, llegando a morir bajo el fuego y como consecuencia de los combates varios miles de combatientes. Poco a poco, las tropas rusas iban tomando el control de la ciudad, y para principios de febrero, prácticamente toda la ciudad, salvo unas pocas zonas donde aún resistían algunos combatientes, estaba en manos federales.
Los combatientes que aún resistían en la ciudad sabían que si permanecían ahí les iba a esperar una auténtica carnicería, por lo que comenzarán a buscar una manera de como escapar de la ciudad y huir a las montañas del sur. En el suroeste de Grozni había un paso de aproximadamente kilómetro y medio de anchura que no estaba demasiado bien protegido por las tropas rusas. No obstante, los mandos rusos también conocían el hecho de que este paso no estaba bien protegido, y a falta de hombres, decidirán minar la zona. Los separatistas enviarán pequeñas unidades de reconocimiento que lograrán observar cómo las tropas federales estaban minando el camino, pero antes de que estas unidades regresasen a informar del estado del paso, unidades del Spetsnaz Alfa del FSB se encargarán de eliminar a estas tropas de reconocimiento, y a los separatistas les será imposible saber que el camino estaba minado, o al menos hasta qué punto lo estaba.
Comenzaba la operación rusa “Caza de lobos”, que consistía en hacer creer a los combatientes que podían huir a través de este paso a las montañas del sur y entonces tenderles una emboscada. Un coronel ruso se dejará sobornar por 100.000 dólares a cambio de mostrar a los rebeldes el camino que debían seguir para poder escapar de la ciudad. Los líderes separatistas enviarán a Arbi Barayev a comprobar que el camino efectivamente era seguro y las tropas podían pasar por ahí. Las tropas rusas no actuarán y permitirán a Barayev escapar con una serie de unidades. Tras ver que Barayev había podido escapar sin ningún problema, todos los combatientes y líderes separatistas decidirán huir por ese camino el 30 de enero. Entre estos líderes se encontraban algunos de los comandantes más importantes del separatismo checheno, como Shamil Basayev y Ruslan Gelayev.
Pero nada más los combatientes comenzaron a huir a través del paso, se produjo una auténtica tormenta de fuego por parte de la aviación y artillería rusas. Los combatientes separatistas habían entrado en auténtico pánico, y decenas cuando no centenares de ellos acabarán pereciendo mientras corrían a través del campo minado. Durante la huida fallecerá Junkar-Pasa Israprilov, uno de los comandantes separatistas más importantes y organizador del acto terrorista en Kyslar en 1996 junto con Salmán Raduyev. Shamil Basayev, que estaba a la cabeza de las tropas que intentaban huir, pisará una mina y acabará perdiendo una de sus piernas [8].
Se calcula que durante la huida llegaron a morir en torno a 500 combatientes, aunque en torno a 2.000 llegaron a escapar. Durante todo el asalto a Grozni en el bando separatista las cifras oficiales rusas hablan de 6.000-6.500 bajas (aunque algunos analistas afirman que el número de bajas sea ligeramente menor) y de 368 muertos y 1469 heridos en el bando ruso. Las cifras no oficiales hablan de más de 700 muertos y 2.000 heridos en el bando ruso.
Finalmente, Grozni caería completamente en manos rusas el 6 de febrero. Una vez perdida la capital, los combatientes esperaban dirigirse al sur para continuar la resistencia desde las montañas. No obstante, el alto mando ruso había aprendido la experiencia de la primera guerra y conocía las intenciones de los combatientes. Conforme las tropas separatistas habían abandonado la ciudad, ya se estaban realizando movimientos en el sur con el objetivo de acabar con los combatientes que habían huido de la ciudad. El objetivo era acabar con ellos antes de que se derritiese el hielo de las montañas, pues una vez derretido los combatientes podrían o bien tomar posiciones en las montañas o bien huir al desfiladero de Pankisi en Georgia, y entonces sería mucho más complicado acabar con ellos.
Referencias
[1] Oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan
https://es.wikipedia.org/wiki/Oleoducto_Bak%C3%BA-Tiflis-Ceyhan
[2] Evolución de la postura de occidente hacia el conflicto checheno
http://www.ng.ru/specfile/2000-02-29/15_evolution.html
[3] Anatoliy Kvashin
https://ru.wikipedia.org/wiki/Квашнин,_Анатолий_Васильевич
[4] Contratista (kontraknik)
[5] Compañía de las fuerzas especiales del GRU dirigida por Said-Magomed Kakiev
http://army.lv/ru/Chechenskiy-i-kazachiy-spetsnaz-GRU/2516/4616
[6] Bislan Gantamirov
https://www.kavkaz-uzel.eu/articles/188493/
[7] Mijail Malofeyeev
https://ru.wikipedia.org/wiki/Малофеев,_Михаил_Юрьевич
[8] Operación “Caza de lobos”
https://ru.wikipedia.org/wiki/Операция_«Охота_на_волков»
Capítulo II
La Segunda Guerra Chechena (II): La Guerra de Daguestán. El terrorismo llega al corazón de Rusia
Capítulo I
La Segunda Guerra Chechena (I)
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