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La promesa de una transición en Malí

El 19 de agosto el presidente maliense Ibrahim Keita anunciaba en un discurso televisado desde el campamento militar de Kati su dimisión inmediata. Con su salida del poder se abrió la puerta a una transición sin un camino claro. Rápidamente, los militares tomaron el poder y promulgaron diversas medias como el cierre de fronteras y la imposición del toque de queda. No obstante la nueva dirección hizo especial énfasis en su deseo de una transición pacífica y celebrar elecciones lo más pronto posible.

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Anuncio de la renuncia del presidente Keita

Malí es un país donde convergen intereses estratégicos, económicos, políticos y militares de varias potencias y organizaciones internacionales. Los mensajes fueron condenar el golpe y llamar a una transición pacífica y al respeto a la Constitución. Los gobiernos de Keita fueron muy cooperativos con la presencia extranjera en el país La mayoría de ellas no tardaron en trasladarse a Bamako.

En las sucesivas semanas, la cúpula militar al frente del país se reunió con varias delegaciones para discutir el futuro de la presencia extranjera en Malí. Uno de los puntos centrales de las reuniones fue el mantenimiento de la cooperación con las fuerzas militares extranjeras en la lucha contra el yihadismo. Francia posee una importante presencia en Malí y en un primer momento apoyó al ex presidente Keita, pero tras el golpe de Estado se reunieron con la cúpula militar para discutir el futuro de las misiones contra el yihadismo. Al mismo tiempo el presidente galo llamaba a condenar golpe y pedía la rápida transición del poder a un gobierno civil: “En Malí, se debe devolver el poder a los civiles y se debe restablecerse el orden constitucional. El presidente Keïta, su primer ministro y los miembros del gobierno deben ser puestos en libertad sin demora y su seguridad debe garantizarse”.

Sin embargo, hay que destacar las manifestaciones que se dieron en la calle a favor de una cooperación más estrecha entre Malí y Rusia. La superpotencia se expande con gran rapidez por el continente africano, sobre todo en materia de armamento y seguridad. No será hasta el 21 de agosto cuando se dé la primera reunión entre diplomáticos rusos y los militares malienses. Otras grandes potencias hicieron pequeñas acciones, Estados Unidos anunció que no se darán más entrenamientos y apoyo a las fuerzas armadas de Malí hasta que se complete una evaluación de la situación.

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Dentro del propio continente, los países cercanos a Malí se preocuparon enormemente porque lo ocurrido en el país favoreciese los levantamientos contra sus propios gobiernos. En este punto destaca Costa de Marfil, que en poco tiempo celebraría sus propias elecciones en un clima de descontento con el Gobierno.

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El Comité Nacional para la Salvación de Pueblo se reune con diplomáticos rusos.( via: cuenta de Twitter de CNSP)

La vida volvió rápidamente a la normalidad después del golpe de estado y los funcionarios estatales se reincorporaron a sus tareas cotidianas al día siguiente. Durante las numerosas comparecencias que se dieron esos días por parte de los militares, un mensaje que se repetía de manera constante es que no había habido muertos ni heridos durante el golpe de estado. Si bien los militares habían permanecido hasta el momento como un ente sin organización estructurada, el día después de la caída del ex presidente Keita se anunciaba la formación del Comité Nacional para la salvación del Pueblo, cuya misión sería supervisar la transición democrática. El nuevo órgano nombró al Coronel Assimi Goita, una de las caras principales del golpe, como presidente.

Dentro del juego de fuerzas políticas dentro del país hay que tener en cuenta la antigua oposición política a Keita que encabezaron las protestas: el Movimiento 5 de junio Agrupación de Fuerzas Patrióticas (M5-RFP). Tras el golpe de Estado el movimiento civil tomaba nota del compromiso de abrir una transición política civil basándose en la declaración del Comité Nacional de Salvación del Pueblo y alabando su intervención para poner fin al gobierno del antiguo presidente.

Como ya comentamos en el anterior artículo, las organizaciones regionales africanas como la Unión Africana y la CEDEAO (Comunidad de Estados del África Occidental) habían ejercido una gran presión para tratar de revertir el golpe de Estado. En este punto, la organización cobrará especial importancia ya que será uno de los actores con los que el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo tendrá que lidiar de manera diaria. Sin embargo otras organizaciones relegaron la situación política a un segundo plano por el simple hecho de que no es algo realmente importante para su labor. El G5-Sahel sostuvo diversas reuniones con el Consejo militar con el fin de subrayar la importancia de que las operaciones antiyihadistas mantuviesen su curso normal. Sin embargo, la Unión Europea sí suspendió sus misiones de entrenamiento militar y protección civil en Malí. Esta decisión afectó directamente a España ya que tiene efectivos desplegados en el país y ha sido imposible su relevo. España se ha comprometido a un mayor despliegue, aunque sin saberse una fecha fija ni el número concreto de efectivos que se enviarán.

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Reunión entre las ministras de Defensa francesa y española (vía: Moncloa)

El 20 de agosto, la Organización de Estados del África Occidental llamaba a los jefes de Estado de los 40 países que la componen a una cumbre extraordinaria para valorar la situación maliense. Tras esta reunión, la CEDEAO negaba la legitimidad a los militares y dictaba una serie de sanciones y medidas contra el país sahelino: suspender al país de la toma de decisiones, el cierre de las fronteras y los flujos comerciales, la activación inmediata de la ECOWAS Standby Force y sanciones a los militares responsables del golpe. Se exigió la inmediata liberación de los políticos detenidos aunque pasarán meses hasta que eso ocurra. La organización constituyó una delegación para tratar la crisis en Malí encabezada por el ex presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan. Las reuniones entre la delegación y la cúpula militar maliense hasta que se dé la formación de Gobierno.

No obstante, dentro del seno de la organización hubo opiniones divididas sobre cómo proceder. El presidente de Senegal defendía que las sanciones no afectasen a los productos básicos y los derivados del petróleo. Por otra parte, Costa de Marfil fue una de las voces más claras a favor de ejercer presión para restablecer el orden constitucional. Esta postura tan firme provocó un distanciamiento entre Costa de Marfil y Mali. El M5-RFP declaró “Que el Presidente de Costa de Marfil nos escuche bien. Coincidimos con el pueblo marfileño en que su tercer mandato no pasará”.

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Presidente de Costa de Marfil durante una reunión de la CEDEAO (vía: cuenta oficial de la presidencia)

Después de las duras sanciones y medidas de la CEDEAO, el Consejo militar anunciaba el establecimiento de un consejo de transición encabezado por un presidente que podrá ser civil o militar. El 21 de agosto se reabrieron las fronteras nacionales que llevaban cerradas desde el golpe de Estado, lo que supuso una bajada de las tensiones. Al día siguiente del levantamiento de sanciones se daba una visita de gran importancia de la CEDEAO. La delegación se reunió con el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo, las personas detenidas entre las que se encontraba el ex presidente y países miembros del Consejo de Seguridad. Tras tres días de negociación, estas acabaron sin un acuerdo ya que se declaró que la junta militar había ofrecido una transición de tres años dirigida por un militar. Sin embargo estas declaraciones fueron desmentidas por los militares que pidieron confianza durante este periodo. Tras el fracaso de las negociaciones entre el Comité militar maliense y la CEDEAO, la organización celebró una cumbre de jefes de Estado el 28 de agosto. Apenas 24 horas después la organización ponía sobre la mesa una nueva propuesta, una transición de 12 meses, el nombramiento de un primer ministro y un presidente civil sin sujeción a las autoridades militares. A cambio de esto la CEDEAO garantizaba el levantamiento de las sanciones mientras estas exigencias se cumpliesen. No obstante la respuesta del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo fue nombrar a su jefe, Assimi Goita, como jefe de Estado.

El portavoz del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo aseguró que la transición no será dirigida unilateralmente por los militares, sino “con partidos políticos, agrupaciones sociopolíticas, sindicatos y la sociedad civil, de acuerdo con nuestro primer comunicado”. Esta reacción se explica porque a pesar de que hay fuerzas políticas que se han posicionado a favor de las acciones de los militares, hay una gran preocupación de que estos asuman todo el poder sin ningún margen para la transición a un Gobierno civil. El 27 de agosto el ex presidente Keita fue liberado y trasladado a su residencia, donde se mantuvo bajo arresto domiciliario.

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Ismael Wague, portavoz, hace está declaración antes del inicio de la nueva ronda negociaciones. (Vía: cuenta de Twitter de CNSP)

Con el paso del tiempo comenzaron a originarse tensiones entre el M5-RFP y el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo. La cúpula militar convocó una asamblea con las distintas fuerzas políticas dejando fuera al Movimiento 5 de junio, lo que despertó su indignación. Esto se intentó arreglar con una reunión a parte pero no sirvió de mucho. El 30 de agosto se volvió a dar un intento de acercamiento con una reunión entre las dos instituciones aunque no se llegó a una posición común.

A principios del mes de septiembre la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) denunciaba que durante el golpe de Estado del 18 de Agosto habían muerto cuatro personas, 15 habían resultado heridas y se habían llevado a cabo 17 arrestos extrajudiciales. Esto puso en cuestión uno de los puntos de los que más se enorgullecía la cúpula militar, que era haber llevado a cabo la caída del presidente sin haber derramado una gota de sangre.

El día 5 de este mismo mes se producía la salida del ex presidente del país. En los días anteriores hubo rumores de que había sufrido un infarto y el propio líder del Consejo Militar se trasladó hasta su domicilio. Sin embargo el punto más importante de este mes fue el inicio de las Consultas Nacionales que determinarán el futuro de Malí. Este acontecimiento fue dirigido por el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo que accedió a la creación de un Gobierno provisional de 18 meses. Durante ese tiempo la presidencia interina podrá ser ocupada por un civil o un militar. Además se concluyó la creación de un ejecutivo de 25 miembros y un órgano legislativo de 121. El Movimiento 5 de junio se desmarco rápidamente de los acuerdos alcanzados. A pesar de los acuerdos alcanzados todavía no se había resuelto una de las cuestiones más apremiantes que era el nombramiento del Presidente. La junta militar creó una institución que evaluase los diferentes candidatos y eligiese al futuro presidente que liderase la transición en el país pero avanzaba muy lentamente. La fecha que puso la CEDEAO para que se diese el nombre del próximo líder del ejecutivo estaba a punto de vencer y a raíz de esto el presidente del Comité Nacional visitó Ghana para reunirse con los estados miembros de la organización. De la misma manera la delegación de la organización africana volvió a Malí para evaluar la situación sin que se llegase a una conclusión clara.

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Consultas Nacionales en Malí (vía: JeuneAfrique)

El 21 de septiembre se daba un punto de inflexión: la institución encargada de elegir a las personalidades que liderarán la transición en Malí ha designado al coronel y ex ministro de Defensa, Bah Ndaw, como presidente y al coronel Assimi Goita como vicepresidente. La delegación de la CEDEAO y su jefe, Goodluck Jonathan, se trasladaron rápidamente a la capital de Malí para reunirse con los futuros líderes de la transición.

La investidura del presidente tuvo lugar el día 23, sin embargo, las sanciones de la organización se mantendrían vigentes hasta que se nombrase al primer ministro. El nombramiento de dos militares como presidente y vicepresidente se vio con recelo por lo que el puesto de primer ministro fue ocupado por un civil, el ex ministro de Relaciones Exteriores, Moctar Ouane. A pesar de ello no desaparecieron las preocupaciones ya que el puesto de primer ministro está muy limitado por la labor del presidente y vicepresidente. No fue hasta el 6 de octubre cuando la CEDEAO levantó las sanciones contra Malí pues el día anterior se hizo pública la lista con los nombres de quienes ocuparán los puestos del gobierno. Del mismo modo la Unión Africana levantó la suspensión de la membrecía de Malí que llevaba vigente desde la caída del presidente Keita. Este equipo de gobierno ha sido polémico ya que los principales ministerios del gobierno, como por ejemplo el ministerio de Defensa o Administración Territorial, serán dirigidos por militares.

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Sesión de investidura del nuevo presidente de Mali (Vía; cuenta de Twitter CNSP)

¿Qué futuro le espera a Malí?

La creación de un Gobierno añade estabilidad al país pero incluso el propio ejecutivo levanta sospechas y preocupaciones. No han sido pocas las viñetas satíricas que han aparecido expresando como los militares se han posicionado de tal manera que controlan los puestos más importantes y a los civiles les han dejado algunos puestos de gobierno con poca importancia o capacidad de influencia. Como gesto de querer contribuir a la transición pacífica, el 8 de octubre se liberó a los políticos que continuaban presos. El 15 de septiembre empezaba la cuenta atrás de 18 meses hasta la celebración de unas elecciones democráticas pero cabe la posibilidad de que, aprovechando su puesto de poder, los militares se dediquen a mermar a la oposición y aumentar su influencia. Con todo esto se pretendería que el candidato favorable a los intereses militares no tendría apenas obstáculos para acceder a la presidencia maliense.

Por otro lado, una parte importante de las fuerzas políticas malienses se ha quedado sin coutas de poder. El Movimiento 5 de junio fue el que encabezó las propuestas y keita tuvo que negociar con ellos. Por este motivo no se debe subestimar la capacidad de movilización de este movimiento y su descontento por el rumbo que ha llevado la transición. La población se ha mantenido en un segundo plano durante la transición ya que como pasa muchas veces, esta pierde protagonismo hasta acabar siendo un arma arrojadiza para las distintas élites políticas.

A todo esto hay que sumarle los ataques yihadistas que han seguido teniendo lugar en el país y que se han trasladado desde el norte del país al centro hasta haber alcanzado Burkina Faso. Durante el periodo de transición ha habido numerosas muertes de civiles y militares, el Gobierno de transición hereda la complicada lucha contra los diversos grupos yihadistas que asolan el país.

El último golpe de Estado militar se dio en el año 2012 y las elecciones se celebraron un año después de las que salió elegido el ex presidente Ibrahim Boubacar Keita. Sin embargo los problemas del país se han agravado y han aparecido otros nuevos. Esto ha hecho que cambie el comportamiento de los militares que no parecen dispuestos a ceder el poder tan fácilmente a los civiles. El país y el continente africano han mostrado su preocupación por que el país sahelino se convierta en una dictadura militar pero con los nombramientos del nuevo gobierno se ha sentado unas bases que hacen que esta sea una posibilidad cada vez más probable.

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