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La milicia marítima china: entre la actividad pesquera y la zona gris

Desde que Deng Xiaoping adoptó la política de reforma económica en 1978, el liderazgo del Partido Comunista Chino (PCCh) es consciente de la extrema necesidad de elaborar estrategias marítimas proactivas que permitan salvaguardar los intereses nacionales. En la década de los ochenta, por ejemplo, el Pequeño Timonel y el almirante de la Armada del Ejército Popular de Liberación, Liu Huaqing, establecieron una doctrina marítima de “defensa activa en los mares cercanos” con el objetivo de transformar el país en una “potencia importante que asegure el progreso fluido de la modernización de China”.

No obstante, en la actualidad, los intereses económicos y de seguridad del gigante asiático se han desplazado más allá de su área costera inmediata, empujando a Beijing a elaborar estrategias marítimas más ambiciosas. Esta necesidad se vio reflejada en el XVIII Congreso Nacional del PCCh, celebrado en noviembre de 2012, donde los dirigentes chinos indicaron por primera vez que convertirse en una “potencia marítima” era un objetivo central del Partido y del Estado. Hu Jintao, ex presidente chino, declaró lo siguiente en el cónclave:

“Debemos mejorar nuestra capacidad para explotar los recursos marinos, desarrollar la economía marina, proteger el medio ambiente ecológico marino, salvaguardar resueltamente los derechos e intereses marítimos y convertir a China en una potencia marítima”

Con la llegada de Xi Jinping al poder, China ha desarrollado una doctrina marítima más asertiva como parte de una estrategia integral dirigida a alcanzar el “sueño chino”. Poco después de ser nombrado como máximo dirigente del país, Xi subrayó la importancia de “preocuparse más por el mar, conocer el mar, gestionar el mar y alcanzar nuevos logros para mejorar el progreso de la construcción de una potencia marítima”.

Pero, ¿qué supone ser una potencia marítima? La agencia estatal Xinhua definió el concepto como aquel país que dispone de una “fuerza en la explotación marítima, el desarrollo de la economía marina (…) y el control marino”. En otras palabras, desde la perspectiva china, se trata de una noción que abarca capacidades militares y civiles cuyo objetivo es garantizar la explotación de los recursos marítimos -petróleo, gas, pesca, turismo, etc.-, mantener abiertas las rutas comerciales y salvaguardar la soberanía nacional sobre las zonas en disputa. En este contexto, si bien la Armada (PLAN) se presenta como la piedra angular, el gobierno también ha desarrollado una Guardia Costera (CCG) y una milicia marítima (PAFMM) de primer nivel. Esta última fuerza ha sido desplegada en numerosas ocasiones, especialmente en el Mar del Sur de China, para llevar a cabo maniobras en la zona gris y hacer valer los intereses nacionales del gigante asiático.

La PAFMM es una rama de la “organización armada de masas” nacional compuesta principalmente por soldados retirados y pescadores procedentes de las provincias costeras de Hainan, Guangdong y Guangxi que, si bien están vinculados a la industria pesquera, pueden ser movilizados como personal paramilitar para apoyar, e incluso realizar, las actividades del PLAN y la CCG en aguas en disputa. El liderazgo de la milicia recae sobre una estructura militar-civil y sus miembros son entrenados por oficiales del Ejército Popular de Liberación (EPL) asignados en los Departamentos de las Fuerzas Armadas del Pueblo (PAFD) a nivel de condado o municipio.

El jefe de las PAFD del distrito de Xiasha, Chen Qingsong, describió el papel de la milicia marítima de la siguiente forma:

“En tiempos de paz no solo desempeña un papel en la declaración de soberanía, la lucha contra el acoso por parte de enemigos extranjeros y la seguridad de la protección de los derechos, sino que también sirve para crear un entorno de seguridad marítimo pacífico, ordenado y estable”

No obstante, debido al desconocimiento generalizado, en ocasiones se malinterpreta o exagera la motivación real detrás de las actividades realizadas por la milicia. Por este motivo, el objetivo de este artículo reside en explicar qué es la milicia marítima china y cuál es su papel en la estrategia marítima china.

Los “little blue men” de China

El pasado 20 de marzo el Grupo de Trabajo Nacional para el Mar de Filipinas Occidental (NTF-WPS), órgano del gobierno filipino encargado de coordinar las políticas en el Mar del Sur de China, denunció la presencia de 220 barcos amarrados en el disputado arrecife Julián Felipe, ubicado en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) filipina. “Se cree que están tripulados por personal de la milicia marítima china”, concluyó el NTF-WPS antes de exigir a China su retirada.

Las imágenes publicadas mostraban nidos de embarcaciones de cascos de acero de casi 60 metros de eslora, más grandes y poderosos que el buque BRP Cabra de la Guardia Costera enviado por Manila para monitorizar sus actividades. La embajada china en Filipinas aseguró que eran pesqueros que estaban “refugiándose debido a las malas condiciones del mar” y calificó como “irritación innecesaria” las acusaciones del NTF-WPS.

No obstante, dos meses después de ser avistados por primera vez, las embarcaciones no solo continúan estacionadas en el arrecife Julián Felipe, sino que se han desplazado a otros puntos del Mar de Filipinas Occidental acompañados, en ocasiones, por buques de la Guardia Costera y la Armada del gigante asiático. “No soy tonto. El tiempo ha sido bueno hasta ahora, por lo que no tienen otra razón para quedarse allí. Estos barcos deberían estar saliendo”, declaró el secretario de Defensa filipino, Delfin Lorenzana.

Filipinas ya conoce lo que es sufrir la coerción de la PAFMM. En 2012, decenas de pesqueros de la milicia ocuparon durante dos meses el disputado Scarborough Shoal, ubicado a más de 800 kilómetros de China continental. La presión ejercida por Beijing, la mala planificación del gobierno filipino y su escasa capacidad -diplomática y naval- para hacer frente al desafío provocaron que China haya controlado de facto el atolón hasta la actualidad.

Estos incidentes ponen de relieve la predisposición de Beijing de desplegar a la milicia marítima para defender sus intereses y reclamos marítimos en el Mar del Sur de China. De hecho, el liderazgo del PCCh ha otorgado a la PAFMM un papel destacable en su estrategia de convertir a China en una potencia marítima.

Durante su visita al pueblo pesquero de Tanmen, base de la flota más importante de la PAFMM, Xi Jinping animó a los milicianos no solo a “liderar las actividades de pesca, sino también a recopilar información oceánica y apoyar la construcción de islas y arrecifes”. Los medios estatales, asimismo, describieron a la milicia de Tanmen como la protectora de las “fronteras marítimas azules de la patria en nuestro mar ancestral”, en referencia al Mar Meridional.

La principal ventaja de la PAFMM reside en que opera con embarcaciones más manejables y ligeras que le permiten navegar por aguas poco profundas, como las que se pueden encontrar en los arrecifes y atolones en el Mar del Sur de China. Del mismo modo, los milicianos pueden actuar como civiles, evitando de esta forma escaladas militares que podrían ocasionarse si China emplease a la PLAN. Esta identidad dual ha hecho que sean conocidos como “little blue men”, en alusión a los “little green men” desplegados por Rusia durante la crisis de Crimea en 2014. Por otro lado, pueden trabajar en grupos grandes para superar en número a los buques de aplicación de la ley extranjeros. Así, por ejemplo, el incidente del arrecife Julián Felipe ha demostrado que las fuerzas armadas filipinas no tienen la capacidad para expulsar a los 220 barcos de la PAFMM.

Además de participar en la industria pesquera, cinco son, en líneas generales, las funciones principales que realiza la PAFMM:

Primero, acto de presencia. Los reclamos marítimos son más difíciles de gestionar porque el océano no puede ser ocupado físicamente como un territorio terrestre. Por este motivo, aumentar y normalizar la presencia de embarcaciones de la milicia permite a Beijing respaldar la retórica creada en torno a su “derecho histórico” de soberanía sobre las zonas en disputa en el Mar del Sur de China.

Segundo, acoso y sabotaje. La PAFMM puede rodear o impedir la navegación de barcos extranjeros que llevan a cabo operaciones en aguas reclamadas por Beijing. En marzo de 2009, por ejemplo, el barco de reconocimiento oceánico de la Armada de Estados Unidos, el USNS Impeccable, fue abordado por dos pesqueros procedentes de la ciudad de Sanya que trataron, incluso, dañar la matriz de sonar que remolcaba.

Tercero, inteligencia y reconocimiento. Los pescaderos recopilan y envían a los cuadros militares información sobre la ubicación y movimientos de buques extranjeros. Las milicias son equipadas con terminales de navegación por satélite, radares de navegación, radios y otros equipos electrónicos para garantizar la comunicación cuando se encuentran en alta mar.

Cuarto, escolta. Los milicianos también ejercen como protectores de los civiles nacionales que operan en el Mar Meridional. Uno de los ejemplos más destacables fue la escolta de hasta 98 pesqueros de la plataforma petrolífera Haiyang-981 cerca de las islas Paracel. Vietnam, que reclama el archipiélago, respondió desplegando a su milicia marítima para obstaculizar las labores de exploración.

Quinto, la milicia realiza operaciones de rescate, colabora con las agencias locales en la aplicación de las leyes marítimas, ofrece apoyo logístico al PLAN y se ubican en primera línea del frente cuando se produce un enfrentamiento con embarcaciones de otros países.

La PAFMM también podría desplegarse como una importante fuerza de reserva en tiempos de guerra. Cabe recordar que uno de los motivos por los que el PCCh decidió crear la milicia marítima en la década de los cincuenta fue ayudar al debilitado PLAN repeler posibles incursiones de los nacionalistas tras el fin de la guerra civil. Sheng Bin, jefe del Departamento de Movilización de la Defensa Nacional de la Comisión Militar Central (CMC) declaró lo siguiente en una entrevista concedida a Xinhua:

“Debemos concentrarnos en la construcción de milicias marítimas (…) para formar un sistema de movilización de defensa nacional que pueda servir para responder a emergencias y luchar durante tiempos de guerra”

De profesión, pescador

El creciente poderío de la PAFMM ha de entenderse dentro de un contexto mucho más amplio que incluye la ambición de Beijing de fortalecer la industria pesquera nacional. Los milicianos, dado que subsisten principalmente gracias a la venta de productos procedentes del mar, se ven afectados directamente por las políticas adoptadas por el PCCh en este sector.

En 2013, el Consejo de Estado publicó un informe en el que recomendaba sustituir los barcos de pesca de madera por embarcaciones con casco de acero y fomentar la captura en “mares exteriores” para reducir la sobreexplotación de las zonas costeras del país. Aquel año, Xi Jinping motivó a los miembros de la PAFMM de Tanmen a “construir grandes barcos, traspasar las profundidades marinas y pescar grandes peces”. Asimismo, las provincias costeras ven el sector como una solución para impulsar el desarrollo económico local. El XII Plan Quinquenal de Hainan, por ejemplo, estableció que para 2020 la industria marina debía equivaler el 35% del producto interior bruto.

Así, el PCCh, tanto a nivel central como local, ha adoptado programas de modernización de la flota pesquera mediante subsidios al combustible -introducidos por primera vez en 1995, pero en la actualidad han aumentado- la remodelación de naves “viejas, obsoletas y de madera” o la construcción de nuevas. Las embarcaciones que operan en las aguas de las islas Spratly, donde China tiene menos control debido a la lejanía geográfica y la competición con otros países ribereños, han recibido mayor apoyo económico. En muchos casos, los beneficiarios deben ingresar en la milicia marítima para recibir los subsidios.

Un buen ejemplo podría ser, como indica Ryan Martinson, la ciudad de Taishan, ubicada en la provincia de Guangdong. El gobierno local y provincial proporcionaron en subsidios hasta 5 millones de yuanes a cada uno de los propietarios de ocho embarcaciones de pesca Spratly que se construyeron en 2019, financiando más de la mitad del coste final.

En este contexto, con barcos mejor equipados y ayudas económicas, los pescadores chinos tienen la capacidad para faenar en el archipiélago ubicado a más de 900 kilómetros de Hainan. De esta forma, no solo operan en una región con importantes bancos de pesca, sino también pueden ser utilizados por las autoridades chinas para hacer valer sus intereses en las islas en disputa. Algunos, como se ha mencionado anteriormente, son desplegados para llevar a cabo maniobras en la zona gris, como puede ser el caso de Scarborough Shoal o el arrecife Julián Felipe.

Relación PAFMM-Beijing

China no es un estado monolítico. Si bien las principales políticas son elaboradas e implementadas por el gobierno central, en el gigante asiático -precisamente por este motivo- reside una multitud de actores nacionales, provinciales y locales con intereses propios que pueden no coincidir con las preferencias de Beijing. Así, sería erróneo pensar que la PAFMM está estrictamente subordinada a los dictados del PCCh.

De hecho, la relación entre la milicia marítima y el gobierno central no es la ideal. Los milicianos, motivados por cuestiones puramente económicas, realizan actividades pesqueras en cualquier punto del Mar del Sur de China donde puedan conseguir el mayor beneficio posible, de forma ilegal si fuera necesario. En ocasiones, estos se desplazan unilateralmente a aguas cercanas a islas o arrecifes controlados por los países ribereños o a sus Zonas Económicas Exclusivas en busca de caladeros.

Como consecuencia, es habitual que se produzcan enfrentamientos entre buques de aplicación de la ley extranjeros y de la PAFMM que acaben involucrando al gobierno chino. El PCCh -para evitar problemas internos con el sector más nacionalista- se ve obligado a desplegar a la Armada o a la Guardia Costera con el objetivo de proteger a los milicianos, provocando disputas diplomáticas y un aumento de voces críticas que denuncian que China actúa como una potencia agresiva. El incidente de Scarborough Shoal, por ejemplo, se originó cuando un buque de guerra filipino intentó detener a pescadores chinos que recolectaban almejas gigantes sin los permisos necesarios.

Las autoridades chinas intentan monitorear y controlar las actividades de la PAFMM, incorporando el sistema de navegación por satélite Beidou en las embarcaciones, obligando a los pescadores a que se distancien de islas o arrecifes en disputa para poder recibir subsidios o retirando las ayudas económicas a aquellos que hayan sido detenidos en países extranjeros. No obstante, estas medidas no siempre funcionan, máxime teniendo en cuenta que las retribuciones muchas veces son limitadas y que la costa china está sobreexplotada.

En definitiva, si bien la PAFMM es considerada por Beijing como la “tercera fuerza naval” que permite garantizar los intereses nacionales en las zonas en disputa y facilitar la metamorfosis de China en una potencia marítima, la narrativa construida alrededor de la milicia es a veces exagerada y no tiene en cuenta que, en muchas ocasiones, los integrantes de la misma llevan a cabo sus actividades motivados únicamente por objetivos económicos. 

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