Primera parte – Segunda parte
Cinco años después de las que se conocieron como las elecciones más importantes de la historia de la Unión Europea llegan las elecciones más importantes de la de la historia de la Unión Europea. Y ni entonces ni ahora les falta razón a ninguno de los comentaristas y expertos que aparecen en las cadenas y en la prensa nacional e internacional.
Aquel mayo de 2014 fue importante por el inicio del Spitzenkadidanten procces, por el cual, partiendo de una lectura un tanto amplia del artículo 17 del Tratado de la Unión Europea[1], los principales partidos nombraban un candidato a la presidencia de la Comisión Europea antes de las elecciones, y este, en caso de que su grupo parlamentario fuera la primera fuerza política, debería ser nombrado presidente de la Comisión. El objetivo primero era hacer ver a los ciudadanos europeos que un voto a un partido a nivel nacional era un voto al “candidato principal” de la misma familia ideológica a nivel europeo. El objetivo final era un intento más de acercar las instituciones europeas a los ciudadanos y de frenar la caída de la participación en las sucesivas elecciones europeas desde 1979.
Esta lectura no agradó a los jefes de Estado y/o de Gobierno de los miembros de la UE, pues era percibido como un intento de ampliar poderes por parte del Parlamento y socavando el de los Estados miembros, quienes, por mayoría cualificada y a través del Consejo Europea debían proponer al Parlamento un candidato a la presidencia de la Comisión para que este fuera elegido por mayoría de la eurocámara. Claro “teniendo en cuenta el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo” tal y como reza el articulo 17 era difícil que el Consejo Europeo se negará, por no correr el riesgo de ser tachado de “antidemocrática”. No gustó, ni gusta el proceso pero todo apunta, como lo demuestran los debates ya televisados de los candidatos y la aprobación del Informe Jauregui en el Parlamento Europeo, a que el sistema va a volver a aplicarse.
Las elecciones de 2014 también fueron importantes desde la división euroescépticos-euroeufóricos. El euroescepticismo no es un invento reciente, si no que ha ido creciendo paulatinamente a izquierda y derecha, con la máscara nacional populista o sin ella. Otros elementos que dieron importancia a aquellas elecciones eran el contexto de crisis económica que azotaba a algunos de los estados miembro y la crisis griega y el temor el Grexit, asunto que hoy en día parece ya olvidado gracias al Brexit.
¿Cómo miramos hoy las próximas elecciones europeas?
Podemos decir que ha habido acontecimientos nuevos que determinaran el voto de los europeos y también hay batallas que continúan desde 2014 o que viene incluso de antes.
Por resumir grosso modo, desde aquel 2014 hemos vivido:
- El referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la activación del artículo 50 del TUE tras el resultado ajustado en favor de la salida.
- Unas elecciones generales españolas donde el sistema de partido deja atrás el bipartidismo y pasa a una sistema multipardista.
- Unas elecciones generales alemanas donde la formación nacional populista y euroescéptica Alternative für Deutschland entró en el Bundestag, pasando de 0 a 94 escaños.
- Unas elecciones presidenciales en Francia, donde Marine Le Pen, por el Frente Nacional alcanzó la segunda vuelta de tales elecciones (aunque solo con un tercio de los votos frente a su rival, Emmanuel Macron con su plataforma-partido En Marche!).
- Unas elecciones generales italianas donde las dos primeras fuerzas políticas eran euroescépticas (Movimento 5 Stelle de Luigi Di Maio y la Lega liderada por Mateo Salvini, tras su expansión desde el norte a todo el país) dando lugar a un gobierno de coalición que ya ha confrontado en varias ocasiones con la Comisión
Si a eso le añadimos la gestión de la crisis de refugiados y el aplazamiento de la salida del Reino Unido por falta de acuerdo entre los partidos nacionales, nos ha quedado un mapa interesante.
Todo ello refuerza los ejes de competición ya conocidos en la Unión Europea: izquierda-derecha y euroescepticismo-proUE, y en menor medida el eje norte-sur o este-oeste y, el que por ahora se queda lejos de europeizarse al completo, el climático con el limitado auge (acotado al centro y norte de Europa) de los verdes.
¿En que medida se puede hablar de competencia electoral a nivel europeo? ¿Hay partidos europeos que compitan?
Aunque existen oficialmente trece partidos europeos, las encuestas y las empresas demoscópicas trabajan con los posibles grupos parlamentarios que se formen tras las elecciones. Siguiendo a EU POLITICO (contando con el Reino Unido), a día de 22 de mayo[2]:
Aunque en este gráfico no se aprecie del todo podemos resumir en cinco momentos los cambios más bruscos en las elecciones. Aquellos que no se ven: por ejemplo, cuando se acordó el nuevo reparto de escaños tras el Brexit, que supuso una caída de los posibles escaños de los socialdemócratas europeos y de los Reformistas y Conservadores Europeos, y el anunció de la coalición entre los liberales europeos y el partido de Macron, lo que supuso un incremento de la estimación en 20 escaños.
Visible ya en este gráfico se aprecia que el siguiente cambio brusco es el anuncio del Movimento 5 Stelle de abandonar el EFDD (Europe of Freedom and Direct Democracy) que junto con la posibilidad de que su principal socio de grupo, el UKIP, no concurriera a las elecciones europeas, en principio, supuso la desaparición de las aspiraciones del grupo en las encuestas. Los de Di Maio van por libre y tienen un problema si su objetivo es formar grupo parlamentario propio, ya que es necesario que el grupo se componga de eurodiputados elegidos en al menos 7 países y 25 diputados[3]. La separación de EFDD es un intento de alejarse de formaciones nacional populistas como la de su socio de gobierno en Italia e intentar recuperar en el terreno europeo aquel espacio perdido en el ámbito nacional. Mientras, el ministro de Interior italiano y líder de la Liga impulsa la Alianza Europea de los Pueblos y las Naciones en un intento de aunar a los partidos nacional populistas de Europa en un solo grupo cuyo tridente político será una política europea de inmigración más restrictiva, el refuerzo de la seguridad en la frontera exterior y la recuperación del poder para los estados nación. Su objetivo a corto plazo es aunar a todas las fuerzas euroescépticas a la derecha del parlamento y conformar un bloque antagonista a los conservadores, socialdemócratas y liberales europeos. Sus principales apoyos incluyen al Partido de los Finlandeses, Partido del Pueblo Danés y Alternativa para Alemania[4].
El aplazamiento del Brexit supuso la recuperación de asientos para los socialdemócratas, por la aparente membresía del Labour Party de Jeremy Corbyn a este grupo, y también para la Europa Conservadora y Reformista, cuyas filas engrosan los “tories” británicos. La aparición en escena del “Brexit Party” supone, según EU Politico, el impulso del grupo de los “grillini”, aunque Nigel Farage no ha aclarado aún si formará grupo con el M5S[5].
La proyección de EU Político para el día 19 de mayo indica que los populares europeos serán primera fuerza política a pesar de que perderían 45 escaños con respecto a 2014 quedándose en 171, seguido de los socialdemócratas que perderían 42 alcanzando los 145, los Conservadores y Reformistas perderían 20 de los 77 actuales en la eurocámara, ALDE superaría los 100 colocándose en 107 lo que supone un aumento de 38 asientos, la Alianza Europea de los Pueblos y las Naciones, siendo considerado sucesor del ENF, mejoraría alcanzando los 74 escaños, los de Di Maio y Farage, asumiendo que formasen un grupo tras las elecciones subirán 6 escaños situándose en los 48. La esperanza verde queda contenida a los países del centro y norte de Europa, lo que supone prácticamente igualar su resultado, mejorando 4 escaños y alcanzando los 56, de la misma manera que la Izquierda Europea, pero que en este caso perdería 2. El nuevo parlamento también contaría con 43 nuevos miembros y no afiliados que tendrán que elegir qué grupo es el más afín ideológicamente o primar el pragmatismo como hizo el M5S.
Se pueden identificar al menos tres tendencias: la pérdida de poder de las dos grandes familias europeas, populares y socialdemócratas, la mejora de las fuerzas políticas que promueven eufóricamente mayor integración y de las que promueven con mayor decisión y profundidad menor poder e injerencia de las instituciones europeas y/o la recuperación de competencia para los Estados nación miembros, y la falta de una tercera vía, ya sea verde o roja.
¿Pero votan los europeos pensando en una competencia exclusivamente europea? ¿Siguen siendo elecciones de segundo orden?
Las elecciones europeas tienen una participación más baja que la media de los estados miembros, aunque es verdad también, que la participación electoral en los Estados miembros ha venido descendiendo, en menor medida, pero descendiendo. La academia apunta como razones a la lejanía de las instituciones europeas, al predominio del pensamiento político en el marco mental de un Estado nación, poca confianza hacia las instituciones europeas o poco conocimiento o interés en la UE y su funcionamiento. También hay que destacar el paulatino aumento del voto a partidos euroescépticos que se EU Politico, podrían rondar los 252 escaños, frente a los 471 de los pro-UE, cada cual con sus matices.
Si sumamos el resultado electoral del 2014 de los Pro-UE (EPP, S&D, ALDE y “verdes”) estos alcanzaban los 522, sin contar a la Izquierda europea. De la misma manera, si sumamos el resultado electoral de los euroescépticos (ENF, ERC Y EFDD) sumaban 155. Si bien es una reducción a lo más básico y se deja a la izquierda fuera de la cuenta, por los matices internos con respecto a Europa, podemos hacernos una idea de la tendencia general en la batalla entre más Europa y menos Europa. Si siguen siendo o no, elecciones de segundo orden lo decidirán los europeos durante esta semana.
Pero en un escenario electoral supranacional donde predomina la lógica estatal es necesario entender la situación general de la política interna de los Estados miembros. A fin de aportar adecuadamente en este sentido, habrá una segunda entrega de este artículo donde nos centraremos en la situación en las naciones que más eurodiputados aportan: Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España.
Enlace a la segunda parte
Referencias:
[1] Artículo 17. 7, del TRATADO DE LA UNIÓN EUROPEA: Teniendo en cuenta el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo y tras mantener las consultas apropiadas, el Consejo Europeo propondrá al Parlamento Europeo, por mayoría cualificada, un candidato al cargo de presidente de la Comisión. El Parlamento Europeo elegirá al candidato por mayoría de los miembros que lo componen. Si el candidato no obtiene la mayoría necesaria, el Consejo Europeo propondrá en el plazo de un mes, por mayoría cualificada, un nuevo candidato, que será elegido por el Parlamento Europeo por el mismo procedimiento.
[2]EU POLITICO. 2019 EU Election https://www.politico.eu/2019-european-elections/
[3] Articulo 32.2. Del Reglamento Interno del Parlamento Europeo. “Todo grupo político estará integrado por diputados elegidos en al menos una cuarta parte de los Estados miembros. El número mínimo de diputados necesario para constituir un grupo político será de veinticinco”.
[4] “European Alliance of Peoples and Nations: What we know so far” Europe Elect. 2019. 8 de abril. https://europeelects.eu/2019/04/08/european-alliance-of-peoples-and-nations-what-we-know-so-far/
[5] “Silenzo, parla Farage: “Europeisti, tremate. Il prossimo parlamento europeo sarà il vostro incubo” Linkiesta. 2019. 14 de mayo. https://www.linkiesta.it/it/article/2019/05/14/nigel-farage-brexit-intervista/42122/
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