Primera parte – Segunda parte
Hace décadas que se especula sobre que, en el futuro, las guerras comenzarán a ser por recursos cada vez más básicos debido principalmente al calentamiento global y al crecimiento de la población. El recurso más básico y el que siempre resuena más a la hora de especular sobre este futuro es el agua sin la cual la vida, tal y como la entendemos actualmente, difícilmente puede prosperar.
El Nilo se extiende a lo largo de 6853 kilómetros, cruzando casi una decena de países que dependen en gran medida de sus aguas para sobrevivir e históricamente ha sido una fuente de disputa entre los mismos.
Solo han existido históricamente dos acuerdos internacionales para el uso y aprovechamientos de las aguas del gran rio africano que datan de la época colonial y favorecían a los territorios controlados por la corona británica. Una vez desaparecido el control directo de los británicos sobre el territorio las disputas regresaron lo que llevo a la creación de la conocida como “Iniciativa de la Cuenca del Nilo” (ICN), una organización intergubernamental, que integra a todos los países que pertenecen al territorio que le da nombre y que sobre el papel tiene el objetivo de gestionar de manera igualitaria, justa y sostenible el desarrollo de los recursos del rio a fin de garantizar la paz y las necesidades de los estados miembros.
Pero como muchos proyectos intergubernamentales a lo largo y ancho del globo, pese a estar cargados de buenas intenciones y bellas palabras no ha conseguido plasmar estas en una realidad de tremenda complejidad. Y esto ha impedido que hasta la fecha se haya redactado un tratado definitivo sobre el uso y los derechos de las aguas del Nilo.
Hoy en día existen dos países con particular influencia y poder tanto a nivel regional como dentro de la organización siendo estos Egipto y Etiopía, ambos con una población cuyo crecimiento está en auge y ya se sitúa en torno a los 100 millones de habitantes que en gran medida dependen de las aguas del Nilo para cubrir sus necesidades.
Etiopía, con ayuda financiera de países del golfo y de China, está construyendo una mega presa, conocida como la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD por sus siglas en inglés), el mayor proyecto hidroeléctrico de toda África y el 7º mayor del mundo con el cual pretende suministrarse energía a toda Etiopía e incluso exportar al extranjero.
Egipto por su parte cubre el 90% de las necesidades de su población, en lo que al agua se refiere, gracias al Nilo. Esto es aún más destacado cuando se tiene en cuenta que solo un 3% de la superficie total de Egipto es apta para el cultivo y esta superficie es totalmente dependiente de las aguas del gran rio.
Visto esto, queda más que claro que ambas naciones tienen una gran dependencia del rio a la hora de mantener y mejorar su situación actual, pero existe un gran problema y es que Etiopía está situado en una región superior del curso del rio y por lo tanto las aguas del mismo pasan antes por este país. La construcción de la GERD fue vista como un gran riesgo tanto para Sudan como para Egipto, ya que son los únicos países situados en regiones inferiores del curso, lo que los llevo a unir fuerzas en 2015, sentando así las bases para una mejoría general en las relaciones entre ambos países, para negociar con Etiopía una Declaración de Principios (1) con el fin de intentar buscar una solución a la disputa. Fue entonces cuando comenzaron negociaciones respecto a la presa, durante las cuales y ante la promesa de considerables beneficios económicos Sudán cambio de bando, hasta que el pasado 12 de noviembre de 2017, el ministro para el Agua y la Irrigación de Egipto, Mohamed Abdel Aty, anunció el fracaso de las mismas.
Desde la perspectiva de Egipto, el fracaso de las negociaciones les dejaba con pocas opciones:
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Redoblar los esfuerzos y continuar buscando un acuerdo, opción que se creía improbable, debido a lo infructífero de esta vía a lo largo de los últimos años.
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Tratar de llevar el asunto a una corte internacional, lo que iniciaría un proceso quizá demasiado largo, teniendo en cuenta que se esperaba que la presa entrase en funcionamiento a lo largo de 2018.
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Un ataque militar preventivo contra las instalaciones de la presa, opción para la cual Egipto lleva preparándose varios años, a pesar de que públicamente dicha opción se descarte. En Addis Abeba y Khartoum se toman en serio esta posibilidad por lo que en mayo de este año, se firmó un acuerdo para la defensa de la presa en caso de ataque.
Todo parecía indicar que nos dirigíamos ante un fatídico choque de trenes a principios de este año, hasta que algo inesperado sucedió: Hailemariam Desalegne se convirtió en el primer gobernante de la Etiopía moderna en dimitir (2), todos los demás habían muerto en el cargo o habían tenido que ser depuestos, viéndose sucedido en el cargo de primer ministro por Abiy Ahmed Ali.
La llegada al gobierno de Abiy Ahmed Ali ha provocado mucho revuelo en la región, puesto que ha decidido renovar completamente la política del país africano. En tan solo unos meses se ha reunido con la mayoría de los líderes de la región con numerosos éxitos tales como la firma de paz y normalización de relaciones con Eritrea, el incremento de la participación del país en la crisis de Somalia o, lo que nos atañe, la ruptura del estancamiento en las negociaciones sobre un acuerdo en lo referente al reparto de las aguas del Nilo con Sudán y Egipto.
Pero no vayamos tan rápido ¿cómo ha sucedido esto? El momento clave fue la visita de Ahmed Ali a El Cairo el pasado junio (3), donde se reunió con el presidente Abdelfatah Al-Sisi llegando a romper el estancamiento de las negociaciones que ya se habían decidido retomar en una reunión previa a mediados de mayo en Addis Abeba.
Pero no todo son buenas noticias y el fantasma de los problemas relacionados con el agua que amenazan a Egipto se hace cada año más presente, lo que puede torcer unas negociaciones que aún se encuentran en un delicado equilibrio entre el éxito y el fracaso ya que ciertas cuestiones críticas aún están pendientes de resolver (4). Y Egipto lleva años preparándose para el peor de los escenarios.
Proyección de Poder en el Mar Rojo
Egipto lleva varios años reforzando su capacidad militar (5), especialmente en lo que a su marina y fuerzas aéreas se refiere, para enfrentar diversas amenazas con características de lo más diversas que van desde la protección de su frontera occidental más allá de la cual se encuentra el caos libio, a la lucha por el control del Sinaí contra grupos islamistas o el control de sus costas tanto en el Mediterráneo como en el Mar Rojo.
A principios del pasado año, Egipto anunciaba la creación del Comando Naval Sur en el que se incluían varias naves recientemente adquiridas como uno de los buques de asalto anfibio clase Mistral, una fragata multipropósito Clase FREMM o un submarino clase 209/1400 entre otros, todos ellos comprados en los últimos tres años.
“Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum”, versión original de la conocida máxima “Si quieres paz, prepárate para la guerra” descrita por el escritor romano Vegecio en su “Epitoma rei militaris”, nos sirve para analizar el por qué de este creciente despliegue militar en dirección al Mar Rojo. Por supuesto no quiero argumentar que esta sea la única razón, nada es tan simple, y también hay que tener en cuenta otros factores como son la importancia del Canal de Suez, recientemente ampliado, o del estrecho de Bab-el Mandeb, amenazado por la guerra en Yemen en la cual Egipto participa aunque en una menor escala que los países del golfo.
Retornando al potencial conflicto con Etiopía, la amenaza de un ataque militar preventivo es una de las muestras más abiertas de poder duro en cuanto a lo que a las relaciones internacionales se refiere y podría llegar a ser utilizada pero no es ni mucho menos la única carta en la mano de Egipto.
El presidente Al-Sisi no ha parado durante los últimos años de mejorar las relaciones con otros países de la región, como demuestran las numerosas reuniones producidas a lo largo de 2017 con los presidentes y primeros ministros de Eritrea, Sudán del Sur, Somalia o Kenia que han llevado a que algunos medios se planteen la existencia de alianzas y compromisos secretos (6). Es innegable en general que Egipto está aumentando su relevancia diplomática y política en la región, ganando prestigio internacional con acciones como los numerosos intentos por parte de El Cairo de arbitrar un acuerdo para traer el fin de la guerra civil a Sudan del Sur, logro que también se disputa con Etiopía.
El anterior gobierno de Etiopía no vio con buenos ojos nada de esto, especialmente ya que tenía suficientes problemas tratando de contener las continuas revueltas internas que azotan el país desde hace años, revueltas a las que por cierto se acusó de estar financiadas por Egipto y Eritrea, cosa que como era de esperar, estos niegan.
Por otra parte, y aunque todo parece indicar que la campaña diplomática de Ahmed Ali ha alejado la amenaza de una alianza contra Etiopia nada se puede tomar por seguro y es que diversas crisis inesperadas, como un incremento en la inestabilidad de la región de Ogaden, podrían en cualquier momento volver a descalabrar la relación con los países de la región. Y esto suponiendo que no sea la propia Etiopía la que sufra el descalabro puesto que los conflictos internos ya han estado cerca de cobrarse la vida, en un atentado ocurrido el pasado junio (7), del ambicioso primer ministro.
La amenaza de un conflicto armado entre las dos potencias del Nilo aún es lejana pero ya está siendo vigilada por otros países, que proyectan a través de la disputa por el agua sus intereses geoestratégicos.
La importancia económica del Mar Rojo y sus costas plagadas de conflictos tales como las insurgencias de Sudan, la guerra civil de Sudan del Sur, la intervención saudí en la guerra civil de Yemen (8) o la larga guerra contra el yihadismo en Somalia (9), están atrayendo a las potencias regionales y globales que buscan establecerse en la zona como recientemente ha hecho China en Djibouti, Turquía en Somalia, Emiratos Árabes Unidos en Somalilandia y Eritrea o como podría hacer próximamente Rusia después de la oferta del presidente sudanés (10). Esto sin olvidarnos de los países ya históricamente establecidos como son Francia y Estados Unidos.
Sin lugar a dudas la región dará mucho de que hablar en los próximos años.
Referencias:
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https://www.newzimbabwe.com/ethiopia-attack-five-charged-for-trying-to-kill-pm-abiy-ahmed/
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http://www.descifrandolaguerra.es/yemen-cronica-de-un-pais-devastado/
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http://www.descifrandolaguerra.es/tribalismo-e-islam-somalia-en-el-laberinto/
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https://sputniknews.com/africa/201711251059426070-sudan-base-talks-weapons-putin/
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