Australia anunció recientemente su mayor reforma militar en décadas en un contexto marcado por la creciente rivalidad con China en la región Asia-Pacífico. En palabras del ministro de Defensa Richard Marles, el documento esbozado es la “revisión más ambiciosa de la postura y la estructura de Defensa desde la Segunda Guerra Mundial”. El gobierno australiano establece que su entorno estratégico, el Indo-Pacífico, está marcado por un aumento de la competición que opera en múltiples niveles, considerando que el cambio de circunstancias desde 1980 presenta nuevos riesgos para la seguridad nacional.
Especialmente se señala al ascenso militar de China, a quien se le acusa de estar llevando a cabo la acumulación militar “más grande y ambiciosa de cualquier país desde el final de la Segunda Guerra Mundial (…) sin transparencia ni garantías para la región Indo-Pacífico sobre su intención estratégica”. También se apunta a las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos como uno de los puntos más relevantes que motivan la reforma.
Como consecuencia, el documento recomienda una mayor atención sobre bases militares de los territorios del norte de Australia y orientar las inversiones en defensa a la adquisición de capacidades militares para denegar a adversarios la posibilidad de proyectar poder sobre los territorios del norte del país. La estrategia, por tanto, aconseja aumentar el gasto militar en medios que permitan proyectar un mayor poder más lejos de las costas. Se apunta a una reducción del presupuesto de la fuerza terrestre para, en su lugar, redirigir las inversiones a las capacidades de defensa aérea y naval, como los submarinos de propulsión nuclear AUKUS.
Del mismo modo, se menciona la necesidad de adquirir misiles de largo alcance debido a que la geografía ya no es un elemento suficiente para la defensa de Australia. Otro elemento relevante es el cambio climático; la revisión advierte que los nuevos riesgos asociados pueden abrumar las capacidades de las Fuerzas Armadas, que cada vez deben intervenir de manera más frecuente en las labores de socorro y asistencia humanitaria.
Por último, el texto establece que Australia debe continuar aumentado su cooperación con aliados regionales como Japón y Filipinas, además de aumentar la colaboración con Estados Unidos para rotaciones navales de patrullaje. Todo ello indica que Australia, a pesar del gobierno laborista, que está permitiendo el restablecimiento de relaciones con China, continúa firmemente dentro de la estructura de seguridad estadounidense del Indo-Pacífico y está dando pasos para una mayor integración con los aliados regionales.
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