Escrito por Álvaro
La Resolución 2216 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptada el 14 de abril de 2015 ratificó una Coalición Árabe apoyada por Estados Unidos y liderada por Arabia Saudí que ya existía de facto y bombardeaba Yemen desde el 26 de marzo. Si bien es poco conocida incluso la agresión militar fruto de esta Resolución, es aún menos conocido el papel que han tomado en el conflicto los secesionistas del sur.
Este movimiento secesionista ha estado coptado por Harak al-Junubi, literalmente El Movimiento del Sur –a veces simplificado como Harak o Hirak, El Movimiento-. La Coalición Árabe, principalmente los Emiratos Árabes Unidos (EAU) –aunque también Arabia Saudí- han entrenado, asistido y legitimado a Harak con el fin de usarlo como fuerza terrestre de combate para derrotar a los huzíes, principal objetivo de la Coalición Árabe.
Como iremos desmenuzando, esta cuestión no tiene que ver ni un ápice con el modelo de Estado marxista-leninista que llevó a cabo Yemen del Sur entre 1967-1990. Lo que sucede con Harak es una cuestión bien distinta, si bien comparten la bandera de Yemen del Sur y simbología similar. Harak afirma estar a favor de la Coalición Árabe, señalando que «la Coalición Árabe salvó vidas en Yemen del Sur, al igual que la OTAN salvó vidas en Bosnia», también apuntan que «detener a la Coalición Árabe no detendrá la guerra, de hecho la haría más sangrienta». Así mismo reconocen su papel como proxie sosteniendo que «la Coalición no habría podido tomar Adén o cualquier parte del sur sin la «’Resistencia Sureña’».
El carácter pro-OTAN y pro-Saudí de las fuerzas del sur de Yemen en la actualidad, sumado a un grado de conservadurismo religioso bastante alto, contrasta claramente con el secularismo de Yemen del Sur. Si bien achacan este conservadurismo a la convivencia con Yemen del Norte lo cierto es que hay presencia de mujeres ataviadas con nikab y burkas en los puestos militares que la Coalición comparten con Harak.
Si volvemos atrás en el tiempo, la principal excusa para la creación de la Coalición Árabe fue la expansión de los huzíes que desembocó en el control de Saná, la capital del antiguo Yemen del Norte el 21 de septiembre de 2014. Pero no podemos dejar de lado la entrada de los huzíes en Adén, la capital del antiguo Yemen del Sur el 19 de marzo de 2015. Harak denunció que los huzíes estaban cometiendo verdaderas masacres entre la población. Una semana más tarde, la Coalición Árabe estaría bombardeando día y noche el norte de Yemen y los huzíes sufrirían en Adén la mayor de sus derrotas hasta la actualidad.
Estos acuerdos regionales ampliamente conocidos en Yemen se concreta en tanques y carros de combate ondeando la bandera de Emiratos Árabes Unidos, Yemen del Sur y Arabia Saudí y por supuesto, se concreta en multitudinarias manifestaciones – Mukalla el 24 de abril o Adén el 4 de mayo- donde los civiles ondeaban banderas de los EAU y de Yemen del Sur.
Emiratos Árabes Unidos, la cara amable de la Coalición Árabe
Los Emiratos Árabes Unidos han entrenado a este nuevo ejército del sur de Yemen desde cero, reclutando a más de 30.000 hombres que provenían de tribus y de las ciudades. A pesar de las dificultades que afrontan los Emiratos -de esos 30.000 hombres entrenados solo 20.000 acudieron al deber-, el gran papel que juega esta potencia regional en Yemen es obvio. EAU no solo ha financiado y entrenado este nuevo ejército, ha invertido 2.600 millones de dólares estadounidenses en pagar salarios locales con la esperanza de incentivar la economía local. A este respecto hay que señalar la compra por parte de Dubai Ports World del puerto de Adén con el fin de activar la economía sureña y evidentemente, la economía emiratí.
En palabras de un combatiente local «siempre supe como manejar armas, pero los EAU nos enseñaron disciplina militar y nos ofrecieron un trabajo». También se destaca que «desde que la fuerza yemení entrenada y financiada por los Emiratos Árabes Unidos recapturaron el puerto sureño de Mukalla de las fuerzas de al-Qaeda el año pasado (2016), los esfuerzos de los estados del golfo para consolidar el progreso pueden verse comprometidos por las rivalidades tradicionales».
Las complejas rivalidades tradicionales genera que los combatientes del sur no estén dispuestos a combatir más allá de lo que consideran sus fronteras. Consecuencia directa de esto es que movilizar a las tropas de Harak hacia el norte de Yemen, a pesar de la cuantiosa financiación de EAU, es una tarea extremadamente delicada y minuciosa que ha provocado divisiones en la Coalición Árabe entre Arabia Saudí y los EAU. «La inclusión de combatientes de la filial yemení de la Hermandad Musulmana, Islah, como miembros locales de la coalición dirigida por Arabia Saudí ha sido un punto de fricción entre los dos aliados. Incluso ha tenido repercusiones en el campo de batalla, limitando el rol de los emiratís en la batalla de Taiz [Yemen del Norte], donde los combatientes del Islah han jugado un papel importante».
Las intenciones de EAU de recuperar el antiguo estado antaño conocido como Yemen del Sur para garantizarse el control de esa zona han sido afirmadas también por altos cargos de la monarquía emiratí, manifestando que «la ausencia del estado en Yemen refuerza el derecho de secesión del sur». Esta estrategia secesionista tiene dos inconvenientes principales:
Primero, esto no evita que los huzíes se expandan por todo el territorio del norte. Es más, si recuperamos las fronteras de Yemen del Norte y Yemen del Sur, este último debería retirarse del estrecho de Bab el-Mandeb que está en Yemen del Norte; los huzíes cerrarían el estrecho y Arabia Saudí no podría exportar su petróleo al exterior.
Segundo inconveniente es que cuenta con el rechazo de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, quien continúa siendo el Presidente legítimo de Yemen según la ONU. Hadi dirigiró durante la guerra civil de 1994 el Ministerio de la Guerra, encargado de derrotar la insurgencia de Yemen del Sur. Su postura es claramente de unidad nacional sea cual sea su precio. Hadi ha llegado a calificar a los EAU como ocupantes más que liberadores. Durísima crítica, dado que la Coalición Árabe le acoge en el exilio, mientras que en territorio huzí está sentenciado a muerte por alta traición.
Para entender las alianzas en Yemen debe incorporarse la categoría tribal. Afortunada o desgraciadamente las alianzas tribales durante el último decenio en Yemen han sufrido innumerables cambios. Saleh se alió con Arabia Saudí durante 2009 para combatir a los huzíes. A día de hoy Saleh y los huzíes son aliados contra Arabia Saudí. Harak y los huzíes colaboraban entre sí antes de la intervención saudí. A día de hoy combaten y se intercambian bolsas de cadáveres y prisioneros. Por no hablar de la histórica alianza entre Saleh y Hadi, los líderes de ambos gobiernos yemeníes existentes en la actualidad. Y por no hablar tampoco del crecimiento de la rama del grupo terrorista de al-Qaeda en la Península Arábiga (AQAP por sus siglas en inglés), que se expande con el vacío de poder.
Frente a estas frágiles alianzas en movimiento en el sur de Yemen, Estados Unidos como superpotencia mundial tiene sus propios intereses mantienendo a la vez dos guerras en Yemen. La primera guerra es contra AQAP. La segunda guerra busca restablecer el control de Hadi, que según los propios Estados Unidos, es sospechoso de relacionarse con AQAP. Al menos tres socios de Hadi han sido sancionados por el Departamento del Tesoso de los Estados Unidos por sus lazos con al-Qaeda. Como hemos visto en otros escenarios bélicos, el doble-juego de la política exterior norteamericana podría resultar confuso.
Declaración histórica de Adén
Estas distintas tensiones que se manifiestan en los múltiples actores regionales tienen sus implicaciones en las prácticas políticas de la sociedad yemení. El 27 de abril de este año el Presidente Hadi destituyó como gobernador de Adén al General Mayor Aidarus al-Zubaidi, un militar muy popular en la capital por su papel durante la actual guerra. La destitución pretendía acabar con el llamado a la secesión sureña a través de la retirada de banderas y otros símbolos.
Esta decisión rompió el trato implícito entre ambas partes por el que combatirían en una primera instancia a los huzíes para posteriormente debatir sus diferencias sobre la secesión del sur. Hadi logró el efecto contrario, provocó importantes revueltas populares donde se quemaron carteles con el rostro del Presidente yemení. A pesar de todo el despliegue del dispositivo militar, el nuevo gobernador propuesto por Hadi tuvo que abandonar Adén horas después de su llegada alegando cuestiones de seguridad. Así, el 4 de mayo –aniversario del inicio de la guerra civil yemení (1994)- al-Zubaidi leyó la ya histórica “Declaración de Adén” en la que se declaró como nuevo líder de Yemen del Sur y creó una delegación para establecer un consejo político-militar que inicie el proceso de independencia del norte de Yemen.
Esto supuso un gran obstáculo para la Coalición Árabe. Mantener la apuesta por Hadi suponía reprimir a Harak, el principal proxie militar emiratí. Y mantener la apuesta por Harak suponía otra derrota política de Hadi, el principal proxie político saudí. La hábil maniobra política de EAU, que enfureció a Riad, de levantar el arresto domiciliario al hijo de de Ali Abdulá Saleh, el antiguo presidente yemení, junto con el retorno del nuevo gobernador propuesto por Hadi, demuestra que los Emiratos Árabes Unidos apoyan más firmemente a Harak mientras que Arabia Saudí insiste en el retorno al poder de Hadi.
Al mismo tiempo, los huzíes han lanzado una operación militar para capturar el puerto de Mocha. Si las divisiones entre Arabia Saudí y EAU son profundas, Harak no desplegará sus fuerzas. ¿Enviará entonces Arabia Saudí a Islah o incluso a fuerzas más extremistas para defender el puerto o se limitará a un uso indiscriminado de la aviación aérea como hasta ahora?
Y mientras tanto, Yemen es la peor crisis humanitaria del mundo.
Más allá de las alianzas militares, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA por sus siglas en inglés) reafirma que la crisis humanitaria de Yemen es la peor del mundo con 19 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria y protección, 7 millones de personas que se enfrentan a la inanición, 8 millones de personas sin acceso al agua potable, más de un millón de menores malnutridos y más de 10.000 personas asesinadas como consecuencia de esta guerra.
A estas cifras desoladoras habría que añadir el llamado del consejo de Derechos Humanos de la ONU a “levantar inmediatamente el bloqueo en Yemen para permitir la llegada de suministro” recordando que “las restricciones injustificadas en el flujo de bienes y servicios comerciales y humanitarios en Yemen están paralizando a la nación” y apuntando que “el bloqueo impuesto a Yemen por las fuerzas de la coalición desde 2015 es una de las principales causas de la catástrofe humanitaria”.
Suscríbete y accede a los nuevos Artículos Exclusivos desde 4,99€
Si escoges nuestro plan DLG Premium anual tendrás también acceso a todos los seminarios de Descifrando la Guerra, incluyendo directos y grabaciones.
Apúntate a nuestra newsletter
Te enviaremos cada semana una selección de los artículos más destacados, para que no te pierdas nada.