El Cáucaso Sur ha sufrido en los últimos años numerosos terremotos políticos de gran importancia para la región entre los que debemos destacar la Revolución de Terciopelo de 2018 (Armenia) y, sobre todo, la Segunda Guerra de Nagorno Karabakh de 2020. Pero hasta el momento el epicentro de los mismos siempre había estado en la larga disputa territorial entre Armenia y Azerbaiyán. Sin embargo, esto podría cambiar en el futuro próximo.
En las últimas semanas se ha producido una importante escalada de tensiones diplomáticas entre Azerbaiyán y la República Islámica de Irán. Ambos países han intercambiado amenazas y movilizado tropas hacia la frontera bajo el pretexto de realizar maniobras militares. El origen de esta escalada lo encontramos, principalmente, en tres desarrollos recientes:
Cambios territoriales
Los cambios territoriales provocados por la derrota de Armenia en la Segunda Guerra de Nagorno Karabakh han alterado la frontera norte de Irán. Donde antes el control efectivo de la frontera estaba dividido entre Armenia/Artsakh y Azerbaiyán ahora esta se encuentra mayormente bajo control azerí.
Las consecuencias directas de estos cambios ya se han hecho notar con la imposición de un “impuesto de tránsito” a los camiones iraníes que transportan bienes y combustible a través de la carretera Goris – Kapan, una ruta que atraviesa los territorios conquistados por las tropas azeríes durante el conflicto de 2020.
Esta tendencia podría volverse aún más preocupante para Irán si tenemos en cuenta las aspiraciones de Azerbaiyán, declaradas por el gobierno, de ampliar aún más su control sobre el territorio mediante el establecimiento del llamado “Corredor de Zangezur” que conectaría por carretera a la capital azerí, Bakú, con el enclave de Najichevan.
Reajuste en el equilibrio de poder regional
El segundo motivo tras esta escalada de tensiones también está directamente relacionado con el resultado de la Segunda Guerra de Nagorno Karabakh. La victoria de Azerbaiyán, y sus aliados del bloque túrquico, ha provocado una alteración del equilibrio de fuerzas en la región y ha permitido a Turquía y Pakistán incrementar su presencia en la frontera norte de Irán. La reciente realización de maniobras militares conjuntas Turquía – Pakistán – Azerbaiyán en territorio azerí supone el ejemplo más reciente de este cambio y ha servido como detonante para la actual escalada de tensiones.
El Ayatollah Hassan Ameli afirmaba el pasado 17 de septiembre que: “Dado que Azerbaiyán y Turquía no respetaron los derechos de Irán como vecino, le pedimos al Consejo Supremo de Seguridad Nacional que permita al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica demostrar solo la mitad del poder de Irán en este lado de la frontera y que así les recuerde que no deben jugar con la cola del león”
El Cáucaso Sur como escenario de la rivalidad Irán – Israel
Por último, también debemos señalar las estrechas relaciones existentes entre el Estado de Israel y la República de Azerbaiyán como uno de los motivos tras estas tensiones. Estas relaciones no son algo reciente, como tampoco lo es el hecho de que las autoridades de la República Islámica de Irán siempre se han mantenido profundamente recelosas de las mismas, pero el regreso de la facción principalista al poder, la escalada de las tensiones con Israel en numerosos escenarios y el estancamiento de las negociaciones sobre el programa nuclear en Viena han hecho que esta realidad se haya hecho más notable en los últimos meses.
Pero ¿tiene Irán algún motivo para preocuparse por esta relación? Veamos un ejemplo relativamente reciente: El periódico estadounidense The New York Times publicaba en 2019 un artículo, titulado “The Secret History of the Push to Strike Iran”, en el que se afirmaba que los satélites espías estadounidenses habían observado como Israel estaba utilizando bases en territorio azerí para hacer despegar drones espías con los que probar las defensas aéreas iraníes y fotografiar las instalaciones de su programa nuclear.
Por lo tanto, y teniendo en cuenta el incremento general de la tensión entre Israel e Irán de los últimos meses, no debería resultarnos sorprendente encontrarnos con declaraciones tan directas como las del nuevo ministro de exteriores iraní, Hossein Amir Abdollahiyan: “Le dijimos a Bakú que nunca toleraríamos la presencia de elementos del falso régimen sionista cerca de nuestra frontera. La interferencia de sionistas y terroristas en este país es obvia para nosotros, y nuestros ejercicios fueron un mensaje para ellos”.
Suscríbete y accede a los nuevos Artículos Exclusivos desde 3,99€
Si escoges nuestro plan DLG Premium anual tendrás también acceso a todos los seminarios de Descifrando la Guerra, incluyendo directos y grabaciones.
Apúntate a nuestra newsletter
Te enviaremos cada semana una selección de los artículos más destacados, para que no te pierdas nada.