El pasado 12 de julio varias unidades de las fuerzas de seguridad de la Región Autónoma del Kurdistán (KRG) asaltaron las oficinas de medios de comunicación afines a la facción de la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK) encabezada por Lahur Talabani, quien hasta ahora había sido co-presidente del PUK. Estos asaltos, lejos de ser operaciones rutinarias, son el resultado de las crecientes tensiones entre los dos co-presidentes del PUK, Lahur Talabani y Bafel Talabani, y las facciones ligadas a los mismos:
En los últimos meses las diferencias entre ambos grupos han empeorado notablemente, especialmente desde que, el pasado 11 de julio, se confirmaba que Bafel Talabani había ordenado sustituir, de manera unilateral, a los altos mandos de las unidades de contraterrorismo e inteligencia pertenecientes al PUK por individuos de corte pro-iraní. Al mismo tiempo, varios miembros de la organización, cercanos a Lahur Talabani, han sido arrestado por presuntamente oponerse a las directrices del partido. Los medios de comunicación afines a Lahur califican esta situación como un golpe de Estado blando y denuncian que la única motivación tras estos arrestos y revocaciones de cargos ha sido el apoyo de estas personas a Lahur Talabani.
El propio Lahur Talabani se ha pronunciado, en redes sociales, afirmando que la expulsión de los oficiales cercanos a él ha estado apoyada por Turquía y otra potencia regional la cual no especificaba. En este sentido, las relaciones entre Lahur Talabani y Turquía se han visto severamente afectadas por el apoyo del primero al PKK y las YPG. Igualmente, se especula que el segundo país involucrado podría ser Irán, quien vería en Lahur una amenaza a su influencia regional en la medida que la unidad contraterrorista dirigida por él podría haber tenido un papel en el asesinato del general Qassem Soleimani. Ahora bien, el papel que tanto Irán como Turquía hayan podido jugar en esta situación en modo alguno debe ser exagerado, más bien, la destitución de Lahur Talabani responde a luchas internas del PUK. En este sentido, podría decirse que Ankara y Teherán simplemente se ha limitado a aceptar con complacencia el cambio producido y dejar que este ocurra.
Para encontrar el origen de esta disputa interna debemos remontarnos hasta la muerte del anterior líder del PUK, Jalal Talabani, en 2017. La muerte de Jalal provocó ya en su momento una fuerte disputa sobre quien sería su sucesor que no sería solventada hasta febrero de 2020 cuando, tras alcanzar un frágil acuerdo, se estableció una dirección dual entre Lahur Talabani, jefe de las Fuerzas Antiterroristas del PUK y sobrino de Jalal, y Bafel Talabani, el primogénito del difunto líder.
Pero, ¿qué ha llevado a la situación actual? La principal hipótesis que se baraja está relacionada con el rechazo que la política de Lahur Talabani ha suscitado entre figuras importantes dentro del politburó del PUK que han señalado que, debido a las decisiones de Lahur, el modelo co-presidencial ha trasgredido sus competencias originales afectando así a la autonomía financiera del PUK, a la política del politburó y a la autoridad del mismo sobre el resto del partido. Otra figura destacada sería la del General de la milicia Fuerza Dorada, Sheikh Ja’afar, quien también estaría detrás de los últimos acontecimientos. Sheikh Ja’afar, a diferencia de Lahur Talabani, considera que el PKK debe ser expulsado del Kurdistán Iraquí y que el PUK debe acercase y estrechar lazos con el KDP.
Por otro lado parece que, al menos de momento, Lahur Talabani ha aceptado el cambio de situación sin realizar objeciones algunas. En cualquier caso, esto en modo alguno significa que en los próximos días no pueda haber ningún movimiento por parte de su facción, quienes, a pesar de no contar con un amplio apoyo dentro del aparato partidario, sí que poseen un importante respaldo entre la base social del PUK.
Finalmente, en lo que respecta a las consecuencias que dicha crisis interna pueda producir, el principal cambio en el corto plazo afectará a las relaciones entre el PUK y el KPD, en beneficio del segundo, quien ha sido acusado por Lahur Talabani de estar también detrás del golpe. Del mismo modo, pero con posibles efectos negativos, las relaciones entre el PUK y las YPG pueden verse afectadas por el nuevo liderazgo. Además, en la arena nacional, la coalición a través de la cual el actual presidente iraquí, Barham Salih, obtuvo la victoria -Coalición por la Democracia y la Justicia- podría tambalearse si el PUK, organización que forma parte de dicha coalición, decidiera retirar su apoyo a Salih para su reelección.
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