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¿Se avecina un rebrote de la contestación social en Francia?

Por Pablo del Amo

La pandemia del COVID19 está provocando grandes tensiones a nivel global, en Francia están sonando las alarmas ante un futuro rebrote de las movilizaciones. Medios tan importantes como Le Monde y Le Parisien están avisando de un aumento de la contestación social en Francia tras el confinamiento. Las razones para la manifestación se multiplican; críticas a la gestión sanitaria del gobierno, la crisis económica que golpea a las clases bajas y media bajas, denuncias de violencia policial en los suburbios… Solo falta la chispa que prenda el incendio.

La huelga de las pensiones en “standby”

El 5 de diciembre de 2019 comenzaba la huelga general en Francia contra la reforma de las pensiones promulgada por el gobierno. Durante semanas distintos colectivos sociales se manifestaron contra el plan del ejecutivo. A pesar del seguimiento ambivalente, en varias profesiones del sector público encontró una gran acogida (ferroviarios, educación, bomberos…), mientras que en el sector privado no mostró arraigo prácticamente, los sindicatos consiguieron arrancarle al gobierno varias concesiones.

Desde que fue anunciada, la reforma de las pensiones ha sido una guerra de desgaste entre los sindicatos y el ejecutivo. Ha deteriorado la imagen del Presidente Macron que tenía entre sus medidas estrella dicha reforma. La crisis del coronavirus ha conseguido anular las movilizaciones sindicales, pero las reivindicaciones siguen siendo las mismas, no siendo extraño que se pueda producir una reactivación de las manifestaciones en un futuro próximo.

Manifestación contra la reforma de las pensiones en París el 5 de diciembre de 2019. Vía LP/Arnaud Journois

El descontento en la sociedad francesa viene de lejos, debido principalmente a los estragos que ha causado la crisis económica en el poder adquisitivo de los ciudadanos. No hay que olvidar que hace justo un año tuvo lugar el nacimiento del movimiento de los chalecos amarillos, que tuvo como génesis la denuncia de la reducción del bienestar de las clases medias/bajas francesas.

La gestión de la crisis sanitaria debilita al gobierno

Lo que en un principio parecía un reforzamiento del Gobierno francés gracias al efecto “rally around the flag”, se ha convertido rápidamente en una sucesión de ataques al ejecutivo por su gestión de la crisis del coronavirus.

El periódico francés Le Monde ha alertado sobre el aumento de la conflictividad social en Francia debido a la crisis del coronavirus. Fuentes del Ministerio del Interior aseguran al diario que la autoridad del Estado se debilita, y remarcan que “el período de los chalecos amarillos no ha cicatrizado aún”.

Para ver más; Dificultades en el Elíseo: la Presidencia de Macron se tambalea

Los últimos sondeos informan de un crecimiento del descontento entre la población hacia el gobierno por su gestión y la crisis sanitaria. Según un sondeo de Cevipof un 53% de los franceses encuestados se mostraban enfadados por la gestión del ejecutivo. Según los datos de una encuesta del Ifop, una mayoría amplia de franceses piensan que el gobierno ha ocultado información sobre la crisis (81%), que el ejecutivo no ha actuado a tiempo (76%), que no está dando los medios necesarios a la sanidad (70%) y que no se está comunicando con claridad (68%).

La oposición y una parte de los profesionales de la sanidad del país denuncian la falta de máscaras y de tests de detección del virus. Además juzgan que las medidas de confinamiento, puestas en marcha el 17 de marzo no han sido suficientemente duras.

Le está resultando muy difícil mostrar credibilidad al gobierno francés debido a los múltiples mensajes contradictorios que está lanzando; por un lado el llamamiento que hizo a votar en las municipales (15 de marzo), mientras que invitaba a las personas de mayor edad a quedarse en casa. Por otra parte, París insiste en que esta es la pandemia más peligrosa desde hace un siglo mientras insta a los franceses a ir al trabajo si pueden.

Todo ello suma para que el Elíseo sea cada vez más cuestionado por la sociedad. Un informe de los servicios de inteligencia filtrado por Le Parisien alerta al gobierno de una posible radicalización social tras el confinamiento; “El confinamiento no permite las manifestaciones, pero la ira de la sociedad no se debilita y la gestión de la crisis, que está siendo muy criticada, alimenta la protesta”, subraya la policía. La policía destaca que la ira se está manifestando en los dos espectros de la política francesa; por una parte la izquierda interpreta el confinamiento como el totalitarismo del estado mientras que la derecha alimenta teorías de la conspiración sobre el origen de la pandemia.

Cada vez se oyen más alto los llamamientos a la unión entre los chalecos amarillos y el sector sanitario. La crisis del coronavirus está afectando a las clases medidas empobrecidas provenientes de pequeñas ciudades y el entorno rural que en su mayor parte no pueden permitirse el teletrabajo por que se necesita el desplazamiento, justamente el aumento del precio del combustible fue lo que desencadenó el movimiento de los chalecos amarillos.

Manifestación de sanitarios en París el 28 de mayo de 2020.
Vía @CharlesBaudry

Estos sectores se enfrentan por tanto, a dos disyuntivas, aceptar el mayor riesgo de contagio o la pérdida del puesto de trabajo. Recordemos que el movimiento de los chalecos amarillos tuvo mucho arraigo en este espectro de la sociedad francesa, que nuevamente se ve golpeada por una crisis

¿Explosión en las banlieues?

Si bien las clases medias bajas han sido muy perjudicadas por la crisis la coronavirus, la pandemia ha afectado con mayor gravedad a las zonas de la banlieue francesa, especialmente de París. Las banlieues o suburbios son zonas de las afueras de las ciudades. Allí se conjugan varios factores que hacen más fácil la propagación y letalidad del COVID19; alta densidad demográfica, población con ingresos bajos y servicios públicos deteriorados. Como ejemplo que ilustra esto, en el departamento de Seine-Saint-Denis la tasa de mortalidad en marzo y abril de 2020 ha sido del 130%, por el 27% en toda Francia.

El confinamiento ha agravado considerablemente las condiciones de vida de los más desfavorecidos. La crisis actual está debilitando los lazos sociales dentro de las banlieues hasta tal punto que es probable que en un futuro “explote”. La precariedad, el hacinamiento y los entornos degradados son la tónica de los barrios populares. Las organizaciones que reparten alimentos en las banlieues alertan de la urgencia social que viven sus residentes. Cada vez más gente acude a los bancos de alimentos, inclusive personas con trabajo. Pequeños comerciantes, como los de Val-d’Oise, en los suburbios de París, denuncian que están en la quiebra económica.

En un correo publicado por el medio francés Le Canard enchaîné, el prefecto de la banlieue de Seine-Saint-Denis, alerta del “riesgo alimentario” de las personas más precarias de la zona que cifra entre 15.000 y 20.000. Advierte de que se podrían producir “disturbios del hambre”.

Por si fuera poco, a la grave situación económica en las banlieues se le ha unido las denuncias de violencia policial. El pasado 20 de abril tenía lugar un atropellamiento a un joven motorista durante una persecución policial. El joven fue gravemente herido y desde el primer momento se acusó a las fuerzas del orden de haber provocado el accidente del motorista a propósito. Esto fue suficiente para que se desencadenaran durante varios días disturbios y enfrentamientos con los antidisturbios en varias zonas de la banlieue parisina. El 18 de mayo ocurrió un incidente similar que acabó con nuevos disturbios nocturnos. La población vive al límite y no sería extraño que se volviesen a dar estallidos de violencia en un futuro próximo.

Conclusiones

Al gobierno de Emmanuel Macron se le acumulan los frentes, el 19 de mayo se anunciaba la creación de un nuevo partido político en la Asamblea Nacional que le hacía perder la mayoría absoluta en la cámara. Este nuevo grupo parlamentario, “Ecología, democracia, solidaridad” se nutre de varios diputados del partido del gobierno En Marche! descontentos con la deriva que ha tomado desde 2017. Si bien el gobierno tiene aliados importantes que le aseguran mayorías en la Asamblea, (sus aliados centristas del MoDem), este episodio es una muesca más en un cada vez más contestado ejecutivo.

Tampoco hay que sorprenderse de que el gobierno encabezado por Emmanuel Macron encaje continúas críticas. Es una característica muy particular de la sociedad francesa, los reproches sucesivos a quien ostenta el poder. Sin embargo la crisis del COVID19 podría estar debilitando más de la cuenta a Macron, un estallido social sin duda empeoraría aún más la situación. Desde el Elíseo surgen ya voces temiendo la irrupción de una figura populista outsider que cristalice la ira de los franceses. Las presidenciales son en 2022, Emmanuel Macron tiene tiempo para remontar el vuelo, pero si las terribles previsiones económicas se cumplen y no llega el dinero desde Europa puede que asistamos al hundimiento del líder francés.

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