Acabamos el mes de enero y volvemos a las calles.
En el corazón de la república –y también repartido por todo el Hexagone– los franceses están en las calles para protestar, como bien saben ellos, en contra de la reforma de las pensiones que el presidente Emmanuel Macron quiere llevar a cabo.
Y aunque dicha reforma –en sus diferentes variantes– se saca cada cierto tiempo del baúl, cada vez modifica más el actual modelo de pensiones galo.
Qué propone el gobierno y situación actual
En vistas de una crisis estructural que afectaría la sostenibilidad el sistema de pensiones francés, Macron, a través de su primera ministra Éllisabeth Borne, quiere llevar a cabo lo que ya supone una propuesta política que sacan del baúl cada cierto tiempo.
Y esa es una cuestión relevante, pues no es ni la primera vez con el actual jefe de estado ni con los anteriores. Ya con François Hollande 2013 se vivieron episodios similares de protestas generalizadas en contra de algunas medidas que se tomaron, que hoy vuelven a salir por la prensa como el aumento de la edad de la retraite (jubilación), que al fin y al cabo, es la gallina de los huevos de oro. Las reformas tocan varios temas, pero el cambio de edad es la base, contra la que salen a la calle y reclaman que no se toque.
El presidente considera “indispensable” esta reforma haciendo referencia a la situación de otros estados europeos, donde la edad ronda la media de los 65 años. También se pretende aumentar el requisito de años cotizados de 40 a 43 para poder recibir una pensión completa –tomando como base la media de los mejores 10 años cotizados–. Del mismo modo, la primera ministra pretende eliminar los regímenes especiales de jubilación que disfrutan empleados de varias empresas públicas como la SNCF, EDF, RATP; militares o trabajadores de la Ópera de París.
Para ampliar: “Lo siento, no puede venir, no hay gasolina…”
Entonces, ante gran paquete de reformas y como medida “pacificadora”, el ejecutivo propone al sujeto crítico, la edad de jubilación, una reforma progresiva donde se aumente la edad a tres meses por año, llegando así a 2030 con una edad de jubilación de 64 años. Esta acción supone una adaptación más progresiva que evita un posible rechazo mayor que si se hiciera de golpe. Sin embargo, hoy en día y según una encuesta desvelada por Les Echos y hecha por la empresa de sondeos y estudios de marketing OpinionWay, el 61% de los franceses se muestra favorable a las movilizaciones contra la reforma, aún teniendo en cuenta que la misma encuesta menciona que el 56% reconoce que se debe hacer una reforma a la situación actual la cual pasaría por aumentar la cotización de las empresas –68% de apoyo–.
Asimismo, la polémica se ha agudizado tras la elaboración de un estudio por parte del gobierno en el que se señala que las mujeres deberán trabajar entre dos y cinco meses más que los hombres para poder percibir la pensión máxima.
Vídeo dirigido a los funcionarios
De igual modo, saltaba una polémica entre los trabajadores públicos de la République cuando el pasado jueves 26 de enero recibían en sus correos un enlace con un mensaje que los sindicatos han calificado de “propaganda política”. Dicho contenido resulta en un vídeo del ministro de la Función Pública, Stanislals Guerini, explicando y defendiendo la reforma de las pensiones y pidiendo un “esfuerzo” a los funcionarios para apoyarla. El vídeo se encuentra accesible a través del enlace que han filtrado los propios funcionarios. Pueden visualizarlo pulsando aquí (solo está en francés).
El documento fue enviado a trabajadores y extrabajadores públicos a sus correos oficiales o personales, cosa que ha enervado a varios afectados al ver como ha sido usado con fines políticos información personal como los correos que usan para realizar su declaración de impuestos.
Sin embargo, el ministerio ha reconocido a los medios que el correo ha sido obtenido de la base de datos de pagos del salario o la pensión de sus trabajadores, pero defiende que esta práctica ya se ha hecho antes y que no ha sido revelado ningún dato de carácter personal.
A todo esto, la CNIL (Comisión Nacional de Informática y de las Libertades) ha abierto una investigación para comprobar la regularidad de este proceso.
Las acciones de oposición de los sindicatos a la reforma
Ante la intención del gobierno de tirar adelante su paquete de reformas, los sindicatos franceses se oponen vehementemente a que esto siga adelante. Con el tira y afloja al que se ha habituado entre estos casos, la población francesa muestra músculo otra vez hoy 31 de enero en una nueva jornada de huelga general organizada por los ocho principales sindicatos del país: CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Unsa, Solidaires y FSU. Colegios, institutos, lycées y universidades estarán con actividad mínima si no nula.
En el sector aéreo, la previsión de parón productivo afecta también a las compañías francesas, que verán reducidos hasta la mañana del uno de febrero sus ofertas por la movilización de sus trabajadores.
En la capital hay previsión de que varias líneas del Metrpolitan solo abran en hora punta sino el resto circulen a un tercio de su actividad habitual. En consonancia se ven afectadas las líneas ferroviarias del RER y el Transilien que conectan toda la región capital de île de France.
Y llama la atención como en el sector turístico hibernal, los dos principales sindicatos, CGT y FO (Force Ouvrière) hacen llamamiento a huelga indefinida de operadores de remontadores de estaciones de esquí a partir del 31 de enero, en conjución a la huelga contra la reforma de las pensiones y sobretodo por la afectación al seguro del desempleo del sector.
Por lo tanto, toda esta suma de acciones pretende paralizar otra vez más el país y desafiar así a la cara visible de la reforma, la primera ministra Éllisabeth Borne para que recule, cosa que tampoco parece que quiera el ejecutivo poniendo el establecimiento de los 64 años de jubilación como línea roja ante la que no van a ceder.
Con todo, la CGT guarda otro as en la manga para presionar aún más, esta vez, a los diputados del partido del presidente.
Cortes de luz “a la carta”
Si antes de fiestas mencionábamos la alerta de cortes de electricidad generalizados por todo el país por problemas de producción –cosa que no se ha dado al final– ahora esta amenaza de cortes recibe un matiz distinto.
Una de las reacciones que más recorrido está teniendo es la amenaza –cumplida– por parte del sindicato mayoritario CGT de cortar suministros de electricidad a miembros del partido de Macron Renaissance.
Así, el pasado 19 de enero, durante la primera jornada de huelga general del año, en Figeac, al Sur de Francia, se cortó el suministro de electricidad. Lo que caracteriza esa pequeña localidad de 9.500 habitantes es que la diputada oficialista Huguette Tiegna reside allí. En todo caso, fue la misma CGT quien después reconoció la acción como propia. También ese mismo día en Massy, cerca de París, la sección de energéticas del sindicato reconoció a BFMTV su actuación para cortar la corriente a una zona industrial a primera hora de la mañana durante menos de dos horas.
Esta práctica no es nueva en el país galo, pues según recoge el journal l’Express, ya a inicios del siglo XX, sindicalistas franceses emplearon esta técnica, llegando así a apagar las luces de la Ópera de París en conocimiento de que el entonces rey de Portugal Manuel II se encontraba entre el público.
En todo caso, dicha practica se viene persiguiendo a través del Code de l’Énergie, que castiga con penas de 1.500 € la manipulación no autorizada de la red eléctrica.
Fotógrafo herido
En la primera jornada de protestas, el 19 de enero, se movió por la prensa como un fotógrafo español fue emasculado por culpa de una actuación policial concreta. Ivan S. perdió un testículo en la intervención quirúrgica a la que tuvo que ser sometido después que un antidisturbios francés fuera a por él y lo agrediera en la entrepierna con una porra.
Iván, a través de su abogada, ha anunciado la intención de interponer una demanda por “violencias voluntarias que han comportado una mutilación” contra el policía que lo agredió. Pero la falta de identificación individual visible a través del RIO (Référentiel des Identités et de l’Organisation) de los antidisturbios franceses añade trabas a la tarea de reconocer qué agente se sobrepasó en su actuación.
Cabe mencionar que las metodologías y herramientas de los cuerpos franceses resultan más agresivos, habiendo llegado a provocar mutilaciones de extremidades a manifestantes por el uso de granadas aturdidoras.
También, como observador, es relevante mencionar como la práctica de lucha social francesa es más agresiva, razón por la que probablemente el estado se legitime más en el uso de dichos elementos más violentos. Además, que la identificación por secciones (que llevan en su espalda) y la no visibilidad –o directamente la ausencia– de su RIO puede dar a los policías una sensación mayor de anonimato y permitir así actuar sin –tanto– miedo a las consecuencias de sus actos.
A todo lo dicho, solo cabe esperar una jornada movida por parte de los sindicatos y manifestantes y las fuerzas del orden “republicanas”.
Resumen de la jornada
La jornada del 31 de enero ha pasado con lo que parece ser un récord de participación. Según el sindicato CGT, 2.8 millones –y de acuerdo con los datos del Ministerio del Interior 1.2 millones– de asistentes han ocupado las calles del país en una movilización que ha supuesto un pulso para el gobierno, todo el mismo día que llegaba a l’Assemblée Nationale el proyecto de ley tan polémico. En París, la cifra estimada de 87.000 personas llenó Place d’Italie para dirigirse delante les Invalides en Place Vauban.
Sin grandes incidentes destacables, la manifestación transcurrió pacífica en su gran mayoría, si bien se produjeron ciertos choques de algunos sectores como los “Black Blocks” y los antidisturbios. La policía también hizo uso de varios lotes de gases lacrimógenos para frenar el aumento de tensión que se vivió en la parte final cerca de Montparnasse y delante Les Invalides.
El tiempo dirá cómo evolucionarán las protestas teniendo en cuenta que ya se ha llamado otra vez a la huelga los próximos seis y siete de febrero.
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