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La verdad esperada y la lucha de la Comisión de la Verdad

La centralidad de las víctimas en el Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y la antigua guerrilla de las FARC-EP, en 2016, está dando unos resultados sin precedentes en el país. A pesar de las dificultades que ha tenido la implementación de los seis puntos del Acuerdo, el avance del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición -SIVJRNR- (ahora conocido como Sistema Integral para la Paz), tanto en su componente de justicia como de reparación ha sido de admirar.

Este sistema compuesto por la Jurisdicción Espacial para la Paz -JEP- con funciones de justicia transicional, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas -UBPD-, y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad -CEV- (estás últimas sin funciones judiciales), ha tenido dificultades de todo tipo para avanzar en sus objetivos: desde falta de financiación, retraso en su conformación y ordenamiento interno, como de amenazas, chuzadas, obstaculización de sus funciones y el fallecimiento de sus integrantes.

En este artículo nos centraremos en dar unos puntos clave sobre la labor de la CEV o “La Comisión de la Verdad”, a raíz de la entrega de sus informes finales, la culminación de su trabajo, y lo que implica para la construcción de paz en Colombia. Por lo cual el artículo tiene una primera parte de contexto sobre los anteriores ejercicios de Verdad y de Memoria Histórica, en especial el Centro Nacional de Memoria Histórica. En la segunda parte, se destacará el proceso de conformación y desarrollo de la Comisión, en especial durante el gobierno de Iván Duque. Y finalmente, hay que destacar algunos hallazgos de la Comisión y la estructura del informe.

Un ejercicio permanente, un ejercicio inconcluso

Las Comisiones de la Verdad son instituciones que aportan a los procesos de fin de un conflicto armado y aportan a los acuerdos e instituciones de transición hacía una situación de no-conflicto. Estas comisiones pueden estar vinculadas, o no, a los órganos judiciales que surjan de tales Acuerdos de Paz y tienen 4 funciones principales, siguiendo a Kalach: 1) aclarar y dar a conocer la verdad, 2) responder a las necesidades e intereses de las víctimas, 3) contribuir al establecimiento de las responsabilidades de justicia y 4) promover la reconciliación.

Desde 1958 se han constituido 8 ejercicios de Esclarecimiento de la Verdad, tanto de carácter general de un periodo de tiempo amplio o como parte de un proceso de transición concreto como para casos específicos por eventos concretos. Estos procesos recurrentes pero inconcluso ha estado vinculado a la persistencia de la confrontación armada y la transformación de los repertorios de violencia.

La mayoría de las experiencias han estado asociadas a la conclusión o el cierre de un ciclo de violencia, o para el impulso de procesos de negociación con un actor armado en particular. Por ejemplo, a mitad del siglo pasado (en 1958) el entonces dictador militar General Rojas Pinillas solicito a un grupo de académicos un ejercicio son las causas y reacciones regionales de la violencia que marcó al país en la década de los 1940 y 1950.

Las experiencias de final de siglo se plantearon aportar al acercamiento de las negociaciones entre los gobiernos de turno con las diferentes guerrillas socialistas y comunistas que se acogieron a los procesos de dejación de armas y reintegración a la vida política; entre ellas estuvo el M-19 (guerrilla del hoy presidente Gustavo Petro), el Ejército Popular de Liberación -EPL-, el Movimiento Quintín Lame -MQL- (de corte indigenista), el Partido Revolucionario de los Trabajadores -PRT-, y la Corriente de Renovación Socialista (facción del Ejército de Liberación Nacional -ELN-, ultima guerrilla del país).

Guerrillero de las FARC. Vía Heraldo de Aragón.

La última gran experiencia de Comisión de la Verdad fue la “Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación” que surgió del Acuerdo de Paz entre el gobierno nacional y el grupo paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia, bajo el marco de la Ley 975 (llamada de Justicia y Paz), que implementaba por primera vez estándares de Justicia Transicional y del Estatuto de Roma. Si bien la composición inicial fue marcada por la presidencia, su mandato se extendió hasta que en 2011 se transformó en el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

El CNMH, sería desde entonces la entidad encargada de forma permanente de aportar a la comprensión de las dinámicas de violencia y violaciones de Derecho Humanos en el marco de la Ley 1448/2011 o Ley de Víctimas. Dicha institución logró, hasta 2018 con la llegada el gobierno de Iván Duque, avanzar la reparación simbólica de las víctimas (por medio de un conjunto de informes, ejercicios conjuntos de protección de archivos y la creación de una propuesta de Museo de la Memoria), que logró generar un ambiente de confianza con organizaciones de la sociedad civil víctimas de agentes del Estado.

Entre los aportes más significativos del CNMH estuvieron el informe Basta Ya!, que en seis capítulos hace un repaso analítico sobre las causas, dimensiones, los impactos, memorias y procesos de reparación desde 1985 hasta el 2012. Este informe, junto al documental (“No hubo tiempo para la tristeza”) producido como complemento, permitió dimensionar el impacto del conflicto armado, el accionar particular de ciertos actores armados y el rol institucional

Un Acuerdo, una Comisión

El Acuerdo de Paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC-EP, ha sido resaltado a nivel internacional por el procedimiento de negociación y los puntos que se establecieron como ruta para el fin de las confrontaciones y el inicio de la construcción de Paz. El Punto 5, sobre las víctimas del conflicto fue uno de los más complejos de desarrollar tanto por la posición de las partes como la complejidad de los hechos.

La Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición -CEV-, nombre oficial de dicha institución, tenía por objetivos “contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido” ofreciendo una explicación amplia de la complejidad del conflicto, “promover y contribuir al reconocimiento” tanto de las víctimas como sujetos políticos y el aporte voluntario de los actores involucrados en el conflicto, y “promover la convivencia en los territorios” en el entendido de generar espacios transformadores que permitan la resolución pacífica de los conflictos.

La CEV fue encabezada por 11 comisionadas encargadas de recibir y acceder a un amplio universo de información durante un periodo de tres años, el equipo estuvo líderado por el Padre Jesuita Francisco de Roux (quien ya había participado en ejercicios previos en la década de los 1990). El grupo de comisionados y comisionadas incluyó a reconocidos líderes sociales de todo el país, académicos nacionales y extranjeros, miembros de las Fuerzas Armadas. Las actividades comenzaron como tal en noviembre de 2018.

La muerte de Ángela Salazar (líder afro de la región del Chocó) y de Alfredo Molano (sociólogo y reconocido académico), así como la limitada financiación, las dificultades para el acceso de información institucional o el saboteo a los procesos de sus funcionarios (dilatación de las respuestas, requerimientos excesivos, o robo de material de trabajo), junto a las medidas de confinamiento por la pandemia de Coronavirus afectaron el desarrollo normal de dicha comisión.

Inauguración de la Comisión de la Verdad. Vía Infobae

El trabajo presencial cubrió gran parte del territorio nacional, e incluso se desplegaron nodos de trabajo en el exterior (ante la elevada cifra de exiliados en diferentes partes del mundo). El trabajo tuvo un énfasis en los enfoques diferenciales: Étnico, de género, Psicosocial, Cultural, Infancia, Personas mayores y discapacidad. Y las estrategias pedagógicas tuvieron un centralidad, en la medida que se planteó la necesidad de una “apropiación social de la verdad”.

El llamamiento a la verdad

Durante el mandato de la Comisión se recolectaron alrededor de 15 mil entrevistas, de 30000 personas en Colombia y en 23 países del mundo, se investigaron 730 casos y se revisaron 1.195 informes. Así mismo, se crearon 28 casas de la verdad en diferentes lugares del país, se desarrollaron 138 eventos de diálogos con víctimas, responsables de eventos de violencia e incluso con expresidentes. De igual manera, se trabajó con 186 voluntarios y 800 organizaciones internacionales, generando unas 23 mil horas de investigación y deliberación.

Este extenso trabajo, permitió la creación de un Informe en 11 capítulos titulado “Hay futuro si hay verdad” el cual fue presentado el pasado 28 de junio en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán y transmitido en redes sociales. Al evento, denominado El Llamamiento, le siguió una gira nacional e internacional para socializar el informe en su conjunto. Desde entonces se fueron publicando en la página oficial los capítulos temáticos:

  • Convocatoria a la Paz Grande”, como declaración final de la comisión
  • Hallazgos y recomendaciones”, con el análisis cuantitativo de las dinámicas del conflicto armado que cruzó 112 de datos en un universo temporal desde 1986 a 2016. Por la extensión y complejidad de datos, se abordará en un próximo artículo.
  • Cuando los Pájaros no Cantan”, con la recopilación de los testimonios de las víctimas que participaron en el proceso. En la página de la comisión se han construido unos recursos multimedia para conocer y escuchar los testimonios de quienes aportaron a este capítulo.
  • No mataras”, el relato histórico explicativo del conflicto armado.
  • Colombia adentro”, un conjunto de 14 documentos con enfoque territorial de las dinámicas regionales de la violencia.
  • Hasta la guerra tiene límites”, con un abordaje sobre las violaciones e infracciones a los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
  • Mi cuerpo es la verdad”, compuesto por dos secciones centradas en los impactos sobre los cuerpos y experiencias de vida de las mujeres y de las poblaciones con diversidad sexual y de género (población LGBTIQ+).
  • Sufrir la guerra y rehacer la vida”, un descripción amplia sobre los impactos, afrontamientos y resistencias de la sociedad Colombia ante el conflicto armados.
  • Resistir no es aguantar”, sobre las violencias y daños contra los pueblos étnicos.
  • Colombia fuera de Colombia”, que aborda las dinámicas de exilio y los procesos de la diáspora colombiana en el extranjero.
  • No es un mal menor”, con un análisis sobre los impactos del conflicto armado en los niños, niñas y adolescentes.

Adicionalmente a los documentos, que destacar por su calidad y extensión, la Comisión cuenta con una guía para ayudar a quienes quieren hacer comunicación y difusión sobre el informe final con 4 kits de trabajo, con un énfasis en las redes sociales, diferentes recursos audiovisuales y materiales para diferentes grupos de personas.

Con el nuevo gobierno progresista de Gustavo Petro, se cuenta con un respaldo institucional para acoger las recomendaciones de la comisión (incluyendo la implementación del Acuerdo de Paz) y difundir los resultados de la comisión a nivel escolar por medio de la campaña “La escuela abraza la verdad”.

Las conclusiones de la CEV, no han estado exentas de críticas de los detractores al Acuerdo de Paz con las FARC-EP, entre ellos el partido de derecha el Centro Democrático; quienes han propuesto producir un “informe alternativo” a cargo de unos de los excomisionados de la misma CEV. E incluso hay quienes proponen crear nuevos ejercicios de “verdad” frente a las dinámicas del Narcotráfico, que continua permeando territorios, procesos e instituciones en todo el país.

Presentación del informe final de la Comisión de la Verdad. Vía TRT.

Convocatoria a la Paz Grande

Sin duda la Comisión de la Verdad ha realizado un ejercicio inédito tanto a nivel nacional como internacional, tanto por sus objetivos, composición, enfoque y trabajo durante tres breves años de trabajo; sumando el conjunto de dificultades propias de un ejercicio de construcción de paz en Colombia.

El volumen de los documentos publicados implica un reto para la sociedad colombiana de comprender la magnitud del conflicto, así como generar una apropiación social de los hallazgos, relatos de las víctimas y apropias las recomendaciones para una convivencia pacífica. A los sectores académicos les corresponde desglosar y profundizar en las metodologías, datos y resultados generados por la CEV.

Para la institucionalidad colombiana, en especial para el nuevo gobierno de Gustavo Petro, el reto está asociado en generar las condiciones de no repetición y avanzar en su apuesta de “Paz Total” para, lograr una solución negociada con los otros grupos armados, así como la implementación de los Acuerdos que surjan en cada caso.

El énfasis en desarrollar herramientas pedagógicas para la apropiación social de la verdad, así como los recursos multimedia, son un avance muy importante que reconoce las nuevas dinámicas digitales en especial de las generación más jóvenes; que no han vivido de igual manera gran parte del conflicto armado.

El ejercicio de está Comisión, como de las anteriores en Colombia y en otros países, no implica una “verdad absoluta” o un punto final frente a la comprensión del pasado complejo; sino un aporte a reconocer a las víctimas en su diversidad, las dinámicas sociales y territoriales que generaron tal degradación del conflicto, y la responsabilidad de los diferentes actores involucrados.

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