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La importancia estratégica de unas pequeñas ciudades: las batallas de Bakhmut y Soledar

Azul: ejército ucraniano; amarillo y rojo: fuerzas rusas. Fuente: Descifrando la Guerra

El día 10 de enero el grupo ruso de mercenarios Wagner anunciaba la toma completa de Soledar, una pequeña ciudad de apenas 10.000 habitantes antes de la guerra en la que, por lo que se veía en las imágenes, apenas quedaban ruinas, escombros y cadáveres. El anuncio llegaba acompañado de una fotografía de los combatientes acompañados de su jefe, Yevgueni Prigozhin, desde un entramado minero que asociaban a las minas de sal del noroeste de Soledar. Sin embargo, la pequeña ciudad no había caído aún. Tres días más tarde el gobierno ruso pasaba de pedir que no se anticipasen en la confirmación de la caída definitiva de la localidad a oficializarlo desde el mando.

La realidad es que en los primeros días de 2023, siguiendo la tendencia descongelada en diciembre de 2022, las fuerzas rusas avanzaron desde la línea en la que los grandes combates dejaron de dar avance a Rusia meses antes: la conexión entre los suburbios de Bakhmuts’ke y la carretera que conecta Bakhmut con Lysichansk. Tras romper la línea mencionada en torno al sur de Soledar y el norte de Bakhmuts’ke, los mercenarios llegaron al norte y tomaron los edificios administrativos quedando unos pocos barrios bajo control ucraniano. De hecho, en el momento de la foto de Wagner aún quedaba presencia ucraniana en la zona administrativa, por lo que desde Kiev se aseguraba que el centro urbano seguía bajo su control. El grupo armado privado ruso aseguró que en la bolsa que había quedado bajo control ucraniano en el centro harían prisioneros y al día siguiente anunciarían cuántos, pero hablaban de en torno a 500 combatientes ucranianos. Realmente no publicaron tal información y ante la amenaza de matar a los ucranianos que no se rindieran en la bolsa lo que sí aparecieron fueron numerosos vídeos de cuerpos en la zona, por lo que es plausible el escenario de las ejecuciones.

Independientemente del día en que terminasen de tomar los suburbios de Soledar, con sus últimas fases en torno a los edificios cercanos al pueblo de Blahodatne y de la estación de Silj, los rusos no sacaban nada de una escombrera gigante sin valor político en mitad de Donetsk, por lo que su valor debía residir en otro aspecto.

El valor estratégico de las ciudades de Donetsk

Claramente los grandes objetivos políticos del óblast de Donetsk tras los puntos que ya controlaba la República Popular de Donetsk desde 2014 eran las ciudades de Mariúpol, Sloviansk y Kramatorsk. Después de la toma de Mariúpol, el enfoque hacia las otras dos ciudades situadas de manera casi conjunta en el norte del óblast convertía en estratégicas ciudades más pequeñas cuyo valor político era inferior: Bakhmut, Chasiv Yar en el sur cercano a Konstantinivka; y Limán en el norte conectado a Izium en Járkov y Kreminna en Lugansk.

De hecho muchos análisis sitúan la presión exitosa de Ucrania en dirección a Kreminna como clave para la defensa del norte de Donetsk y convirtieron la recuperación de Izium en un símbolo. La realidad es que, efectivamente, tanto Izium –con tan solo 50.000 habitantes– como Kreminna –con menos de 20.000–, como Liman –con aproximadamente 20.000– eran de un tamaño similar al núcleo sureño de Bakhmut –70.000– y Soledar –10.000–. Evidentemente, en un contexto de guerra, con el oblast semivacío, su valor es diferente al poblacional a pesar de que a finales de 2022 la inteligencia británica empezase a calificar a Bakhmut de poco estratégica.

La batalla de Bakhmut se volvió clave por varias cuestiones, aparte de por suponer el primer desatasco del frente ruso tras meses donde Ucrania tenía la iniciativa. Comenzando por la geografía, la propia estrategia rusa de asalto por el este a Bakhmut fue modulada para evitar una desventaja por la altitud superior de las posiciones ucranianas en el oeste de toda la línea Siversk-Zaitseve (alturas al oeste de un valle). A mitad de camino de ese eje norte-sur entre Siversk y Zaitseve, Bakhmut ejercía de dique de contención.

Y es que tras la toma de la última localidad de Lugansk en junio de 2022 –perdida posteriormente–, los rusos no lograron entrar en los pueblos del valle por el norte dada la desventaja frente a la línea de defensa ucraniana en Siversk. Desde entonces comenzaron a apostar una entrada en Bakhmut por el norte y por el sur, pero no por el este, donde una vez tomada la Avenida Patrice Lumumba frenaron en la primera hilera de cuadras del distrito oriental de Bakhmut. Como debían penetrar por el sur y por el norte, el primero de los caminos recorridos fue más exitoso: desde Zaitseve, a las afueras de Gorlovka, hasta pequeños pueblos al sur de Bakhmut como Opytne y Klischivka.

Una vez tomado todo al sur de Bakhmut, los rusos quedaron a las afueras de Klischivka, pueblo que abría el paso a las alturas del oeste sin pasar por Bakhmut, lo cual sería esencial para un aislamiento operativo de la urbe al tener en el punto de mira de la artillería rusa la carretera oeste de Bakhmut. Pero al tiempo que se enfocaban en cerrar Opytne y avanzar hacia Klischivka, los rusos trataron de abrirse paso en el frente norte de Bakhmut sin volver a intentar un fiasco como el de Siversk. Para ello Soledar era clave, última conexión a Bakhmut por la carretera T1302 hacia Lugansk pasando por Yakolivka, pueblo tomado mucho antes.

Al tiempo que caía Soledar, el terreno de campo abierto a las afueras de Yakolivka servía de presión adicional para llegar a los pueblos del norte de Bakhmut. En esa zona había una serie de cuatro puntos por los que presionar para cortar la conexión por carretera entre Bakhmut y Siversk, con la intención de aislar otra ruta de suministro. Esos cuatro puntos serían en orden de cercanía a Bakhmut: Pidgorodne, Krasna Hora-Paraskovivka, las minas de sal de Soledar y Krasnopolivka. Por lo tanto, más allá del ejercicio propagandístico de Wagner –enfrascado en reivindicar con sus éxitos una línea más dura en los mandos rusos–, la caída de Soledar facilitó la entrada tanto en Krasna Hora y Pidgorodne como la llegada rápida a Paraskovivka y las afueras de Krasnopolivka. Además la presión se dio en todos los puntos al mismo tiempo.

La importancia posicional de Soledar y los cuatro pueblos de su entorno norte –aún más insignificantes a niveles poblacionales– convertían la toma de los mismos en clave para la batalla de Bakhmut. La propia Ucrania siguió una línea estratégica que confirió realmente a Bakhmut dicha importancia. Es decir, el ejército ucraniano venía de unos moralizantes y sustanciales éxitos territoriales en los últimos meses al recuperar la práctica totalidad de Járkov, Mikoláiv, Jersón capital y grandes áreas de su óblast homónimo, Limán y el norte de Donetsk, e incluso una franja de territorio en Lugansk. No obstante, la amenaza que implicaba la concentración de tropas en Zaporiyia o en Jersón, que podía suponer la pérdida del puente terrestre que conectaba Donbás con Crimea, se diluía tras la decisión de Volodímir Zelenski de destinar algunos de esos efectivos a Bakhmut y Soledar –contra el supuesto consejo de Zaluzhny, su Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas–.

Azul: ejército ucraniano; amarillo: fuerzas rusas. Fuente: Descifrando la Guerra

Hasta poco antes de la caída de Soledar, Kiev había estado reforzando esa zona, incluso con tropas entrenadas por la OTAN y presencia de polacos o británicos. Con este refuerzo lógico en base a su estrategia de defensa a ultranza del territorio, Zelenski desaprovechaba la cacareada oportunidad de lanzarse sobre Melitopol en Zaporiyia o en lanzar la ofensiva desde Ugledar al sur de Donetsk en aquel momento. No solo se priorizó este punto, dándole la importancia a nivel de vidas y esfuerzos materiales, sino que además se jugó en los términos que Rusia quería: evitar nuevas grandes ofensivas antes del invierno para no sufrir nuevas roturas de sus líneas, sobre todo en Lugansk en la línea Svatove-Kreminna después de perder el río Oskil en Járkov.

Moscú ganaba tiempo, recuperaba la iniciativa y quemaba recursos ucranianos. En prensa prorrusa solo se veía información sobre bajas ucranianas masivas en Bakhmut y Soledar mientras en la pro-OTAN se veían innumerables informaciones sobre las bajas rusas. Parece que las bajas masivas se vivieron en ambos bandos, lo cual también enfrascaba a Rusia en ese punto. Y ello sin el asalto urbano en Bakhmut ya que Rusia estaba buscando rodear por norte y sur sin penetrar por el este.

Qué podría hacer Ucrania para defender Donetsk

Siguiendo la estrategia comentada sobre Ucrania, cabía la posibilidad de una retirada, un refuerzo o un mantenimiento del esfuerzo en Bakhmut. Si esta ciudad caía, todo lo que sucediera en Donetsk dependería de la capacidad de Ucrania de establecer una nueva línea de defensa pues de otro modo Rusia accedería a zonas altas que le darían ventaja en el eje direccional de Siversk hacia el norte, el de Konstantinivka hacia el oeste o el de Kramatorsk hacia el noroeste.

La defensa de Ucrania se podría concentrar en Siversk según lo explicado si se priorizase el norte para que no recuperase Rusia la iniciativa en Lugansk. Otra opción sería establecer la línea tras la carretera T0513 (los pueblos del norte de Bakhmut) y así tratar de contener su acceso a las alturas por el norte confinándolos en el valle. La otra opción sería enfocarse en la defensa de Chasiv Yar, la siguiente ciudad relevante al oeste de Bakhmut, pues Rusia parecía dirigirse hacia allí en el frente sur de Klischivka. Otra posibilidad menos probable es que Ucrania se centre directamente en defender el eje Kramatorsk-Konstantinivka, pero supondría que los rusos se arriesgarían a ir directamente sin luchas por Chasiv Yar o Siversk.

En cualquier caso se observa cómo Bakhmut ha ejercido las veces de dique de contención clave para la defensa de Donetsk, se entiende así la intención de Zelenski de mantener la plaza a toda costa y de rechazar retiradas tácticas, contando, efectivamente, con que Bakhmut es una ciudad mucho más grande que Soledar en la que disponen de la ventaja del posicionamiento y por tanto su resistencia podría ser soportada por más tiempo. Pero las estrategias tanto de Rusia como de Ucrania son las que cada día convirtieron a Bakhmut en una localidad más crucial en el curso de la guerra.

Además, la presión sobre Sloviansk y Kramatorsk sería mucho más complicada desde Bakhmut o Chasiv Yar sin contar con presencia rusa en Limán, la ciudad del norte ganada en el retorno ucraniano a Járkov. Por este motivo, Ucrania también se está moviendo para anticipar nuevas posibles ofensivas rusas en varios puntos de la frontera: Sumi, Járkov, Chernígov y la frontera con Bielorrusia. En esos días se veían nuevos refuerzos en Kiev y en el frente de Limán a Kreminna, pues no se conocía por dónde podrían las fuerzas rusas probar un nuevo intento a gran escala con los recién movilizados. La vanguardia por el momento la llevaba Wagner con sus mercenarios y, por otro lado, con el refuerzo traído directamente de las prisiones rusas. Pero si Moscú podía aprender algo de su pretendida “operación militar especial” de carácter rápido en febrero y marzo de 2022, es que las guerras, especialmente a gran escala como la que se vive en Ucrania, suelen resultar imprevisibles.

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