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La creación de un Estado-nación: Turquía

La historia del último siglo de existencia del Imperio Otomano está caracterizada por una constante tensión entre un proceso reformista que avanzaba por las necesidades militares del Estado y la reacción de distintos colectivos que veían sus derechos amenazados. Precisamente las reformas integrales de la organización del ejército inauguradas por Selim III a finales del s. XIX fueron las que empezaron a crear a la base social liberal que protagonizaría parcialmente la actividad contestataria de los Jóvenes Otomanos y la proclamación de la Constitución de 1876. También serían las que hegemonizarían la vida política de la última década del Imperio: los militares y los burócratas. La abolición de la Constitución del 76 por el Sultán Abdulhamid II dos años después de su proclamación y el establecimiento de un Estado autocrático por parte del Sultán llevó a los reformistas liberales a la clandestinidad.

Desde Tesalónica, los herederos políticos de éstos, los conocidos como Jóvenes Turcos, organizados en torno al CUP -Comité de Unión y Progreso- consiguieron hacerse con las riendas del Estado en 1908 y establecieron un sistema bipartidista en el que competían la Entente Liberal (LE, por sus siglas en inglés) y el propio CUP, dos fracciones del movimiento original de los Jóvenes Turcos. En 1913 un golpe de estado de los segundos echó al LE del gobierno y estableció el régimen de los tres Pachás, una dictadura unipartidista que acabaría hegemonizada por el excéntrico Enver Pachá. La derrota en la Primera Guerra de los Balcanes llevó a la pérdida de la gran mayoría de los territorios europeos del Imperio, pérdidas que se añadían a las de Libia y el Dodecaneso, tomadas por Italia el año anterior.

Recorte de un periódico francés que informa de una visita de Enver Pachá al mariscal alemán von Macksen, Wikimedia Commons.

La entrada del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial respondió principalmente a la necesidad de contrarrestar la influencia británica y francesa en su propio territorio -la economía otomana en el ámbito internacional funcionaba como la de una colonia, exportando materia prima para recibir productos manufacturados en condiciones desventajosas, el comercio interior y exterior estaba totalmente dominado por extranjeros y las deudas del Estado con bancos europeos, especialmente británicos y franceses, eran elevadísimas-.

La persecución a determinados grupos étnicos y religiosos, en el contexto bélico, se recrudeció. Aunque los ataques contra armenios y alevíes, principalmente, habían aumentado desde el reinado de Abdulhamid II, el avance de las tropas rusas desde el Este dio el pretexto necesario a las autoridades de Constantinopla para proceder a la expulsión y asesinato de manera masiva de la población armenia. El genocidio cambió determinantemente la composición étnica del Este de Anatolia, posiblemente con la intención de acabar de una vez por todas con los distintos movimientos de liberación armenios y mantener intactas las líneas de suministros que conectaban al frente del Cáucaso con la capital. El ejército otomano demostró su competencia a lo largo del conflicto, combatiendo en el Este frente al ejército ruso, en el Sur frente a la rebelión hachemita y en el Sinaí, Mesopotamia y en Gallipoli, a escasas decenas de kilómetros de su capital, frente al Imperio Británico, organizando al mismo tiempo el asesinato masivo de cientos de miles de civiles en el Este de Anatolia. A pesar de todo y tras la firma del alto el fuego la organización militar otomana se encontraba enormemente dañada, y tras la ocupación de Constantinopla por los aliados la burocracia Estatal se sumió en el caos.

Si la publicación del acuerdo de Sykes-Picot por los bolcheviques había causado indignación entre distintos cuadros funcionariales del imperio, la invasión griega de 1919 les empujó a organizarse. Uno de los oficiales otomanos más capaces, sin discutir directamente la autoridad del Sultán que llamaba a bajar las armas para no provocar a los ocupantes organizó a un grupo de nacionalistas que, con los restos del ejército otomano que se encontraba en el interior de Anatolia se enfrentó a los griegos que avanzaban desde Esmirna. Mustafá Kemal, Junto a otros generales -pachás- como Kazim Karabekir y Ali Fuat y Rauf Orbay fundaron la Gran Asamblea Nacional de Turquía, la TGNA, en Ankara, en conflicto cada vez más abierto y evidente con el sultán y el gobierno de Constantinopla. Aunque el papel principal en la guerra contra Grecia -y la guerra no declarada contra el Imperio Británico- lo tuvo el gobierno de facto de Ankara, en ella participaron otros grupos. En 1920 se creó en Bakú el Partido Comunista de Turquía, entre cuyos colectivos fundadores se encontraba el Ejército Verde, que en ese momento luchaba también contra el ejército de Atenas. La cúpula del partido decidió trasladarse a Anatolia, pero nunca llegaron más lejos de Trebisonda. Allí, las autoridades les arrestaron, les embarcaron y les desaparecieron.

Mustafá Kemal. Fuente: Archivos de la Historia.

Sobre el papel del movimiento obrero turco durante los años 20` pueden hacerse dos consideraciones clave: la represión, sumada a la eficacia que demostró la TGNA y a la falta de proletariado industrial en Anatolia durante la guerra evitó que el movimiento obrero se convirtiera en un actor de peso durante aquella época. Los nacionalistas consiguieron el apoyo de un campesinado que era la base de un ejército que seguía a sus carismáticos líderes con fervor, y que veía con horror cómo su tierra era ocupada por el ejército griego. Privada de una base social estable, la oposición izquierdista tuvo que resignarse a la semiclandestinidad. Por otro lado, esto no evitó que los bolcheviques apoyaran a Mustafá Kemal de manera decisiva. Asediados en lo que pronto se convertiría en la sangrienta Guerra Civil de 1920-1924, los bolcheviques buscaban aliados con desesperación. Así, enviaron armas y asesores a los nacionalistas turcos, que recibieron a ambos de buena gana. Los asesores económicos soviéticos jugaron un papel muy importante en el desarrollo industrial de la economía turca durante los primeros años de existencia de la república, y el kemalismo absorbió de ellos los planteamientos de la planificación estatal dejando de lado los principios ideológicos que los soviéticos traían consigo.

Tratado de Sèvres, Creative Commons.

En 1920 Se publicó el Tratado de Sèvres, que no sólo confirmaba la partición del Imperio Otomano, sino que fragmentaba todo Anatolia. Con la guerra ya extendida al Sur, contra los franceses -la llamada Campaña de Cilicia- y contra el recién creado Estado Armenio -el Frente del Este-, a principios de 1921 la GNA promulgó una nueva constitución, monárquica, que proclamaba la soberanía nacional y sentaba las bases para declarar la firma del tratado de Sèvres por el sultán como anticonstitucional. El conflicto entre el sultán y la GNA ya era una guerra abierta, y los británicos habían armado al Ejército Califal para evitar que los nacionalistas alcanzaran el Bósforo. Sin embargo, con su posición negociadora reforzada por éxitos militares y diplomáticos, en noviembre de 1922 la TGNA abolió el sultanato y la Conferencia de Lausana reconoció la soberanía de la Asamblea, que ocupó el puesto del Imperio Otomano en la negociación.

En enero Ankara acordó con Grecia un enorme “intercambio de población” que implicaba expulsar al país vecino a entre uno y dos millones de griegos ortodoxos, acogiendo a medio millón de turcos. No sería la última limpieza étnica que practicaría el Estado turco en el contexto de sus turbulentas relaciones con Atenas. A comienzos de los años 50´ miles de griegos fueron expulsados de Estambul y a mediados de los 70´, del norte de Chipre. Además, comenzó una campaña de deportación cuyo objetivo era diseminar a la población circasiana por la Anatolia central y occidental y prevenir que se organizara en movimientos nacionalistas.

En julio del 1923 se firmó el Tratado de Lausana. Este había incorporado una cláusula considerada esencial por Mustafá Kemal para llevar a cabo su proyecto político. A la Amnistía contra enemigos internos que suele seguir a todos los tratados de paz, los representantes nacionalistas negociaron en Lausana que se les dejara excluir a 150 musulmanes a los que exiliar. Los 150 eran principalmente monárquicos, altos cargos del Imperio, los firmantes del tratado de Sèvres y los delegados que asistieron al Congreso Nacional Circasiano. El caso de los 150 permitió al gobierno amedrentar o exiliar a buena parte de la oposición al gobierno de Ankara. El 29 de octubre de 1923 se proclamó la República de Turquía. El tres de marzo del año siguiente, con vistas a eliminar a la amenaza política personificada en la figura del Califa, la institución fue abolida, y por lo tanto toda la dinastía otomana fue condenada al exilio. En enero de 1920 se aprobó la ley de Alta Traición, que mandaba a la horca a todo aquel que cuestionara la legitimidad de la asamblea. En abril de 1923 se enmendó la ley para incluir en el tipo penable a aquellos que rechazaran la abolición del sultanato.

Kazim Karabekir Pachá. Hurriyet.com

Eliminada la oposición al gobierno de Ankara, los conflictos intestinos de la TGNA empezaron a aflorar. Los nacionalistas no eran un grupo cohesionado y uniforme. Entre ellos había habido monárquicos, había islamistas y también antiguos partidarios del CUP, formación de la que provenían muchos de sus integrantes.

La TGNA se disolvió poco después de aprobar la enmienda antes mencionada y se convocaron elecciones. Ya entonces se habían perfilado dos bloques dentro de la asamblea, el Primer Grupo, los Kemalistas -aunque no todos anti-Sultán- y el Segundo Grupo, que querría haber hecho campaña a favor de la monarquía, aunque no todos eran monárquicos, pero les fue imposible debido a la enmienda a la Ley de Alta Traición. Esto, junto al pucherazo en amplias zonas rurales del país le dio el control de la llamada Segunda TGNA a Mustafá Kemal, y sólo tres candidatos independientes fueron elegidos al margen del RPP. Si entre el Primer y el Segundo Grupo existían diferencias de principio, los debates de la Segunda TGNA se darían sobre los métodos para aprobar las reformas. El núcleo de esta oposición, que exigía mayor consenso social y no la simple imposición de políticas a la población fue liderada por grandes personalidades de la Guerra de la Independencia -O Campaña Nacional, como también se la conoce en Turquía- como los mencionados Kazim Karabekir, Alí Fuat y Rauf Orbay, cuya popularidad solo era sobrepasada por Mustafá Kemal mismo. El 17 de noviembre de 1924 éstos formaron, con el permiso del propio Mustafá Kemal -líder del RPP Partido Republicano del Pueblo por sus siglas en inglés-, el PRP, el Partido Progresista Republicano.

El 13 de febrero de 1925 estalló una revuelta en el Este del país, la llamada Revuelta del Jeque Said. Aunque los participantes eran principalmente de etnia kurda, el elemento nacionalista fue más bien escaso y el levantamiento tuvo principalmente características religiosas. La revuelta causó gran alarma en Ankara, que temía un efecto contagio entre elementos contrarrevolucionarios, por lo que TGNA aprobó otra enmienda a la Ley de Alta Traición para prohibir el uso de la religión para hacer política. La revuelta fue finalmente reprimida en junio.

El 3 de marzo en medio de una gran tensión política un enviado del RPP le hizo saber a los líderes del PRP que debían cerrar el partido. Éstos se negaron. Al día siguiente la Asamblea aprobó la Trakrir-i Sükun, una ley que permitía al gobierno cerrar cualquier organización del país a voluntad durante dos años. Durante el verano y el otoño siguientes se establecieron tribunales ad hoc para juzgar a los responsables de la revuelta, y durante los mismos se cerraron decenas de periódicos, principalmente pertenecientes a la llamada “Prensa de Estambul”, acusando a sus responsables de “alentar a la rebelión”, y de paso una serie de periódicos comunistas e izquierdistas, acusados de querer “cambiar el régimen”. Muchos de los acusados fueron absueltos tras enviar una carta a Mustafá Kemal, por recomendación del tribunal, en actitud servil, exaltando su figura y rogándole disculpas.

Posteriormente se juzgó a algunos miembros del PRP por hacer propaganda política utilizando discursos religiosos y el Gobierno procedió, de facto, a cerrar el partido, aunque los representantes del PRP en la asamblea siguieron votando en bloque.

El hecho de que Mustafá Kemal utilizara de manera tan evidente el levantamiento del Jeque Said para atacar a la oposición ha generado toda clase de teorías. La más aceptada, sin embargo, es que el Gobierno exageró la magnitud del acontecimiento para purgar a la oposición.

En mayo del año siguiente se dio otro hecho extraño. Un día antes de la llegada a Esmirna de Mustafá Kemal, un individuo se entregó en una comisaría admitiendo que hacía parte de un complot para asesinar al presidente. De nuevo, el Gobierno aprovechó la ocasión para dirigir a los tribunales contra la oposición. Esta vez, sin embargo, el objetivo fueron los líderes del PRP y los altos cargos del CUP que quedaban libres en el país. Los exaltados héroes de la independencia se sentaron en el banquillo de los acusados para ser condenados al exilio en alguna localidad concreta, a la cárcel o a la horca. Algunos, como Alí Fuat, fueron absueltos y abandonaron la vida política. Otros, como Rauf Orbay, se exiliaron a Europa. Lo que salvó la vida a varios de ellos, sin embargo, fue su prestigio. El hijo adoptivo de Kazim Karabekir, militar de carrera, advirtió a los tribunales que si promulgaban sentencias de muerte contra los generales no sólo habría un levantamiento armado, sino que además los mismos integrantes del tribunal serían asesinados.

Tras los Juicios, Mustafá Kemal quedó como líder indiscutido del único partido legal de Turquía.

El último desafío a Ankara se produjo, de nuevo, en el Este. El Xoybûn, el primer partido político kurdo, organizó un levantamiento en las faldas del monte Ararat y comandado por el antiguo general otomano -e integrante del CUP- Ihsan Nuri Pasha en 1928. Los rebeldes fundaron la República del Ararat, que existió sólo dos años, pero que introdujo al Estado-nación de Turquía un conflicto que le acompañaría de entonces en adelante: el nacionalismo kurdo. La brutal represión de la revuelta, que incluyó traslados forzosos de poblaciones enteras, junto a la masacre de Dersim diez años después noquearon a los nacionalistas kurdos durante décadas, y la deportación de poblaciones enteras en base a su etnia se convirtió en una herramienta usada constantemente por el Estado turco a lo largo del s. XX.

Algunas cosas siguen igual. Creative Commons.

El sistema unipartidista se mantuvo vigente en Turquía hasta 1950, y a Mustafá Kemal se le apodó Atatürk, el padre de los turcos. El proyecto modernizador del nuevo régimen incluía un fuerte acercamiento, tanto cultural como político a Europa. Ello exigió abandonar algunas viejas reivindicaciones de distintos pensadores nacionalistas turcos, como la unión de los pueblos túrquicos -el turanismo– y a renunciar definitivamente a los territorios del Imperio Otomano, aunque durante mucho tiempo Ankara exigió la región de Mosul, en el Norte de Iraq. También por ello la religión y la tradición fueron nominalmente borrados de la vida política, generando una burbuja en la que se vestía corbata y se escribía, por imperativo legal, en alfabeto latino. Fuera de esa burbuja de los notables, estos cambios al principio se notaron poco. En 1927 el 90% de la población turca era analfabeta, y en 1965 un 50% de la misma lo seguía siendo. El grueso de los campesinos turcos, independientemente de su etnia o de su religión siguieron siendo tan incapaces de leer el alfabeto latino como de escribir en el árabe y viceversa.

Bibliografía

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Kasaba, E. R. Turkey. Volume 4. Turkey in the modern World. Cambridge University Press, 2008, Cambridge.

Köse, T. Alevi Opening and the Democraticzation Initiative in Turkey. SETA, nº3, 2010.

Meiselas, S. Kurdistan, In the Shadow of History. The University of Chicago Press. Impreso en España.

Özoglu, H. From Caliphate to Secular State. Praeger, Santa Bárbara, California, 2011.

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