Entrevista a Hugo Moldiz Mercado, quien fuera Ministro de Gobierno de Bolivia en 2015. Moldiz ha sido uno de los políticos del gobierno de Evo Morales asilados en la Embajada de México en La Paz durante el año de interinidad de Jeanine Áñez. Concede su primera entrevista para un medio español después de su salida de la Embajada en exclusiva para Descifrando la Guerra.
Entrevista realizada por Alejandro López Canorea.
[Pregunta]: Para las personas que no conocen su situación, vamos a poner un poco de contexto. Después del golpe de Estado de 2019 contra Evo Morales, el gobierno de Jeanine Áñez se instaló en el poder y comenzó una persecución contra líderes del MAS y personalidades cercanas a Morales. El presidente se marchó a México y después a Argentina. ¿Por qué fue usted a la Embajada de México?
[Respuesta]: Yo no voté el 20 de octubre en Bolivia porque estaba en Venezuela invitado por TeleSur para hacer análisis y comentar la jornada electoral. Salí de Caracas a La Habana el 22 de octubre a tres encuentros que tenía en ese país. Allí estuve hasta el día 5 y regresé el 6 a Bolivia a altas horas de la noche a pesar de que se me había advertido de que no regrese porque estaba a punto de caerse. Todos esos días fueron muy dramáticos. Creo que no se tenía conciencia clara de que el golpe venía y de que iba a haber una traición de las Fuerzas Armadas. Yo saqué un audio que fue ampliamente difundido el día 8, en el que señalaba que teníamos las horas contadas y que había una articulación entre policías, militares y civiles con la que las Fuerzas Armadas iban a rematar ese estado de convulsión social. Y así fue. Alguna gente del gobierno estaba sorprendida y me preguntaban si tenía alguna información. Yo les dije que la información casi todo el mundo la conocía en el gobierno y era un análisis de situación que hice. Esperaba estar equivocado. Pero sucedió así. Las Fuerzas Armadas le “sugirieron” al Presidente Evo renunciar. Está claro que la sugerencia de una división con la amenaza del uso de la fuerza no es precisamente una sugerencia, es una advertencia de que o renuncias o te sacamos de otra manera.
Yo había recibido varias llamadas anónimas amenazando contra mi vida, mi integridad física y la de mi familia. Cuando me entero de que el Presidente Evo va a renunciar, ya era muy tarde para salir hacia la frontera. No fue posible. Fue más posible para otra gente que era menos pública. Y entonces, desde México, compañeros me dijeron que tenía que irme a la Embajada de México. La amenaza contra mi vida y mi integridad física fue confirmada dos días después cuando surge el primer gabinete de la señora Jeanine Áñez y cuando el Ministro Murillo en su primera declaración dice casi textualmente “Voy a salir a cazar a Juan Ramón Quintana, Ministro de la Presidencia, a Raúl García Linera, hermano del Vicepresidente Álvaro García Linera, y a Hugo Moldiz”. Nos iba a cazar como animales. Ya no había otra que asilarse, con todo el dolor de no haber tenido nada preparado para entrar en la clandestinidad porque nos hubiera gustado quedarnos fuera de la Embajada, resistiendo junto a nuestro pueblo. Ya estar asilado fue una forma de resistencia sabiendo que no nos iban a dar el salvoconducto.
[P]: ¿Cuánto tiempo han estado usted y sus compañeros asilados en la Embajada?
[R]: Creo que llegaron a ser 360 días, faltó poco para cumplir el año.
[P]: ¿Argentina les ofreció asilo también?
[R]: Fue México, aunque algunos compañeros ingresaron en la Embajada de Argentina, como el ex Ministro Carlos Romero, que después salió pensando que no iba a pasar nada y lo detuvieron en la calle. Pero fue principalmente México. Llegó un momento en el que éramos 29 ó 30 personas en la Embajada. Y algunos fueron saliendo después de constatar que corrían peligro pero no había orden para detenerlos, hasta que nos quedamos 9. Dos salieron a principios de año: el compañero César Navarro, el ex Ministro de Minería, y Pedro Damián, que fue Viceministro de Desarrollo Rural. Y ya los 7 que tuvimos que esperar a las elecciones y sus resultados para salir. Yo salí el martes antes de la posesión de Lucho Arce y David Choquehuanca.
[P]: Usted ha sido acusado por malversación de fondos, conducta antieconómica, sedición, uso indebido de influencias y asociación delictiva en instigación del terrorismo. ¿Qué ha ocurrido con estas acusaciones?
[R]: Han sido 4 casos y un quinto que fue rechazado ante la Corte Penal Internacional. Todos esos casos se han caído. No había ninguna prueba. Me parece importante la pregunta porque México nos otorga nuestra condición de asilados el 14 de noviembre y los procesos empiezan a llegar cerca del 20-25. Por lo tanto, el Gobierno de facto, entre otras vulneraciones de la Constitución y del derecho internacional, también viola la tradición latinoamericana del asilo porque ellos tenían que haber emitido salvoconductos, ya que sobre ninguno de nosotros pesaba proceso alguno ni mucho menos mandamiento de aprehensión, cosas que van llegando después. Todas absolutamente forzadas hasta violando el proceso y que la justicia ha determinado que se vayan cerrando. La gente estaba un poco sorprendida de por qué los procesos se han cerrado antes de que Lucho Arce asuma la presidencia. Lo que la gente debería preguntarse es por qué se abrieron todos esos procesos ilegales, que no tenían ningún fundamento legal. No había ninguna materia penal para haber abierto ninguno de los procesos. ¿Por qué se caen antes? Cuando el régimen está en desbandada después de ganar la elección contundentemente el Movimiento Al Socialismo (MAS), la presión política y la extorsión que hizo Murillo de jueces y fiscales va desapareciendo y estos hombres del derecho van actuando con mayor libertad y objetividad. Evidentemente, no había materia para sostener ninguno de los procesos.
Voy a dar un ejemplo. En uno de los casos se habla de un contrato para repuestos de los aviones que combaten en la lucha antidroga. Y resulta que en el informe aparece que yo había firmado eso el 24 de diciembre de 2015. Pues bien, el 24 de diciembre de 2015 yo ya no era Ministro. Me trataron de involucrar en el caso de Montero y en el caso Armas de las Américas del año 2009. Y yo no era ni funcionario gubernamental en el año 2009. El caso de las Américas eran unas armas que se encontraron, supuestamente plantadas por el gobierno de Evo Morales para involucrar a un grupo de mercenarios croatas, que habían sido contratados para atentar contra Evo Morales. Decían que todo era una ficción y las armas eran de un regimiento, fueron plantadas, se sacaron fotografías y se llevaron nuevamente al cuartel. Yo no era funcionario en aquella etapa de gobierno, había pruebas de que estas armas pertenecían a un grupo de sicarios contratados y además yo no estaba en el país.
[P]: Durante su estancia en la Embajada de México, hubo un incidente diplomático con el gobierno interino que se saldó con la expulsión de la Embajadora de México en Bolivia y dos diplomáticos de España con sus escoltas. ¿Puede aclararnos qué ocurrió?
[R]: Había una amenaza y acecho permanente a la Embajada y, a veces, venían diplomáticos a visitarnos. Vino, por ejemplo, el representante de la Unión Europea. Ese día vinieron la encargada de negocios de España, acompañada por su seguridad, con la que siempre anda y que es parte del protocolo de seguridad de la Embajada española, todos acreditados en la Cancillería. Se tejió la fábula de que habían venido a liberarnos, se produjo el impasse con España, la expulsión de la Embajadora de México… Demasiada película por parte del régimen que trataba de encontrar cualquier pretexto para perseguir y reprimir a nuestro pueblo, para desarrollar una campaña de permanente hostigamiento a los que estábamos asilados en la Embajada de México y también a los propios funcionarios de la Embajada de México.
[P]: Usted fue el titular del Ministerio de Gobierno, que se encarga de las cuestiones de Interior. ¿Qué valoración hace del papel de las fuerzas policiales durante la instauración del gobierno interino? Hubo motines policiales en Sucre, Cochabamba o Chuquisaca; pero el comandante general en el cargo lo calificó como “acuartelamiento”.
[R]: Sí, lastimosamente la policía fue utilizada para desarrollar este motín policial. Luego se supo que el señor Camacho, de ultraderecha, que lideró el golpe y ahora también pretendía desconocer el contundente resultado electoral a favor del MAS, ya se había comprado los comandantes –tanto policiales como militares-. Como son estructuras en las que existe una disciplina, está claro que el amotinamiento policial fue una figura que escondía el objetivo golpista. La cosa funcionó más o menos así: “Ustedes generan convulsión social, nosotros nos amotinamos y después los militares le piden la renuncia a Evo Morales”. Si no había contundencia de la movilización social, no hubiese habido amotinamiento policial. Y sin ello, no hubiera habido el golpe típicamente militar que enfrentamos el 10 de noviembre. ¿De dónde viene el golpe? Viene de antes de las elecciones en cabildos en Santa Cruz, en La Paz, en Cochabamba, en Potosí… En esos cabildos se resuelve, como si tuvieran una bola de cristal, el desconocimiento del resultado electoral y desobediencia civil. Es decir, el golpe estaba cantado. Ellos no iban a aceptar que Evo Morales condujera el país durante un periodo más, había que frenar el proceso de cambio, había que derrocar a Evo Morales pensando que ellos iban a quedarse durante mucho tiempo. Les falló el cálculo porque lo que ha sucedido en Bolivia es atípico en la historia de los golpes: un país donde hay un golpe y cuyo partido termina regresando por la vía electoral y con una victoria más contundente de la que obtuvieron antes. Eso hay que estudiarlo con detenimiento en la historia de América Latina. Ellos gestionaron muy mal el golpe porque se plantearon dos tareas: convocatoria inmediata de elecciones y pacificar. Pues no convocaron inmediatamente a elecciones porque pensaban que iban a proscribir al MAS e iban a debilitarlo más de tal manera que ellos se quedaban con el control de todo. Y la pacificación nunca ocurrió: está Senkata, está Sacaba, persecuciones, represión, más de 1.000 compañeros perseguidos, más de 35 asesinatos en Sacaba y Senkata… Calcularon mal.
Lo que está claro es que en Bolivia no fue un golpe institucional de los nuevos tipos de golpe de Estado que se dieron en Brasil y antes contra [Fernando] Lugo en Paraguay. No. El golpe que se da en Bolivia es el modelo que se sigue de lo que se hace con Mel [Manuel] Zelaya en el año 2009. Es decir, son militares los que participan, secuestran a Mel Zelaya, le llevan a la Base de Soto Cano [Honduras] y de ahí hasta Costa Rica. Y en el caso boliviano son los militares los que terminan definiendo esa convulsión social a favor de los golpistas. Es decir, en Honduras y en Bolivia fueron golpes típicos de los que hemos conocido en los 60 y 70, a tal extremo que son los militares los que ponen la banda presidencial a Jeanine Áñez. Las 48 primeras horas del golpe es un golpe típicamente militar.
[P]: ¿Usted no cree que hubo fraude en los comicios de 2019?
[R]: No. Para nada. Evidentemente el MAS y Evo Morales llegaron sin la fortaleza que se tuvo en el pasado pero la diferencia fue de un poco más de 10 puntos entre el primero y el segundo, tal cual manda la Constitución. Yo he escrito un libro “Golpe de Estado en Bolivia. La soledad de Evo” porque evidentemente hay un proceso de desaceleración de la revolución boliviana desde el año 2010. Echarle la culpa solo al imperialismo y a la derecha es la mitad de una verdad. La otra verdad es que ningún gobierno es derrocado si no es derrocable. Han sido también factores internos que aprovecharon muy bien la reacción, la ultraderecha y Estados Unidos para hacer lo que hicieron en Bolivia.
[P]: Entonces entiendo que considera un error que Evo Morales aceptara la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) y se anunciara una repetición electoral.
[R]: Bueno, haber creído en la OEA, haber creído en las sonrisas de [Luis] Almagro, haber creído en el “hermano Almagro” cuando visitó Bolivia es un error estratégico que se cometió. Todos lo sabemos, no solo por esa larga tradición de la OEA, que fue puesta en evidencia por Raúl Roa, el “Canciller de la Dignidad” cubano cuando decía que la OEA era “el Ministerio de Colonias de Estados Unidos”. La OEA no participó en la pacificación de Centroamérica, tuvo que ser el Grupo Contadora, para pacificar Nicaragua, El Salvador, Guatemala… La OEA legitimó los golpes de Estado en la década de los 60 y 70 cuando no dijo absolutamente nada.
Estamos hablando de la relación dialéctica entre democracia y dictadura, que muchas veces son vistas como dos caras opuestas. Son las dos caras de una misma medalla. Cuando las clases dominantes en América Latina y Estados Unidos ven que la democracia les puede ser funcional a la reproducción de su poder, alientan las democracias: democracias tuteladas, democracias controladas, democracias viables. Y cuando estas ya no les son beneficiosas, cuando han rebasado sus cálculos, alientan golpes de Estado. Y no es que yo esté haciendo una lectura ortodoxa de Lenin, que ya nos había advertido de este tema, sino viendo la realidad concreta latinoamericana de los 60, de los 70 y del propio siglo XXI. A partir del triunfo de la revolución venezolana en 1998, cuando en 1999 asume Chávez y luego vienen otras victorias de la izquierda por vía electoral, las elecciones se convierten en un instrumento de organización, la democracia se convierte en un instrumento de autodeterminación de los pueblos –primero se convierten en mayoría social, luego mayoría política y luego mayoría electoral- y entonces ya no son democracias para el imperialismo ni para las clases dominantes. Son llamados regímenes competitivos autoritarios. Hay toda una teoría de los sociólogos y politólogos norteamericanos que lo que hacen es desconocer la participación del pueblo en las democracias. El golpe en Bolivia fue dado con el objetivo de posicionar –es una hipótesis- lo que yo llamo la “democracia-decepción”.
En Bolivia hubo un golpe, hubo una Presidenta que se autonombró sin seguir –a diferencia de Honduras- el camino que establecen el reglamento de la Asamblea Legislativa Plurinacional y la Constitución. Fue un golpe típico. El objetivo era construir una “democracia-decepción” ¿Y qué es? Cerrar todos los canales de participación política del pueblo en la conducción política del país. Y la manera de hacerlo es retomando algunos elementos de la estrategia de seguridad nacional de la década de los 60 y los 70, combinándolos con los nuevos tipos de golpe. Por eso creo que es un error conceptual que he visto en algunos compañeros de izquierda el hacer un corte entre los viejos y nuevos tipos de golpe, hablando de poder duro o suave. Los gringos no hacen eso. Si uno ve su estrategia para América Latina hoy de guerra total y permanente, se identifica cómo ellos recuperan elementos de la doctrina de seguridad nacional, cómo lo enriquecen con el concepto de la guerra de baja intensidad de Reagan, cómo lo enriquecen con el concepto de la democracia controlada de Reagan, cómo lo enriquecen con el concepto de gobernabilidad democrática de Bush y al que le incorporan hoy la nueva forma de desestabilización y golpe como son los juicios políticos.
[P]: El MAS ha logrado una victoria mayor en 2020 aun con sus líderes fuera del país o asilados, sin la figura de Morales en la candidatura y con diferencias estratégicas con los sectores sindicales. Por lo tanto ese apoyo mayor que en 2019, ¿de dónde cree que ha podido venir? ¿Podría ser un voto de rechazo a Jeanine Áñez y su gestión tanto de la pandemia como de la contestación social? ¿O cree que el MAS ha reconstruido sus apoyos perdidos?
[R]: Marx decía que la realidad concreta es el resultado de múltiples determinaciones, no de una sola. Primero, la dictadura dilapida en poco tiempo lo que había logrado con el golpe. Hay que admitir que cuando llega la elección, el MAS, de tener un 80-85% en el área rural, baja a cerca del 60-65% en 2019. De tener un porcentaje de votación no menor al 75% en la ciudad de El Alto –histórica en la derrota del neoliberalismo en 2003- baja a un promedio del 55%. Dilapida a esas capas urbanas que salieron con la bandera boliviana a festejar como si fuera el Campeonato Mundial de Fútbol cuando el golpe de Estado contra Evo Morales. Y dilapidan todo eso subestimando al movimiento popular y social, pero sobre todo cuando le dan el predominio absoluto al aparato de Estado a policías, Fuerzas Armadas y grupos paramilitares sobre los demás aparatos ideológicos del Estado. Es decir, no les interesaba hacer política, todo lo veían como una guerra. El señor Murillo era un adorador de la guerra; un adorador de la muerte. Persecución, represión y encima un mal manejo de la pandemia caracterizado por una corrupción donde robaron absolutamente todo en el Estado.
Por otro lado, esta represión produce una recomposición de los movimientos sociales, logrando recuperar su capacidad de autodeterminación frente al Estado, que habían perdido en parte en estos 14 años. Recuperan su capacidad de liderazgo y logran un ensayo general. En Bolivia no ganan Lucho Arce y David Choquehuanca porque hubiera una excelente estrategia de marketing electoral, eso puede funcionar en otros países del mundo. En Bolivia, en agosto, en el bloqueo nacional de caminos se definió el resultado electoral. Si ese bloqueo nacional de caminos terminaba en derrota, la derrota habría sido también electoral.
[P]: Pero el MAS mantuvo tensiones con la Central Obrera Boliviana (COB), sobre todo en El Alto, porque se trataba de desbloquear las carreteras, entre otras infraestructuras, y había protestas lideradas por sindicalistas porque no les parecía bien la gestión que el MAS podía estar haciendo con respecto al gobierno interino. ¿Cree que esto pudo haber afectado al movimiento obrero?
[R]: No. Había contradicciones sobre si se pedía la renuncia de Áñez o no. Primó la sabiduría como en el año 2003. En 2003 renuncia [el Presidente] Sánchez de Losada y el movimiento social podría haber tomado todo el gobierno por la fuerza pero prefiere dejar a Carlos Mesa, que era Vicepresidente, como Presidente para preservar la institucionalidad. El movimiento social le perdonó la vida a la señora Áñez en agosto. El señor Murillo pensaba que se había derrotado el bloqueo. Todo lo contrario. Ellos le perdonan la vida a Áñez porque, ¿qué hubiera pasado si Áñez renunciaba? Primero, siguiendo la línea constitucional, hubiera tenido que ser Presidenta Eva Copa. Entonces habríamos tenido al MAS manejando el gobierno transitorio y al MAS en campaña, en el mejor de los casos. En un escenario más adverso, se postergaría la elección por lo menos 6 meses más con ese desgaste de ese partido en el gobierno transitorio y partido en campaña. Ahí el movimiento social había salido para presionar para que las elecciones fueran el 6 de septiembre. Que se podrían haber hecho sin ningún problema porque a finales de agosto, la dictadora Áñez levantó las medidas de cuarentena, así que el 6 se podría haber votado tranquilamente. El movimiento social acepta que sean el 18 de octubre, pero con la aprobación de una ley que terminaba de garantizar que las elecciones no se postergaran una vez más, que es lo que quería el régimen. Ellos querían elecciones en el año 2021. Es la victoria política y social la antesala de la victoria electoral, es el ensayo general –como diría Lenin-. En agosto es el ensayo general y en octubre es la consolidación de ese ensayo general.
[P]: Bueno, además de los sectores obreros de los que hemos hablado, también uno de los más importantes para el MAS es el de los grupos indígenas. Pero en el último periodo de Evo Morales se vio resentido este apoyo entre varias protestas. Por un lado, el líder indígena Marco Pumari se desligó y se apoyó en la ultraderecha de Camacho, acercando a los sectores cívicos de Potosí con los de Santa Cruz. Por otro lado, los proyectos extractivos de gas, litio y hierro apuntalaban cierto apoyo obrero pero chocaron con los intereses indígenas en Oruro, Potosí –sobre todo Uyuni- y la Amazonía boliviana. ¿Por qué los indígenas han vuelto a votar al MAS?
[R]: El MAS nunca dejó de ser mayoría en el movimiento indígena. Primero, Pumari no es indígena. Hubo un problema con un sector de los indígenas en el TIPNIS, un Parque Natural, con la intención de construir una carretera. Pero incluso en ese sector se hizo una consulta en la que la mayor parte de las comunidades dieron su visto bueno para construir la carretera. Un grupo minoritario de indígenas, monitoreados por Rafael Quispe, quien llegó a ser autoridad con el gobierno de la dictadura, y varias ONG con financiamiento norteamericano, construyeron la idea del indio salvaje y el indio bueno. El indio salvaje es el que les quita el poder. A esos hay que darles duro –los aymaras, los quechuas, los sirionós, los mojeños, los chimanes-, a los que estaban junto a Evo Morales. Y había que apoyar al “buen salvaje” de Rousseau recibiéndolo en las ciudades, con una agenda de desestabilización detrás.
El MAS llegó a ser afectado por una disminución del apoyo electoral pero, a pesar de eso, mayoritariamente el indígena y el campesino estaban con Evo. En cambio en esta última elección, el promedio de voto en el área rural fue del 85-90% y la votación en El Alto vuelve a subir del 55% a más del 75%, lo que explica la contundente victoria. No solamente son algunos sectores urbanos que prefieren la estabilidad que les daba Evo Morales, aunque ellos no quieran al MAS y no sean de izquierdas pero prefieran volver a ese periodo de estabilidad económica, pero sobre todo ha sido la recuperación de la votación popular, indígena y campesina la que explica la victoria de octubre.
[P]: ¿Cree usted que fue un error que el Presidente Morales se presentara a un tercer mandato? Aunque el Tribunal Constitucional lo permitiera, la población había votado en contra en un referéndum.
[R]: Sí, pero el error no es haberse presentado. El error es haber convocado un referéndum cuando todos sabíamos que no se estaba tan bien como en el pasado. Es decir, si Evo Morales reconstituye el protagonismo del movimiento social antes del referéndum de 2016, ese referéndum no se perdía. Ese referéndum se habría ganado y Evo Morales habría tenido la más grande legitimidad para ser candidato en 2019. Lo que sucede es que además de haber convocado el referéndum sin haber tenido condiciones favorables, luego constitucionalmente hay antecedentes –como ha dicho el propio Almagro- en 4 países donde las salas de lo Constitucional terminan habilitando mandatos. La candidatura de Evo no era ilegal en 2019 pero sí tenía un problema: había perdido legitimidad. Porque si el referéndum le había ganado para que no fuera candidato, está claro que era mejor no ser candidato. Es decir, estaba legalmente habilitado pero su legitimidad estaba un poco mellada.
[P]: Por último, ¿qué espera del gobierno de Luis Arce en relación con las fuerzas de seguridad? Ya que esta fue su competencia en el Gobierno de Evo Morales y tuvieron un fuerte peso en los sucesos de 2019 y 2020.
[R]: Yo personalmente pienso que “revolución” es “cambiar estructuras” y en Bolivia se han cambiado muchas cosas, pero no se han cambiado ni policía ni Fuerzas Armadas. La palabra “cambio” siempre asusta a todos, pero la palabra “cambio” también puede ser un gran motor y un gran impulso. No hay revolución si no se hace junto al pueblo. En este caso creo que tiene que haber un proceso de transformación de la policía y las Fuerzas Armadas hecha con ellos mismos. La mayoría de los policías son gente del pueblo, no es una casta como sucede en Chile. Por lo tanto, la primera batalla, creo yo, es que militares y policías se den cuenta de que se necesita una reforma de sus instituciones para ponerlas en función de los tiempos del siglo XXI pero sobre todo para ponerlas en función, no del MAS sino de la segunda revolución más profunda de nuestra historia. La primera fue en el 52 y la segunda es esta.
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